
Una película de animación en la que el protagonista es un inventor llamado Flint Lockwood. A pesar de que el joven aprendiz vive rodeado de extraños aparatos y artefactos, se siente frustrado por los numerosos fracasos de sus inventos. Lo único que le mantiene con optimismo es alcanzar su tan ansiado sueño: un invento que permita mejorar la vida y hacer felices a todos los habitantes de la ciudad.
Flint consigue fabricar una milagrosa máquina que convierte agua en comida, un invento que podría conseguir frenar el hambre en el mundo. Cuando al fin termina su ambicioso proyecto ocurre algo alucinante: ¡La comida comienza a caer del cielo!
Los ciudadanos se vuelven cada vez más ambiciosos y sus peticiones se incrementan. La máquina se descontrola y comienza a arrojar toneladas de comida, provocando una gran catástrofe en la ciudad. El protagonista deberá arreglar la máquina para que todo vuelva a la normalidad.
Dirigida por Phil Lord y Chris Miller, Lluvia de albóndigas es la adaptación del libro homónimo de la escritora de libros infantiles, Judi Barrett.

Una película de animación en la que el protagonista es un inventor llamado Flint Lockwood. A pesar de que el joven aprendiz vive rodeado de extraños aparatos y artefactos, se siente frustrado por los numerosos fracasos de sus inventos. Lo único que le mantiene con optimismo es alcanzar su tan ansiado sueño: un invento que permita mejorar la vida y hacer felices a todos los habitantes de la ciudad.
Flint consigue fabricar una milagrosa máquina que convierte agua en comida, un invento que podría conseguir frenar el hambre en el mundo. Cuando al fin termina su ambicioso proyecto ocurre algo alucinante: ¡La comida comienza a caer del cielo!
Los ciudadanos se vuelven cada vez más ambiciosos y sus peticiones se incrementan. La máquina se descontrola y comienza a arrojar toneladas de comida, provocando una gran catástrofe en la ciudad. El protagonista deberá arreglar la máquina para que todo vuelva a la normalidad.
Dirigida por Phil Lord y Chris Miller, Lluvia de albóndigas es la adaptación del libro homónimo de la escritora de libros infantiles, Judi Barrett.

Una película de animación en la que el protagonista es un inventor llamado Flint Lockwood. A pesar de que el joven aprendiz vive rodeado de extraños aparatos y artefactos, se siente frustrado por los numerosos fracasos de sus inventos. Lo único que le mantiene con optimismo es alcanzar su tan ansiado sueño: un invento que permita mejorar la vida y hacer felices a todos los habitantes de la ciudad.
Flint consigue fabricar una milagrosa máquina que convierte agua en comida, un invento que podría conseguir frenar el hambre en el mundo. Cuando al fin termina su ambicioso proyecto ocurre algo alucinante: ¡La comida comienza a caer del cielo!
Los ciudadanos se vuelven cada vez más ambiciosos y sus peticiones se incrementan. La máquina se descontrola y comienza a arrojar toneladas de comida, provocando una gran catástrofe en la ciudad. El protagonista deberá arreglar la máquina para que todo vuelva a la normalidad.
Dirigida por Phil Lord y Chris Miller, Lluvia de albóndigas es la adaptación del libro homónimo de la escritora de libros infantiles, Judi Barrett.

Una película de animación en la que el protagonista es un inventor llamado Flint Lockwood. A pesar de que el joven aprendiz vive rodeado de extraños aparatos y artefactos, se siente frustrado por los numerosos fracasos de sus inventos. Lo único que le mantiene con optimismo es alcanzar su tan ansiado sueño: un invento que permita mejorar la vida y hacer felices a todos los habitantes de la ciudad.
Flint consigue fabricar una milagrosa máquina que convierte agua en comida, un invento que podría conseguir frenar el hambre en el mundo. Cuando al fin termina su ambicioso proyecto ocurre algo alucinante: ¡La comida comienza a caer del cielo!
Los ciudadanos se vuelven cada vez más ambiciosos y sus peticiones se incrementan. La máquina se descontrola y comienza a arrojar toneladas de comida, provocando una gran catástrofe en la ciudad. El protagonista deberá arreglar la máquina para que todo vuelva a la normalidad.
Dirigida por Phil Lord y Chris Miller, Lluvia de albóndigas es la adaptación del libro homónimo de la escritora de libros infantiles, Judi Barrett.
LA HISTORIA DE MOISÉS
Moisés nació durante una etapa terrible para su pueblo, Israel. Habían vivido en Egipto durante cientos de años, se habían establecido allí cuando su antepasado, José, era el gobernador de Egipto bajo el mando de otro faraón.
En marcado contraste con el estilo de vida privilegiado que habían disfrutado durante la época de José, los israelitas ahora eran esclavos y sufrían bajo sus amos egipcios. Todavía peor, el faraón había ordenado la matanza de todos los niños israelitas, porque estaba preocupado por el rápido crecimiento de la población hebrea.
La familia de Moisés estaba decidida a salvarlo de la muerte. Durante un tiempo, simplemente lo escondieron, pero pronto quedó claro que necesitaban una solución deferente.
UN BEBÉ EN UNA CESTA
Jocabed, la madre de Moisés, tramó un plan audaz para salvar a su bebé. Ella lo colocó en una canasta tejida que flotaba. Ella escondió cuidadosamente la canasta entre las cañas del río Nilo y le pidió a Miriam, la hermana mayor de Moisés, que la vigilara a escondidas.
Míriam se horrorizó cuando la hija del faraón, que había venido a bañarse en el río, vislumbró la canasta. La princesa envió a su esclavo a recoger la canasta en la que encontró a un bebé hebreo. Movida en compasión, ella decidió salvar al niño.
Actuando con rapidez, Míriam se acercó y le preguntó a la princesa si le gustaría que una mujer hebrea cuidara al bebé. Acordaron en el plan y, rápidamente, Míriam trajo a su madre para conocer a la hija del faraón. Llegaron a un acuerdo que permitió a Jocabed amamantar a Moisés, ¡y hasta recibir un pago por ello!
CRIANZA MEZCLADA
Y así fue que su propia madre, una israelita, amamantó a Moisés. Cuando creció, su madre lo trajo a la hija de Faraón, y Moisés se convirtió en su hijo adoptivo. Fue en este momento que la hija del faraón le dio al niño su nombre: Moisés, que significa: «de las aguas lo saqué.”
Debido a este cambio dramático, el hijo de un esclavo israelita fue criado como un príncipe de Egipto. A pesar de su estatus elevado y su estilo de vida lujoso, Moisés demostraría que recordaba sus raíces y aún simpatizaba con sus compañeros israelitas esclavos.
ASESINATO Y HUIDA
Habían pasado varios años y Moisés era ahora un hombre adulto. Un día, vio a un egipcio golpeando sin piedad a un esclavo hebreo. Enfurecido por este acto de injusticia y crueldad, Moisés tomó el asunto en sus propias manos. Cuando pensó que nadie lo estaba mirando, mató al egipcio y enterró el cuerpo en la arena para ocultar la evidencia.
Al día siguiente, Moisés estaba caminando por ahí cuando vio a dos esclavos hebreos peleando entre sí. Cuando trató interrumpir la pelea, uno de ellos lo miró y le preguntó si planeaba matarlo como había matado al egipcio. Inmediatamente, Moisés supo que sus acciones precipitadas del día anterior habían sido descubiertas, y temió por su vida.
No mucho tiempo después, el faraón comenzó a buscar una oportunidad para vengarse de Moisés por el asesinato del egipcio. Moisés huyó al desierto y vivió como un fugitivo de la justicia.
ZARZA ARDIENTE
La vida en el desierto era completamente diferente a la vida lujosa que Moisés había disfrutado como un miembro de la familia real egipcia. Finalmente llegó a la tierra de Madián, donde descansó junto a un pozo.
Después de un tiempo, siete hijas de un príncipe y sacerdote de Madián llegaron al pozo para sacar agua para los rebaños de su padre. Todo andaba bien hasta que aparecieron algunos pastores de la zona y echaron a las mujeres.
Moisés las defendió, echó a los pastores y luego sacó agua para que bebieran los rebaños de las mujeres. Cuando las noticias de su actitud heroica llegaron a oídos su padre, éste invitó a Moisés a comer con ellos. Con el tiempo, le dio a una de sus hijas, Séfora, en matrimonio.
Moisés cambió su vida por completo, viviendo como pastor y formando una familia con Séfora, y así vivió satisfecho durante muchos años. Un día, mientras cuidaba a sus ovejas, notó un misterioso arbusto que ardía. Dios habló a través de la zarza y le ordenó a Moisés que renunciara a su vida tranquila en el desierto, que regresara a Egipto a liberar a los israelitas de la esclavitud.
REGRESO A EGIPTO
Moisés se sentía muy reacio a asumir esta nueva responsabilidad. Tenía miedo y también estaba preocupado por su habilidad para hablar con el faraón. Dios le dijo a Moisés que podía llevar a su hermano Aarón para que él hablase. Así que Moisés regresó a Egipto con su esposa e hijos.
Aarón se sumó a ellos por el camino y ambos se reunieron con los líderes israelitas en Egipto, ganando su apoyo. Pero los hermanos no tuvieron tanta suerte cuando se presentaron ante Faraón, diciendo que Dios quería que los israelitas fueran liberados. Faraón se negó rotundamente, diciendo que no conocía ni obedecería a su Dios, ni dejaría ir a su pueblo.
Como represalias por esta audaz petición, el faraón instruyó a sus capataces que dejaran de proveer a los israelitas paja para hacer los ladrillos. Ellos se vieron obligados a recoger la paja por sí mismos, pero debían producir la misma cantidad de ladrillos que antes. Incapaces de mantenerse al día con esta exigencia, los israelitas se volvieron contra Moisés y Aarón, culpándolos por la carga adicional.
LAS PLAGAS Y EL ÉXODO
Moisés y Aarón no se dieron por vencidos. Se presentaron de nuevo ante faraón, esta vez con una señal milagrosa: Moisés arrojó su vara al suelo y ésta se convirtió en una serpiente. Los magos del faraón lograron replicar la misma hazaña; sin embargo, la serpiente de Moisés se tragó a las demás serpientes. A pesar de esto, el faraón todavía se negaba a cambiar de opinión.
Se produjo una sucesión de plagas devastadoras mientras que Moisés imploraba al faraón que dejara a su pueblo salir de Egipto. El río Nilo se convirtió en sangre; montones de ranas, mosquitos y moscas descendieron sobre la tierra; el ganado de los egipcios murió; los egipcios fueron infligidos con llagas y abatidos por el granizo; una manga de langostas diezmó los cultivos y la tierra quedó envuelta en la oscuridad. El faraón se negó obstinadamente a permitir que los israelitas se fueran hasta la última plaga, la muerte de los primogénitos de todas las familias que no habían pintado el dintel de la puerta con la sangre de un cordero sacrificado.
Después de que su propio primogénito muriera, el faraón finalmente cedió. El instó a Moisés y a su pueblo a que se fueran, y los egipcios le dieron a los israelitas muchísimos regalos cuando partían.
Poco después de que los israelitas salieran de Egipto, el faraón se arrepintió. Él reunió a sus soldados para capturar a los israelitas mientras que ellos acampaban junto al Mar Rojo. Moisés levantó su vara sobre el mar y Dios separó las aguas, permitiendo que los israelitas cruzaran. Cuando el ejercito egipcio los persiguió, fueron destruidos cuando las paredes de agua se desmoronaron sobre ellos, ahogando a los soldados egipcios en masa. Los israelitas habían sido realmente liberados.
LÍDER DEL DESIERTO
Como líder, Moisés se enfrentó a muchas pruebas en el desierto. Los israelitas podrían ser ingobernables y desagradecidos. Ellos se quejaban mucho pese a que Dios demostró una y otra vez que proveería a sus necesidades.
Los israelitas necesitaban instrucciones claras y efectivas. Después de una victoria militar sobre los amalecitas, ellos acamparon en la base del Monte Sinaí, donde Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos, escritos con su propio dedo sobre dos tablas de piedra.
Mientras Moisés estaba lejos, en cima de la montaña, los israelitas hicieron una estatua de un becerro de oro para adorarla. Cuando regresó al campamento y vio la conducta idólatra de los israelitas, Moisés enfureció y arrojó las tablas de piedra con los Diez Mandamientos al suelo.
Moisés subió la montaña una vez más para suplicarle a Dios que perdonara a los israelitas. Siguiendo las instrucciones de Dios, Moisés talló dos tablas para reemplazar las rotas. Moisés permaneció en la montaña ayunando, orando y conversando con Dios durante cuarenta días. Cuando Moisés finalmente regresó por la ladera de la montaña, la gente se aterró porque su rostro resplandecía con la luz de la gloria de Dios.
Moisés fue un gran líder que murió mientras guiaba al pueblo a la tierra prometida, Canaán. Aún hoy, los judíos le dan a este héroe bíblico el título de Legislador de Israel.
LA HISTORIA DE MOISÉS
Moisés nació durante una etapa terrible para su pueblo, Israel. Habían vivido en Egipto durante cientos de años, se habían establecido allí cuando su antepasado, José, era el gobernador de Egipto bajo el mando de otro faraón.
En marcado contraste con el estilo de vida privilegiado que habían disfrutado durante la época de José, los israelitas ahora eran esclavos y sufrían bajo sus amos egipcios. Todavía peor, el faraón había ordenado la matanza de todos los niños israelitas, porque estaba preocupado por el rápido crecimiento de la población hebrea.
La familia de Moisés estaba decidida a salvarlo de la muerte. Durante un tiempo, simplemente lo escondieron, pero pronto quedó claro que necesitaban una solución deferente.
UN BEBÉ EN UNA CESTA
Jocabed, la madre de Moisés, tramó un plan audaz para salvar a su bebé. Ella lo colocó en una canasta tejida que flotaba. Ella escondió cuidadosamente la canasta entre las cañas del río Nilo y le pidió a Miriam, la hermana mayor de Moisés, que la vigilara a escondidas.
Míriam se horrorizó cuando la hija del faraón, que había venido a bañarse en el río, vislumbró la canasta. La princesa envió a su esclavo a recoger la canasta en la que encontró a un bebé hebreo. Movida en compasión, ella decidió salvar al niño.
Actuando con rapidez, Míriam se acercó y le preguntó a la princesa si le gustaría que una mujer hebrea cuidara al bebé. Acordaron en el plan y, rápidamente, Míriam trajo a su madre para conocer a la hija del faraón. Llegaron a un acuerdo que permitió a Jocabed amamantar a Moisés, ¡y hasta recibir un pago por ello!
CRIANZA MEZCLADA
Y así fue que su propia madre, una israelita, amamantó a Moisés. Cuando creció, su madre lo trajo a la hija de Faraón, y Moisés se convirtió en su hijo adoptivo. Fue en este momento que la hija del faraón le dio al niño su nombre: Moisés, que significa: «de las aguas lo saqué.”
Debido a este cambio dramático, el hijo de un esclavo israelita fue criado como un príncipe de Egipto. A pesar de su estatus elevado y su estilo de vida lujoso, Moisés demostraría que recordaba sus raíces y aún simpatizaba con sus compañeros israelitas esclavos.
ASESINATO Y HUIDA
Habían pasado varios años y Moisés era ahora un hombre adulto. Un día, vio a un egipcio golpeando sin piedad a un esclavo hebreo. Enfurecido por este acto de injusticia y crueldad, Moisés tomó el asunto en sus propias manos. Cuando pensó que nadie lo estaba mirando, mató al egipcio y enterró el cuerpo en la arena para ocultar la evidencia.
Al día siguiente, Moisés estaba caminando por ahí cuando vio a dos esclavos hebreos peleando entre sí. Cuando trató interrumpir la pelea, uno de ellos lo miró y le preguntó si planeaba matarlo como había matado al egipcio. Inmediatamente, Moisés supo que sus acciones precipitadas del día anterior habían sido descubiertas, y temió por su vida.
No mucho tiempo después, el faraón comenzó a buscar una oportunidad para vengarse de Moisés por el asesinato del egipcio. Moisés huyó al desierto y vivió como un fugitivo de la justicia.
ZARZA ARDIENTE
La vida en el desierto era completamente diferente a la vida lujosa que Moisés había disfrutado como un miembro de la familia real egipcia. Finalmente llegó a la tierra de Madián, donde descansó junto a un pozo.
Después de un tiempo, siete hijas de un príncipe y sacerdote de Madián llegaron al pozo para sacar agua para los rebaños de su padre. Todo andaba bien hasta que aparecieron algunos pastores de la zona y echaron a las mujeres.
Moisés las defendió, echó a los pastores y luego sacó agua para que bebieran los rebaños de las mujeres. Cuando las noticias de su actitud heroica llegaron a oídos su padre, éste invitó a Moisés a comer con ellos. Con el tiempo, le dio a una de sus hijas, Séfora, en matrimonio.
Moisés cambió su vida por completo, viviendo como pastor y formando una familia con Séfora, y así vivió satisfecho durante muchos años. Un día, mientras cuidaba a sus ovejas, notó un misterioso arbusto que ardía. Dios habló a través de la zarza y le ordenó a Moisés que renunciara a su vida tranquila en el desierto, que regresara a Egipto a liberar a los israelitas de la esclavitud.
REGRESO A EGIPTO
Moisés se sentía muy reacio a asumir esta nueva responsabilidad. Tenía miedo y también estaba preocupado por su habilidad para hablar con el faraón. Dios le dijo a Moisés que podía llevar a su hermano Aarón para que él hablase. Así que Moisés regresó a Egipto con su esposa e hijos.
Aarón se sumó a ellos por el camino y ambos se reunieron con los líderes israelitas en Egipto, ganando su apoyo. Pero los hermanos no tuvieron tanta suerte cuando se presentaron ante Faraón, diciendo que Dios quería que los israelitas fueran liberados. Faraón se negó rotundamente, diciendo que no conocía ni obedecería a su Dios, ni dejaría ir a su pueblo.
Como represalias por esta audaz petición, el faraón instruyó a sus capataces que dejaran de proveer a los israelitas paja para hacer los ladrillos. Ellos se vieron obligados a recoger la paja por sí mismos, pero debían producir la misma cantidad de ladrillos que antes. Incapaces de mantenerse al día con esta exigencia, los israelitas se volvieron contra Moisés y Aarón, culpándolos por la carga adicional.
LAS PLAGAS Y EL ÉXODO
Moisés y Aarón no se dieron por vencidos. Se presentaron de nuevo ante faraón, esta vez con una señal milagrosa: Moisés arrojó su vara al suelo y ésta se convirtió en una serpiente. Los magos del faraón lograron replicar la misma hazaña; sin embargo, la serpiente de Moisés se tragó a las demás serpientes. A pesar de esto, el faraón todavía se negaba a cambiar de opinión.
Se produjo una sucesión de plagas devastadoras mientras que Moisés imploraba al faraón que dejara a su pueblo salir de Egipto. El río Nilo se convirtió en sangre; montones de ranas, mosquitos y moscas descendieron sobre la tierra; el ganado de los egipcios murió; los egipcios fueron infligidos con llagas y abatidos por el granizo; una manga de langostas diezmó los cultivos y la tierra quedó envuelta en la oscuridad. El faraón se negó obstinadamente a permitir que los israelitas se fueran hasta la última plaga, la muerte de los primogénitos de todas las familias que no habían pintado el dintel de la puerta con la sangre de un cordero sacrificado.
Después de que su propio primogénito muriera, el faraón finalmente cedió. El instó a Moisés y a su pueblo a que se fueran, y los egipcios le dieron a los israelitas muchísimos regalos cuando partían.
Poco después de que los israelitas salieran de Egipto, el faraón se arrepintió. Él reunió a sus soldados para capturar a los israelitas mientras que ellos acampaban junto al Mar Rojo. Moisés levantó su vara sobre el mar y Dios separó las aguas, permitiendo que los israelitas cruzaran. Cuando el ejercito egipcio los persiguió, fueron destruidos cuando las paredes de agua se desmoronaron sobre ellos, ahogando a los soldados egipcios en masa. Los israelitas habían sido realmente liberados.
LÍDER DEL DESIERTO
Como líder, Moisés se enfrentó a muchas pruebas en el desierto. Los israelitas podrían ser ingobernables y desagradecidos. Ellos se quejaban mucho pese a que Dios demostró una y otra vez que proveería a sus necesidades.
Los israelitas necesitaban instrucciones claras y efectivas. Después de una victoria militar sobre los amalecitas, ellos acamparon en la base del Monte Sinaí, donde Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos, escritos con su propio dedo sobre dos tablas de piedra.
Mientras Moisés estaba lejos, en cima de la montaña, los israelitas hicieron una estatua de un becerro de oro para adorarla. Cuando regresó al campamento y vio la conducta idólatra de los israelitas, Moisés enfureció y arrojó las tablas de piedra con los Diez Mandamientos al suelo.
Moisés subió la montaña una vez más para suplicarle a Dios que perdonara a los israelitas. Siguiendo las instrucciones de Dios, Moisés talló dos tablas para reemplazar las rotas. Moisés permaneció en la montaña ayunando, orando y conversando con Dios durante cuarenta días. Cuando Moisés finalmente regresó por la ladera de la montaña, la gente se aterró porque su rostro resplandecía con la luz de la gloria de Dios.
Moisés fue un gran líder que murió mientras guiaba al pueblo a la tierra prometida, Canaán. Aún hoy, los judíos le dan a este héroe bíblico el título de Legislador de Israel.
LA HISTORIA DE MOISÉS
Moisés nació durante una etapa terrible para su pueblo, Israel. Habían vivido en Egipto durante cientos de años, se habían establecido allí cuando su antepasado, José, era el gobernador de Egipto bajo el mando de otro faraón.
En marcado contraste con el estilo de vida privilegiado que habían disfrutado durante la época de José, los israelitas ahora eran esclavos y sufrían bajo sus amos egipcios. Todavía peor, el faraón había ordenado la matanza de todos los niños israelitas, porque estaba preocupado por el rápido crecimiento de la población hebrea.
La familia de Moisés estaba decidida a salvarlo de la muerte. Durante un tiempo, simplemente lo escondieron, pero pronto quedó claro que necesitaban una solución deferente.
UN BEBÉ EN UNA CESTA
Jocabed, la madre de Moisés, tramó un plan audaz para salvar a su bebé. Ella lo colocó en una canasta tejida que flotaba. Ella escondió cuidadosamente la canasta entre las cañas del río Nilo y le pidió a Miriam, la hermana mayor de Moisés, que la vigilara a escondidas.
Míriam se horrorizó cuando la hija del faraón, que había venido a bañarse en el río, vislumbró la canasta. La princesa envió a su esclavo a recoger la canasta en la que encontró a un bebé hebreo. Movida en compasión, ella decidió salvar al niño.
Actuando con rapidez, Míriam se acercó y le preguntó a la princesa si le gustaría que una mujer hebrea cuidara al bebé. Acordaron en el plan y, rápidamente, Míriam trajo a su madre para conocer a la hija del faraón. Llegaron a un acuerdo que permitió a Jocabed amamantar a Moisés, ¡y hasta recibir un pago por ello!
CRIANZA MEZCLADA
Y así fue que su propia madre, una israelita, amamantó a Moisés. Cuando creció, su madre lo trajo a la hija de Faraón, y Moisés se convirtió en su hijo adoptivo. Fue en este momento que la hija del faraón le dio al niño su nombre: Moisés, que significa: «de las aguas lo saqué.”
Debido a este cambio dramático, el hijo de un esclavo israelita fue criado como un príncipe de Egipto. A pesar de su estatus elevado y su estilo de vida lujoso, Moisés demostraría que recordaba sus raíces y aún simpatizaba con sus compañeros israelitas esclavos.
ASESINATO Y HUIDA
Habían pasado varios años y Moisés era ahora un hombre adulto. Un día, vio a un egipcio golpeando sin piedad a un esclavo hebreo. Enfurecido por este acto de injusticia y crueldad, Moisés tomó el asunto en sus propias manos. Cuando pensó que nadie lo estaba mirando, mató al egipcio y enterró el cuerpo en la arena para ocultar la evidencia.
Al día siguiente, Moisés estaba caminando por ahí cuando vio a dos esclavos hebreos peleando entre sí. Cuando trató interrumpir la pelea, uno de ellos lo miró y le preguntó si planeaba matarlo como había matado al egipcio. Inmediatamente, Moisés supo que sus acciones precipitadas del día anterior habían sido descubiertas, y temió por su vida.
No mucho tiempo después, el faraón comenzó a buscar una oportunidad para vengarse de Moisés por el asesinato del egipcio. Moisés huyó al desierto y vivió como un fugitivo de la justicia.
ZARZA ARDIENTE
La vida en el desierto era completamente diferente a la vida lujosa que Moisés había disfrutado como un miembro de la familia real egipcia. Finalmente llegó a la tierra de Madián, donde descansó junto a un pozo.
Después de un tiempo, siete hijas de un príncipe y sacerdote de Madián llegaron al pozo para sacar agua para los rebaños de su padre. Todo andaba bien hasta que aparecieron algunos pastores de la zona y echaron a las mujeres.
Moisés las defendió, echó a los pastores y luego sacó agua para que bebieran los rebaños de las mujeres. Cuando las noticias de su actitud heroica llegaron a oídos su padre, éste invitó a Moisés a comer con ellos. Con el tiempo, le dio a una de sus hijas, Séfora, en matrimonio.
Moisés cambió su vida por completo, viviendo como pastor y formando una familia con Séfora, y así vivió satisfecho durante muchos años. Un día, mientras cuidaba a sus ovejas, notó un misterioso arbusto que ardía. Dios habló a través de la zarza y le ordenó a Moisés que renunciara a su vida tranquila en el desierto, que regresara a Egipto a liberar a los israelitas de la esclavitud.
REGRESO A EGIPTO
Moisés se sentía muy reacio a asumir esta nueva responsabilidad. Tenía miedo y también estaba preocupado por su habilidad para hablar con el faraón. Dios le dijo a Moisés que podía llevar a su hermano Aarón para que él hablase. Así que Moisés regresó a Egipto con su esposa e hijos.
Aarón se sumó a ellos por el camino y ambos se reunieron con los líderes israelitas en Egipto, ganando su apoyo. Pero los hermanos no tuvieron tanta suerte cuando se presentaron ante Faraón, diciendo que Dios quería que los israelitas fueran liberados. Faraón se negó rotundamente, diciendo que no conocía ni obedecería a su Dios, ni dejaría ir a su pueblo.
Como represalias por esta audaz petición, el faraón instruyó a sus capataces que dejaran de proveer a los israelitas paja para hacer los ladrillos. Ellos se vieron obligados a recoger la paja por sí mismos, pero debían producir la misma cantidad de ladrillos que antes. Incapaces de mantenerse al día con esta exigencia, los israelitas se volvieron contra Moisés y Aarón, culpándolos por la carga adicional.
LAS PLAGAS Y EL ÉXODO
Moisés y Aarón no se dieron por vencidos. Se presentaron de nuevo ante faraón, esta vez con una señal milagrosa: Moisés arrojó su vara al suelo y ésta se convirtió en una serpiente. Los magos del faraón lograron replicar la misma hazaña; sin embargo, la serpiente de Moisés se tragó a las demás serpientes. A pesar de esto, el faraón todavía se negaba a cambiar de opinión.
Se produjo una sucesión de plagas devastadoras mientras que Moisés imploraba al faraón que dejara a su pueblo salir de Egipto. El río Nilo se convirtió en sangre; montones de ranas, mosquitos y moscas descendieron sobre la tierra; el ganado de los egipcios murió; los egipcios fueron infligidos con llagas y abatidos por el granizo; una manga de langostas diezmó los cultivos y la tierra quedó envuelta en la oscuridad. El faraón se negó obstinadamente a permitir que los israelitas se fueran hasta la última plaga, la muerte de los primogénitos de todas las familias que no habían pintado el dintel de la puerta con la sangre de un cordero sacrificado.
Después de que su propio primogénito muriera, el faraón finalmente cedió. El instó a Moisés y a su pueblo a que se fueran, y los egipcios le dieron a los israelitas muchísimos regalos cuando partían.
Poco después de que los israelitas salieran de Egipto, el faraón se arrepintió. Él reunió a sus soldados para capturar a los israelitas mientras que ellos acampaban junto al Mar Rojo. Moisés levantó su vara sobre el mar y Dios separó las aguas, permitiendo que los israelitas cruzaran. Cuando el ejercito egipcio los persiguió, fueron destruidos cuando las paredes de agua se desmoronaron sobre ellos, ahogando a los soldados egipcios en masa. Los israelitas habían sido realmente liberados.
LÍDER DEL DESIERTO
Como líder, Moisés se enfrentó a muchas pruebas en el desierto. Los israelitas podrían ser ingobernables y desagradecidos. Ellos se quejaban mucho pese a que Dios demostró una y otra vez que proveería a sus necesidades.
Los israelitas necesitaban instrucciones claras y efectivas. Después de una victoria militar sobre los amalecitas, ellos acamparon en la base del Monte Sinaí, donde Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos, escritos con su propio dedo sobre dos tablas de piedra.
Mientras Moisés estaba lejos, en cima de la montaña, los israelitas hicieron una estatua de un becerro de oro para adorarla. Cuando regresó al campamento y vio la conducta idólatra de los israelitas, Moisés enfureció y arrojó las tablas de piedra con los Diez Mandamientos al suelo.
Moisés subió la montaña una vez más para suplicarle a Dios que perdonara a los israelitas. Siguiendo las instrucciones de Dios, Moisés talló dos tablas para reemplazar las rotas. Moisés permaneció en la montaña ayunando, orando y conversando con Dios durante cuarenta días. Cuando Moisés finalmente regresó por la ladera de la montaña, la gente se aterró porque su rostro resplandecía con la luz de la gloria de Dios.
Moisés fue un gran líder que murió mientras guiaba al pueblo a la tierra prometida, Canaán. Aún hoy, los judíos le dan a este héroe bíblico el título de Legislador de Israel.
LA HISTORIA DE MOISÉS
Moisés nació durante una etapa terrible para su pueblo, Israel. Habían vivido en Egipto durante cientos de años, se habían establecido allí cuando su antepasado, José, era el gobernador de Egipto bajo el mando de otro faraón.
En marcado contraste con el estilo de vida privilegiado que habían disfrutado durante la época de José, los israelitas ahora eran esclavos y sufrían bajo sus amos egipcios. Todavía peor, el faraón había ordenado la matanza de todos los niños israelitas, porque estaba preocupado por el rápido crecimiento de la población hebrea.
La familia de Moisés estaba decidida a salvarlo de la muerte. Durante un tiempo, simplemente lo escondieron, pero pronto quedó claro que necesitaban una solución deferente.
UN BEBÉ EN UNA CESTA
Jocabed, la madre de Moisés, tramó un plan audaz para salvar a su bebé. Ella lo colocó en una canasta tejida que flotaba. Ella escondió cuidadosamente la canasta entre las cañas del río Nilo y le pidió a Miriam, la hermana mayor de Moisés, que la vigilara a escondidas.
Míriam se horrorizó cuando la hija del faraón, que había venido a bañarse en el río, vislumbró la canasta. La princesa envió a su esclavo a recoger la canasta en la que encontró a un bebé hebreo. Movida en compasión, ella decidió salvar al niño.
Actuando con rapidez, Míriam se acercó y le preguntó a la princesa si le gustaría que una mujer hebrea cuidara al bebé. Acordaron en el plan y, rápidamente, Míriam trajo a su madre para conocer a la hija del faraón. Llegaron a un acuerdo que permitió a Jocabed amamantar a Moisés, ¡y hasta recibir un pago por ello!
CRIANZA MEZCLADA
Y así fue que su propia madre, una israelita, amamantó a Moisés. Cuando creció, su madre lo trajo a la hija de Faraón, y Moisés se convirtió en su hijo adoptivo. Fue en este momento que la hija del faraón le dio al niño su nombre: Moisés, que significa: «de las aguas lo saqué.”
Debido a este cambio dramático, el hijo de un esclavo israelita fue criado como un príncipe de Egipto. A pesar de su estatus elevado y su estilo de vida lujoso, Moisés demostraría que recordaba sus raíces y aún simpatizaba con sus compañeros israelitas esclavos.
ASESINATO Y HUIDA
Habían pasado varios años y Moisés era ahora un hombre adulto. Un día, vio a un egipcio golpeando sin piedad a un esclavo hebreo. Enfurecido por este acto de injusticia y crueldad, Moisés tomó el asunto en sus propias manos. Cuando pensó que nadie lo estaba mirando, mató al egipcio y enterró el cuerpo en la arena para ocultar la evidencia.
Al día siguiente, Moisés estaba caminando por ahí cuando vio a dos esclavos hebreos peleando entre sí. Cuando trató interrumpir la pelea, uno de ellos lo miró y le preguntó si planeaba matarlo como había matado al egipcio. Inmediatamente, Moisés supo que sus acciones precipitadas del día anterior habían sido descubiertas, y temió por su vida.
No mucho tiempo después, el faraón comenzó a buscar una oportunidad para vengarse de Moisés por el asesinato del egipcio. Moisés huyó al desierto y vivió como un fugitivo de la justicia.
ZARZA ARDIENTE
La vida en el desierto era completamente diferente a la vida lujosa que Moisés había disfrutado como un miembro de la familia real egipcia. Finalmente llegó a la tierra de Madián, donde descansó junto a un pozo.
Después de un tiempo, siete hijas de un príncipe y sacerdote de Madián llegaron al pozo para sacar agua para los rebaños de su padre. Todo andaba bien hasta que aparecieron algunos pastores de la zona y echaron a las mujeres.
Moisés las defendió, echó a los pastores y luego sacó agua para que bebieran los rebaños de las mujeres. Cuando las noticias de su actitud heroica llegaron a oídos su padre, éste invitó a Moisés a comer con ellos. Con el tiempo, le dio a una de sus hijas, Séfora, en matrimonio.
Moisés cambió su vida por completo, viviendo como pastor y formando una familia con Séfora, y así vivió satisfecho durante muchos años. Un día, mientras cuidaba a sus ovejas, notó un misterioso arbusto que ardía. Dios habló a través de la zarza y le ordenó a Moisés que renunciara a su vida tranquila en el desierto, que regresara a Egipto a liberar a los israelitas de la esclavitud.
REGRESO A EGIPTO
Moisés se sentía muy reacio a asumir esta nueva responsabilidad. Tenía miedo y también estaba preocupado por su habilidad para hablar con el faraón. Dios le dijo a Moisés que podía llevar a su hermano Aarón para que él hablase. Así que Moisés regresó a Egipto con su esposa e hijos.
Aarón se sumó a ellos por el camino y ambos se reunieron con los líderes israelitas en Egipto, ganando su apoyo. Pero los hermanos no tuvieron tanta suerte cuando se presentaron ante Faraón, diciendo que Dios quería que los israelitas fueran liberados. Faraón se negó rotundamente, diciendo que no conocía ni obedecería a su Dios, ni dejaría ir a su pueblo.
Como represalias por esta audaz petición, el faraón instruyó a sus capataces que dejaran de proveer a los israelitas paja para hacer los ladrillos. Ellos se vieron obligados a recoger la paja por sí mismos, pero debían producir la misma cantidad de ladrillos que antes. Incapaces de mantenerse al día con esta exigencia, los israelitas se volvieron contra Moisés y Aarón, culpándolos por la carga adicional.
LAS PLAGAS Y EL ÉXODO
Moisés y Aarón no se dieron por vencidos. Se presentaron de nuevo ante faraón, esta vez con una señal milagrosa: Moisés arrojó su vara al suelo y ésta se convirtió en una serpiente. Los magos del faraón lograron replicar la misma hazaña; sin embargo, la serpiente de Moisés se tragó a las demás serpientes. A pesar de esto, el faraón todavía se negaba a cambiar de opinión.
Se produjo una sucesión de plagas devastadoras mientras que Moisés imploraba al faraón que dejara a su pueblo salir de Egipto. El río Nilo se convirtió en sangre; montones de ranas, mosquitos y moscas descendieron sobre la tierra; el ganado de los egipcios murió; los egipcios fueron infligidos con llagas y abatidos por el granizo; una manga de langostas diezmó los cultivos y la tierra quedó envuelta en la oscuridad. El faraón se negó obstinadamente a permitir que los israelitas se fueran hasta la última plaga, la muerte de los primogénitos de todas las familias que no habían pintado el dintel de la puerta con la sangre de un cordero sacrificado.
Después de que su propio primogénito muriera, el faraón finalmente cedió. El instó a Moisés y a su pueblo a que se fueran, y los egipcios le dieron a los israelitas muchísimos regalos cuando partían.
Poco después de que los israelitas salieran de Egipto, el faraón se arrepintió. Él reunió a sus soldados para capturar a los israelitas mientras que ellos acampaban junto al Mar Rojo. Moisés levantó su vara sobre el mar y Dios separó las aguas, permitiendo que los israelitas cruzaran. Cuando el ejercito egipcio los persiguió, fueron destruidos cuando las paredes de agua se desmoronaron sobre ellos, ahogando a los soldados egipcios en masa. Los israelitas habían sido realmente liberados.
LÍDER DEL DESIERTO
Como líder, Moisés se enfrentó a muchas pruebas en el desierto. Los israelitas podrían ser ingobernables y desagradecidos. Ellos se quejaban mucho pese a que Dios demostró una y otra vez que proveería a sus necesidades.
Los israelitas necesitaban instrucciones claras y efectivas. Después de una victoria militar sobre los amalecitas, ellos acamparon en la base del Monte Sinaí, donde Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos, escritos con su propio dedo sobre dos tablas de piedra.
Mientras Moisés estaba lejos, en cima de la montaña, los israelitas hicieron una estatua de un becerro de oro para adorarla. Cuando regresó al campamento y vio la conducta idólatra de los israelitas, Moisés enfureció y arrojó las tablas de piedra con los Diez Mandamientos al suelo.
Moisés subió la montaña una vez más para suplicarle a Dios que perdonara a los israelitas. Siguiendo las instrucciones de Dios, Moisés talló dos tablas para reemplazar las rotas. Moisés permaneció en la montaña ayunando, orando y conversando con Dios durante cuarenta días. Cuando Moisés finalmente regresó por la ladera de la montaña, la gente se aterró porque su rostro resplandecía con la luz de la gloria de Dios.
Moisés fue un gran líder que murió mientras guiaba al pueblo a la tierra prometida, Canaán. Aún hoy, los judíos le dan a este héroe bíblico el título de Legislador de Israel.
El legado o mensaje de los patriarcas para hoy
La humanidad toda en mayor o menor grado cree en algo, puede que, en algunos eso en lo que creen los llegue a tranquilizar. Esa acción de creer se llama fe, creer en algo o tener fe en algo da confianza, pero, ¿genera un compromiso?
Quizás la fe como la ve el mundo no, un ejemplo son las personas ateas. Ellas no creen en Dios, pero si tienen sus propias creencias, no asumen ningún compromiso, aparte del que tengan con sus propios razonamientos humanos.
Mientras que la fe de la que nos habla la Biblia, se fundamenta en creer en alguien que nos hace un llamado para caminar un camino junto a Él. Ese alguien es Dios, creador del cielo y de la tierra y de todo lo que hay en ella.
Cuando como creyentes respondemos al llamado de Dios, asumimos también el compromiso de seguir el camino que Él trazó según su propósito para cada uno de nosotros. Comenzamos a vivir y entrar en una historia confiando plenamente en Dios y en un caminar junto a Cristo.
Legado de Abraham
La fe bíblica se inicia precisamente con el Patriarca Abraham, el apóstol Pablo reconoció y nos muestra a Abraham como el prototipo mismo de la fe. Abraham no se hizo justo ante Dios por lo que hizo o no hizo, sino que deposito toda su confianza en el Señor, (leer Romanos 4:1-25):
Romanos 4:3 (TLA): La Biblia dice: -Dios aceptó a Abraham porque Abraham confió en Dios-.
Dios le hace el llamado a Abraham con autoridad en la misma forma que lo hizo con los profetas en su tiempo. En nuestro tiempo de igual forma nuestra fe nace de un llamado de Dios.
Al creer, Dios nos da una medida de fe, nosotros no hicimos nada para merecerla. Esa medida de fe es igual para todos, pero la responsabilidad de cada uno es hacerla crecer y que madure.
Abraham por el mismo no tomó la decisión de partir de su tierra a otra, ni busco una nueva forma de servir a Dios. El Señor pone a prueba a los que reciben el llamado para que puedan crecer en la fe.
Dios reserva sus mayores dones a los que permanecen firmes en el llamado de la fe, aun en los momentos de prueba.
1 Pedro 1:7 (NTV): Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
Legado de Jacob
Jacob nos enseña con su oración a Dios (Génesis 32:9-12) que el orar no es solo pedir se cumpla su voluntad en nosotros y pedir, nos de la fuerza necesaria para aceptarla. Orar también es retar a Dios, confiando en sus promesas y sabiendo que el atiende nuestras suplicas.
Jacob de igual forma nos enseña que aun cuando las promesas de Dios parecen desvanecerse, debemos crecer en amor y fe para proseguir en la búsqueda de su voluntad. Dios le pide a Jacob el sacrificio de que se volviera a su tierra y a su parentela, para que sirviera de ejemplo a otros padres.
Jacob le cumple al Señor a pesar del miedo que tenia de enfrentar a su hermano Esaú, porque sabía la promesa que estaba depositada en él como descendiente de Abraham. Asimismo, cada uno de nosotros vamos descubriendo nuestro deber y nuestra misión en el servicio con Cristo, como miembros de su Iglesia.
No obstante, eso no quiere decir que el realizar nuestra misión conlleve a hacerla sin ningún esfuerzo o que todo va a ir bien. Porque tal como pasó con Jacob, nosotros debemos de tener el deseo y la voluntad de ir forjando nuestras vidas acordes a los propósitos de Dios.
Además de no perder la fe, y que al final de todo se cumplirá lo prometido por Dios. En la actualidad muchos creyentes estamos conscientes de lo que se debería hacer para que el mundo en que vivimos sea mejor y más justo.
Pero no hacemos ningún esfuerzo para llevarlo a cabo. No tomamos la decisión de convertirnos en luchadores como lo fue Jacob en su momento, que arrebató la bendición prometida por su Dios.

El legado o mensaje de los patriarcas para hoy
La humanidad toda en mayor o menor grado cree en algo, puede que, en algunos eso en lo que creen los llegue a tranquilizar. Esa acción de creer se llama fe, creer en algo o tener fe en algo da confianza, pero, ¿genera un compromiso?
Quizás la fe como la ve el mundo no, un ejemplo son las personas ateas. Ellas no creen en Dios, pero si tienen sus propias creencias, no asumen ningún compromiso, aparte del que tengan con sus propios razonamientos humanos.
Mientras que la fe de la que nos habla la Biblia, se fundamenta en creer en alguien que nos hace un llamado para caminar un camino junto a Él. Ese alguien es Dios, creador del cielo y de la tierra y de todo lo que hay en ella.
Cuando como creyentes respondemos al llamado de Dios, asumimos también el compromiso de seguir el camino que Él trazó según su propósito para cada uno de nosotros. Comenzamos a vivir y entrar en una historia confiando plenamente en Dios y en un caminar junto a Cristo.
Legado de Abraham
La fe bíblica se inicia precisamente con el Patriarca Abraham, el apóstol Pablo reconoció y nos muestra a Abraham como el prototipo mismo de la fe. Abraham no se hizo justo ante Dios por lo que hizo o no hizo, sino que deposito toda su confianza en el Señor, (leer Romanos 4:1-25):
Romanos 4:3 (TLA): La Biblia dice: -Dios aceptó a Abraham porque Abraham confió en Dios-.
Dios le hace el llamado a Abraham con autoridad en la misma forma que lo hizo con los profetas en su tiempo. En nuestro tiempo de igual forma nuestra fe nace de un llamado de Dios.
Al creer, Dios nos da una medida de fe, nosotros no hicimos nada para merecerla. Esa medida de fe es igual para todos, pero la responsabilidad de cada uno es hacerla crecer y que madure.
Abraham por el mismo no tomó la decisión de partir de su tierra a otra, ni busco una nueva forma de servir a Dios. El Señor pone a prueba a los que reciben el llamado para que puedan crecer en la fe.
Dios reserva sus mayores dones a los que permanecen firmes en el llamado de la fe, aun en los momentos de prueba.
1 Pedro 1:7 (NTV): Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
Legado de Jacob
Jacob nos enseña con su oración a Dios (Génesis 32:9-12) que el orar no es solo pedir se cumpla su voluntad en nosotros y pedir, nos de la fuerza necesaria para aceptarla. Orar también es retar a Dios, confiando en sus promesas y sabiendo que el atiende nuestras suplicas.
Jacob de igual forma nos enseña que aun cuando las promesas de Dios parecen desvanecerse, debemos crecer en amor y fe para proseguir en la búsqueda de su voluntad. Dios le pide a Jacob el sacrificio de que se volviera a su tierra y a su parentela, para que sirviera de ejemplo a otros padres.
Jacob le cumple al Señor a pesar del miedo que tenia de enfrentar a su hermano Esaú, porque sabía la promesa que estaba depositada en él como descendiente de Abraham. Asimismo, cada uno de nosotros vamos descubriendo nuestro deber y nuestra misión en el servicio con Cristo, como miembros de su Iglesia.
No obstante, eso no quiere decir que el realizar nuestra misión conlleve a hacerla sin ningún esfuerzo o que todo va a ir bien. Porque tal como pasó con Jacob, nosotros debemos de tener el deseo y la voluntad de ir forjando nuestras vidas acordes a los propósitos de Dios.
Además de no perder la fe, y que al final de todo se cumplirá lo prometido por Dios. En la actualidad muchos creyentes estamos conscientes de lo que se debería hacer para que el mundo en que vivimos sea mejor y más justo.
Pero no hacemos ningún esfuerzo para llevarlo a cabo. No tomamos la decisión de convertirnos en luchadores como lo fue Jacob en su momento, que arrebató la bendición prometida por su Dios.

El legado o mensaje de los patriarcas para hoy
La humanidad toda en mayor o menor grado cree en algo, puede que, en algunos eso en lo que creen los llegue a tranquilizar. Esa acción de creer se llama fe, creer en algo o tener fe en algo da confianza, pero, ¿genera un compromiso?
Quizás la fe como la ve el mundo no, un ejemplo son las personas ateas. Ellas no creen en Dios, pero si tienen sus propias creencias, no asumen ningún compromiso, aparte del que tengan con sus propios razonamientos humanos.
Mientras que la fe de la que nos habla la Biblia, se fundamenta en creer en alguien que nos hace un llamado para caminar un camino junto a Él. Ese alguien es Dios, creador del cielo y de la tierra y de todo lo que hay en ella.
Cuando como creyentes respondemos al llamado de Dios, asumimos también el compromiso de seguir el camino que Él trazó según su propósito para cada uno de nosotros. Comenzamos a vivir y entrar en una historia confiando plenamente en Dios y en un caminar junto a Cristo.
Legado de Abraham
La fe bíblica se inicia precisamente con el Patriarca Abraham, el apóstol Pablo reconoció y nos muestra a Abraham como el prototipo mismo de la fe. Abraham no se hizo justo ante Dios por lo que hizo o no hizo, sino que deposito toda su confianza en el Señor, (leer Romanos 4:1-25):
Romanos 4:3 (TLA): La Biblia dice: -Dios aceptó a Abraham porque Abraham confió en Dios-.
Dios le hace el llamado a Abraham con autoridad en la misma forma que lo hizo con los profetas en su tiempo. En nuestro tiempo de igual forma nuestra fe nace de un llamado de Dios.
Al creer, Dios nos da una medida de fe, nosotros no hicimos nada para merecerla. Esa medida de fe es igual para todos, pero la responsabilidad de cada uno es hacerla crecer y que madure.
Abraham por el mismo no tomó la decisión de partir de su tierra a otra, ni busco una nueva forma de servir a Dios. El Señor pone a prueba a los que reciben el llamado para que puedan crecer en la fe.
Dios reserva sus mayores dones a los que permanecen firmes en el llamado de la fe, aun en los momentos de prueba.
1 Pedro 1:7 (NTV): Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
Legado de Jacob
Jacob nos enseña con su oración a Dios (Génesis 32:9-12) que el orar no es solo pedir se cumpla su voluntad en nosotros y pedir, nos de la fuerza necesaria para aceptarla. Orar también es retar a Dios, confiando en sus promesas y sabiendo que el atiende nuestras suplicas.
Jacob de igual forma nos enseña que aun cuando las promesas de Dios parecen desvanecerse, debemos crecer en amor y fe para proseguir en la búsqueda de su voluntad. Dios le pide a Jacob el sacrificio de que se volviera a su tierra y a su parentela, para que sirviera de ejemplo a otros padres.
Jacob le cumple al Señor a pesar del miedo que tenia de enfrentar a su hermano Esaú, porque sabía la promesa que estaba depositada en él como descendiente de Abraham. Asimismo, cada uno de nosotros vamos descubriendo nuestro deber y nuestra misión en el servicio con Cristo, como miembros de su Iglesia.
No obstante, eso no quiere decir que el realizar nuestra misión conlleve a hacerla sin ningún esfuerzo o que todo va a ir bien. Porque tal como pasó con Jacob, nosotros debemos de tener el deseo y la voluntad de ir forjando nuestras vidas acordes a los propósitos de Dios.
Además de no perder la fe, y que al final de todo se cumplirá lo prometido por Dios. En la actualidad muchos creyentes estamos conscientes de lo que se debería hacer para que el mundo en que vivimos sea mejor y más justo.
Pero no hacemos ningún esfuerzo para llevarlo a cabo. No tomamos la decisión de convertirnos en luchadores como lo fue Jacob en su momento, que arrebató la bendición prometida por su Dios.

El legado o mensaje de los patriarcas para hoy
La humanidad toda en mayor o menor grado cree en algo, puede que, en algunos eso en lo que creen los llegue a tranquilizar. Esa acción de creer se llama fe, creer en algo o tener fe en algo da confianza, pero, ¿genera un compromiso?
Quizás la fe como la ve el mundo no, un ejemplo son las personas ateas. Ellas no creen en Dios, pero si tienen sus propias creencias, no asumen ningún compromiso, aparte del que tengan con sus propios razonamientos humanos.
Mientras que la fe de la que nos habla la Biblia, se fundamenta en creer en alguien que nos hace un llamado para caminar un camino junto a Él. Ese alguien es Dios, creador del cielo y de la tierra y de todo lo que hay en ella.
Cuando como creyentes respondemos al llamado de Dios, asumimos también el compromiso de seguir el camino que Él trazó según su propósito para cada uno de nosotros. Comenzamos a vivir y entrar en una historia confiando plenamente en Dios y en un caminar junto a Cristo.
Legado de Abraham
La fe bíblica se inicia precisamente con el Patriarca Abraham, el apóstol Pablo reconoció y nos muestra a Abraham como el prototipo mismo de la fe. Abraham no se hizo justo ante Dios por lo que hizo o no hizo, sino que deposito toda su confianza en el Señor, (leer Romanos 4:1-25):
Romanos 4:3 (TLA): La Biblia dice: -Dios aceptó a Abraham porque Abraham confió en Dios-.
Dios le hace el llamado a Abraham con autoridad en la misma forma que lo hizo con los profetas en su tiempo. En nuestro tiempo de igual forma nuestra fe nace de un llamado de Dios.
Al creer, Dios nos da una medida de fe, nosotros no hicimos nada para merecerla. Esa medida de fe es igual para todos, pero la responsabilidad de cada uno es hacerla crecer y que madure.
Abraham por el mismo no tomó la decisión de partir de su tierra a otra, ni busco una nueva forma de servir a Dios. El Señor pone a prueba a los que reciben el llamado para que puedan crecer en la fe.
Dios reserva sus mayores dones a los que permanecen firmes en el llamado de la fe, aun en los momentos de prueba.
1 Pedro 1:7 (NTV): Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
Legado de Jacob
Jacob nos enseña con su oración a Dios (Génesis 32:9-12) que el orar no es solo pedir se cumpla su voluntad en nosotros y pedir, nos de la fuerza necesaria para aceptarla. Orar también es retar a Dios, confiando en sus promesas y sabiendo que el atiende nuestras suplicas.
Jacob de igual forma nos enseña que aun cuando las promesas de Dios parecen desvanecerse, debemos crecer en amor y fe para proseguir en la búsqueda de su voluntad. Dios le pide a Jacob el sacrificio de que se volviera a su tierra y a su parentela, para que sirviera de ejemplo a otros padres.
Jacob le cumple al Señor a pesar del miedo que tenia de enfrentar a su hermano Esaú, porque sabía la promesa que estaba depositada en él como descendiente de Abraham. Asimismo, cada uno de nosotros vamos descubriendo nuestro deber y nuestra misión en el servicio con Cristo, como miembros de su Iglesia.
No obstante, eso no quiere decir que el realizar nuestra misión conlleve a hacerla sin ningún esfuerzo o que todo va a ir bien. Porque tal como pasó con Jacob, nosotros debemos de tener el deseo y la voluntad de ir forjando nuestras vidas acordes a los propósitos de Dios.
Además de no perder la fe, y que al final de todo se cumplirá lo prometido por Dios. En la actualidad muchos creyentes estamos conscientes de lo que se debería hacer para que el mundo en que vivimos sea mejor y más justo.
Pero no hacemos ningún esfuerzo para llevarlo a cabo. No tomamos la decisión de convertirnos en luchadores como lo fue Jacob en su momento, que arrebató la bendición prometida por su Dios.

6. Jacob. Es la figura patriarcal fundadora de las doce tribus de Israel, es decir del pueblo en sus diversos clanes y familias. 7. José Es el hijo amado, (en hebreo, El añadirá), perdido y recuperado, de Jacob (Gen. 30-50). Su importancia está asociada a la estancia de los israelitas en Egipto, donde llegaron para salvarse del hambre de Canaán y en donde luego son hechos esclavos cuando cambia el Faraón. Como hijo de su esposa favorita, Raquel, representa la protección divina sobre su pueblo elegido en las primeras fases de su expansión. 8. Judá. Es el otro patriarca importante entre los hijos de Israel o Jacob. La Biblia sitúa su establecimiento en el sur de Palestina y a él le corresponde el territorio de Jerusalén.
9. Los otros patriarcas. Los israelitas consideraron siempre sagrado respeto a sus progenitores históricos. En el cabeza de tribu hacían todos nacer sus genealogías, teniendo a gala ser de cual o tal tribu y sentirse vinculados a sus hermanos de grupo, dentro del gran pueblo de Israel.
10. Catequesis y Patriarcas Tienen importante pues constituyen el eje de la historia humana en clave religiosa desde los comienzos de los tiempos hasta la llegada del Mesías. No se basa esta importancia en el rigor histórico o en la significación social, sino en el alcance religioso de la pertenencia a un pueblo elegido por Dios. |
6. Jacob. Es la figura patriarcal fundadora de las doce tribus de Israel, es decir del pueblo en sus diversos clanes y familias. 7. José Es el hijo amado, (en hebreo, El añadirá), perdido y recuperado, de Jacob (Gen. 30-50). Su importancia está asociada a la estancia de los israelitas en Egipto, donde llegaron para salvarse del hambre de Canaán y en donde luego son hechos esclavos cuando cambia el Faraón. Como hijo de su esposa favorita, Raquel, representa la protección divina sobre su pueblo elegido en las primeras fases de su expansión. 8. Judá. Es el otro patriarca importante entre los hijos de Israel o Jacob. La Biblia sitúa su establecimiento en el sur de Palestina y a él le corresponde el territorio de Jerusalén. 9. Los otros patriarcas. Los israelitas consideraron siempre sagrado respeto a sus progenitores históricos. En el cabeza de tribu hacían todos nacer sus genealogías, teniendo a gala ser de cual o tal tribu y sentirse vinculados a sus hermanos de grupo, dentro del gran pueblo de Israel. 10. Catequesis y Patriarcas Tienen importante pues constituyen el eje de la historia humana en clave religiosa desde los comienzos de los tiempos hasta la llegada del Mesías. No se basa esta importancia en el rigor histórico o en la significación social, sino en el alcance religioso de la pertenencia a un pueblo elegido por Dios. |
6. Jacob. Es la figura patriarcal fundadora de las doce tribus de Israel, es decir del pueblo en sus diversos clanes y familias. 7. José Es el hijo amado, (en hebreo, El añadirá), perdido y recuperado, de Jacob (Gen. 30-50). Su importancia está asociada a la estancia de los israelitas en Egipto, donde llegaron para salvarse del hambre de Canaán y en donde luego son hechos esclavos cuando cambia el Faraón. Como hijo de su esposa favorita, Raquel, representa la protección divina sobre su pueblo elegido en las primeras fases de su expansión. 8. Judá. Es el otro patriarca importante entre los hijos de Israel o Jacob. La Biblia sitúa su establecimiento en el sur de Palestina y a él le corresponde el territorio de Jerusalén. 9. Los otros patriarcas. Los israelitas consideraron siempre sagrado respeto a sus progenitores históricos. En el cabeza de tribu hacían todos nacer sus genealogías, teniendo a gala ser de cual o tal tribu y sentirse vinculados a sus hermanos de grupo, dentro del gran pueblo de Israel. 10. Catequesis y Patriarcas Tienen importante pues constituyen el eje de la historia humana en clave religiosa desde los comienzos de los tiempos hasta la llegada del Mesías. No se basa esta importancia en el rigor histórico o en la significación social, sino en el alcance religioso de la pertenencia a un pueblo elegido por Dios. |
6. Jacob. Es la figura patriarcal fundadora de las doce tribus de Israel, es decir del pueblo en sus diversos clanes y familias. 7. José Es el hijo amado, (en hebreo, El añadirá), perdido y recuperado, de Jacob (Gen. 30-50). Su importancia está asociada a la estancia de los israelitas en Egipto, donde llegaron para salvarse del hambre de Canaán y en donde luego son hechos esclavos cuando cambia el Faraón. Como hijo de su esposa favorita, Raquel, representa la protección divina sobre su pueblo elegido en las primeras fases de su expansión. 8. Judá. Es el otro patriarca importante entre los hijos de Israel o Jacob. La Biblia sitúa su establecimiento en el sur de Palestina y a él le corresponde el territorio de Jerusalén. 9. Los otros patriarcas. Los israelitas consideraron siempre sagrado respeto a sus progenitores históricos. En el cabeza de tribu hacían todos nacer sus genealogías, teniendo a gala ser de cual o tal tribu y sentirse vinculados a sus hermanos de grupo, dentro del gran pueblo de Israel. 10. Catequesis y Patriarcas Tienen importante pues constituyen el eje de la historia humana en clave religiosa desde los comienzos de los tiempos hasta la llegada del Mesías. No se basa esta importancia en el rigor histórico o en la significación social, sino en el alcance religioso de la pertenencia a un pueblo elegido por Dios. |
Los grandes Patriarcas
1. Adán y Eva.
Adán representa el nacimiento a la vida. Según la Biblia y el Corán, el primer hombre y la primera mujer, progenitores de la raza humana, fueron creados por Dios.
– Adán, en hebreo tal vez signifique hombre. El Génesis alude a que fue creado «con polvo del suelo» (Gen. 2.7).
– Eva, en hebreo «havá», la que vive, la viviente, que fue hecha de una costilla de Adán y puesta en el Paraíso como compañera, carne de su carne y hueso de su hueso.
El relato aparece en dos versiones: Gén. 1.26-27 y Gén. 2.7-8 y 18-24. Adán es equivalente a vida y es la versión que hay que presentar en catequesis, al margen de todas las teorías sobre evolucionismo o creacionismo. La doctrina cristiana sobre el hombre es compatible con cualquier teoría antropológica o biológica que respeta la dignidad superior humana.
Los mitos creacionistas o las alternativas científicas de la antropología conviene que queden marginados de una buena catequesis sobre el «padre de todos los vivientes». Pero no está bien olvidar que los mitos sobre el hombre: formación, paraíso, prueba, pecado, serpiente, etc., se multiplican en las mitologías de Oriente desde el 2000 antes de Cristo.
Lo que sí resulta decisivo en el pensamiento bíblico sobre Adán es el abanico de principios cristianos: que el hombre fue creado por Dios, que la mujer es de la misma naturaleza que el hombre, que hubo una prueba de Dios y un pecado, que el hombre quedó pendiente de una redención (Gén. 2,18-24… Gén. 3.17-19 3.16).
2. Abel.
Hijo de Adán y Eva, junto con Caín, es la otra gran figura patriarcal primitiva. Representa el mito del hombre bueno, pastor de rebaños, que cumple su deber de ofrecer a Dios sus ofrendas.
Se presenta en la Biblia en contraste con el envidioso y homicida Caín, agricultor, rechazado por Dios por su mal comportamiento. Caín termina matando a Abel (Gén. 4. 2-16).
Esta historia de fratricidio servirá en la Historia de la salvación para hablar del mal y del bien, del culto agradable a Dios y del abandono de la Ley.
Hasta qué cierto punto la historia, o leyenda, refleja la bondad del pastoreo nómada en Palestina sobre la avaricia del agricultor de una tierra sin agua (Hebr. 11.4; 12.24), queda a la reflexión de los expertos en arqueología y antropología. Lo que importa en catequesis es aprovechar esa personalización de «los dos caminos» éticos de todo hombre: el que acerca a Dios y le agrada, el que aleja de Dios y merece un castigo.
3. Noé.
Es la figura que sirve en la Biblia para explicar la existencia de las tres grandes razas, regiones y estilos de vida que cubren las interpretaciones primitivas de la humanidad. Los tres hijos de Noe, Sem, Cam y Jafet, reflejan los tres mundos conocidos: el del Este, Europa, el del Norte, Asia, el del Sur, Africa y el desierto arábigo.
Hay un castigo a la corrupción en forma de diluvio universal, y hay una salvación del hombre bueno. Hay una bendición y luego la maldición de Noe a Cananán, el hijo mayor de Cam, que ha cometido el gran pecado de la impiedad (Gen. 6-9).
No cabe duda de que el diluvio es un mito, también presente en las mitologías del Oriente.
4. Abraham.
Es la figura con la que se inicia el relato de la elección especial de un pueblo, Israel, entre otros pueblos cercanos y racialmente fraternos.
Refleja la figura del peregrino o emigrante del Oriente. De su figura fundacional nacen los pueblos orientales que rodean a Israel. Es la cabeza de los pueblos abrahámicos: israelitas y edomitas, moabitas y amonitas, arameos e ismaelitas. (Gen. 11.27; 25. 10).
Su peregrinación desde Oriente, Ur unas veces (Gn. 12. 17 y 31; 15.7) y Padán en otras referencias (Gn. 28. 2-5; 48.7), se sitúa cronológicamente entre los años 1850 y 1750 a.C.
Es considerado por los musulmanes, quienes le llaman Ibrahím, como antepasado de los árabes por la generación de Ismael, de su sierva Agar. Los israelitas le veneran como promotor por Isaac, de su esposa Sarai.
Es contemporáneo de Hammurabi, rey de Babilonia, del cual se conserva un código con leyes de tipo semita.
Elegido por Dios, abandona Ur junto a su sobrino Lot y su familia. Con su padre Tarej, se establece en Jarán. En diversas teofanías recibe la promesa de Dios de hacerle una ‘nación grande’. Recorre Canaán, que le es prometida para sus descendientes. Más tarde, al crecer su hacienda, se separó de Lot, su sobrino, asociado al origen de los amonitas y moabitas después de la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Bendecido por el sacerdote Melquisedec, rey de Salem, crece y se multiplica. Su fidelidad queda patente en la ofrenda simbólica de su hijo Isaac en el monte Moria, donde luego se construirá el Templo de Jerusalén y hoy se alza la mezquita de la Roca.
Es el hombre de la Alianza, pues Dios le ama y le destina para ser «padre de todos los creyentes». Murió a la bíblica edad de 175 años y, enterrado junto a Sarai en la gruta de Macpelá, hoy Hebrón, sigue siendo la figura central de la Historia de la salvación para judíos, mahometanos y cristianos, por su fe, por su elección divina, por ser el símbolo de fecundidad. (Gn. 11.27 y 25.10).
5. Isaac.
Es el hijo gozoso (en hebreo, hará reír) que Dios concede a Abraham, ante la desconfiada sonrisa de su madre que escucha el anuncio divino de su nacimiento. Es la figura asociada siempre a la de Abraham, heredero de las promesas divinas (Gén. 17. 19-21,) como hijo de la esposa libre y hermano de Ismael, el hijo de la sierva.
Su vida es relatada en el Génesis (21 a 28) como eco y confirmación de los hechos de Abraham. El Nuevo Testamento alude a Isaac como precursor de Cristo y de la Iglesia (Gál. 3.16; 4.21-31); la obediencia de Isaac a su padre hasta la disposición a la muerte sacrificial es reflejo y anuncia de la disposición salvadora de Cristo. (Heb. 11.17-19).
Los grandes Patriarcas
1. Adán y Eva.
Adán representa el nacimiento a la vida. Según la Biblia y el Corán, el primer hombre y la primera mujer, progenitores de la raza humana, fueron creados por Dios.
– Adán, en hebreo tal vez signifique hombre. El Génesis alude a que fue creado «con polvo del suelo» (Gen. 2.7).
– Eva, en hebreo «havá», la que vive, la viviente, que fue hecha de una costilla de Adán y puesta en el Paraíso como compañera, carne de su carne y hueso de su hueso.
El relato aparece en dos versiones: Gén. 1.26-27 y Gén. 2.7-8 y 18-24. Adán es equivalente a vida y es la versión que hay que presentar en catequesis, al margen de todas las teorías sobre evolucionismo o creacionismo. La doctrina cristiana sobre el hombre es compatible con cualquier teoría antropológica o biológica que respeta la dignidad superior humana.
Los mitos creacionistas o las alternativas científicas de la antropología conviene que queden marginados de una buena catequesis sobre el «padre de todos los vivientes». Pero no está bien olvidar que los mitos sobre el hombre: formación, paraíso, prueba, pecado, serpiente, etc., se multiplican en las mitologías de Oriente desde el 2000 antes de Cristo.
Lo que sí resulta decisivo en el pensamiento bíblico sobre Adán es el abanico de principios cristianos: que el hombre fue creado por Dios, que la mujer es de la misma naturaleza que el hombre, que hubo una prueba de Dios y un pecado, que el hombre quedó pendiente de una redención (Gén. 2,18-24… Gén. 3.17-19 3.16).
2. Abel.
Hijo de Adán y Eva, junto con Caín, es la otra gran figura patriarcal primitiva. Representa el mito del hombre bueno, pastor de rebaños, que cumple su deber de ofrecer a Dios sus ofrendas.
Se presenta en la Biblia en contraste con el envidioso y homicida Caín, agricultor, rechazado por Dios por su mal comportamiento. Caín termina matando a Abel (Gén. 4. 2-16).
Esta historia de fratricidio servirá en la Historia de la salvación para hablar del mal y del bien, del culto agradable a Dios y del abandono de la Ley.
Hasta qué cierto punto la historia, o leyenda, refleja la bondad del pastoreo nómada en Palestina sobre la avaricia del agricultor de una tierra sin agua (Hebr. 11.4; 12.24), queda a la reflexión de los expertos en arqueología y antropología. Lo que importa en catequesis es aprovechar esa personalización de «los dos caminos» éticos de todo hombre: el que acerca a Dios y le agrada, el que aleja de Dios y merece un castigo.
3. Noé.
Es la figura que sirve en la Biblia para explicar la existencia de las tres grandes razas, regiones y estilos de vida que cubren las interpretaciones primitivas de la humanidad. Los tres hijos de Noe, Sem, Cam y Jafet, reflejan los tres mundos conocidos: el del Este, Europa, el del Norte, Asia, el del Sur, Africa y el desierto arábigo.
Hay un castigo a la corrupción en forma de diluvio universal, y hay una salvación del hombre bueno. Hay una bendición y luego la maldición de Noe a Cananán, el hijo mayor de Cam, que ha cometido el gran pecado de la impiedad (Gen. 6-9).
No cabe duda de que el diluvio es un mito, también presente en las mitologías del Oriente.
4. Abraham.
Es la figura con la que se inicia el relato de la elección especial de un pueblo, Israel, entre otros pueblos cercanos y racialmente fraternos.
Refleja la figura del peregrino o emigrante del Oriente. De su figura fundacional nacen los pueblos orientales que rodean a Israel. Es la cabeza de los pueblos abrahámicos: israelitas y edomitas, moabitas y amonitas, arameos e ismaelitas. (Gen. 11.27; 25. 10).
Su peregrinación desde Oriente, Ur unas veces (Gn. 12. 17 y 31; 15.7) y Padán en otras referencias (Gn. 28. 2-5; 48.7), se sitúa cronológicamente entre los años 1850 y 1750 a.C.
Es considerado por los musulmanes, quienes le llaman Ibrahím, como antepasado de los árabes por la generación de Ismael, de su sierva Agar. Los israelitas le veneran como promotor por Isaac, de su esposa Sarai.
Es contemporáneo de Hammurabi, rey de Babilonia, del cual se conserva un código con leyes de tipo semita.
Elegido por Dios, abandona Ur junto a su sobrino Lot y su familia. Con su padre Tarej, se establece en Jarán. En diversas teofanías recibe la promesa de Dios de hacerle una ‘nación grande’. Recorre Canaán, que le es prometida para sus descendientes. Más tarde, al crecer su hacienda, se separó de Lot, su sobrino, asociado al origen de los amonitas y moabitas después de la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Bendecido por el sacerdote Melquisedec, rey de Salem, crece y se multiplica. Su fidelidad queda patente en la ofrenda simbólica de su hijo Isaac en el monte Moria, donde luego se construirá el Templo de Jerusalén y hoy se alza la mezquita de la Roca.
Es el hombre de la Alianza, pues Dios le ama y le destina para ser «padre de todos los creyentes». Murió a la bíblica edad de 175 años y, enterrado junto a Sarai en la gruta de Macpelá, hoy Hebrón, sigue siendo la figura central de la Historia de la salvación para judíos, mahometanos y cristianos, por su fe, por su elección divina, por ser el símbolo de fecundidad. (Gn. 11.27 y 25.10).
5. Isaac.
Es el hijo gozoso (en hebreo, hará reír) que Dios concede a Abraham, ante la desconfiada sonrisa de su madre que escucha el anuncio divino de su nacimiento. Es la figura asociada siempre a la de Abraham, heredero de las promesas divinas (Gén. 17. 19-21,) como hijo de la esposa libre y hermano de Ismael, el hijo de la sierva.
Su vida es relatada en el Génesis (21 a 28) como eco y confirmación de los hechos de Abraham. El Nuevo Testamento alude a Isaac como precursor de Cristo y de la Iglesia (Gál. 3.16; 4.21-31); la obediencia de Isaac a su padre hasta la disposición a la muerte sacrificial es reflejo y anuncia de la disposición salvadora de Cristo. (Heb. 11.17-19).
Los grandes Patriarcas
1. Adán y Eva.
Adán representa el nacimiento a la vida. Según la Biblia y el Corán, el primer hombre y la primera mujer, progenitores de la raza humana, fueron creados por Dios.
– Adán, en hebreo tal vez signifique hombre. El Génesis alude a que fue creado «con polvo del suelo» (Gen. 2.7).
– Eva, en hebreo «havá», la que vive, la viviente, que fue hecha de una costilla de Adán y puesta en el Paraíso como compañera, carne de su carne y hueso de su hueso.
El relato aparece en dos versiones: Gén. 1.26-27 y Gén. 2.7-8 y 18-24. Adán es equivalente a vida y es la versión que hay que presentar en catequesis, al margen de todas las teorías sobre evolucionismo o creacionismo. La doctrina cristiana sobre el hombre es compatible con cualquier teoría antropológica o biológica que respeta la dignidad superior humana.
Los mitos creacionistas o las alternativas científicas de la antropología conviene que queden marginados de una buena catequesis sobre el «padre de todos los vivientes». Pero no está bien olvidar que los mitos sobre el hombre: formación, paraíso, prueba, pecado, serpiente, etc., se multiplican en las mitologías de Oriente desde el 2000 antes de Cristo.
Lo que sí resulta decisivo en el pensamiento bíblico sobre Adán es el abanico de principios cristianos: que el hombre fue creado por Dios, que la mujer es de la misma naturaleza que el hombre, que hubo una prueba de Dios y un pecado, que el hombre quedó pendiente de una redención (Gén. 2,18-24… Gén. 3.17-19 3.16).
2. Abel.
Hijo de Adán y Eva, junto con Caín, es la otra gran figura patriarcal primitiva. Representa el mito del hombre bueno, pastor de rebaños, que cumple su deber de ofrecer a Dios sus ofrendas.
Se presenta en la Biblia en contraste con el envidioso y homicida Caín, agricultor, rechazado por Dios por su mal comportamiento. Caín termina matando a Abel (Gén. 4. 2-16).
Esta historia de fratricidio servirá en la Historia de la salvación para hablar del mal y del bien, del culto agradable a Dios y del abandono de la Ley.
Hasta qué cierto punto la historia, o leyenda, refleja la bondad del pastoreo nómada en Palestina sobre la avaricia del agricultor de una tierra sin agua (Hebr. 11.4; 12.24), queda a la reflexión de los expertos en arqueología y antropología. Lo que importa en catequesis es aprovechar esa personalización de «los dos caminos» éticos de todo hombre: el que acerca a Dios y le agrada, el que aleja de Dios y merece un castigo.
3. Noé.
Es la figura que sirve en la Biblia para explicar la existencia de las tres grandes razas, regiones y estilos de vida que cubren las interpretaciones primitivas de la humanidad. Los tres hijos de Noe, Sem, Cam y Jafet, reflejan los tres mundos conocidos: el del Este, Europa, el del Norte, Asia, el del Sur, Africa y el desierto arábigo.
Hay un castigo a la corrupción en forma de diluvio universal, y hay una salvación del hombre bueno. Hay una bendición y luego la maldición de Noe a Cananán, el hijo mayor de Cam, que ha cometido el gran pecado de la impiedad (Gen. 6-9).
No cabe duda de que el diluvio es un mito, también presente en las mitologías del Oriente.
4. Abraham.
Es la figura con la que se inicia el relato de la elección especial de un pueblo, Israel, entre otros pueblos cercanos y racialmente fraternos.
Refleja la figura del peregrino o emigrante del Oriente. De su figura fundacional nacen los pueblos orientales que rodean a Israel. Es la cabeza de los pueblos abrahámicos: israelitas y edomitas, moabitas y amonitas, arameos e ismaelitas. (Gen. 11.27; 25. 10).
Su peregrinación desde Oriente, Ur unas veces (Gn. 12. 17 y 31; 15.7) y Padán en otras referencias (Gn. 28. 2-5; 48.7), se sitúa cronológicamente entre los años 1850 y 1750 a.C.
Es considerado por los musulmanes, quienes le llaman Ibrahím, como antepasado de los árabes por la generación de Ismael, de su sierva Agar. Los israelitas le veneran como promotor por Isaac, de su esposa Sarai.
Es contemporáneo de Hammurabi, rey de Babilonia, del cual se conserva un código con leyes de tipo semita.
Elegido por Dios, abandona Ur junto a su sobrino Lot y su familia. Con su padre Tarej, se establece en Jarán. En diversas teofanías recibe la promesa de Dios de hacerle una ‘nación grande’. Recorre Canaán, que le es prometida para sus descendientes. Más tarde, al crecer su hacienda, se separó de Lot, su sobrino, asociado al origen de los amonitas y moabitas después de la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Bendecido por el sacerdote Melquisedec, rey de Salem, crece y se multiplica. Su fidelidad queda patente en la ofrenda simbólica de su hijo Isaac en el monte Moria, donde luego se construirá el Templo de Jerusalén y hoy se alza la mezquita de la Roca.
Es el hombre de la Alianza, pues Dios le ama y le destina para ser «padre de todos los creyentes». Murió a la bíblica edad de 175 años y, enterrado junto a Sarai en la gruta de Macpelá, hoy Hebrón, sigue siendo la figura central de la Historia de la salvación para judíos, mahometanos y cristianos, por su fe, por su elección divina, por ser el símbolo de fecundidad. (Gn. 11.27 y 25.10).
5. Isaac.
Es el hijo gozoso (en hebreo, hará reír) que Dios concede a Abraham, ante la desconfiada sonrisa de su madre que escucha el anuncio divino de su nacimiento. Es la figura asociada siempre a la de Abraham, heredero de las promesas divinas (Gén. 17. 19-21,) como hijo de la esposa libre y hermano de Ismael, el hijo de la sierva.
Su vida es relatada en el Génesis (21 a 28) como eco y confirmación de los hechos de Abraham. El Nuevo Testamento alude a Isaac como precursor de Cristo y de la Iglesia (Gál. 3.16; 4.21-31); la obediencia de Isaac a su padre hasta la disposición a la muerte sacrificial es reflejo y anuncia de la disposición salvadora de Cristo. (Heb. 11.17-19).
Los grandes Patriarcas
1. Adán y Eva.
Adán representa el nacimiento a la vida. Según la Biblia y el Corán, el primer hombre y la primera mujer, progenitores de la raza humana, fueron creados por Dios.
– Adán, en hebreo tal vez signifique hombre. El Génesis alude a que fue creado «con polvo del suelo» (Gen. 2.7).
– Eva, en hebreo «havá», la que vive, la viviente, que fue hecha de una costilla de Adán y puesta en el Paraíso como compañera, carne de su carne y hueso de su hueso.
El relato aparece en dos versiones: Gén. 1.26-27 y Gén. 2.7-8 y 18-24. Adán es equivalente a vida y es la versión que hay que presentar en catequesis, al margen de todas las teorías sobre evolucionismo o creacionismo. La doctrina cristiana sobre el hombre es compatible con cualquier teoría antropológica o biológica que respeta la dignidad superior humana.
Los mitos creacionistas o las alternativas científicas de la antropología conviene que queden marginados de una buena catequesis sobre el «padre de todos los vivientes». Pero no está bien olvidar que los mitos sobre el hombre: formación, paraíso, prueba, pecado, serpiente, etc., se multiplican en las mitologías de Oriente desde el 2000 antes de Cristo.
Lo que sí resulta decisivo en el pensamiento bíblico sobre Adán es el abanico de principios cristianos: que el hombre fue creado por Dios, que la mujer es de la misma naturaleza que el hombre, que hubo una prueba de Dios y un pecado, que el hombre quedó pendiente de una redención (Gén. 2,18-24… Gén. 3.17-19 3.16).
2. Abel.
Hijo de Adán y Eva, junto con Caín, es la otra gran figura patriarcal primitiva. Representa el mito del hombre bueno, pastor de rebaños, que cumple su deber de ofrecer a Dios sus ofrendas.
Se presenta en la Biblia en contraste con el envidioso y homicida Caín, agricultor, rechazado por Dios por su mal comportamiento. Caín termina matando a Abel (Gén. 4. 2-16).
Esta historia de fratricidio servirá en la Historia de la salvación para hablar del mal y del bien, del culto agradable a Dios y del abandono de la Ley.
Hasta qué cierto punto la historia, o leyenda, refleja la bondad del pastoreo nómada en Palestina sobre la avaricia del agricultor de una tierra sin agua (Hebr. 11.4; 12.24), queda a la reflexión de los expertos en arqueología y antropología. Lo que importa en catequesis es aprovechar esa personalización de «los dos caminos» éticos de todo hombre: el que acerca a Dios y le agrada, el que aleja de Dios y merece un castigo.
3. Noé.
Es la figura que sirve en la Biblia para explicar la existencia de las tres grandes razas, regiones y estilos de vida que cubren las interpretaciones primitivas de la humanidad. Los tres hijos de Noe, Sem, Cam y Jafet, reflejan los tres mundos conocidos: el del Este, Europa, el del Norte, Asia, el del Sur, Africa y el desierto arábigo.
Hay un castigo a la corrupción en forma de diluvio universal, y hay una salvación del hombre bueno. Hay una bendición y luego la maldición de Noe a Cananán, el hijo mayor de Cam, que ha cometido el gran pecado de la impiedad (Gen. 6-9).
No cabe duda de que el diluvio es un mito, también presente en las mitologías del Oriente.
4. Abraham.
Es la figura con la que se inicia el relato de la elección especial de un pueblo, Israel, entre otros pueblos cercanos y racialmente fraternos.
Refleja la figura del peregrino o emigrante del Oriente. De su figura fundacional nacen los pueblos orientales que rodean a Israel. Es la cabeza de los pueblos abrahámicos: israelitas y edomitas, moabitas y amonitas, arameos e ismaelitas. (Gen. 11.27; 25. 10).
Su peregrinación desde Oriente, Ur unas veces (Gn. 12. 17 y 31; 15.7) y Padán en otras referencias (Gn. 28. 2-5; 48.7), se sitúa cronológicamente entre los años 1850 y 1750 a.C.
Es considerado por los musulmanes, quienes le llaman Ibrahím, como antepasado de los árabes por la generación de Ismael, de su sierva Agar. Los israelitas le veneran como promotor por Isaac, de su esposa Sarai.
Es contemporáneo de Hammurabi, rey de Babilonia, del cual se conserva un código con leyes de tipo semita.
Elegido por Dios, abandona Ur junto a su sobrino Lot y su familia. Con su padre Tarej, se establece en Jarán. En diversas teofanías recibe la promesa de Dios de hacerle una ‘nación grande’. Recorre Canaán, que le es prometida para sus descendientes. Más tarde, al crecer su hacienda, se separó de Lot, su sobrino, asociado al origen de los amonitas y moabitas después de la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Bendecido por el sacerdote Melquisedec, rey de Salem, crece y se multiplica. Su fidelidad queda patente en la ofrenda simbólica de su hijo Isaac en el monte Moria, donde luego se construirá el Templo de Jerusalén y hoy se alza la mezquita de la Roca.
Es el hombre de la Alianza, pues Dios le ama y le destina para ser «padre de todos los creyentes». Murió a la bíblica edad de 175 años y, enterrado junto a Sarai en la gruta de Macpelá, hoy Hebrón, sigue siendo la figura central de la Historia de la salvación para judíos, mahometanos y cristianos, por su fe, por su elección divina, por ser el símbolo de fecundidad. (Gn. 11.27 y 25.10).
5. Isaac.
Es el hijo gozoso (en hebreo, hará reír) que Dios concede a Abraham, ante la desconfiada sonrisa de su madre que escucha el anuncio divino de su nacimiento. Es la figura asociada siempre a la de Abraham, heredero de las promesas divinas (Gén. 17. 19-21,) como hijo de la esposa libre y hermano de Ismael, el hijo de la sierva.
Su vida es relatada en el Génesis (21 a 28) como eco y confirmación de los hechos de Abraham. El Nuevo Testamento alude a Isaac como precursor de Cristo y de la Iglesia (Gál. 3.16; 4.21-31); la obediencia de Isaac a su padre hasta la disposición a la muerte sacrificial es reflejo y anuncia de la disposición salvadora de Cristo. (Heb. 11.17-19).
¿Por qué Dios escogió a Israel como su pueblo en el Antiguo Testamento? | Preguntas bíblicas
La historia del Antiguo Testamento no es una historia en donde todo es color de rosa. Podemos decir que es el largo y doloroso relato de cómo Dios amó a Israel como un esposo a su esposa, pero esta esposa escogía una y otra vez prostituirse al entregarse a ídolos y al rebelarse contra el amor de su Señor. Es la historia de un Dios paciente ante el pecado de su pueblo de duro corazón.
Debido a esto, leer honestamente del pecado de Israel que se narra en el Antiguo Testamento hace que nos preguntemos: ¿cómo pudo Dios escoger como su pueblo a esta nación tan idólatra? Si Dios sabía que esta nación iba a ser tan pecadora, mala, y rebelde, ¿por qué les dio tantas bendiciones y les mostró un cuidado especial que ellos sin duda no merecían?
La razón de la elección
El Señor responde a esas preguntas en uno de los textos más importantes para poder entender el Antiguo Testamento. Presta atención a lo que Moisés dijo, guiado por Dios, al pueblo de Israel al final del éxodo:
“El Señor no puso Su amor en ustedes ni los escogió por ser ustedes más numerosos que otro pueblo, pues eran el más pequeño de todos los pueblos; mas porque el Señor los amó y guardó el juramento que hizo a sus padres, el Señor los sacó con mano fuerte y los redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto”, Deuteronomio 7:7-8 (énfasis añadido).
¿Leíste bien? Dios escogió a esta nación… porque el Señor la amó, cumpliendo así su promesa hecha a los patriarcas, por pura gracia. En otras palabras —y esto puede sonarnos muy extraño—, el Señor les dice: “Yo no los amo a ustedes porque ustedes sean más grandes o mejores que otros. Yo los amo a ustedes porque yo los amo”. Se trata de un amor tan soberano que nuestras mentes finitas y humanas jamás podrán terminar de comprenderlo.
Nuestro Dios es la clase de Dios excelso, todopoderoso, e indomable que ama y escoge a pecadores desde la eternidad totalmente por gracia, sin que ellos deban cumplir una condición para ser amados por Él de esta manera tan íntima y especial. Como Él había dicho a Moisés: “Tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión” (Ex. 33:19). Así de soberano es el Señor.
Dios nos escoge por gracia para que busquemos vivir para su gloria en gratitud y adoración.
Escogidos de la misma manera
Conocer que la nación israelita fue escogida solo por gracia, porque Dios los amó, es importante para nosotros porque nos recuerda que así es como Dios escoge a pecadores para que sean suyos. La Biblia afirma que los creyentes hemos sido escogidos de la misma manera que Israel.
Mira cómo lo escribió el apóstol Pablo en varios pasajes:
“Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios”, 1 Corintios 26-28 (énfasis añadido).
“A los que de antemano conoció [amó], también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” Romanos 8:29 (énfasis añadido).
“Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El […] conforme a la buena intención de Su voluntad [¡no conforme a algo bueno en nosotros!], para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado”, Efesios 1:4-6 (énfasis añadido).
Al igual que la nación de Israel miles de años atrás, Dios nos escoge por gracia para que busquemos vivir para su gloria en gratitud y adoración. Y hoy conocemos mucho más del amor de Dios que la nación de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento.
Conocemos mejor que en Dios hay perdón para todos nuestros pecados y salvación porque “Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8). Además, por medio de Cristo, formamos parte del Nuevo Pacto en el que Dios promete obrar en nosotros para que nunca nos apartemos de Él como los israelitas incrédulos se apartaron (Jer. 31:31-34; Lc. 22:20).[1]
Por tanto, vivamos en humildad y asombro ante Dios. Oremos que Él nos conceda sentir el peso de la grandeza abrumadora de estas verdades. Su gracia es totalmente soberana. Él muestra su gloria en esto, y así tenemos un fundamento firme para nuestra esperanza en medio de cualquier circunstancia en nuestras vidas: el amor de Dios es eterno y por eso nada podrá separarnos de Él (Ro. 8:38-39). Este es un amor escandaloso que debe movernos a la obediencia. Este es un amor que le da sentido a nuestras vidas y nos llena de gozo.
[1] Alguien podría pensar que las promesas de Dios fallaron debido a que ciertamente muchos israelitas se apartaron del Señor cuando (parece que) Él les había prometido este nuevo pacto. Mi respuesta es la misma que Pablo en Romanos 9: “No es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel” (v. 6). Recomiendo el estudio de ese capítulo en donde podemos ver la soberanía de Dios en la elección de pecadores para salvación.
¿Por qué Dios escogió a Israel como su pueblo en el Antiguo Testamento? | Preguntas bíblicas
La historia del Antiguo Testamento no es una historia en donde todo es color de rosa. Podemos decir que es el largo y doloroso relato de cómo Dios amó a Israel como un esposo a su esposa, pero esta esposa escogía una y otra vez prostituirse al entregarse a ídolos y al rebelarse contra el amor de su Señor. Es la historia de un Dios paciente ante el pecado de su pueblo de duro corazón.
Debido a esto, leer honestamente del pecado de Israel que se narra en el Antiguo Testamento hace que nos preguntemos: ¿cómo pudo Dios escoger como su pueblo a esta nación tan idólatra? Si Dios sabía que esta nación iba a ser tan pecadora, mala, y rebelde, ¿por qué les dio tantas bendiciones y les mostró un cuidado especial que ellos sin duda no merecían?
La razón de la elección
El Señor responde a esas preguntas en uno de los textos más importantes para poder entender el Antiguo Testamento. Presta atención a lo que Moisés dijo, guiado por Dios, al pueblo de Israel al final del éxodo:
“El Señor no puso Su amor en ustedes ni los escogió por ser ustedes más numerosos que otro pueblo, pues eran el más pequeño de todos los pueblos; mas porque el Señor los amó y guardó el juramento que hizo a sus padres, el Señor los sacó con mano fuerte y los redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto”, Deuteronomio 7:7-8 (énfasis añadido).
¿Leíste bien? Dios escogió a esta nación… porque el Señor la amó, cumpliendo así su promesa hecha a los patriarcas, por pura gracia. En otras palabras —y esto puede sonarnos muy extraño—, el Señor les dice: “Yo no los amo a ustedes porque ustedes sean más grandes o mejores que otros. Yo los amo a ustedes porque yo los amo”. Se trata de un amor tan soberano que nuestras mentes finitas y humanas jamás podrán terminar de comprenderlo.
Nuestro Dios es la clase de Dios excelso, todopoderoso, e indomable que ama y escoge a pecadores desde la eternidad totalmente por gracia, sin que ellos deban cumplir una condición para ser amados por Él de esta manera tan íntima y especial. Como Él había dicho a Moisés: “Tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión” (Ex. 33:19). Así de soberano es el Señor.
Dios nos escoge por gracia para que busquemos vivir para su gloria en gratitud y adoración.
Escogidos de la misma manera
Conocer que la nación israelita fue escogida solo por gracia, porque Dios los amó, es importante para nosotros porque nos recuerda que así es como Dios escoge a pecadores para que sean suyos. La Biblia afirma que los creyentes hemos sido escogidos de la misma manera que Israel.
Mira cómo lo escribió el apóstol Pablo en varios pasajes:
“Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios”, 1 Corintios 26-28 (énfasis añadido).
“A los que de antemano conoció [amó], también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” Romanos 8:29 (énfasis añadido).
“Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El […] conforme a la buena intención de Su voluntad [¡no conforme a algo bueno en nosotros!], para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado”, Efesios 1:4-6 (énfasis añadido).
Al igual que la nación de Israel miles de años atrás, Dios nos escoge por gracia para que busquemos vivir para su gloria en gratitud y adoración. Y hoy conocemos mucho más del amor de Dios que la nación de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento.
Conocemos mejor que en Dios hay perdón para todos nuestros pecados y salvación porque “Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8). Además, por medio de Cristo, formamos parte del Nuevo Pacto en el que Dios promete obrar en nosotros para que nunca nos apartemos de Él como los israelitas incrédulos se apartaron (Jer. 31:31-34; Lc. 22:20).[1]
Por tanto, vivamos en humildad y asombro ante Dios. Oremos que Él nos conceda sentir el peso de la grandeza abrumadora de estas verdades. Su gracia es totalmente soberana. Él muestra su gloria en esto, y así tenemos un fundamento firme para nuestra esperanza en medio de cualquier circunstancia en nuestras vidas: el amor de Dios es eterno y por eso nada podrá separarnos de Él (Ro. 8:38-39). Este es un amor escandaloso que debe movernos a la obediencia. Este es un amor que le da sentido a nuestras vidas y nos llena de gozo.
[1] Alguien podría pensar que las promesas de Dios fallaron debido a que ciertamente muchos israelitas se apartaron del Señor cuando (parece que) Él les había prometido este nuevo pacto. Mi respuesta es la misma que Pablo en Romanos 9: “No es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel” (v. 6). Recomiendo el estudio de ese capítulo en donde podemos ver la soberanía de Dios en la elección de pecadores para salvación.
¿Por qué Dios escogió a Israel como su pueblo en el Antiguo Testamento? | Preguntas bíblicas
La historia del Antiguo Testamento no es una historia en donde todo es color de rosa. Podemos decir que es el largo y doloroso relato de cómo Dios amó a Israel como un esposo a su esposa, pero esta esposa escogía una y otra vez prostituirse al entregarse a ídolos y al rebelarse contra el amor de su Señor. Es la historia de un Dios paciente ante el pecado de su pueblo de duro corazón.
Debido a esto, leer honestamente del pecado de Israel que se narra en el Antiguo Testamento hace que nos preguntemos: ¿cómo pudo Dios escoger como su pueblo a esta nación tan idólatra? Si Dios sabía que esta nación iba a ser tan pecadora, mala, y rebelde, ¿por qué les dio tantas bendiciones y les mostró un cuidado especial que ellos sin duda no merecían?
La razón de la elección
El Señor responde a esas preguntas en uno de los textos más importantes para poder entender el Antiguo Testamento. Presta atención a lo que Moisés dijo, guiado por Dios, al pueblo de Israel al final del éxodo:
“El Señor no puso Su amor en ustedes ni los escogió por ser ustedes más numerosos que otro pueblo, pues eran el más pequeño de todos los pueblos; mas porque el Señor los amó y guardó el juramento que hizo a sus padres, el Señor los sacó con mano fuerte y los redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto”, Deuteronomio 7:7-8 (énfasis añadido).
¿Leíste bien? Dios escogió a esta nación… porque el Señor la amó, cumpliendo así su promesa hecha a los patriarcas, por pura gracia. En otras palabras —y esto puede sonarnos muy extraño—, el Señor les dice: “Yo no los amo a ustedes porque ustedes sean más grandes o mejores que otros. Yo los amo a ustedes porque yo los amo”. Se trata de un amor tan soberano que nuestras mentes finitas y humanas jamás podrán terminar de comprenderlo.
Nuestro Dios es la clase de Dios excelso, todopoderoso, e indomable que ama y escoge a pecadores desde la eternidad totalmente por gracia, sin que ellos deban cumplir una condición para ser amados por Él de esta manera tan íntima y especial. Como Él había dicho a Moisés: “Tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión” (Ex. 33:19). Así de soberano es el Señor.
Dios nos escoge por gracia para que busquemos vivir para su gloria en gratitud y adoración.
Escogidos de la misma manera
Conocer que la nación israelita fue escogida solo por gracia, porque Dios los amó, es importante para nosotros porque nos recuerda que así es como Dios escoge a pecadores para que sean suyos. La Biblia afirma que los creyentes hemos sido escogidos de la misma manera que Israel.
Mira cómo lo escribió el apóstol Pablo en varios pasajes:
“Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios”, 1 Corintios 26-28 (énfasis añadido).
“A los que de antemano conoció [amó], también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” Romanos 8:29 (énfasis añadido).
“Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El […] conforme a la buena intención de Su voluntad [¡no conforme a algo bueno en nosotros!], para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado”, Efesios 1:4-6 (énfasis añadido).
Al igual que la nación de Israel miles de años atrás, Dios nos escoge por gracia para que busquemos vivir para su gloria en gratitud y adoración. Y hoy conocemos mucho más del amor de Dios que la nación de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento.
Conocemos mejor que en Dios hay perdón para todos nuestros pecados y salvación porque “Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8). Además, por medio de Cristo, formamos parte del Nuevo Pacto en el que Dios promete obrar en nosotros para que nunca nos apartemos de Él como los israelitas incrédulos se apartaron (Jer. 31:31-34; Lc. 22:20).[1]
Por tanto, vivamos en humildad y asombro ante Dios. Oremos que Él nos conceda sentir el peso de la grandeza abrumadora de estas verdades. Su gracia es totalmente soberana. Él muestra su gloria en esto, y así tenemos un fundamento firme para nuestra esperanza en medio de cualquier circunstancia en nuestras vidas: el amor de Dios es eterno y por eso nada podrá separarnos de Él (Ro. 8:38-39). Este es un amor escandaloso que debe movernos a la obediencia. Este es un amor que le da sentido a nuestras vidas y nos llena de gozo.
[1] Alguien podría pensar que las promesas de Dios fallaron debido a que ciertamente muchos israelitas se apartaron del Señor cuando (parece que) Él les había prometido este nuevo pacto. Mi respuesta es la misma que Pablo en Romanos 9: “No es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel” (v. 6). Recomiendo el estudio de ese capítulo en donde podemos ver la soberanía de Dios en la elección de pecadores para salvación.
¿Por qué Dios escogió a Israel como su pueblo en el Antiguo Testamento? | Preguntas bíblicas
La historia del Antiguo Testamento no es una historia en donde todo es color de rosa. Podemos decir que es el largo y doloroso relato de cómo Dios amó a Israel como un esposo a su esposa, pero esta esposa escogía una y otra vez prostituirse al entregarse a ídolos y al rebelarse contra el amor de su Señor. Es la historia de un Dios paciente ante el pecado de su pueblo de duro corazón.
Debido a esto, leer honestamente del pecado de Israel que se narra en el Antiguo Testamento hace que nos preguntemos: ¿cómo pudo Dios escoger como su pueblo a esta nación tan idólatra? Si Dios sabía que esta nación iba a ser tan pecadora, mala, y rebelde, ¿por qué les dio tantas bendiciones y les mostró un cuidado especial que ellos sin duda no merecían?
La razón de la elección
El Señor responde a esas preguntas en uno de los textos más importantes para poder entender el Antiguo Testamento. Presta atención a lo que Moisés dijo, guiado por Dios, al pueblo de Israel al final del éxodo:
“El Señor no puso Su amor en ustedes ni los escogió por ser ustedes más numerosos que otro pueblo, pues eran el más pequeño de todos los pueblos; mas porque el Señor los amó y guardó el juramento que hizo a sus padres, el Señor los sacó con mano fuerte y los redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto”, Deuteronomio 7:7-8 (énfasis añadido).
¿Leíste bien? Dios escogió a esta nación… porque el Señor la amó, cumpliendo así su promesa hecha a los patriarcas, por pura gracia. En otras palabras —y esto puede sonarnos muy extraño—, el Señor les dice: “Yo no los amo a ustedes porque ustedes sean más grandes o mejores que otros. Yo los amo a ustedes porque yo los amo”. Se trata de un amor tan soberano que nuestras mentes finitas y humanas jamás podrán terminar de comprenderlo.
Nuestro Dios es la clase de Dios excelso, todopoderoso, e indomable que ama y escoge a pecadores desde la eternidad totalmente por gracia, sin que ellos deban cumplir una condición para ser amados por Él de esta manera tan íntima y especial. Como Él había dicho a Moisés: “Tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión” (Ex. 33:19). Así de soberano es el Señor.
Dios nos escoge por gracia para que busquemos vivir para su gloria en gratitud y adoración.
Escogidos de la misma manera
Conocer que la nación israelita fue escogida solo por gracia, porque Dios los amó, es importante para nosotros porque nos recuerda que así es como Dios escoge a pecadores para que sean suyos. La Biblia afirma que los creyentes hemos sido escogidos de la misma manera que Israel.
Mira cómo lo escribió el apóstol Pablo en varios pasajes:
“Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios”, 1 Corintios 26-28 (énfasis añadido).
“A los que de antemano conoció [amó], también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” Romanos 8:29 (énfasis añadido).
“Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El […] conforme a la buena intención de Su voluntad [¡no conforme a algo bueno en nosotros!], para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado”, Efesios 1:4-6 (énfasis añadido).
Al igual que la nación de Israel miles de años atrás, Dios nos escoge por gracia para que busquemos vivir para su gloria en gratitud y adoración. Y hoy conocemos mucho más del amor de Dios que la nación de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento.
Conocemos mejor que en Dios hay perdón para todos nuestros pecados y salvación porque “Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8). Además, por medio de Cristo, formamos parte del Nuevo Pacto en el que Dios promete obrar en nosotros para que nunca nos apartemos de Él como los israelitas incrédulos se apartaron (Jer. 31:31-34; Lc. 22:20).[1]
Por tanto, vivamos en humildad y asombro ante Dios. Oremos que Él nos conceda sentir el peso de la grandeza abrumadora de estas verdades. Su gracia es totalmente soberana. Él muestra su gloria en esto, y así tenemos un fundamento firme para nuestra esperanza en medio de cualquier circunstancia en nuestras vidas: el amor de Dios es eterno y por eso nada podrá separarnos de Él (Ro. 8:38-39). Este es un amor escandaloso que debe movernos a la obediencia. Este es un amor que le da sentido a nuestras vidas y nos llena de gozo.
[1] Alguien podría pensar que las promesas de Dios fallaron debido a que ciertamente muchos israelitas se apartaron del Señor cuando (parece que) Él les había prometido este nuevo pacto. Mi respuesta es la misma que Pablo en Romanos 9: “No es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel” (v. 6). Recomiendo el estudio de ese capítulo en donde podemos ver la soberanía de Dios en la elección de pecadores para salvación.
DIOS ES UNA FAMILIA
¿Qué enseña la Biblia acerca de la familia?
La familia está en el centro del plan de Dios para la felicidad y el progreso de Sus hijos. La Santa Biblia enseña que Dios estableció a las familias desde el principio y nos muestra muchos ejemplos de familias fuertes. También nos enseña la manera de tener una familia amorosa y feliz.
La primera familia: Adán y Eva
Los primeros habitantes de la tierra formaron una familia. Desde el principio, Dios bendijo y promovió las familias, y mandó a Adán y a Eva: “Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra” (Génesis 1:28).
Honra a tu padre y a tu madre
Uno de los Diez Mandamientos que se dieron a Moisés en el Antiguo Testamento habla directamente de la relación que existe entre padres e hijos: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12).
Jesús enseñó sobre el matrimonio
Jesucristo enseñó que el matrimonio es santo y esencial en el plan de Dios: “[P]ero al principio de la creación, varón y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa. Y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Marcos 10:6–9).
Jesús cuidaba de Su familia
Jesús cuidaba de Su familia. A lo largo del Nuevo Testamento vemos que Jesucristo mostró amor por los miembros de Su familia, especialmente por Su madre, María. Aun estando en agonía en la cruz Jesucristo manifestó preocupación por el cuidado de Su madre: “Y cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19:26–27).
Los ejemplos en la Biblia enseñan la importancia de la familia
Algunos ejemplos muy conocidos de familias de la Biblia se encuentran al principio del Antiguo Testamento.
-
Abraham, Isaac y Jacob obedecieron el mandato de Dios de casarse y tener hijos.
-
Abraham y Sara ejercieron fe para poder disfrutar finalmente de las bendiciones que recibieron al tener a su hijo Isaac (véase Génesis 21).
-
Bajo la dirección del Señor, el siervo de Abraham viajó una larga distancia a fin de encontrar a Rebeca, una mujer justa, para que fuera la esposa de Isaac (véase Génesis 24).
-
Jacob, hijo de Isaac, trabajó durante muchos años para casarse y formar su propia familia, la cual llegó a ser la casa de Israel (véase Génesis 29–30).
Las enseñanzas de Pablo
El apóstol Pablo a menudo hablaba acerca de las relaciones familiares. Él aconsejó: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1–4).
DIOS ES UNA FAMILIA
¿Qué enseña la Biblia acerca de la familia?
La familia está en el centro del plan de Dios para la felicidad y el progreso de Sus hijos. La Santa Biblia enseña que Dios estableció a las familias desde el principio y nos muestra muchos ejemplos de familias fuertes. También nos enseña la manera de tener una familia amorosa y feliz.
La primera familia: Adán y Eva
Los primeros habitantes de la tierra formaron una familia. Desde el principio, Dios bendijo y promovió las familias, y mandó a Adán y a Eva: “Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra” (Génesis 1:28).
Honra a tu padre y a tu madre
Uno de los Diez Mandamientos que se dieron a Moisés en el Antiguo Testamento habla directamente de la relación que existe entre padres e hijos: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12).
Jesús enseñó sobre el matrimonio
Jesucristo enseñó que el matrimonio es santo y esencial en el plan de Dios: “[P]ero al principio de la creación, varón y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa. Y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Marcos 10:6–9).
Jesús cuidaba de Su familia
Jesús cuidaba de Su familia. A lo largo del Nuevo Testamento vemos que Jesucristo mostró amor por los miembros de Su familia, especialmente por Su madre, María. Aun estando en agonía en la cruz Jesucristo manifestó preocupación por el cuidado de Su madre: “Y cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19:26–27).
Los ejemplos en la Biblia enseñan la importancia de la familia
Algunos ejemplos muy conocidos de familias de la Biblia se encuentran al principio del Antiguo Testamento.
- Abraham, Isaac y Jacob obedecieron el mandato de Dios de casarse y tener hijos.
- Abraham y Sara ejercieron fe para poder disfrutar finalmente de las bendiciones que recibieron al tener a su hijo Isaac (véase Génesis 21).
- Bajo la dirección del Señor, el siervo de Abraham viajó una larga distancia a fin de encontrar a Rebeca, una mujer justa, para que fuera la esposa de Isaac (véase Génesis 24).
- Jacob, hijo de Isaac, trabajó durante muchos años para casarse y formar su propia familia, la cual llegó a ser la casa de Israel (véase Génesis 29–30).
Las enseñanzas de Pablo
El apóstol Pablo a menudo hablaba acerca de las relaciones familiares. Él aconsejó: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1–4).
DIOS ES UNA FAMILIA
¿Qué enseña la Biblia acerca de la familia?
La familia está en el centro del plan de Dios para la felicidad y el progreso de Sus hijos. La Santa Biblia enseña que Dios estableció a las familias desde el principio y nos muestra muchos ejemplos de familias fuertes. También nos enseña la manera de tener una familia amorosa y feliz.
La primera familia: Adán y Eva
Los primeros habitantes de la tierra formaron una familia. Desde el principio, Dios bendijo y promovió las familias, y mandó a Adán y a Eva: “Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra” (Génesis 1:28).
Honra a tu padre y a tu madre
Uno de los Diez Mandamientos que se dieron a Moisés en el Antiguo Testamento habla directamente de la relación que existe entre padres e hijos: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12).
Jesús enseñó sobre el matrimonio
Jesucristo enseñó que el matrimonio es santo y esencial en el plan de Dios: “[P]ero al principio de la creación, varón y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa. Y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Marcos 10:6–9).
Jesús cuidaba de Su familia
Jesús cuidaba de Su familia. A lo largo del Nuevo Testamento vemos que Jesucristo mostró amor por los miembros de Su familia, especialmente por Su madre, María. Aun estando en agonía en la cruz Jesucristo manifestó preocupación por el cuidado de Su madre: “Y cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19:26–27).
Los ejemplos en la Biblia enseñan la importancia de la familia
Algunos ejemplos muy conocidos de familias de la Biblia se encuentran al principio del Antiguo Testamento.
- Abraham, Isaac y Jacob obedecieron el mandato de Dios de casarse y tener hijos.
- Abraham y Sara ejercieron fe para poder disfrutar finalmente de las bendiciones que recibieron al tener a su hijo Isaac (véase Génesis 21).
- Bajo la dirección del Señor, el siervo de Abraham viajó una larga distancia a fin de encontrar a Rebeca, una mujer justa, para que fuera la esposa de Isaac (véase Génesis 24).
- Jacob, hijo de Isaac, trabajó durante muchos años para casarse y formar su propia familia, la cual llegó a ser la casa de Israel (véase Génesis 29–30).
Las enseñanzas de Pablo
El apóstol Pablo a menudo hablaba acerca de las relaciones familiares. Él aconsejó: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1–4).
DIOS ES UNA FAMILIA
¿Qué enseña la Biblia acerca de la familia?
La familia está en el centro del plan de Dios para la felicidad y el progreso de Sus hijos. La Santa Biblia enseña que Dios estableció a las familias desde el principio y nos muestra muchos ejemplos de familias fuertes. También nos enseña la manera de tener una familia amorosa y feliz.
La primera familia: Adán y Eva
Los primeros habitantes de la tierra formaron una familia. Desde el principio, Dios bendijo y promovió las familias, y mandó a Adán y a Eva: “Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra” (Génesis 1:28).
Honra a tu padre y a tu madre
Uno de los Diez Mandamientos que se dieron a Moisés en el Antiguo Testamento habla directamente de la relación que existe entre padres e hijos: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12).
Jesús enseñó sobre el matrimonio
Jesucristo enseñó que el matrimonio es santo y esencial en el plan de Dios: “[P]ero al principio de la creación, varón y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa. Y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Marcos 10:6–9).
Jesús cuidaba de Su familia
Jesús cuidaba de Su familia. A lo largo del Nuevo Testamento vemos que Jesucristo mostró amor por los miembros de Su familia, especialmente por Su madre, María. Aun estando en agonía en la cruz Jesucristo manifestó preocupación por el cuidado de Su madre: “Y cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19:26–27).
Los ejemplos en la Biblia enseñan la importancia de la familia
Algunos ejemplos muy conocidos de familias de la Biblia se encuentran al principio del Antiguo Testamento.
- Abraham, Isaac y Jacob obedecieron el mandato de Dios de casarse y tener hijos.
- Abraham y Sara ejercieron fe para poder disfrutar finalmente de las bendiciones que recibieron al tener a su hijo Isaac (véase Génesis 21).
- Bajo la dirección del Señor, el siervo de Abraham viajó una larga distancia a fin de encontrar a Rebeca, una mujer justa, para que fuera la esposa de Isaac (véase Génesis 24).
- Jacob, hijo de Isaac, trabajó durante muchos años para casarse y formar su propia familia, la cual llegó a ser la casa de Israel (véase Génesis 29–30).
Las enseñanzas de Pablo
El apóstol Pablo a menudo hablaba acerca de las relaciones familiares. Él aconsejó: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1–4).
Yo soy Sam
Los personajes
1. Sam Dawson
Sam Dawson es el protagonista de esta emotiva historia.
Gentil, cálido, inocente y tierno, Sam es un joven discapacitado mental que trabaja en una cafetería y que, de repente, se encuentra en la obligación de cuidar y educar a su hija recién nacida.
Sam, que tiene una edad mental de aproximadamente un niño de siete años, se encuentra al principio con dificultades para el correcto cuidado
de su hija, aunque desde los inicios recibirá la inestimable ayuda de su vecina Annie, que le dará apoyo y asoseramiento.
Sam intentará compaginar su trabajo en la cafetería con el cuidado de su hija, pero una desafortunada circunstancia hará que los servicios
sociales descubran la situación en la que se encuentran Sam y su hija. El Estado cree que no esta calificado intelectualmente para hacerse cargo
de Lucy y le quitan su custodia.
A partir de este momento es cuando Sam inicia su lucha para recuperar a su hija, rodeado por una situación legal que parece imposible de resolver a su favor.
2. Rita Harrison
Rita es una letrada altamente reputada, gerente de un prestigioso despacho de abogados, y ambiciosamente centrada en el éxito profesional. Sam no puede pagarle sus
altos honorarios pero, tras insistir, finalmente consigue que le represente de forma altruista, un poco condicionada por
la presión de sus compañeros de profesión.
Nada tiene que ver la situación personal que vive Rita en su vida privada con la que parece mostrar a quienes la
onocen. Por una parte, intenta ganarse, sin muchos resultados, el cariño de su hijo, de una forma materialista, ya que no ve otra alternativa para poder acercarse a él. Su
matrimonio es un fracaso y la comunicación con su pareja brilla por su ausencia. Su búsqueda constante de la
perfección y el éxito le han distanciado de los suyos en su vida personal y este hecho, poco a poco, ha minado su
autoestima.
La relación que establece con Sam evoluciona gradualmente a lo largo de la película de una forma bastante curiosa, hasta originarse entre ellos un vínculo
muy especial. Lo que en un principio parecía que iba a ser ayuda únicamente de ella hacia él, al final acaba por
convertirse en un recíproco canal de intercambio de aprendizajes, que hacen mejorar la convivencia y realización personal, tanto de Sam como de Rita. A pesar de que a primera vista ambos parecen completamente opuestos, en realidad tienen mucho en común.
3. Lucy Diamond Dawson
Lucy es la extraordinaria hija de Sam, fruto de una relación que éste tuvo con una mujer que, en cuanto dio a luz a Lucy les abandonó, ya que no quería hacerse cargo ni de ella, ni de su padre. Tanto la madurez intelectual de Lucy, como la madurez emocional que ésta demuestra en
muchos momentos del film, la convierten en un personaje muy especial, sobre todo por la situación en la que se
encuentra. Pese a la fuerza interior que demuestra esta pequeña en algunos momentos de la película también afloran su
inseguridad, inocencia y vulnerabilidad, propias de una niña de siete años, que se ve sumergida en una serie de situaciones que, si para un ser adulto ya serían
complicadas, obviamente, para ella muchas veces sobrepasan sus capacidades de acción.
Lucy quiere mucho a su padre, pero le han apartado de él, ya que el Estado cree que éste no está capacitado para
hacerse cargo de ella. Deberá superar la separación y asimilar el hecho de que la envíen con una familia de acogida, lo que le resultará muy difícil desde un principio,
ya que los lazos que la unen emocionalmente con su padre son muy intensos.
En todo momento Lucy demuestra una gran empatía hacia Sam, pero indiscutiblemente también se hace patente que, a su corta edad, le es muy difícil conseguir hacer frente tanto a al hecho de estar con él, como al hecho de estar separada de él, lo que hace que se
encuentre en una situación muy delicada, llena de constantes luchas interiores, confusiones e inseguridades.
4. Annie
Annie es la vecina de Sam y cuando se entera de la situación de éste se convierte, de alguna manera, en su “asesora” durante las 24 horas del día. Sobre todo en lo referente a las dudas que se le plantean a Sam en cuanto a las necesidades puntuales de Lucy: le enseña cada cuánto debe de dar de comer a la pequeña, cómo debe cambiar los pañales, …
Es una persona amable, paciente y comprensiva, y así se muestra en todo momento con Sam. El apoyo que le ofrece es indiscutible e incluso, aunque al
principio se niegue a ello, finalmente irá a testificar en el juicio, para ayudar a que Sam consiga la custodia de Lucy.
En el transcurso de la historia se irá desvelando un hecho oculto de su pasado, que Annie guarda en su interior y que le resulta muy difícil compartir.
5. Los amigos de Sam
Cuando Sam debe hacerse cargo de su hija recién nacida contará con la ayuda incondicional de su grupo de amigos, deficientes psíquicos como él.
Ifty, Robert, Brad y Joe apoyarán en todo momento a su colega y lo animarán para que no desista en los momentos difíciles. Ello se hace patente, sobre todo, cuando la justicia le arrebata a Sam el cariño de su hija Lucy. Juntos buscarán la manera de que Sam encuentre al mejor abogado de la ciudad y lo acompañarán a todas y a cada una de las vistas del juicio, para que no se sienta solo.
Cada uno de los miembros de este peculiar grupo de amigos posee unos rasgos de personalidad muy característicos, pero con un aspecto común: sienten, confirman y practican de una forma pura y sincera el
valor de la amistad.
Yo soy Sam
Los personajes
1. Sam Dawson
Sam Dawson es el protagonista de esta emotiva historia.
Gentil, cálido, inocente y tierno, Sam es un joven discapacitado mental que trabaja en una cafetería y que, de repente, se encuentra en la obligación de cuidar y educar a su hija recién nacida.
Sam, que tiene una edad mental de aproximadamente un niño de siete años, se encuentra al principio con dificultades para el correcto cuidado
de su hija, aunque desde los inicios recibirá la inestimable ayuda de su vecina Annie, que le dará apoyo y asoseramiento.
Sam intentará compaginar su trabajo en la cafetería con el cuidado de su hija, pero una desafortunada circunstancia hará que los servicios
sociales descubran la situación en la que se encuentran Sam y su hija. El Estado cree que no esta calificado intelectualmente para hacerse cargo
de Lucy y le quitan su custodia.
A partir de este momento es cuando Sam inicia su lucha para recuperar a su hija, rodeado por una situación legal que parece imposible de resolver a su favor.
2. Rita Harrison
Rita es una letrada altamente reputada, gerente de un prestigioso despacho de abogados, y ambiciosamente centrada en el éxito profesional. Sam no puede pagarle sus
altos honorarios pero, tras insistir, finalmente consigue que le represente de forma altruista, un poco condicionada por
la presión de sus compañeros de profesión.
Nada tiene que ver la situación personal que vive Rita en su vida privada con la que parece mostrar a quienes la
onocen. Por una parte, intenta ganarse, sin muchos resultados, el cariño de su hijo, de una forma materialista, ya que no ve otra alternativa para poder acercarse a él. Su
matrimonio es un fracaso y la comunicación con su pareja brilla por su ausencia. Su búsqueda constante de la
perfección y el éxito le han distanciado de los suyos en su vida personal y este hecho, poco a poco, ha minado su
autoestima.
La relación que establece con Sam evoluciona gradualmente a lo largo de la película de una forma bastante curiosa, hasta originarse entre ellos un vínculo
muy especial. Lo que en un principio parecía que iba a ser ayuda únicamente de ella hacia él, al final acaba por
convertirse en un recíproco canal de intercambio de aprendizajes, que hacen mejorar la convivencia y realización personal, tanto de Sam como de Rita. A pesar de que a primera vista ambos parecen completamente opuestos, en realidad tienen mucho en común.
3. Lucy Diamond Dawson
Lucy es la extraordinaria hija de Sam, fruto de una relación que éste tuvo con una mujer que, en cuanto dio a luz a Lucy les abandonó, ya que no quería hacerse cargo ni de ella, ni de su padre. Tanto la madurez intelectual de Lucy, como la madurez emocional que ésta demuestra en
muchos momentos del film, la convierten en un personaje muy especial, sobre todo por la situación en la que se
encuentra. Pese a la fuerza interior que demuestra esta pequeña en algunos momentos de la película también afloran su
inseguridad, inocencia y vulnerabilidad, propias de una niña de siete años, que se ve sumergida en una serie de situaciones que, si para un ser adulto ya serían
complicadas, obviamente, para ella muchas veces sobrepasan sus capacidades de acción.
Lucy quiere mucho a su padre, pero le han apartado de él, ya que el Estado cree que éste no está capacitado para
hacerse cargo de ella. Deberá superar la separación y asimilar el hecho de que la envíen con una familia de acogida, lo que le resultará muy difícil desde un principio,
ya que los lazos que la unen emocionalmente con su padre son muy intensos.
En todo momento Lucy demuestra una gran empatía hacia Sam, pero indiscutiblemente también se hace patente que, a su corta edad, le es muy difícil conseguir hacer frente tanto a al hecho de estar con él, como al hecho de estar separada de él, lo que hace que se
encuentre en una situación muy delicada, llena de constantes luchas interiores, confusiones e inseguridades.
4. Annie
Annie es la vecina de Sam y cuando se entera de la situación de éste se convierte, de alguna manera, en su “asesora” durante las 24 horas del día. Sobre todo en lo referente a las dudas que se le plantean a Sam en cuanto a las necesidades puntuales de Lucy: le enseña cada cuánto debe de dar de comer a la pequeña, cómo debe cambiar los pañales, …
Es una persona amable, paciente y comprensiva, y así se muestra en todo momento con Sam. El apoyo que le ofrece es indiscutible e incluso, aunque al
principio se niegue a ello, finalmente irá a testificar en el juicio, para ayudar a que Sam consiga la custodia de Lucy.
En el transcurso de la historia se irá desvelando un hecho oculto de su pasado, que Annie guarda en su interior y que le resulta muy difícil compartir.
5. Los amigos de Sam
Cuando Sam debe hacerse cargo de su hija recién nacida contará con la ayuda incondicional de su grupo de amigos, deficientes psíquicos como él.
Ifty, Robert, Brad y Joe apoyarán en todo momento a su colega y lo animarán para que no desista en los momentos difíciles. Ello se hace patente, sobre todo, cuando la justicia le arrebata a Sam el cariño de su hija Lucy. Juntos buscarán la manera de que Sam encuentre al mejor abogado de la ciudad y lo acompañarán a todas y a cada una de las vistas del juicio, para que no se sienta solo.
Cada uno de los miembros de este peculiar grupo de amigos posee unos rasgos de personalidad muy característicos, pero con un aspecto común: sienten, confirman y practican de una forma pura y sincera el
valor de la amistad.
Yo soy Sam
Los personajes
1. Sam Dawson
Sam Dawson es el protagonista de esta emotiva historia.
Gentil, cálido, inocente y tierno, Sam es un joven discapacitado mental que trabaja en una cafetería y que, de repente, se encuentra en la obligación de cuidar y educar a su hija recién nacida.
Sam, que tiene una edad mental de aproximadamente un niño de siete años, se encuentra al principio con dificultades para el correcto cuidado
de su hija, aunque desde los inicios recibirá la inestimable ayuda de su vecina Annie, que le dará apoyo y asoseramiento.
Sam intentará compaginar su trabajo en la cafetería con el cuidado de su hija, pero una desafortunada circunstancia hará que los servicios
sociales descubran la situación en la que se encuentran Sam y su hija. El Estado cree que no esta calificado intelectualmente para hacerse cargo
de Lucy y le quitan su custodia.
A partir de este momento es cuando Sam inicia su lucha para recuperar a su hija, rodeado por una situación legal que parece imposible de resolver a su favor.
2. Rita Harrison
Rita es una letrada altamente reputada, gerente de un prestigioso despacho de abogados, y ambiciosamente centrada en el éxito profesional. Sam no puede pagarle sus
altos honorarios pero, tras insistir, finalmente consigue que le represente de forma altruista, un poco condicionada por
la presión de sus compañeros de profesión.
Nada tiene que ver la situación personal que vive Rita en su vida privada con la que parece mostrar a quienes la
onocen. Por una parte, intenta ganarse, sin muchos resultados, el cariño de su hijo, de una forma materialista, ya que no ve otra alternativa para poder acercarse a él. Su
matrimonio es un fracaso y la comunicación con su pareja brilla por su ausencia. Su búsqueda constante de la
perfección y el éxito le han distanciado de los suyos en su vida personal y este hecho, poco a poco, ha minado su
autoestima.
La relación que establece con Sam evoluciona gradualmente a lo largo de la película de una forma bastante curiosa, hasta originarse entre ellos un vínculo
muy especial. Lo que en un principio parecía que iba a ser ayuda únicamente de ella hacia él, al final acaba por
convertirse en un recíproco canal de intercambio de aprendizajes, que hacen mejorar la convivencia y realización personal, tanto de Sam como de Rita. A pesar de que a primera vista ambos parecen completamente opuestos, en realidad tienen mucho en común.
3. Lucy Diamond Dawson
Lucy es la extraordinaria hija de Sam, fruto de una relación que éste tuvo con una mujer que, en cuanto dio a luz a Lucy les abandonó, ya que no quería hacerse cargo ni de ella, ni de su padre. Tanto la madurez intelectual de Lucy, como la madurez emocional que ésta demuestra en
muchos momentos del film, la convierten en un personaje muy especial, sobre todo por la situación en la que se
encuentra. Pese a la fuerza interior que demuestra esta pequeña en algunos momentos de la película también afloran su
inseguridad, inocencia y vulnerabilidad, propias de una niña de siete años, que se ve sumergida en una serie de situaciones que, si para un ser adulto ya serían
complicadas, obviamente, para ella muchas veces sobrepasan sus capacidades de acción.
Lucy quiere mucho a su padre, pero le han apartado de él, ya que el Estado cree que éste no está capacitado para
hacerse cargo de ella. Deberá superar la separación y asimilar el hecho de que la envíen con una familia de acogida, lo que le resultará muy difícil desde un principio,
ya que los lazos que la unen emocionalmente con su padre son muy intensos.
En todo momento Lucy demuestra una gran empatía hacia Sam, pero indiscutiblemente también se hace patente que, a su corta edad, le es muy difícil conseguir hacer frente tanto a al hecho de estar con él, como al hecho de estar separada de él, lo que hace que se
encuentre en una situación muy delicada, llena de constantes luchas interiores, confusiones e inseguridades.
4. Annie
Annie es la vecina de Sam y cuando se entera de la situación de éste se convierte, de alguna manera, en su “asesora” durante las 24 horas del día. Sobre todo en lo referente a las dudas que se le plantean a Sam en cuanto a las necesidades puntuales de Lucy: le enseña cada cuánto debe de dar de comer a la pequeña, cómo debe cambiar los pañales, …
Es una persona amable, paciente y comprensiva, y así se muestra en todo momento con Sam. El apoyo que le ofrece es indiscutible e incluso, aunque al
principio se niegue a ello, finalmente irá a testificar en el juicio, para ayudar a que Sam consiga la custodia de Lucy.
En el transcurso de la historia se irá desvelando un hecho oculto de su pasado, que Annie guarda en su interior y que le resulta muy difícil compartir.
5. Los amigos de Sam
Cuando Sam debe hacerse cargo de su hija recién nacida contará con la ayuda incondicional de su grupo de amigos, deficientes psíquicos como él.
Ifty, Robert, Brad y Joe apoyarán en todo momento a su colega y lo animarán para que no desista en los momentos difíciles. Ello se hace patente, sobre todo, cuando la justicia le arrebata a Sam el cariño de su hija Lucy. Juntos buscarán la manera de que Sam encuentre al mejor abogado de la ciudad y lo acompañarán a todas y a cada una de las vistas del juicio, para que no se sienta solo.
Cada uno de los miembros de este peculiar grupo de amigos posee unos rasgos de personalidad muy característicos, pero con un aspecto común: sienten, confirman y practican de una forma pura y sincera el
valor de la amistad.
Yo soy Sam
Los personajes
1. Sam Dawson
Sam Dawson es el protagonista de esta emotiva historia.
Gentil, cálido, inocente y tierno, Sam es un joven discapacitado mental que trabaja en una cafetería y que, de repente, se encuentra en la obligación de cuidar y educar a su hija recién nacida.
Sam, que tiene una edad mental de aproximadamente un niño de siete años, se encuentra al principio con dificultades para el correcto cuidado
de su hija, aunque desde los inicios recibirá la inestimable ayuda de su vecina Annie, que le dará apoyo y asoseramiento.
Sam intentará compaginar su trabajo en la cafetería con el cuidado de su hija, pero una desafortunada circunstancia hará que los servicios
sociales descubran la situación en la que se encuentran Sam y su hija. El Estado cree que no esta calificado intelectualmente para hacerse cargo
de Lucy y le quitan su custodia.
A partir de este momento es cuando Sam inicia su lucha para recuperar a su hija, rodeado por una situación legal que parece imposible de resolver a su favor.
2. Rita Harrison
Rita es una letrada altamente reputada, gerente de un prestigioso despacho de abogados, y ambiciosamente centrada en el éxito profesional. Sam no puede pagarle sus
altos honorarios pero, tras insistir, finalmente consigue que le represente de forma altruista, un poco condicionada por
la presión de sus compañeros de profesión.
Nada tiene que ver la situación personal que vive Rita en su vida privada con la que parece mostrar a quienes la
onocen. Por una parte, intenta ganarse, sin muchos resultados, el cariño de su hijo, de una forma materialista, ya que no ve otra alternativa para poder acercarse a él. Su
matrimonio es un fracaso y la comunicación con su pareja brilla por su ausencia. Su búsqueda constante de la
perfección y el éxito le han distanciado de los suyos en su vida personal y este hecho, poco a poco, ha minado su
autoestima.
La relación que establece con Sam evoluciona gradualmente a lo largo de la película de una forma bastante curiosa, hasta originarse entre ellos un vínculo
muy especial. Lo que en un principio parecía que iba a ser ayuda únicamente de ella hacia él, al final acaba por
convertirse en un recíproco canal de intercambio de aprendizajes, que hacen mejorar la convivencia y realización personal, tanto de Sam como de Rita. A pesar de que a primera vista ambos parecen completamente opuestos, en realidad tienen mucho en común.
3. Lucy Diamond Dawson
Lucy es la extraordinaria hija de Sam, fruto de una relación que éste tuvo con una mujer que, en cuanto dio a luz a Lucy les abandonó, ya que no quería hacerse cargo ni de ella, ni de su padre. Tanto la madurez intelectual de Lucy, como la madurez emocional que ésta demuestra en
muchos momentos del film, la convierten en un personaje muy especial, sobre todo por la situación en la que se
encuentra. Pese a la fuerza interior que demuestra esta pequeña en algunos momentos de la película también afloran su
inseguridad, inocencia y vulnerabilidad, propias de una niña de siete años, que se ve sumergida en una serie de situaciones que, si para un ser adulto ya serían
complicadas, obviamente, para ella muchas veces sobrepasan sus capacidades de acción.
Lucy quiere mucho a su padre, pero le han apartado de él, ya que el Estado cree que éste no está capacitado para
hacerse cargo de ella. Deberá superar la separación y asimilar el hecho de que la envíen con una familia de acogida, lo que le resultará muy difícil desde un principio,
ya que los lazos que la unen emocionalmente con su padre son muy intensos.
En todo momento Lucy demuestra una gran empatía hacia Sam, pero indiscutiblemente también se hace patente que, a su corta edad, le es muy difícil conseguir hacer frente tanto a al hecho de estar con él, como al hecho de estar separada de él, lo que hace que se
encuentre en una situación muy delicada, llena de constantes luchas interiores, confusiones e inseguridades.
4. Annie
Annie es la vecina de Sam y cuando se entera de la situación de éste se convierte, de alguna manera, en su “asesora” durante las 24 horas del día. Sobre todo en lo referente a las dudas que se le plantean a Sam en cuanto a las necesidades puntuales de Lucy: le enseña cada cuánto debe de dar de comer a la pequeña, cómo debe cambiar los pañales, …
Es una persona amable, paciente y comprensiva, y así se muestra en todo momento con Sam. El apoyo que le ofrece es indiscutible e incluso, aunque al
principio se niegue a ello, finalmente irá a testificar en el juicio, para ayudar a que Sam consiga la custodia de Lucy.
En el transcurso de la historia se irá desvelando un hecho oculto de su pasado, que Annie guarda en su interior y que le resulta muy difícil compartir.
5. Los amigos de Sam
Cuando Sam debe hacerse cargo de su hija recién nacida contará con la ayuda incondicional de su grupo de amigos, deficientes psíquicos como él.
Ifty, Robert, Brad y Joe apoyarán en todo momento a su colega y lo animarán para que no desista en los momentos difíciles. Ello se hace patente, sobre todo, cuando la justicia le arrebata a Sam el cariño de su hija Lucy. Juntos buscarán la manera de que Sam encuentre al mejor abogado de la ciudad y lo acompañarán a todas y a cada una de las vistas del juicio, para que no se sienta solo.
Cada uno de los miembros de este peculiar grupo de amigos posee unos rasgos de personalidad muy característicos, pero con un aspecto común: sienten, confirman y practican de una forma pura y sincera el
valor de la amistad.
Yo soy Sam
1. Temática
Discapacidad, diferencia y amor
Discapacidad. La película nos permite reflexionar sobre las capacidades y discapacidades que todas las personas tenemos en algunas facetas de nuestra vida.
Diferencia. A lo largo de la película se nos presentan personas que son consideradas
«diferentes» y podemos ver las diversas maneras en que las personas de su entorno
se relacionan con ellas.
Amor. En la película podemos ver las relaciones entre padres/madres con sus hijos/as
y los sentimientos de amor y desamor entre ellos.
2. Sugerencias para ver y escuchar la película
Una película se puede ver y escuchar de muchas maneras. Ofrecemos unos puntos de referencia. Concretamente, sugerimos ver y escuchar la película…
…hacia adentro.
Reflexionar sobre lo que la película nos sugiere en primerapersona y sobre las preguntas que nos plantea en nuestra propia vida. No pretendemos buscar respuestas definitivas, atendemos a las resonancias que nos deja.
…hacia fuera.
Promover un coloquio sobre la película en familia o en grupo. No se trata de llegar a conclusiones. Compartimos lo que hemos sentido y percibido e intentamos escuchar y entender la percepción diferente de los otros.
…no sólo con la cabeza, también con el corazón.
Se trata de dejar por un momento a un lado los prejuicios ideológicos o ideas preconcebidas para que, al hilo de lo que nos cuenta la película, puedan hablar los sentimientos.
…y después de algún tiempo repensar.
Estar atentos al poso que la película
deja después de unos días. Ese «poso» es una impresión en la que se funden nuestra reflexión sobre lo que hemos visto y la vida propia que la historia cobraen nosotros/as.
Algunas preguntas…
…antes de la película.
· Sobre la discapacidad: ¿Qué es una discapacidad? ¿Cómo nos relacionamos con
una persona discapacitada? ¿Sabemos ver sus capacidades?
·Sobre la diferencia: ¿Por qué decimos que algunas personas son «diferentes»?
¿Hay personas iguales?
·Sobre el amor: ¿Es una capacidad que tenemos todas las personas? ¿Cómo se
mide?
…después de la película
·¿En qué consiste la discapacidad de Sam? ¿Y cuáles son sus capacidades? ¿Cómo
vive Luci que su padre sea «diferente»? ¿Cómo se relaciona la gente con Sam?
¿Cómo lo ven?
·Rita dice a Sam: «Minusválido, discapacitado, retrasado… no sé cómo llamarte».
Y Sam responde: «Sam, puede llamarme Sam». ¿Cómo influye Sam en la vida
de Rita?
·¿Cómo es la relación de amor de padres/madres hijos/as en la película? ¿Es Sam un buen padre? ¿Está capacitado Sam para amar a su hija? ¿Y para responsabilizarse de ella?
Yo soy Sam
1. Temática
Discapacidad, diferencia y amor
Discapacidad. La película nos permite reflexionar sobre las capacidades y discapacidades que todas las personas tenemos en algunas facetas de nuestra vida.
Diferencia. A lo largo de la película se nos presentan personas que son consideradas
«diferentes» y podemos ver las diversas maneras en que las personas de su entorno
se relacionan con ellas.
Amor. En la película podemos ver las relaciones entre padres/madres con sus hijos/as
y los sentimientos de amor y desamor entre ellos.
2. Sugerencias para ver y escuchar la película
Una película se puede ver y escuchar de muchas maneras. Ofrecemos unos puntos de referencia. Concretamente, sugerimos ver y escuchar la película…
…hacia adentro.
Reflexionar sobre lo que la película nos sugiere en primerapersona y sobre las preguntas que nos plantea en nuestra propia vida. No pretendemos buscar respuestas definitivas, atendemos a las resonancias que nos deja.
…hacia fuera.
Promover un coloquio sobre la película en familia o en grupo. No se trata de llegar a conclusiones. Compartimos lo que hemos sentido y percibido e intentamos escuchar y entender la percepción diferente de los otros.
…no sólo con la cabeza, también con el corazón.
Se trata de dejar por un momento a un lado los prejuicios ideológicos o ideas preconcebidas para que, al hilo de lo que nos cuenta la película, puedan hablar los sentimientos.
…y después de algún tiempo repensar.
Estar atentos al poso que la película
deja después de unos días. Ese «poso» es una impresión en la que se funden nuestra reflexión sobre lo que hemos visto y la vida propia que la historia cobraen nosotros/as.
Algunas preguntas…
…antes de la película.
· Sobre la discapacidad: ¿Qué es una discapacidad? ¿Cómo nos relacionamos con
una persona discapacitada? ¿Sabemos ver sus capacidades?
·Sobre la diferencia: ¿Por qué decimos que algunas personas son «diferentes»?
¿Hay personas iguales?
·Sobre el amor: ¿Es una capacidad que tenemos todas las personas? ¿Cómo se
mide?
…después de la película
·¿En qué consiste la discapacidad de Sam? ¿Y cuáles son sus capacidades? ¿Cómo
vive Luci que su padre sea «diferente»? ¿Cómo se relaciona la gente con Sam?
¿Cómo lo ven?
·Rita dice a Sam: «Minusválido, discapacitado, retrasado… no sé cómo llamarte».
Y Sam responde: «Sam, puede llamarme Sam». ¿Cómo influye Sam en la vida
de Rita?
·¿Cómo es la relación de amor de padres/madres hijos/as en la película? ¿Es Sam un buen padre? ¿Está capacitado Sam para amar a su hija? ¿Y para responsabilizarse de ella?
Yo soy Sam
1. Temática
Discapacidad, diferencia y amor
Discapacidad. La película nos permite reflexionar sobre las capacidades y discapacidades que todas las personas tenemos en algunas facetas de nuestra vida.
Diferencia. A lo largo de la película se nos presentan personas que son consideradas
«diferentes» y podemos ver las diversas maneras en que las personas de su entorno
se relacionan con ellas.
Amor. En la película podemos ver las relaciones entre padres/madres con sus hijos/as
y los sentimientos de amor y desamor entre ellos.
2. Sugerencias para ver y escuchar la película
Una película se puede ver y escuchar de muchas maneras. Ofrecemos unos puntos de referencia. Concretamente, sugerimos ver y escuchar la película…
…hacia adentro.
Reflexionar sobre lo que la película nos sugiere en primerapersona y sobre las preguntas que nos plantea en nuestra propia vida. No pretendemos buscar respuestas definitivas, atendemos a las resonancias que nos deja.
…hacia fuera.
Promover un coloquio sobre la película en familia o en grupo. No se trata de llegar a conclusiones. Compartimos lo que hemos sentido y percibido e intentamos escuchar y entender la percepción diferente de los otros.
…no sólo con la cabeza, también con el corazón.
Se trata de dejar por un momento a un lado los prejuicios ideológicos o ideas preconcebidas para que, al hilo de lo que nos cuenta la película, puedan hablar los sentimientos.
…y después de algún tiempo repensar.
Estar atentos al poso que la película
deja después de unos días. Ese «poso» es una impresión en la que se funden nuestra reflexión sobre lo que hemos visto y la vida propia que la historia cobraen nosotros/as.
Algunas preguntas…
…antes de la película.
· Sobre la discapacidad: ¿Qué es una discapacidad? ¿Cómo nos relacionamos con
una persona discapacitada? ¿Sabemos ver sus capacidades?
·Sobre la diferencia: ¿Por qué decimos que algunas personas son «diferentes»?
¿Hay personas iguales?
·Sobre el amor: ¿Es una capacidad que tenemos todas las personas? ¿Cómo se
mide?
…después de la película
·¿En qué consiste la discapacidad de Sam? ¿Y cuáles son sus capacidades? ¿Cómo
vive Luci que su padre sea «diferente»? ¿Cómo se relaciona la gente con Sam?
¿Cómo lo ven?
·Rita dice a Sam: «Minusválido, discapacitado, retrasado… no sé cómo llamarte».
Y Sam responde: «Sam, puede llamarme Sam». ¿Cómo influye Sam en la vida
de Rita?
·¿Cómo es la relación de amor de padres/madres hijos/as en la película? ¿Es Sam un buen padre? ¿Está capacitado Sam para amar a su hija? ¿Y para responsabilizarse de ella?
Yo soy Sam
1. Temática
Discapacidad, diferencia y amor
Discapacidad. La película nos permite reflexionar sobre las capacidades y discapacidades que todas las personas tenemos en algunas facetas de nuestra vida.
Diferencia. A lo largo de la película se nos presentan personas que son consideradas
«diferentes» y podemos ver las diversas maneras en que las personas de su entorno
se relacionan con ellas.
Amor. En la película podemos ver las relaciones entre padres/madres con sus hijos/as
y los sentimientos de amor y desamor entre ellos.
2. Sugerencias para ver y escuchar la película
Una película se puede ver y escuchar de muchas maneras. Ofrecemos unos puntos de referencia. Concretamente, sugerimos ver y escuchar la película…
…hacia adentro.
Reflexionar sobre lo que la película nos sugiere en primerapersona y sobre las preguntas que nos plantea en nuestra propia vida. No pretendemos buscar respuestas definitivas, atendemos a las resonancias que nos deja.
…hacia fuera.
Promover un coloquio sobre la película en familia o en grupo. No se trata de llegar a conclusiones. Compartimos lo que hemos sentido y percibido e intentamos escuchar y entender la percepción diferente de los otros.
…no sólo con la cabeza, también con el corazón.
Se trata de dejar por un momento a un lado los prejuicios ideológicos o ideas preconcebidas para que, al hilo de lo que nos cuenta la película, puedan hablar los sentimientos.
…y después de algún tiempo repensar.
Estar atentos al poso que la película
deja después de unos días. Ese «poso» es una impresión en la que se funden nuestra reflexión sobre lo que hemos visto y la vida propia que la historia cobraen nosotros/as.
Algunas preguntas…
…antes de la película.
· Sobre la discapacidad: ¿Qué es una discapacidad? ¿Cómo nos relacionamos con
una persona discapacitada? ¿Sabemos ver sus capacidades?
·Sobre la diferencia: ¿Por qué decimos que algunas personas son «diferentes»?
¿Hay personas iguales?
·Sobre el amor: ¿Es una capacidad que tenemos todas las personas? ¿Cómo se
mide?
…después de la película
·¿En qué consiste la discapacidad de Sam? ¿Y cuáles son sus capacidades? ¿Cómo
vive Luci que su padre sea «diferente»? ¿Cómo se relaciona la gente con Sam?
¿Cómo lo ven?
·Rita dice a Sam: «Minusválido, discapacitado, retrasado… no sé cómo llamarte».
Y Sam responde: «Sam, puede llamarme Sam». ¿Cómo influye Sam en la vida
de Rita?
·¿Cómo es la relación de amor de padres/madres hijos/as en la película? ¿Es Sam un buen padre? ¿Está capacitado Sam para amar a su hija? ¿Y para responsabilizarse de ella?
1º DE ESO
YO SOY SAM
Sam Dawson (Sean Penn) es un deficiente mental que deberá luchar por conservar la custodia de su pequeña hija, ya que el Estado considera que no está capacitado para hacerse cargo de su educación. De su defensa se encargará una prestigiosa abogada, Rita Harrison (Michelle Pfeiffer), cuyo desinterés y frialdad inicial cambiarán tras conocer a Sam, descubrir el amor que siente por su hija y comprobar su determinación por defender sus derechos como padre.
1º DE ESO
YO SOY SAM
Sam Dawson (Sean Penn) es un deficiente mental que deberá luchar por conservar la custodia de su pequeña hija, ya que el Estado considera que no está capacitado para hacerse cargo de su educación. De su defensa se encargará una prestigiosa abogada, Rita Harrison (Michelle Pfeiffer), cuyo desinterés y frialdad inicial cambiarán tras conocer a Sam, descubrir el amor que siente por su hija y comprobar su determinación por defender sus derechos como padre.
1º DE ESO
YO SOY SAM
Sam Dawson (Sean Penn) es un deficiente mental que deberá luchar por conservar la custodia de su pequeña hija, ya que el Estado considera que no está capacitado para hacerse cargo de su educación. De su defensa se encargará una prestigiosa abogada, Rita Harrison (Michelle Pfeiffer), cuyo desinterés y frialdad inicial cambiarán tras conocer a Sam, descubrir el amor que siente por su hija y comprobar su determinación por defender sus derechos como padre.
1º DE ESO
YO SOY SAM
Sam Dawson (Sean Penn) es un deficiente mental que deberá luchar por conservar la custodia de su pequeña hija, ya que el Estado considera que no está capacitado para hacerse cargo de su educación. De su defensa se encargará una prestigiosa abogada, Rita Harrison (Michelle Pfeiffer), cuyo desinterés y frialdad inicial cambiarán tras conocer a Sam, descubrir el amor que siente por su hija y comprobar su determinación por defender sus derechos como padre.
1º DE ESO
PELÍCULA: MAKTUB
- Título original
- Maktub
- Año
- 2011
- Duración
- 113 min.
- País
España
- Dirección
- Guion
-
Paco Arango
- Música
-
Nathan Wang
- Fotografía
-
Carlos Suárez
- Reparto
- Productora
-
Sonrisas que Hacen Magia Producciones, Antena 3 Films
- Género
- Comedia. Drama | Cine familiar. Navidad. Enfermedad
- Sinopsis
- Cuento de Navidad. Manolo (Diego Peretti) atraviesa una crisis aguda: la rutina de su trabajo le resulta insoportable, su matrimonio con Beatriz (Aitana Sánchez-Gijón) está al borde del abismo y las relaciones con sus hijos no son buenas. Un día, conoce a Antonio (Andoni Hernández) un chico canario de 15 años, con cáncer, pero con unas ganas de vivir tan contagiosas que la vida de Manolo da un vuelco radical. La madre de Antonio (Goya Toledo), la madre de Manolo (Amparo Baró) y su singular amiga (Mariví Bilbao), el vecino de la familia (Enrique Villén), un divertido repartidor de comida (Jorge García), una extravagante enfermera (Rosa María Sardà) y un sinfín de personajes, cambiarán completamente la tediosa vida de Manolo. (FILMAFFINITY)
- Premios
-
2011: Premios Goya: 3 nominaciones
Tema principal: LA FAMILIA
Jesús nace en una familia-El reino de Dios
Jesús nace en el corazón de una familia humilde, pobre, como la mayoría del pueblo de su época, en la que el amor y la unión eran en si mismos mensajes para el mundo. Jesús se hizo pequeño y desde su mismo nacimiento sufrió en carne propia lo que era no tener nada. Maria su madre y nuestra madre, acepto tener un hijo «JESUS» y acepto que Jose sea su esposo y padre de Jesús. Maria solo escucho a Dios e hizo lo que le pidió, Fue la madre de Jesús y formo una familia, con muy pocas posibilidades económicas, salieron adelante, y siempre tenian fe en Dios ya que el es el todopoderoso, creador del mundo, Dios es nuestro padre. En su vida Jesús hizo muchos milagros como: Curaciones: Jesús vuelve la salud a las personas. Expulsiones de demonios: Acoge a estas personas, cura sus dolencias y les devuelve la dignidad. Resurrección de los muertos: Resurrección de lázaro, son signos de que el reino de Dios es vida que vence a la muerte. Actuaciones sobre la naturaleza: Jesús es señor de la naturaleza, como en el antiguo testamento Dios es creador y señor.
Jesús es nuestro salvador pues dio su vida en la cruz para salvarnos del pecado, Jesús nos ama, por eso entrego su vida.
La familia escuela de humanidad
|
¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE LA FAMILIA EN TU VIDA?
¿QUÉ PUEDES APORTAR PARA QUE TU FAMILIA SEA MEJOR?
¿QUÉ COSAS BUENAS HAS RECIBIDO DE TU FAMILIA?
Maktub
La primera película de Paco Arango que lleva por título Maktub. El título hace referencia a esas extrañas casualidades que nos suceden a veces y que parecen inevitables, como si fueran producto del destino. Inspirada en la voluntariosa experiencia de un niño canario víctima del cáncer, está concebida como un cuento de Navidad. Los recursos económicos que genere Maktub serán destinados a sufragar la construcción en España de un centro de trasplantes de médula ósea para niños. Por Alicia Montesdeoca.
Paco Arango ha desarrollado una larga carrera profesional en distintos ámbitos de las artes escénicas. Hasta ahora ha ejercido como compositor, cantante y productor de televisión con series tan famosas como “¡Ala…Dina!” y “El inquilino”. En la actualidad su principal interés se centra en la produccción cinematográfica, para la que ha confesado tener muchos proyectos y a la que da inicio Maktub, la película que centra este reportaje.
1º DE ESO
¿Qué es la Religión?
La religión es una parte importante de nuestras vidas. Tradicionalmente, se define como la creencia o adoración de un poder controlador no-humano, como un dios o una divinidad. Aunque haya muchas otras religiones practicadas por individuos por todo el mundo, el cristianismo es, sin duda, una de las más grandes. Los niños interesados en aprender más sobre el cristianismo deben entender su fundamento básico. Además, es importante para todos los estudiantes de todas las edades que estén interesados en aprender más sobre esta fe conocer los fundamentos del cristianismo, las creencias de la religión, y sus símbolos y normas.
Origen del Cristianismo ¿Quién es el Fundador del Cristianismo?
¿Quién, exactamente, puede acreditarse el desarrollo de la fe cristiana? Según la mayoría de expertos, el cristianismo fue fundado por Jesucristo, un hombre que nació hace aproximadamente 2000 años en la ciudad de Belén. Jesús es el hijo de Dios, y animó a todos los individuos del mundo a amar y mostrar bondad. Desafortunadamente, justo 33 años después de su nacimiento, Jesús fue crucificado por los Romanos. Aunque se le conoce más por el nombre de Jesucristo, también se le conoce por el Hijo de Dios, Luz del Mundo, Cordero de Dios y Buen Pastor. La mayoría de cristianos hoy en día se esfuerzan en representar a Jesús en sus acciones y comportamientos.
Jesucristo es el Hijo de Dios. Llegó a la tierra para enseñar amor y hermandad. Representa a la persona que todos los cristianos deben imitar.
Jesús fue un judío que nació hace unos 2000 años en Belén. Jesús vivió durante 33 años antes de ser crucificado por los romanos.
¿Con qué otros nombres se le conoce a Jesús?
- Hijo de Dios
- Luz del Mundo
- Cordero de Dios
- Buen Pastor

¿Quiénes son los Cristianos?
Los cristianos son personas que creen que Jesucristo es el hijo de Dios y siguen sus enseñanzas y las de aquellas iglesias cristianas que aparecieron después de su muerte.
Los cristianos creen que Jesús resucitó de entre los muertos y se apareció ante sus discípulos (seguidores) para demostrarles que hay otra vida junto a un Dios eterno.
¿Por qué a los cristianos se le llaman cristianos?
A los cristianos se les llama así por Jesucristo, el hijo de Dios.
¿Cuáles son las creencias de los cristianos?
Hay una gran cantidad de creencias que los cristianos de todo el mundo apoyan y siguen. Como hemos dicho antes, la creencia más importante de la fe cristiana es que Jesús era completamente humano, aunque fuera hijo de Dios. Además, los cristianos tradicionalmente creen que Jesús fue enviado a la tierra para proteger a la humanidad de los pecados cometidos por sus ciudadanos. Por último, los cristianos creen que Jesús fue torturado y crucificado, murió en la cruz y resucitó a los 3 días.
Los cristianos también tienen diferentes creencias que giran en torno a Dios. Los cristianos creen que Dios no solo creó el mundo, sino que también creó todas las plantas, animales y otros componentes que podemos encontrar en él. Además, los cristianos solo creen que existe un Dios, y que Él tiene tres formas diferentes, incluyendo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Para la mayoría de personas, estas creencias son esenciales en el concepto del cristianismo.
Los cristianos creen que Jesucristo era Hijo de Dios y que:
- Dios envió a su hijo a la tierra para salvar a la humanidad de las consecuencias de sus pecados.
- Jesús era humano, y experimentó este mundo de la misma manera que otro ser humano de su tiempo.
- Jesús fue torturado y dio su vida en la Cruz (En la Crucifixión)
- Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día de la Crucifixión (Resurrección)
- Los cristianos creen que Jesús era el Mesías prometido en el Antiguo Testamento.
- Los cristianos creen que solo hay un Dios, pero este Dios se presenta de 3 formas
- Dios Padre
- Dios Hijo
- El Espíritu Santo
- Los cristianos creen que Dios creó el mundo.
¿Dónde se reúnen los cristianos?
El lugar donde se reúnen los cristianos se llama Iglesia. Suelen construirse con forma de cruz con un altar en dirección al este, hacia la salida del sol.

A los líderes espirituales cristianos se les llama sacerdotes o pastores.
¿Cómo adoran a Dios los cristianos?
La adoración de los cristianos incluye rezar a Dios a través de música, discursos, lecturas de las escrituras, oraciones de varios tipos, sermones y diferentes ceremonias sagradas.
¿Cómo se le llama al libro sagrado de los cristianos?
La Biblia es el libro sagrado de los cristianos. Se divide en Antiguo y Nuevo Testamento. Algunas partes del Antiguo Testamente también son sagradas para los judíos y musulmanes.
¿Cuáles son los símbolos y directrices del cristianismo?
Aunque hay varios símbolos asociados al cristianismo, el más común es la cruz, en la que Jesús murió, y la paloma, considerada un símbolo de paz. Además, los peces – representados por la frase de “Jesucristo Salvador Hijo de Dios” – también son un símbolo importante para los cristianos de todo el mundo. Las directrices del cristianismo giran en torno al cumplimiento de los Diez Mandamientos, creados por Dios. Los Diez Mandamientos animan a los cristianos a que sean respetuosos con Dios, con la familia y la comunidad en la que viven.
- Amarás a Dios sobre todas las cosas
- No nombrarás el nombre de Dios en vano
- Santificarás las fiestas
- Honrarás a tu padre y a tu madre
- No matarás
- No cometerás actos impuros
- No robarás
- No darás falsos testimonios ni mentiras
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros
- No codiciarás los bienes ajenos
¿En qué se parece el cristianismo a otras religiones?
El cristianismo comparte un número de creencias y prácticas con otras religiones, sobre todo con el judaísmo y el islam. Junto con el judaísmo y el islam, los cristianos creen en un único Dios, que creó el universo y todo lo que está en él. Todos creen que este Dios está activo en la historia, guiando y enseñando a su pueblo.
El cristianismo y el judaísmo comparten las mismas raíces. El Antiguo Testamento y el Torá (el libro sagrado judío) contienen lo mismo. Los judíos esperan la llegada de un mesías o salvador, mientras que los cristianos creen que Jesucristo es el Salvador y ahora esperan a que llegue su segunda venida.
¿De qué religión proviene el cristianismo?
El cristianismo se desarrolla originalmente de una parte del judaísmo. Jesús era judío.

¿En qué se diferencia el cristianismo del judaísmo?
El cristianismo llegó para considerar a Jesús como la presencia de Dios en la forma humana. Esto era inaceptable para la mayoría de judíos.
El judaísmo se define por un pacto hecho entre Dios y los judíos. Parte de este pacto es la Ley, un conjunto de normas y principios religiosos y éticos. La mayoría de cristianos consideraron que este pacto y ley reemplazaba de alguna forma la enseñanza de Jesús y la comunidad que creó. La noche que murió, Jesús habló de crear un “nuevo pacto” basado en su muerte y resurrección.
Los judíos creen que solo existe un Dios al igual que los cristianos, pero no creen que este Dios sea tres entidades.
¿Por qué hay diferentes ramas del cristianismo?
Existen diferentes ramas del cristianismo porque todos los cristianos adoran a Dios de diferentes maneras.
Existen diferentes denominaciones de la fe cristiana, sin embargo, todos los cristianos comparten creencias comunes. Desde la Reforma Protestante de Martín Lutero, el cristianismo se representa normalmente como dividido en tres ramas principales: Católicos, Ortodoxos y Protestantes: pero históricamente existen muchas más.
Católica Romana: La Iglesia Católica es la institución más antigua en el mundo occidental. Su historia se remonta a hace casi 2000 años.
Ortodoxa: La Iglesia Ortodoxa comparte gran parte de otras iglesias cristianas en la creencia de que dios se reveló en Jesucristo y creen en la reencarnación de Cristo, su crucifixión y resurrección.
La Iglesia de Inglaterra o Anglicanismo: La Iglesia de Inglaterra es la Iglesia oficial cristiana en Inglaterra.
Iglesias Pentecostales: A esta categoría pertenece una serie iglesias independientes y grupos de pastores surgidos del ámbito evangélico que dan una especial importancia a la intensidad de sus celebraciones religiosas.
Bautistas: Para los bautistas, la iglesia no es solo un sitio o edificio particular, sino una familia de creyentes, comprometidos con Jesucristo, con el uno con el otro y a servicio de Dios en el mundo.
Metodistas: La llamada Iglesia Metodista responde al mensaje del amor de Dios en Cristo y hacer realidad su discipulado en adoración y misión.
Adventista del Séptimo Día: la creencia que hace destacar a los adventistas del Séptimo día es, aunque no sea la parte más importante de la fe, la creencia de que el sábado es el Sabbath (día de adoración).
Como puedes ver, no existe una sola forma de ser cristiano, sino que hay cientos de distintas iglesias y tradiciones alrededor del mundo. Cada uno puede adorar a Dios de la manera que prefiera y llamarse cristiano siempre que comprenda y siga los principios de su iglesia y las enseñanzas de Jesucristo.
Video: Así Nació el Cristianismo
1º DE ESO
1º DE ESO
¿Qué es la Religión?
La religión es una parte importante de nuestras vidas. Tradicionalmente, se define como la creencia o adoración de un poder controlador no-humano, como un dios o una divinidad. Aunque haya muchas otras religiones practicadas por individuos por todo el mundo, el cristianismo es, sin duda, una de las más grandes. Los niños interesados en aprender más sobre el cristianismo deben entender su fundamento básico. Además, es importante para todos los estudiantes de todas las edades que estén interesados en aprender más sobre esta fe conocer los fundamentos del cristianismo, las creencias de la religión, y sus símbolos y normas.
Origen del Cristianismo ¿Quién es el Fundador del Cristianismo?
¿Quién, exactamente, puede acreditarse el desarrollo de la fe cristiana? Según la mayoría de expertos, el cristianismo fue fundado por Jesucristo, un hombre que nació hace aproximadamente 2000 años en la ciudad de Belén. Jesús es el hijo de Dios, y animó a todos los individuos del mundo a amar y mostrar bondad. Desafortunadamente, justo 33 años después de su nacimiento, Jesús fue crucificado por los Romanos. Aunque se le conoce más por el nombre de Jesucristo, también se le conoce por el Hijo de Dios, Luz del Mundo, Cordero de Dios y Buen Pastor. La mayoría de cristianos hoy en día se esfuerzan en representar a Jesús en sus acciones y comportamientos.
Jesucristo es el Hijo de Dios. Llegó a la tierra para enseñar amor y hermandad. Representa a la persona que todos los cristianos deben imitar.
Jesús fue un judío que nació hace unos 2000 años en Belén. Jesús vivió durante 33 años antes de ser crucificado por los romanos.
¿Con qué otros nombres se le conoce a Jesús?
- Hijo de Dios
- Luz del Mundo
- Cordero de Dios
- Buen Pastor

¿Quiénes son los Cristianos?
Los cristianos son personas que creen que Jesucristo es el hijo de Dios y siguen sus enseñanzas y las de aquellas iglesias cristianas que aparecieron después de su muerte.
Los cristianos creen que Jesús resucitó de entre los muertos y se apareció ante sus discípulos (seguidores) para demostrarles que hay otra vida junto a un Dios eterno.
¿Por qué a los cristianos se le llaman cristianos?
A los cristianos se les llama así por Jesucristo, el hijo de Dios.
¿Cuáles son las creencias de los cristianos?
Hay una gran cantidad de creencias que los cristianos de todo el mundo apoyan y siguen. Como hemos dicho antes, la creencia más importante de la fe cristiana es que Jesús era completamente humano, aunque fuera hijo de Dios. Además, los cristianos tradicionalmente creen que Jesús fue enviado a la tierra para proteger a la humanidad de los pecados cometidos por sus ciudadanos. Por último, los cristianos creen que Jesús fue torturado y crucificado, murió en la cruz y resucitó a los 3 días.
Los cristianos también tienen diferentes creencias que giran en torno a Dios. Los cristianos creen que Dios no solo creó el mundo, sino que también creó todas las plantas, animales y otros componentes que podemos encontrar en él. Además, los cristianos solo creen que existe un Dios, y que Él tiene tres formas diferentes, incluyendo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Para la mayoría de personas, estas creencias son esenciales en el concepto del cristianismo.
Los cristianos creen que Jesucristo era Hijo de Dios y que:
- Dios envió a su hijo a la tierra para salvar a la humanidad de las consecuencias de sus pecados.
- Jesús era humano, y experimentó este mundo de la misma manera que otro ser humano de su tiempo.
- Jesús fue torturado y dio su vida en la Cruz (En la Crucifixión)
- Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día de la Crucifixión (Resurrección)
- Los cristianos creen que Jesús era el Mesías prometido en el Antiguo Testamento.
- Los cristianos creen que solo hay un Dios, pero este Dios se presenta de 3 formas
- Dios Padre
- Dios Hijo
- El Espíritu Santo
- Los cristianos creen que Dios creó el mundo.
¿Dónde se reúnen los cristianos?
El lugar donde se reúnen los cristianos se llama Iglesia. Suelen construirse con forma de cruz con un altar en dirección al este, hacia la salida del sol.

A los líderes espirituales cristianos se les llama sacerdotes o pastores.
¿Cómo adoran a Dios los cristianos?
La adoración de los cristianos incluye rezar a Dios a través de música, discursos, lecturas de las escrituras, oraciones de varios tipos, sermones y diferentes ceremonias sagradas.
¿Cómo se le llama al libro sagrado de los cristianos?
La Biblia es el libro sagrado de los cristianos. Se divide en Antiguo y Nuevo Testamento. Algunas partes del Antiguo Testamente también son sagradas para los judíos y musulmanes.
¿Cuáles son los símbolos y directrices del cristianismo?
Aunque hay varios símbolos asociados al cristianismo, el más común es la cruz, en la que Jesús murió, y la paloma, considerada un símbolo de paz. Además, los peces – representados por la frase de “Jesucristo Salvador Hijo de Dios” – también son un símbolo importante para los cristianos de todo el mundo. Las directrices del cristianismo giran en torno al cumplimiento de los Diez Mandamientos, creados por Dios. Los Diez Mandamientos animan a los cristianos a que sean respetuosos con Dios, con la familia y la comunidad en la que viven.
- Amarás a Dios sobre todas las cosas
- No nombrarás el nombre de Dios en vano
- Santificarás las fiestas
- Honrarás a tu padre y a tu madre
- No matarás
- No cometerás actos impuros
- No robarás
- No darás falsos testimonios ni mentiras
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros
- No codiciarás los bienes ajenos
¿En qué se parece el cristianismo a otras religiones?
El cristianismo comparte un número de creencias y prácticas con otras religiones, sobre todo con el judaísmo y el islam. Junto con el judaísmo y el islam, los cristianos creen en un único Dios, que creó el universo y todo lo que está en él. Todos creen que este Dios está activo en la historia, guiando y enseñando a su pueblo.
El cristianismo y el judaísmo comparten las mismas raíces. El Antiguo Testamento y el Torá (el libro sagrado judío) contienen lo mismo. Los judíos esperan la llegada de un mesías o salvador, mientras que los cristianos creen que Jesucristo es el Salvador y ahora esperan a que llegue su segunda venida.
¿De qué religión proviene el cristianismo?
El cristianismo se desarrolla originalmente de una parte del judaísmo. Jesús era judío.

¿En qué se diferencia el cristianismo del judaísmo?
El cristianismo llegó para considerar a Jesús como la presencia de Dios en la forma humana. Esto era inaceptable para la mayoría de judíos.
El judaísmo se define por un pacto hecho entre Dios y los judíos. Parte de este pacto es la Ley, un conjunto de normas y principios religiosos y éticos. La mayoría de cristianos consideraron que este pacto y ley reemplazaba de alguna forma la enseñanza de Jesús y la comunidad que creó. La noche que murió, Jesús habló de crear un “nuevo pacto” basado en su muerte y resurrección.
Los judíos creen que solo existe un Dios al igual que los cristianos, pero no creen que este Dios sea tres entidades.
¿Por qué hay diferentes ramas del cristianismo?
Existen diferentes ramas del cristianismo porque todos los cristianos adoran a Dios de diferentes maneras.
Existen diferentes denominaciones de la fe cristiana, sin embargo, todos los cristianos comparten creencias comunes. Desde la Reforma Protestante de Martín Lutero, el cristianismo se representa normalmente como dividido en tres ramas principales: Católicos, Ortodoxos y Protestantes: pero históricamente existen muchas más.
Católica Romana: La Iglesia Católica es la institución más antigua en el mundo occidental. Su historia se remonta a hace casi 2000 años.
Ortodoxa: La Iglesia Ortodoxa comparte gran parte de otras iglesias cristianas en la creencia de que dios se reveló en Jesucristo y creen en la reencarnación de Cristo, su crucifixión y resurrección.
La Iglesia de Inglaterra o Anglicanismo: La Iglesia de Inglaterra es la Iglesia oficial cristiana en Inglaterra.
Iglesias Pentecostales: A esta categoría pertenece una serie iglesias independientes y grupos de pastores surgidos del ámbito evangélico que dan una especial importancia a la intensidad de sus celebraciones religiosas.
Bautistas: Para los bautistas, la iglesia no es solo un sitio o edificio particular, sino una familia de creyentes, comprometidos con Jesucristo, con el uno con el otro y a servicio de Dios en el mundo.
Metodistas: La llamada Iglesia Metodista responde al mensaje del amor de Dios en Cristo y hacer realidad su discipulado en adoración y misión.
Adventista del Séptimo Día: la creencia que hace destacar a los adventistas del Séptimo día es, aunque no sea la parte más importante de la fe, la creencia de que el sábado es el Sabbath (día de adoración).
Como puedes ver, no existe una sola forma de ser cristiano, sino que hay cientos de distintas iglesias y tradiciones alrededor del mundo. Cada uno puede adorar a Dios de la manera que prefiera y llamarse cristiano siempre que comprenda y siga los principios de su iglesia y las enseñanzas de Jesucristo.
Video: Así Nació el Cristianismo
1º DE ESO
1º DE ESO
¿Qué es la Religión?
La religión es una parte importante de nuestras vidas. Tradicionalmente, se define como la creencia o adoración de un poder controlador no-humano, como un dios o una divinidad. Aunque haya muchas otras religiones practicadas por individuos por todo el mundo, el cristianismo es, sin duda, una de las más grandes. Los niños interesados en aprender más sobre el cristianismo deben entender su fundamento básico. Además, es importante para todos los estudiantes de todas las edades que estén interesados en aprender más sobre esta fe conocer los fundamentos del cristianismo, las creencias de la religión, y sus símbolos y normas.
Origen del Cristianismo ¿Quién es el Fundador del Cristianismo?
¿Quién, exactamente, puede acreditarse el desarrollo de la fe cristiana? Según la mayoría de expertos, el cristianismo fue fundado por Jesucristo, un hombre que nació hace aproximadamente 2000 años en la ciudad de Belén. Jesús es el hijo de Dios, y animó a todos los individuos del mundo a amar y mostrar bondad. Desafortunadamente, justo 33 años después de su nacimiento, Jesús fue crucificado por los Romanos. Aunque se le conoce más por el nombre de Jesucristo, también se le conoce por el Hijo de Dios, Luz del Mundo, Cordero de Dios y Buen Pastor. La mayoría de cristianos hoy en día se esfuerzan en representar a Jesús en sus acciones y comportamientos.
Jesucristo es el Hijo de Dios. Llegó a la tierra para enseñar amor y hermandad. Representa a la persona que todos los cristianos deben imitar.
Jesús fue un judío que nació hace unos 2000 años en Belén. Jesús vivió durante 33 años antes de ser crucificado por los romanos.
¿Con qué otros nombres se le conoce a Jesús?
- Hijo de Dios
- Luz del Mundo
- Cordero de Dios
- Buen Pastor

¿Quiénes son los Cristianos?
Los cristianos son personas que creen que Jesucristo es el hijo de Dios y siguen sus enseñanzas y las de aquellas iglesias cristianas que aparecieron después de su muerte.
Los cristianos creen que Jesús resucitó de entre los muertos y se apareció ante sus discípulos (seguidores) para demostrarles que hay otra vida junto a un Dios eterno.
¿Por qué a los cristianos se le llaman cristianos?
A los cristianos se les llama así por Jesucristo, el hijo de Dios.
¿Cuáles son las creencias de los cristianos?
Hay una gran cantidad de creencias que los cristianos de todo el mundo apoyan y siguen. Como hemos dicho antes, la creencia más importante de la fe cristiana es que Jesús era completamente humano, aunque fuera hijo de Dios. Además, los cristianos tradicionalmente creen que Jesús fue enviado a la tierra para proteger a la humanidad de los pecados cometidos por sus ciudadanos. Por último, los cristianos creen que Jesús fue torturado y crucificado, murió en la cruz y resucitó a los 3 días.
Los cristianos también tienen diferentes creencias que giran en torno a Dios. Los cristianos creen que Dios no solo creó el mundo, sino que también creó todas las plantas, animales y otros componentes que podemos encontrar en él. Además, los cristianos solo creen que existe un Dios, y que Él tiene tres formas diferentes, incluyendo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Para la mayoría de personas, estas creencias son esenciales en el concepto del cristianismo.
Los cristianos creen que Jesucristo era Hijo de Dios y que:
- Dios envió a su hijo a la tierra para salvar a la humanidad de las consecuencias de sus pecados.
- Jesús era humano, y experimentó este mundo de la misma manera que otro ser humano de su tiempo.
- Jesús fue torturado y dio su vida en la Cruz (En la Crucifixión)
- Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día de la Crucifixión (Resurrección)
- Los cristianos creen que Jesús era el Mesías prometido en el Antiguo Testamento.
- Los cristianos creen que solo hay un Dios, pero este Dios se presenta de 3 formas
- Dios Padre
- Dios Hijo
- El Espíritu Santo
- Los cristianos creen que Dios creó el mundo.
¿Dónde se reúnen los cristianos?
El lugar donde se reúnen los cristianos se llama Iglesia. Suelen construirse con forma de cruz con un altar en dirección al este, hacia la salida del sol.

A los líderes espirituales cristianos se les llama sacerdotes o pastores.
¿Cómo adoran a Dios los cristianos?
La adoración de los cristianos incluye rezar a Dios a través de música, discursos, lecturas de las escrituras, oraciones de varios tipos, sermones y diferentes ceremonias sagradas.
¿Cómo se le llama al libro sagrado de los cristianos?
La Biblia es el libro sagrado de los cristianos. Se divide en Antiguo y Nuevo Testamento. Algunas partes del Antiguo Testamente también son sagradas para los judíos y musulmanes.
¿Cuáles son los símbolos y directrices del cristianismo?
Aunque hay varios símbolos asociados al cristianismo, el más común es la cruz, en la que Jesús murió, y la paloma, considerada un símbolo de paz. Además, los peces – representados por la frase de “Jesucristo Salvador Hijo de Dios” – también son un símbolo importante para los cristianos de todo el mundo. Las directrices del cristianismo giran en torno al cumplimiento de los Diez Mandamientos, creados por Dios. Los Diez Mandamientos animan a los cristianos a que sean respetuosos con Dios, con la familia y la comunidad en la que viven.
- Amarás a Dios sobre todas las cosas
- No nombrarás el nombre de Dios en vano
- Santificarás las fiestas
- Honrarás a tu padre y a tu madre
- No matarás
- No cometerás actos impuros
- No robarás
- No darás falsos testimonios ni mentiras
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros
- No codiciarás los bienes ajenos
¿En qué se parece el cristianismo a otras religiones?
El cristianismo comparte un número de creencias y prácticas con otras religiones, sobre todo con el judaísmo y el islam. Junto con el judaísmo y el islam, los cristianos creen en un único Dios, que creó el universo y todo lo que está en él. Todos creen que este Dios está activo en la historia, guiando y enseñando a su pueblo.
El cristianismo y el judaísmo comparten las mismas raíces. El Antiguo Testamento y el Torá (el libro sagrado judío) contienen lo mismo. Los judíos esperan la llegada de un mesías o salvador, mientras que los cristianos creen que Jesucristo es el Salvador y ahora esperan a que llegue su segunda venida.
¿De qué religión proviene el cristianismo?
El cristianismo se desarrolla originalmente de una parte del judaísmo. Jesús era judío.

¿En qué se diferencia el cristianismo del judaísmo?
El cristianismo llegó para considerar a Jesús como la presencia de Dios en la forma humana. Esto era inaceptable para la mayoría de judíos.
El judaísmo se define por un pacto hecho entre Dios y los judíos. Parte de este pacto es la Ley, un conjunto de normas y principios religiosos y éticos. La mayoría de cristianos consideraron que este pacto y ley reemplazaba de alguna forma la enseñanza de Jesús y la comunidad que creó. La noche que murió, Jesús habló de crear un “nuevo pacto” basado en su muerte y resurrección.
Los judíos creen que solo existe un Dios al igual que los cristianos, pero no creen que este Dios sea tres entidades.
¿Por qué hay diferentes ramas del cristianismo?
Existen diferentes ramas del cristianismo porque todos los cristianos adoran a Dios de diferentes maneras.
Existen diferentes denominaciones de la fe cristiana, sin embargo, todos los cristianos comparten creencias comunes. Desde la Reforma Protestante de Martín Lutero, el cristianismo se representa normalmente como dividido en tres ramas principales: Católicos, Ortodoxos y Protestantes: pero históricamente existen muchas más.
Católica Romana: La Iglesia Católica es la institución más antigua en el mundo occidental. Su historia se remonta a hace casi 2000 años.
Ortodoxa: La Iglesia Ortodoxa comparte gran parte de otras iglesias cristianas en la creencia de que dios se reveló en Jesucristo y creen en la reencarnación de Cristo, su crucifixión y resurrección.
La Iglesia de Inglaterra o Anglicanismo: La Iglesia de Inglaterra es la Iglesia oficial cristiana en Inglaterra.
Iglesias Pentecostales: A esta categoría pertenece una serie iglesias independientes y grupos de pastores surgidos del ámbito evangélico que dan una especial importancia a la intensidad de sus celebraciones religiosas.
Bautistas: Para los bautistas, la iglesia no es solo un sitio o edificio particular, sino una familia de creyentes, comprometidos con Jesucristo, con el uno con el otro y a servicio de Dios en el mundo.
Metodistas: La llamada Iglesia Metodista responde al mensaje del amor de Dios en Cristo y hacer realidad su discipulado en adoración y misión.
Adventista del Séptimo Día: la creencia que hace destacar a los adventistas del Séptimo día es, aunque no sea la parte más importante de la fe, la creencia de que el sábado es el Sabbath (día de adoración).
Como puedes ver, no existe una sola forma de ser cristiano, sino que hay cientos de distintas iglesias y tradiciones alrededor del mundo. Cada uno puede adorar a Dios de la manera que prefiera y llamarse cristiano siempre que comprenda y siga los principios de su iglesia y las enseñanzas de Jesucristo.
Video: Así Nació el Cristianismo
1º DE ESO
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¿Qué es la Religión?
La religión es una parte importante de nuestras vidas. Tradicionalmente, se define como la creencia o adoración de un poder controlador no-humano, como un dios o una divinidad. Aunque haya muchas otras religiones practicadas por individuos por todo el mundo, el cristianismo es, sin duda, una de las más grandes. Los niños interesados en aprender más sobre el cristianismo deben entender su fundamento básico. Además, es importante para todos los estudiantes de todas las edades que estén interesados en aprender más sobre esta fe conocer los fundamentos del cristianismo, las creencias de la religión, y sus símbolos y normas.
Origen del Cristianismo ¿Quién es el Fundador del Cristianismo?
¿Quién, exactamente, puede acreditarse el desarrollo de la fe cristiana? Según la mayoría de expertos, el cristianismo fue fundado por Jesucristo, un hombre que nació hace aproximadamente 2000 años en la ciudad de Belén. Jesús es el hijo de Dios, y animó a todos los individuos del mundo a amar y mostrar bondad. Desafortunadamente, justo 33 años después de su nacimiento, Jesús fue crucificado por los Romanos. Aunque se le conoce más por el nombre de Jesucristo, también se le conoce por el Hijo de Dios, Luz del Mundo, Cordero de Dios y Buen Pastor. La mayoría de cristianos hoy en día se esfuerzan en representar a Jesús en sus acciones y comportamientos.
Jesucristo es el Hijo de Dios. Llegó a la tierra para enseñar amor y hermandad. Representa a la persona que todos los cristianos deben imitar.
Jesús fue un judío que nació hace unos 2000 años en Belén. Jesús vivió durante 33 años antes de ser crucificado por los romanos.
¿Con qué otros nombres se le conoce a Jesús?
- Hijo de Dios
- Luz del Mundo
- Cordero de Dios
- Buen Pastor

¿Quiénes son los Cristianos?
Los cristianos son personas que creen que Jesucristo es el hijo de Dios y siguen sus enseñanzas y las de aquellas iglesias cristianas que aparecieron después de su muerte.
Los cristianos creen que Jesús resucitó de entre los muertos y se apareció ante sus discípulos (seguidores) para demostrarles que hay otra vida junto a un Dios eterno.
¿Por qué a los cristianos se le llaman cristianos?
A los cristianos se les llama así por Jesucristo, el hijo de Dios.
¿Cuáles son las creencias de los cristianos?
Hay una gran cantidad de creencias que los cristianos de todo el mundo apoyan y siguen. Como hemos dicho antes, la creencia más importante de la fe cristiana es que Jesús era completamente humano, aunque fuera hijo de Dios. Además, los cristianos tradicionalmente creen que Jesús fue enviado a la tierra para proteger a la humanidad de los pecados cometidos por sus ciudadanos. Por último, los cristianos creen que Jesús fue torturado y crucificado, murió en la cruz y resucitó a los 3 días.
Los cristianos también tienen diferentes creencias que giran en torno a Dios. Los cristianos creen que Dios no solo creó el mundo, sino que también creó todas las plantas, animales y otros componentes que podemos encontrar en él. Además, los cristianos solo creen que existe un Dios, y que Él tiene tres formas diferentes, incluyendo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Para la mayoría de personas, estas creencias son esenciales en el concepto del cristianismo.
Los cristianos creen que Jesucristo era Hijo de Dios y que:
- Dios envió a su hijo a la tierra para salvar a la humanidad de las consecuencias de sus pecados.
- Jesús era humano, y experimentó este mundo de la misma manera que otro ser humano de su tiempo.
- Jesús fue torturado y dio su vida en la Cruz (En la Crucifixión)
- Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día de la Crucifixión (Resurrección)
- Los cristianos creen que Jesús era el Mesías prometido en el Antiguo Testamento.
- Los cristianos creen que solo hay un Dios, pero este Dios se presenta de 3 formas
- Dios Padre
- Dios Hijo
- El Espíritu Santo
- Los cristianos creen que Dios creó el mundo.
¿Dónde se reúnen los cristianos?
El lugar donde se reúnen los cristianos se llama Iglesia. Suelen construirse con forma de cruz con un altar en dirección al este, hacia la salida del sol.

A los líderes espirituales cristianos se les llama sacerdotes o pastores.
¿Cómo adoran a Dios los cristianos?
La adoración de los cristianos incluye rezar a Dios a través de música, discursos, lecturas de las escrituras, oraciones de varios tipos, sermones y diferentes ceremonias sagradas.
¿Cómo se le llama al libro sagrado de los cristianos?
La Biblia es el libro sagrado de los cristianos. Se divide en Antiguo y Nuevo Testamento. Algunas partes del Antiguo Testamente también son sagradas para los judíos y musulmanes.
¿Cuáles son los símbolos y directrices del cristianismo?
Aunque hay varios símbolos asociados al cristianismo, el más común es la cruz, en la que Jesús murió, y la paloma, considerada un símbolo de paz. Además, los peces – representados por la frase de “Jesucristo Salvador Hijo de Dios” – también son un símbolo importante para los cristianos de todo el mundo. Las directrices del cristianismo giran en torno al cumplimiento de los Diez Mandamientos, creados por Dios. Los Diez Mandamientos animan a los cristianos a que sean respetuosos con Dios, con la familia y la comunidad en la que viven.
- Amarás a Dios sobre todas las cosas
- No nombrarás el nombre de Dios en vano
- Santificarás las fiestas
- Honrarás a tu padre y a tu madre
- No matarás
- No cometerás actos impuros
- No robarás
- No darás falsos testimonios ni mentiras
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros
- No codiciarás los bienes ajenos
¿En qué se parece el cristianismo a otras religiones?
El cristianismo comparte un número de creencias y prácticas con otras religiones, sobre todo con el judaísmo y el islam. Junto con el judaísmo y el islam, los cristianos creen en un único Dios, que creó el universo y todo lo que está en él. Todos creen que este Dios está activo en la historia, guiando y enseñando a su pueblo.
El cristianismo y el judaísmo comparten las mismas raíces. El Antiguo Testamento y el Torá (el libro sagrado judío) contienen lo mismo. Los judíos esperan la llegada de un mesías o salvador, mientras que los cristianos creen que Jesucristo es el Salvador y ahora esperan a que llegue su segunda venida.
¿De qué religión proviene el cristianismo?
El cristianismo se desarrolla originalmente de una parte del judaísmo. Jesús era judío.

¿En qué se diferencia el cristianismo del judaísmo?
El cristianismo llegó para considerar a Jesús como la presencia de Dios en la forma humana. Esto era inaceptable para la mayoría de judíos.
El judaísmo se define por un pacto hecho entre Dios y los judíos. Parte de este pacto es la Ley, un conjunto de normas y principios religiosos y éticos. La mayoría de cristianos consideraron que este pacto y ley reemplazaba de alguna forma la enseñanza de Jesús y la comunidad que creó. La noche que murió, Jesús habló de crear un “nuevo pacto” basado en su muerte y resurrección.
Los judíos creen que solo existe un Dios al igual que los cristianos, pero no creen que este Dios sea tres entidades.
¿Por qué hay diferentes ramas del cristianismo?
Existen diferentes ramas del cristianismo porque todos los cristianos adoran a Dios de diferentes maneras.
Existen diferentes denominaciones de la fe cristiana, sin embargo, todos los cristianos comparten creencias comunes. Desde la Reforma Protestante de Martín Lutero, el cristianismo se representa normalmente como dividido en tres ramas principales: Católicos, Ortodoxos y Protestantes: pero históricamente existen muchas más.
Católica Romana: La Iglesia Católica es la institución más antigua en el mundo occidental. Su historia se remonta a hace casi 2000 años.
Ortodoxa: La Iglesia Ortodoxa comparte gran parte de otras iglesias cristianas en la creencia de que dios se reveló en Jesucristo y creen en la reencarnación de Cristo, su crucifixión y resurrección.
La Iglesia de Inglaterra o Anglicanismo: La Iglesia de Inglaterra es la Iglesia oficial cristiana en Inglaterra.
Iglesias Pentecostales: A esta categoría pertenece una serie iglesias independientes y grupos de pastores surgidos del ámbito evangélico que dan una especial importancia a la intensidad de sus celebraciones religiosas.
Bautistas: Para los bautistas, la iglesia no es solo un sitio o edificio particular, sino una familia de creyentes, comprometidos con Jesucristo, con el uno con el otro y a servicio de Dios en el mundo.
Metodistas: La llamada Iglesia Metodista responde al mensaje del amor de Dios en Cristo y hacer realidad su discipulado en adoración y misión.
Adventista del Séptimo Día: la creencia que hace destacar a los adventistas del Séptimo día es, aunque no sea la parte más importante de la fe, la creencia de que el sábado es el Sabbath (día de adoración).
Como puedes ver, no existe una sola forma de ser cristiano, sino que hay cientos de distintas iglesias y tradiciones alrededor del mundo. Cada uno puede adorar a Dios de la manera que prefiera y llamarse cristiano siempre que comprenda y siga los principios de su iglesia y las enseñanzas de Jesucristo.
Video: Así Nació el Cristianismo
1º DE ESO
COMO DIOS
1º DE ESO
El Padrenuestro
Explicación de las partes del Padrenuestro
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Uno de sus discípulos le pidió a Jesús que los enseñara a orar y Él lo hizo, enseñándoles la oración del Padrenuestro. Es así como Jesús nos regaló esta oración siendo la oración cristiana fundamental, la que todos nos sabemos, grandes y chicos, la que rezamos en la casa, en el colegio, en la Misa. A esta oración también se le llama “Oración del Señor” porque nos la dejó Cristo y en esta oración pedimos las cosas en el orden que nos convienen. Dios sabe que es lo mejor para nosotros. A través del Padrenuestro vamos a hablar con nuestro Padre Dios. Se trata de vivir las palabras de esta oración, no solo de repetirlas sin fijarnos en lo que estamos diciendo. El Padrenuestro está formado por un saludo y siete peticiones.
Saludo
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN E L CIELO. Con esta pequeña frase nos ponemos en presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.
¡PADRE! : Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de Dios, tratar de parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.
PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos todas las promesas de amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro Padre y Él es un Padre bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro” porque es mío, de Jesús y de todos los cristianos.
“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino una manera de estar. Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios puede habitar en nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo, sino que su presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.
Las siete peticiones
Después de ponernos en presencia de Dios, desde nuestro corazón diremos siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.
1.SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que Dios sea alabado, santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos que sea santificado por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros a los que todavía no les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro deseo de que todos los hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor.
Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunicado por todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.
2.VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.
3.HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.
4.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para satisfacer nuestras ncesidades materiales como al pan del alma para satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos necesitados.
5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.
6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que orar mucho para no caer en tentación.
7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos por los males presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.
AMÉN: Así sea.
Como te das cuenta, al rezar el Padrenuestro, le pides mucha ayuda a Dios que seguramente Él te va a dar y al mismo tiempo te comprometes a vivir como hijo de Dios.
1º DE ESO
COMO DIOS
1º DE ESO
El Padrenuestro
Explicación de las partes del Padrenuestro
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Uno de sus discípulos le pidió a Jesús que los enseñara a orar y Él lo hizo, enseñándoles la oración del Padrenuestro. Es así como Jesús nos regaló esta oración siendo la oración cristiana fundamental, la que todos nos sabemos, grandes y chicos, la que rezamos en la casa, en el colegio, en la Misa. A esta oración también se le llama “Oración del Señor” porque nos la dejó Cristo y en esta oración pedimos las cosas en el orden que nos convienen. Dios sabe que es lo mejor para nosotros. A través del Padrenuestro vamos a hablar con nuestro Padre Dios. Se trata de vivir las palabras de esta oración, no solo de repetirlas sin fijarnos en lo que estamos diciendo. El Padrenuestro está formado por un saludo y siete peticiones.
Saludo
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN E L CIELO. Con esta pequeña frase nos ponemos en presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.
¡PADRE! : Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de Dios, tratar de parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.
PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos todas las promesas de amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro Padre y Él es un Padre bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro” porque es mío, de Jesús y de todos los cristianos.
“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino una manera de estar. Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios puede habitar en nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo, sino que su presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.
Las siete peticiones
Después de ponernos en presencia de Dios, desde nuestro corazón diremos siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.
1.SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que Dios sea alabado, santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos que sea santificado por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros a los que todavía no les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro deseo de que todos los hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor.
Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunicado por todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.
2.VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.
3.HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.
4.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para satisfacer nuestras ncesidades materiales como al pan del alma para satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos necesitados.
5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.
6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que orar mucho para no caer en tentación.
7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos por los males presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.
AMÉN: Así sea.
Como te das cuenta, al rezar el Padrenuestro, le pides mucha ayuda a Dios que seguramente Él te va a dar y al mismo tiempo te comprometes a vivir como hijo de Dios.
1º DE ESO
COMO DIOS
1º DE ESO
El Padrenuestro
Explicación de las partes del Padrenuestro
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Uno de sus discípulos le pidió a Jesús que los enseñara a orar y Él lo hizo, enseñándoles la oración del Padrenuestro. Es así como Jesús nos regaló esta oración siendo la oración cristiana fundamental, la que todos nos sabemos, grandes y chicos, la que rezamos en la casa, en el colegio, en la Misa. A esta oración también se le llama “Oración del Señor” porque nos la dejó Cristo y en esta oración pedimos las cosas en el orden que nos convienen. Dios sabe que es lo mejor para nosotros. A través del Padrenuestro vamos a hablar con nuestro Padre Dios. Se trata de vivir las palabras de esta oración, no solo de repetirlas sin fijarnos en lo que estamos diciendo. El Padrenuestro está formado por un saludo y siete peticiones.
Saludo
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN E L CIELO. Con esta pequeña frase nos ponemos en presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.
¡PADRE! : Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de Dios, tratar de parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.
PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos todas las promesas de amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro Padre y Él es un Padre bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro” porque es mío, de Jesús y de todos los cristianos.
“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino una manera de estar. Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios puede habitar en nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo, sino que su presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.
Las siete peticiones
Después de ponernos en presencia de Dios, desde nuestro corazón diremos siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.
1.SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que Dios sea alabado, santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos que sea santificado por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros a los que todavía no les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro deseo de que todos los hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor.
Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunicado por todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.
2.VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.
3.HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.
4.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para satisfacer nuestras ncesidades materiales como al pan del alma para satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos necesitados.
5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.
6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que orar mucho para no caer en tentación.
7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos por los males presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.
AMÉN: Así sea.
Como te das cuenta, al rezar el Padrenuestro, le pides mucha ayuda a Dios que seguramente Él te va a dar y al mismo tiempo te comprometes a vivir como hijo de Dios.
1º DE ESO
COMO DIOS
1º DE ESO
El Padrenuestro
Explicación de las partes del Padrenuestro
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Uno de sus discípulos le pidió a Jesús que los enseñara a orar y Él lo hizo, enseñándoles la oración del Padrenuestro. Es así como Jesús nos regaló esta oración siendo la oración cristiana fundamental, la que todos nos sabemos, grandes y chicos, la que rezamos en la casa, en el colegio, en la Misa. A esta oración también se le llama “Oración del Señor” porque nos la dejó Cristo y en esta oración pedimos las cosas en el orden que nos convienen. Dios sabe que es lo mejor para nosotros. A través del Padrenuestro vamos a hablar con nuestro Padre Dios. Se trata de vivir las palabras de esta oración, no solo de repetirlas sin fijarnos en lo que estamos diciendo. El Padrenuestro está formado por un saludo y siete peticiones.
Saludo
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN E L CIELO. Con esta pequeña frase nos ponemos en presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.
¡PADRE! : Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de Dios, tratar de parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.
PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos todas las promesas de amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro Padre y Él es un Padre bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro” porque es mío, de Jesús y de todos los cristianos.
“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino una manera de estar. Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios puede habitar en nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo, sino que su presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.
Las siete peticiones
Después de ponernos en presencia de Dios, desde nuestro corazón diremos siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.
1.SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que Dios sea alabado, santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos que sea santificado por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros a los que todavía no les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro deseo de que todos los hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor.
Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunicado por todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.
2.VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.
3.HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.
4.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para satisfacer nuestras ncesidades materiales como al pan del alma para satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos necesitados.
5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.
6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que orar mucho para no caer en tentación.
7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos por los males presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.
AMÉN: Así sea.
Como te das cuenta, al rezar el Padrenuestro, le pides mucha ayuda a Dios que seguramente Él te va a dar y al mismo tiempo te comprometes a vivir como hijo de Dios.
1º DE ESO
COMO DIOS
1º DE ESO
LOS MILAGROS DE JESÚS
Cuando leemos los evangelios, encontramos que sus autores dedicaron buena parte de ellos, a relatar con algún detalle, las acciones extraordinarias que Jesús realizaba en favor de las personas que se acercaban a él, acciones que nosotros llamamos milagros, y san Juan en su Evangelio, denomina “signos”.
Frente a esta realidad innegable de la vida de Jesús, podemos preguntarnos:
- ¿Por qué o para qué obraba milagros Jesús?
- ¿Qué sentido daba Jesús a los milagros que realizaba?
Intentaremos dar una respuesta clara a estas preguntas.
Muchas veces, cuando pensamos en Dios y hablamos de él, lo que más nos llama la atención y proclamamos con más fuerza, es su poder. Dios es para nosotros, fundamentalmente, “el todopoderoso”, porque tiene pleno dominio sobre el mundo y nada escapa a su voluntad. Si no lo reconociéramos así, no estaríamos hablando de Dios.
Sin embargo, al acercarnos más detenidamente a lo que los evangelios anuncian, llegamos a otra conclusión que es muchísimo más bonita y también más justa con lo que Dios nos reveló de sí mismo en la persona de Jesús: La grandeza de Dios, su majestad, no está en su poder, en su fuerza, y tampoco en el dominio que puede ejercer sobre las personas y sobre los acontecimientos, como tantas veces suponemos. El verdadero poder de Dios es el amor: su amor infinito por los seres humanos; y es precisamente ese amor lo que Jesús quiere ayudarnos a conocer, lo que quiere hacernos presente, no sólo con sus palabras, sino también y muy especialmente con sus obras, y más concretamente con sus milagros.
- ¿Por qué o para qué hacía milagros Jesús?
El contexto general de los evangelios nos muestra que Jesús no hizo nunca un milagro en favor de sí mismo. Recordemos por ejemplo, el pasaje del Evangelio de Mateo, que no cuenta que cuando Jesús estaba ayunando en el desierto, después de su bautismo en el Jordán, el demonio se le presentó proponiéndole que convirtiera las piedras en panes para que saciara su hambre. Jesús le respondió sin dudarlo: “El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4, 1 ss).
Tampoco hizo ningún milagro para castigar a alguien por sus pecados. Al contrario. Se opuso a que los discípulos “hicieran caer fuego del cielo” sobre un pueblo de Samaría donde no los habían recibido (cf. Lu
cas 9, 51-55).
Y, finalmente, Jesús tampoco hizo milagros para satisfacer la curiosidad de quienes no creían en él, o para ganarse el favor de las autoridades. Pensemos, por ejemplo, en la señal que los doctores de la ley y los fariseos le pidieron para poder aceptarlo como Mesías, según nos lo refiere san Mateo: “Algunos maestros de la Ley y fariseos, le dijeron: “Maestro, queremos verte hacer un milagro”. Pero él contestó: “Esta raza perversa y adúltera pide una señal, pero sólo se le dará la señal de Jonás…” (Mateo 12, 38-39)
O el milagro que Herodes le solicitó cuando lo llevaron los soldados de Pilato, para que lo juzgara: “Al ver a Jesús, Herodes se alegró mucho. Hacía tiempo que deseaba verlo por las cosas que oía de él, y esperaba que Jesús hiciera algún milagro en su presencia. Le hizo un montón de preguntas, pero Jesús no contestó nada…” (Lucas 23, 8-9).
Todos los milagros de Jesús fueron obrados en favor de las personas más débiles, y tenían como primera intención ayudarles en sus necesidades más urgentes.
Jesús se acercaba a las personas movido íntimamente por el amor que el Padre había puesto en su corazón de Hijo. Un amor compasivo y misericordioso como el suyo; un amor creador y salvador a la vez; un amor que se conduele siempre del sufrimiento humano y busca la manera de devolver a quien sufre, su fe, su esperanza y su libertad. Podemos constatarlo, por ejemplo, en el pasaje del Evangelio según san Lucas que nos refiere la resurrección del hijo de la viuda de Naín:
“Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naín, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas. Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo único de su madre, que era viuda, y mucha gente del pueblo lo acompañaba. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: “Joven, yo te lo mando, levántate”. Se incorporó el muerto inmediatamente, y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre” (Lucas 7, 11-15).
San Juan llama a todas estas acciones extraordinarias de Jesús, “signos” o “señales”, porque ellas nos dan a entender quién es realmente Jesús, y cuál es la misión que le ha sido encomendada. Esta misma idea la encontramos en el Evangelio según san Lucas, cuando Jesús en la sinagoga de Nazaret, lee el texto de Isaías, que luego se aplica a sí mismo; y en el Evangelio según san Mateo, cuando Jesús responde a los enviados de Juan Bautista:
“Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”. Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!” (Mateo 11, 2-6).
1º DE ESO
COMO DIOS
1º DE ESO
LOS MILAGROS DE JESÚS
Cuando leemos los evangelios, encontramos que sus autores dedicaron buena parte de ellos, a relatar con algún detalle, las acciones extraordinarias que Jesús realizaba en favor de las personas que se acercaban a él, acciones que nosotros llamamos milagros, y san Juan en su Evangelio, denomina “signos”.
Frente a esta realidad innegable de la vida de Jesús, podemos preguntarnos:
- ¿Por qué o para qué obraba milagros Jesús?
- ¿Qué sentido daba Jesús a los milagros que realizaba?
Intentaremos dar una respuesta clara a estas preguntas.
Muchas veces, cuando pensamos en Dios y hablamos de él, lo que más nos llama la atención y proclamamos con más fuerza, es su poder. Dios es para nosotros, fundamentalmente, “el todopoderoso”, porque tiene pleno dominio sobre el mundo y nada escapa a su voluntad. Si no lo reconociéramos así, no estaríamos hablando de Dios.
Sin embargo, al acercarnos más detenidamente a lo que los evangelios anuncian, llegamos a otra conclusión que es muchísimo más bonita y también más justa con lo que Dios nos reveló de sí mismo en la persona de Jesús: La grandeza de Dios, su majestad, no está en su poder, en su fuerza, y tampoco en el dominio que puede ejercer sobre las personas y sobre los acontecimientos, como tantas veces suponemos. El verdadero poder de Dios es el amor: su amor infinito por los seres humanos; y es precisamente ese amor lo que Jesús quiere ayudarnos a conocer, lo que quiere hacernos presente, no sólo con sus palabras, sino también y muy especialmente con sus obras, y más concretamente con sus milagros.
- ¿Por qué o para qué hacía milagros Jesús?
El contexto general de los evangelios nos muestra que Jesús no hizo nunca un milagro en favor de sí mismo. Recordemos por ejemplo, el pasaje del Evangelio de Mateo, que no cuenta que cuando Jesús estaba ayunando en el desierto, después de su bautismo en el Jordán, el demonio se le presentó proponiéndole que convirtiera las piedras en panes para que saciara su hambre. Jesús le respondió sin dudarlo: “El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4, 1 ss).
Tampoco hizo ningún milagro para castigar a alguien por sus pecados. Al contrario. Se opuso a que los discípulos “hicieran caer fuego del cielo” sobre un pueblo de Samaría donde no los habían recibido (cf. Lu
cas 9, 51-55).
Y, finalmente, Jesús tampoco hizo milagros para satisfacer la curiosidad de quienes no creían en él, o para ganarse el favor de las autoridades. Pensemos, por ejemplo, en la señal que los doctores de la ley y los fariseos le pidieron para poder aceptarlo como Mesías, según nos lo refiere san Mateo: “Algunos maestros de la Ley y fariseos, le dijeron: “Maestro, queremos verte hacer un milagro”. Pero él contestó: “Esta raza perversa y adúltera pide una señal, pero sólo se le dará la señal de Jonás…” (Mateo 12, 38-39)
O el milagro que Herodes le solicitó cuando lo llevaron los soldados de Pilato, para que lo juzgara: “Al ver a Jesús, Herodes se alegró mucho. Hacía tiempo que deseaba verlo por las cosas que oía de él, y esperaba que Jesús hiciera algún milagro en su presencia. Le hizo un montón de preguntas, pero Jesús no contestó nada…” (Lucas 23, 8-9).
Todos los milagros de Jesús fueron obrados en favor de las personas más débiles, y tenían como primera intención ayudarles en sus necesidades más urgentes.
Jesús se acercaba a las personas movido íntimamente por el amor que el Padre había puesto en su corazón de Hijo. Un amor compasivo y misericordioso como el suyo; un amor creador y salvador a la vez; un amor que se conduele siempre del sufrimiento humano y busca la manera de devolver a quien sufre, su fe, su esperanza y su libertad. Podemos constatarlo, por ejemplo, en el pasaje del Evangelio según san Lucas que nos refiere la resurrección del hijo de la viuda de Naín:
“Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naín, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas. Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo único de su madre, que era viuda, y mucha gente del pueblo lo acompañaba. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: “Joven, yo te lo mando, levántate”. Se incorporó el muerto inmediatamente, y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre” (Lucas 7, 11-15).
San Juan llama a todas estas acciones extraordinarias de Jesús, “signos” o “señales”, porque ellas nos dan a entender quién es realmente Jesús, y cuál es la misión que le ha sido encomendada. Esta misma idea la encontramos en el Evangelio según san Lucas, cuando Jesús en la sinagoga de Nazaret, lee el texto de Isaías, que luego se aplica a sí mismo; y en el Evangelio según san Mateo, cuando Jesús responde a los enviados de Juan Bautista:
“Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”. Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!” (Mateo 11, 2-6).
1º DE ESO
COMO DIOS
1º DE ESO
LOS MILAGROS DE JESÚS
Cuando leemos los evangelios, encontramos que sus autores dedicaron buena parte de ellos, a relatar con algún detalle, las acciones extraordinarias que Jesús realizaba en favor de las personas que se acercaban a él, acciones que nosotros llamamos milagros, y san Juan en su Evangelio, denomina “signos”.
Frente a esta realidad innegable de la vida de Jesús, podemos preguntarnos:
- ¿Por qué o para qué obraba milagros Jesús?
- ¿Qué sentido daba Jesús a los milagros que realizaba?
Intentaremos dar una respuesta clara a estas preguntas.
Muchas veces, cuando pensamos en Dios y hablamos de él, lo que más nos llama la atención y proclamamos con más fuerza, es su poder. Dios es para nosotros, fundamentalmente, “el todopoderoso”, porque tiene pleno dominio sobre el mundo y nada escapa a su voluntad. Si no lo reconociéramos así, no estaríamos hablando de Dios.
Sin embargo, al acercarnos más detenidamente a lo que los evangelios anuncian, llegamos a otra conclusión que es muchísimo más bonita y también más justa con lo que Dios nos reveló de sí mismo en la persona de Jesús: La grandeza de Dios, su majestad, no está en su poder, en su fuerza, y tampoco en el dominio que puede ejercer sobre las personas y sobre los acontecimientos, como tantas veces suponemos. El verdadero poder de Dios es el amor: su amor infinito por los seres humanos; y es precisamente ese amor lo que Jesús quiere ayudarnos a conocer, lo que quiere hacernos presente, no sólo con sus palabras, sino también y muy especialmente con sus obras, y más concretamente con sus milagros.
- ¿Por qué o para qué hacía milagros Jesús?
El contexto general de los evangelios nos muestra que Jesús no hizo nunca un milagro en favor de sí mismo. Recordemos por ejemplo, el pasaje del Evangelio de Mateo, que no cuenta que cuando Jesús estaba ayunando en el desierto, después de su bautismo en el Jordán, el demonio se le presentó proponiéndole que convirtiera las piedras en panes para que saciara su hambre. Jesús le respondió sin dudarlo: “El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4, 1 ss).
Tampoco hizo ningún milagro para castigar a alguien por sus pecados. Al contrario. Se opuso a que los discípulos “hicieran caer fuego del cielo” sobre un pueblo de Samaría donde no los habían recibido (cf. Lu
cas 9, 51-55).
Y, finalmente, Jesús tampoco hizo milagros para satisfacer la curiosidad de quienes no creían en él, o para ganarse el favor de las autoridades. Pensemos, por ejemplo, en la señal que los doctores de la ley y los fariseos le pidieron para poder aceptarlo como Mesías, según nos lo refiere san Mateo: “Algunos maestros de la Ley y fariseos, le dijeron: “Maestro, queremos verte hacer un milagro”. Pero él contestó: “Esta raza perversa y adúltera pide una señal, pero sólo se le dará la señal de Jonás…” (Mateo 12, 38-39)
O el milagro que Herodes le solicitó cuando lo llevaron los soldados de Pilato, para que lo juzgara: “Al ver a Jesús, Herodes se alegró mucho. Hacía tiempo que deseaba verlo por las cosas que oía de él, y esperaba que Jesús hiciera algún milagro en su presencia. Le hizo un montón de preguntas, pero Jesús no contestó nada…” (Lucas 23, 8-9).
Todos los milagros de Jesús fueron obrados en favor de las personas más débiles, y tenían como primera intención ayudarles en sus necesidades más urgentes.
Jesús se acercaba a las personas movido íntimamente por el amor que el Padre había puesto en su corazón de Hijo. Un amor compasivo y misericordioso como el suyo; un amor creador y salvador a la vez; un amor que se conduele siempre del sufrimiento humano y busca la manera de devolver a quien sufre, su fe, su esperanza y su libertad. Podemos constatarlo, por ejemplo, en el pasaje del Evangelio según san Lucas que nos refiere la resurrección del hijo de la viuda de Naín:
“Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naín, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas. Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo único de su madre, que era viuda, y mucha gente del pueblo lo acompañaba. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: “Joven, yo te lo mando, levántate”. Se incorporó el muerto inmediatamente, y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre” (Lucas 7, 11-15).
San Juan llama a todas estas acciones extraordinarias de Jesús, “signos” o “señales”, porque ellas nos dan a entender quién es realmente Jesús, y cuál es la misión que le ha sido encomendada. Esta misma idea la encontramos en el Evangelio según san Lucas, cuando Jesús en la sinagoga de Nazaret, lee el texto de Isaías, que luego se aplica a sí mismo; y en el Evangelio según san Mateo, cuando Jesús responde a los enviados de Juan Bautista:
“Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”. Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!” (Mateo 11, 2-6).
1º DE ESO
COMO DIOS
1º DE ESO
LOS MILAGROS DE JESÚS
Cuando leemos los evangelios, encontramos que sus autores dedicaron buena parte de ellos, a relatar con algún detalle, las acciones extraordinarias que Jesús realizaba en favor de las personas que se acercaban a él, acciones que nosotros llamamos milagros, y san Juan en su Evangelio, denomina “signos”.
Frente a esta realidad innegable de la vida de Jesús, podemos preguntarnos:
- ¿Por qué o para qué obraba milagros Jesús?
- ¿Qué sentido daba Jesús a los milagros que realizaba?
Intentaremos dar una respuesta clara a estas preguntas.
Muchas veces, cuando pensamos en Dios y hablamos de él, lo que más nos llama la atención y proclamamos con más fuerza, es su poder. Dios es para nosotros, fundamentalmente, “el todopoderoso”, porque tiene pleno dominio sobre el mundo y nada escapa a su voluntad. Si no lo reconociéramos así, no estaríamos hablando de Dios.
Sin embargo, al acercarnos más detenidamente a lo que los evangelios anuncian, llegamos a otra conclusión que es muchísimo más bonita y también más justa con lo que Dios nos reveló de sí mismo en la persona de Jesús: La grandeza de Dios, su majestad, no está en su poder, en su fuerza, y tampoco en el dominio que puede ejercer sobre las personas y sobre los acontecimientos, como tantas veces suponemos. El verdadero poder de Dios es el amor: su amor infinito por los seres humanos; y es precisamente ese amor lo que Jesús quiere ayudarnos a conocer, lo que quiere hacernos presente, no sólo con sus palabras, sino también y muy especialmente con sus obras, y más concretamente con sus milagros.
- ¿Por qué o para qué hacía milagros Jesús?
El contexto general de los evangelios nos muestra que Jesús no hizo nunca un milagro en favor de sí mismo. Recordemos por ejemplo, el pasaje del Evangelio de Mateo, que no cuenta que cuando Jesús estaba ayunando en el desierto, después de su bautismo en el Jordán, el demonio se le presentó proponiéndole que convirtiera las piedras en panes para que saciara su hambre. Jesús le respondió sin dudarlo: “El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4, 1 ss).
Tampoco hizo ningún milagro para castigar a alguien por sus pecados. Al contrario. Se opuso a que los discípulos “hicieran caer fuego del cielo” sobre un pueblo de Samaría donde no los habían recibido (cf. Lu
cas 9, 51-55).
Y, finalmente, Jesús tampoco hizo milagros para satisfacer la curiosidad de quienes no creían en él, o para ganarse el favor de las autoridades. Pensemos, por ejemplo, en la señal que los doctores de la ley y los fariseos le pidieron para poder aceptarlo como Mesías, según nos lo refiere san Mateo: “Algunos maestros de la Ley y fariseos, le dijeron: “Maestro, queremos verte hacer un milagro”. Pero él contestó: “Esta raza perversa y adúltera pide una señal, pero sólo se le dará la señal de Jonás…” (Mateo 12, 38-39)
O el milagro que Herodes le solicitó cuando lo llevaron los soldados de Pilato, para que lo juzgara: “Al ver a Jesús, Herodes se alegró mucho. Hacía tiempo que deseaba verlo por las cosas que oía de él, y esperaba que Jesús hiciera algún milagro en su presencia. Le hizo un montón de preguntas, pero Jesús no contestó nada…” (Lucas 23, 8-9).
Todos los milagros de Jesús fueron obrados en favor de las personas más débiles, y tenían como primera intención ayudarles en sus necesidades más urgentes.
Jesús se acercaba a las personas movido íntimamente por el amor que el Padre había puesto en su corazón de Hijo. Un amor compasivo y misericordioso como el suyo; un amor creador y salvador a la vez; un amor que se conduele siempre del sufrimiento humano y busca la manera de devolver a quien sufre, su fe, su esperanza y su libertad. Podemos constatarlo, por ejemplo, en el pasaje del Evangelio según san Lucas que nos refiere la resurrección del hijo de la viuda de Naín:
“Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naín, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas. Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo único de su madre, que era viuda, y mucha gente del pueblo lo acompañaba. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: “No llores”. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: “Joven, yo te lo mando, levántate”. Se incorporó el muerto inmediatamente, y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre” (Lucas 7, 11-15).
San Juan llama a todas estas acciones extraordinarias de Jesús, “signos” o “señales”, porque ellas nos dan a entender quién es realmente Jesús, y cuál es la misión que le ha sido encomendada. Esta misma idea la encontramos en el Evangelio según san Lucas, cuando Jesús en la sinagoga de Nazaret, lee el texto de Isaías, que luego se aplica a sí mismo; y en el Evangelio según san Mateo, cuando Jesús responde a los enviados de Juan Bautista:
“Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”. Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!” (Mateo 11, 2-6).
1º DE ESO
COMO DIOS
1. La iniciativa del encuentro con Jesús la tiene Él
Dios es siempre quien sale a nuestro encuentro, Él es quien toma la iniciativa, aunque en ocasiones pensemos que fuimos nosotros quienes nos acercamos a Él, es Él quien se ha hecho el “encontradizo” con nosotros, propiciando este encuentro. Lo vemos en diversas ocasiones en los Evangelios: le pide a la Samaritana que le dé de beber (Jn 4,7), se sube a la barca de Pedro para predicar desde allí (Lc 5,3), se acerca al mostrador donde Leví cobraba impuestos (Mc 2,14), entra a enseñar en la sinagoga cuando estaba allí un hombre que tenía una mano atrofiada (Lc 6,7); en todo momento vemos a Jesús que sale día tras día por las calles de Palestina buscando encontrarse con la gente, dando ocasión para que todo el que quiera pueda acercarse a Él.
«Dios es quien primero llama al hombre. Olvide el hombre a su Creador o se esconda lejos de su faz, corra detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberlo abandonado, el Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración, la actitud del hombre es siempre una respuesta»[2].
Jesús quiere encontrarse con cada uno y este encuentro que se da en el corazón[3], es anterior a cualquier método o forma de oración. Él nos habla en un lenguaje en el que cada uno puede comprenderlo, sea con mociones, a través de su Palabra, en una meditación o contemplación, Él se hace presente y nos ilumina, sorprendiéndonos siempre cuando menos lo esperamos[4].
El Señor Jesús desea el encuentro con cada persona, nadie le es indiferente, todo lo contrario. Él siempre busca acercarse, como con la samaritana, a cada uno de nosotros. Estamos llamados a responderle con amor y abrir nuestros corazones a su luz y verdad.
2. Dios se hace cercano a mí
Jesús es Dios y es hombre de verdad. ¡Cuántas veces nos olvidamos de esta realidad, en nuestra vida cotidiana y al relacionarnos con Él; y cuánto nos ayuda tener en nuestra conciencia que Aquel que nos llama para entrar en relación con nosotros, conoce nuestra realidad humana plenamente no sólo porque es Dios, sino porque como hombre la conoce de cerca!
«Encarnándose en Palestina entra de lleno en la torpeza humana, se hace hombre sin remilgos, tan desamparado como cualquier otro miembro de nuestra raza. Palestina es, por ello, todo menos una tierra «de lujo» […] La frase de san Pablo: «Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo» (Gal 4,4), nos hace pensar que Cristo vino al mundo en una especie de «supertiempo», en un maravilloso siglo de oro. Al venir él, los relojes se habrían detenido, los conflictos sociales enmudecido, un universal armisticio habría amordazado las guerras y contiendas. Cristo habría sido así, no un hombre pleno y total, sino un huésped de lujo, que vive unos años de paso en un tiempo y una tierra de lujo. Pero el acercarnos a su tiempo nos descubre que tampoco fue una época preservada por mágicos privilegios. Fueron tiempos de muerte, de llanto y de injusticia, tiempos de amor y sangre como todos. Y el calendario no se quedó inmóvil mientras él moraba en esta tierra»[5].
Jesús, vivió en un lugar y un tiempo determinado. Él fue un hombre que respondió a la realidad en la que vivió. Siendo Dios, asume nuestra naturaleza con una manera de ser propia. Y siendo como es, se hace cercano a cada persona, para comprenderla y amarla. Se hizo cercano a un San Pablo como a una Santa Teresita del Niño Jesús y de la misma manera quiere hacerse cercano a cada uno de nosotros.
Jesús nos trata con mucha reverencia al acercarse a cada uno de nosotros. Considera quiénes somos, lo que hemos vivido en el pasado y lo que vivimos en este momento: nuestras alegrías y sufrimientos, nuestras decepciones y nuestras anhelos; y de esta manera su amor toma una forma concreta que responde a nuestra realidad.
3. Encuentro con el corazón de Jesús
Podemos entender el encuentro con Jesús como el encuentro de nuestro corazón con su corazón[6]. Es en este contacto cuando se da el encuentro de lo más íntimo mío y lo más íntimo Suyo, es la experiencia de encontrarnos con alguien no con algo ni con algún concepto. En este encuentro uno queda rendido ante su presencia y amor. Encuentro de corazones que es transformador; transformación que podemos ver en su encuentro con Zaqueo (Lc 19,1-10), con la pecadora arrepentida (Lc 7,36-50), con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) y con tantos otros.
En el encuentro con el corazón de Jesús encontramos un corazón humano cercano a nosotros:
«Todo el evangelio es un testimonio de ese corazón maternal con el que aparece retratado el Padre que espera al hijo pródigo o el buen pastor que busca a la oveja perdida […] Así le encontraremos compadeciéndose del pueblo y de sus problemas (Mt 9,36); contemplando con cariño a un joven que parece interesado en seguirle (Mc 10,21); mirando con ira a los hipócritas, entristecido por la dureza de su corazón (Mc 3,5); estallando ante la incomprensión de sus apóstoles (Mc 8,17); lleno de alegría cuando éstos regresan satisfechos de predicar (Lc 10,21); entusiasmado por la fe de un pagano (Lc 7,9); conmovido ante la figura de una madre que llora a su hijo muerto (Lc 7,13); indignado por la falta de fe del pueblo (Mc 9,19); dolorido por la ingratitud de los nueve leprosos curados (Lc 17,17); preocupado por las necesidades materiales de sus apóstoles (Lc 22,35). Le veremos participar de los más comunes sentimientos humanos: tener hambre (Mt 4,2); sed y cansancio (Jn 4,6s); frío y calor ante la inseguridad de la vida sin techo (Lc 9,58); llanto (Lc 19,41); tristeza (Mt 26,37); tentaciones (Mt 4,1)»[7].
4. Jesús nos busca para estar con Él
En los Evangelios podemos ver cómo Jesús busca a las personas para invitarlas a tener una relación personal y de amistad con ellas: elige a los doce apóstoles “para que estuviesen con él” (Mc 3,14); Juan y Andrés lo siguen y le preguntan ¿dónde vives? y Él los invita a su casa, “Venid y lo veréis” (Jn 1,39); Él se invita a la casa de Zaqueo al verlo subido en el sicómoro diciéndole que baje de prisa, pues, “… es necesario que hoy me quede en tu casa”(Lc 19,5).
En todos los casos, la llamada de Jesús es personal y para estar con Él. Es decir, para mantener una relación cercana y de amistad. Cada uno de nosotros vive una situación personal distinta y es según esa situación particular que el Señor se pone delante nuestro y nos da la gracia para que lo reconozcamos y acojamos en nuestro corazón.
5. Nuestra respuesta
La llamada de Jesús invita a una respuesta de nuestra parte[8]. Podemos aprender mucho de quiénes han sabido responder: los doce apóstoles: “… vinieron a él” (Mc 3,13); Juan y Andrés “se quedaron con Él aquel día” (Jn 1,39); Zaqueo “descendió aprisa, y le recibió gozoso” (Lc 19,6) y el ciego fue a su presencia para pedirle lo que necesitaba, “Señor, que reciba la vista” (Lc 18,40). En todos los casos la respuesta fue inmediata, como quien reconoce en la invitación una esperanza a la búsqueda que tenían en sus corazones y a las inquietudes que vivían.
Jesús nos invita a tener una relación de amistad con Él que dure para siempre. Y es así como toda nuestra vida será una permanente historia de nuestra relación de amor con Él, en la que podemos constatar que sin tener en cuenta nuestra fragilidad, Él va a seguir siempre buscándonos, pues aunque nosotros nos alejemos, Él permanece fiel.
Por eso se hace el “encontradizo” en muchas y diversas ocasiones, en las cuales nos da la oportunidad de encontrarnos o reencontrarnos con Él. Puede ser un encuentro inesperado como en el caso de Leví (Mc 2,14) o del Cireneo (Mt 27,32); puede ser propiciado por otros como en el caso de Pedro (Jn 1,41) o del paralítico (Mc 2,3-4); puede ser tras el mal cometido como en el caso de la mujer adúltera (Jn 8,3) o el buen ladrón (Lc 23,39ss); puede ocurrir en un momento de desesperanza como con los discípulos de Emaús (Lc 24,15); puede suceder fruto de nuestro esfuerzo[9] como la hemorroísa (Mt 9,20) o Zaqueo (Lc 19,15); o puede que sea la Virgen quien lo traiga a nuestra presencia como lo hizo con su prima Santa Isabel (Lc 1,41).
En cada una de las ocasiones de encuentro que se nos presentan en nuestra vida el Señor anhela y nos da la oportunidad de una respuesta positiva a su gracia, a su misericordia, a su amor.
6. Conversión y anuncio
Todo encuentro con Jesús nos transforma. Él va transformando toda nuestra vida y nos lleva a comunicar aquel rostro con que nos hemos encontrado y que hace arder nuestros corazones de gozo y plenitud. El anuncio del Evangelio con nuestra vida y palabra es la consecuencia de nuestro encuentro con Jesús, encuentro que nos renueva y nos invita a una mayor conversión, a una conversión pastoral y misionera como bien nos recuerda el Papa Francisco[10].
Esto ha sucedido a lo largo de la historia con personas de todos los tiempos y todas las latitudes: Andrés y Juan lo anuncian a Pedro (Jn 1,41), Felipe lo anuncia a Natanael (Jn 1,45), la samaritana lo anuncia en su pueblo (Jn 4,7), las mujeres anuncian a Cristo resucitado a los apóstoles (Lc 24,9), Zaqueo repara las injusticias que había cometido (Lc 19,8); el ciego de Jericó recobrada la vista lo empezó a seguir dándole gloria, moviendo al pueblo, con su testimonio a alabar a Dios (Lc 18,43). Los doce apóstoles sabemos que lo siguieron en la misión que les dio de predicar el Evangelio (Mc 3,14) hasta el fin de sus vidas, incluso con el martirio.
Conclusión
Estamos llamados al encuentro personal con Jesús, encuentro que se da en nuestro interior y que colma y da significado a nuestra vida. Este encuentro que requiere de nosotros una escucha a su llamado —para encontrar nuestra vocación personal y, para anunciarlo a los demás— debemos buscarlo especialmente en el silencio de la oración personal y en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, donde Jesús nos espera[11].
«Él, que murió por los pecados de todos, desea entrar en comunión con cada uno de vosotros, llama a la puerta de vuestro corazón para daros su gracia. Id a su encuentro en la santa Eucaristía, id a adorarlo en las iglesias y permaneced arrodillados ante el Sagrario: Jesús os colmará de su amor y os manifestará los sentimientos de su Corazón».[12]
1º DE ESO
COMO DIOS
1. La iniciativa del encuentro con Jesús la tiene Él
Dios es siempre quien sale a nuestro encuentro, Él es quien toma la iniciativa, aunque en ocasiones pensemos que fuimos nosotros quienes nos acercamos a Él, es Él quien se ha hecho el “encontradizo” con nosotros, propiciando este encuentro. Lo vemos en diversas ocasiones en los Evangelios: le pide a la Samaritana que le dé de beber (Jn 4,7), se sube a la barca de Pedro para predicar desde allí (Lc 5,3), se acerca al mostrador donde Leví cobraba impuestos (Mc 2,14), entra a enseñar en la sinagoga cuando estaba allí un hombre que tenía una mano atrofiada (Lc 6,7); en todo momento vemos a Jesús que sale día tras día por las calles de Palestina buscando encontrarse con la gente, dando ocasión para que todo el que quiera pueda acercarse a Él.
«Dios es quien primero llama al hombre. Olvide el hombre a su Creador o se esconda lejos de su faz, corra detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberlo abandonado, el Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración, la actitud del hombre es siempre una respuesta»[2].
Jesús quiere encontrarse con cada uno y este encuentro que se da en el corazón[3], es anterior a cualquier método o forma de oración. Él nos habla en un lenguaje en el que cada uno puede comprenderlo, sea con mociones, a través de su Palabra, en una meditación o contemplación, Él se hace presente y nos ilumina, sorprendiéndonos siempre cuando menos lo esperamos[4].
El Señor Jesús desea el encuentro con cada persona, nadie le es indiferente, todo lo contrario. Él siempre busca acercarse, como con la samaritana, a cada uno de nosotros. Estamos llamados a responderle con amor y abrir nuestros corazones a su luz y verdad.
2. Dios se hace cercano a mí
Jesús es Dios y es hombre de verdad. ¡Cuántas veces nos olvidamos de esta realidad, en nuestra vida cotidiana y al relacionarnos con Él; y cuánto nos ayuda tener en nuestra conciencia que Aquel que nos llama para entrar en relación con nosotros, conoce nuestra realidad humana plenamente no sólo porque es Dios, sino porque como hombre la conoce de cerca!
«Encarnándose en Palestina entra de lleno en la torpeza humana, se hace hombre sin remilgos, tan desamparado como cualquier otro miembro de nuestra raza. Palestina es, por ello, todo menos una tierra «de lujo» […] La frase de san Pablo: «Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo» (Gal 4,4), nos hace pensar que Cristo vino al mundo en una especie de «supertiempo», en un maravilloso siglo de oro. Al venir él, los relojes se habrían detenido, los conflictos sociales enmudecido, un universal armisticio habría amordazado las guerras y contiendas. Cristo habría sido así, no un hombre pleno y total, sino un huésped de lujo, que vive unos años de paso en un tiempo y una tierra de lujo. Pero el acercarnos a su tiempo nos descubre que tampoco fue una época preservada por mágicos privilegios. Fueron tiempos de muerte, de llanto y de injusticia, tiempos de amor y sangre como todos. Y el calendario no se quedó inmóvil mientras él moraba en esta tierra»[5].
Jesús, vivió en un lugar y un tiempo determinado. Él fue un hombre que respondió a la realidad en la que vivió. Siendo Dios, asume nuestra naturaleza con una manera de ser propia. Y siendo como es, se hace cercano a cada persona, para comprenderla y amarla. Se hizo cercano a un San Pablo como a una Santa Teresita del Niño Jesús y de la misma manera quiere hacerse cercano a cada uno de nosotros.
Jesús nos trata con mucha reverencia al acercarse a cada uno de nosotros. Considera quiénes somos, lo que hemos vivido en el pasado y lo que vivimos en este momento: nuestras alegrías y sufrimientos, nuestras decepciones y nuestras anhelos; y de esta manera su amor toma una forma concreta que responde a nuestra realidad.
3. Encuentro con el corazón de Jesús
Podemos entender el encuentro con Jesús como el encuentro de nuestro corazón con su corazón[6]. Es en este contacto cuando se da el encuentro de lo más íntimo mío y lo más íntimo Suyo, es la experiencia de encontrarnos con alguien no con algo ni con algún concepto. En este encuentro uno queda rendido ante su presencia y amor. Encuentro de corazones que es transformador; transformación que podemos ver en su encuentro con Zaqueo (Lc 19,1-10), con la pecadora arrepentida (Lc 7,36-50), con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) y con tantos otros.
En el encuentro con el corazón de Jesús encontramos un corazón humano cercano a nosotros:
«Todo el evangelio es un testimonio de ese corazón maternal con el que aparece retratado el Padre que espera al hijo pródigo o el buen pastor que busca a la oveja perdida […] Así le encontraremos compadeciéndose del pueblo y de sus problemas (Mt 9,36); contemplando con cariño a un joven que parece interesado en seguirle (Mc 10,21); mirando con ira a los hipócritas, entristecido por la dureza de su corazón (Mc 3,5); estallando ante la incomprensión de sus apóstoles (Mc 8,17); lleno de alegría cuando éstos regresan satisfechos de predicar (Lc 10,21); entusiasmado por la fe de un pagano (Lc 7,9); conmovido ante la figura de una madre que llora a su hijo muerto (Lc 7,13); indignado por la falta de fe del pueblo (Mc 9,19); dolorido por la ingratitud de los nueve leprosos curados (Lc 17,17); preocupado por las necesidades materiales de sus apóstoles (Lc 22,35). Le veremos participar de los más comunes sentimientos humanos: tener hambre (Mt 4,2); sed y cansancio (Jn 4,6s); frío y calor ante la inseguridad de la vida sin techo (Lc 9,58); llanto (Lc 19,41); tristeza (Mt 26,37); tentaciones (Mt 4,1)»[7].
4. Jesús nos busca para estar con Él
En los Evangelios podemos ver cómo Jesús busca a las personas para invitarlas a tener una relación personal y de amistad con ellas: elige a los doce apóstoles “para que estuviesen con él” (Mc 3,14); Juan y Andrés lo siguen y le preguntan ¿dónde vives? y Él los invita a su casa, “Venid y lo veréis” (Jn 1,39); Él se invita a la casa de Zaqueo al verlo subido en el sicómoro diciéndole que baje de prisa, pues, “… es necesario que hoy me quede en tu casa”(Lc 19,5).
En todos los casos, la llamada de Jesús es personal y para estar con Él. Es decir, para mantener una relación cercana y de amistad. Cada uno de nosotros vive una situación personal distinta y es según esa situación particular que el Señor se pone delante nuestro y nos da la gracia para que lo reconozcamos y acojamos en nuestro corazón.
5. Nuestra respuesta
La llamada de Jesús invita a una respuesta de nuestra parte[8]. Podemos aprender mucho de quiénes han sabido responder: los doce apóstoles: “… vinieron a él” (Mc 3,13); Juan y Andrés “se quedaron con Él aquel día” (Jn 1,39); Zaqueo “descendió aprisa, y le recibió gozoso” (Lc 19,6) y el ciego fue a su presencia para pedirle lo que necesitaba, “Señor, que reciba la vista” (Lc 18,40). En todos los casos la respuesta fue inmediata, como quien reconoce en la invitación una esperanza a la búsqueda que tenían en sus corazones y a las inquietudes que vivían.
Jesús nos invita a tener una relación de amistad con Él que dure para siempre. Y es así como toda nuestra vida será una permanente historia de nuestra relación de amor con Él, en la que podemos constatar que sin tener en cuenta nuestra fragilidad, Él va a seguir siempre buscándonos, pues aunque nosotros nos alejemos, Él permanece fiel.
Por eso se hace el “encontradizo” en muchas y diversas ocasiones, en las cuales nos da la oportunidad de encontrarnos o reencontrarnos con Él. Puede ser un encuentro inesperado como en el caso de Leví (Mc 2,14) o del Cireneo (Mt 27,32); puede ser propiciado por otros como en el caso de Pedro (Jn 1,41) o del paralítico (Mc 2,3-4); puede ser tras el mal cometido como en el caso de la mujer adúltera (Jn 8,3) o el buen ladrón (Lc 23,39ss); puede ocurrir en un momento de desesperanza como con los discípulos de Emaús (Lc 24,15); puede suceder fruto de nuestro esfuerzo[9] como la hemorroísa (Mt 9,20) o Zaqueo (Lc 19,15); o puede que sea la Virgen quien lo traiga a nuestra presencia como lo hizo con su prima Santa Isabel (Lc 1,41).
En cada una de las ocasiones de encuentro que se nos presentan en nuestra vida el Señor anhela y nos da la oportunidad de una respuesta positiva a su gracia, a su misericordia, a su amor.
6. Conversión y anuncio
Todo encuentro con Jesús nos transforma. Él va transformando toda nuestra vida y nos lleva a comunicar aquel rostro con que nos hemos encontrado y que hace arder nuestros corazones de gozo y plenitud. El anuncio del Evangelio con nuestra vida y palabra es la consecuencia de nuestro encuentro con Jesús, encuentro que nos renueva y nos invita a una mayor conversión, a una conversión pastoral y misionera como bien nos recuerda el Papa Francisco[10].
Esto ha sucedido a lo largo de la historia con personas de todos los tiempos y todas las latitudes: Andrés y Juan lo anuncian a Pedro (Jn 1,41), Felipe lo anuncia a Natanael (Jn 1,45), la samaritana lo anuncia en su pueblo (Jn 4,7), las mujeres anuncian a Cristo resucitado a los apóstoles (Lc 24,9), Zaqueo repara las injusticias que había cometido (Lc 19,8); el ciego de Jericó recobrada la vista lo empezó a seguir dándole gloria, moviendo al pueblo, con su testimonio a alabar a Dios (Lc 18,43). Los doce apóstoles sabemos que lo siguieron en la misión que les dio de predicar el Evangelio (Mc 3,14) hasta el fin de sus vidas, incluso con el martirio.
Conclusión
Estamos llamados al encuentro personal con Jesús, encuentro que se da en nuestro interior y que colma y da significado a nuestra vida. Este encuentro que requiere de nosotros una escucha a su llamado —para encontrar nuestra vocación personal y, para anunciarlo a los demás— debemos buscarlo especialmente en el silencio de la oración personal y en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, donde Jesús nos espera[11].
«Él, que murió por los pecados de todos, desea entrar en comunión con cada uno de vosotros, llama a la puerta de vuestro corazón para daros su gracia. Id a su encuentro en la santa Eucaristía, id a adorarlo en las iglesias y permaneced arrodillados ante el Sagrario: Jesús os colmará de su amor y os manifestará los sentimientos de su Corazón».[12]
1º DE ESO
COMO DIOS
1. La iniciativa del encuentro con Jesús la tiene Él
Dios es siempre quien sale a nuestro encuentro, Él es quien toma la iniciativa, aunque en ocasiones pensemos que fuimos nosotros quienes nos acercamos a Él, es Él quien se ha hecho el “encontradizo” con nosotros, propiciando este encuentro. Lo vemos en diversas ocasiones en los Evangelios: le pide a la Samaritana que le dé de beber (Jn 4,7), se sube a la barca de Pedro para predicar desde allí (Lc 5,3), se acerca al mostrador donde Leví cobraba impuestos (Mc 2,14), entra a enseñar en la sinagoga cuando estaba allí un hombre que tenía una mano atrofiada (Lc 6,7); en todo momento vemos a Jesús que sale día tras día por las calles de Palestina buscando encontrarse con la gente, dando ocasión para que todo el que quiera pueda acercarse a Él.
«Dios es quien primero llama al hombre. Olvide el hombre a su Creador o se esconda lejos de su faz, corra detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberlo abandonado, el Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración, la actitud del hombre es siempre una respuesta»[2].
Jesús quiere encontrarse con cada uno y este encuentro que se da en el corazón[3], es anterior a cualquier método o forma de oración. Él nos habla en un lenguaje en el que cada uno puede comprenderlo, sea con mociones, a través de su Palabra, en una meditación o contemplación, Él se hace presente y nos ilumina, sorprendiéndonos siempre cuando menos lo esperamos[4].
El Señor Jesús desea el encuentro con cada persona, nadie le es indiferente, todo lo contrario. Él siempre busca acercarse, como con la samaritana, a cada uno de nosotros. Estamos llamados a responderle con amor y abrir nuestros corazones a su luz y verdad.
2. Dios se hace cercano a mí
Jesús es Dios y es hombre de verdad. ¡Cuántas veces nos olvidamos de esta realidad, en nuestra vida cotidiana y al relacionarnos con Él; y cuánto nos ayuda tener en nuestra conciencia que Aquel que nos llama para entrar en relación con nosotros, conoce nuestra realidad humana plenamente no sólo porque es Dios, sino porque como hombre la conoce de cerca!
«Encarnándose en Palestina entra de lleno en la torpeza humana, se hace hombre sin remilgos, tan desamparado como cualquier otro miembro de nuestra raza. Palestina es, por ello, todo menos una tierra «de lujo» […] La frase de san Pablo: «Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo» (Gal 4,4), nos hace pensar que Cristo vino al mundo en una especie de «supertiempo», en un maravilloso siglo de oro. Al venir él, los relojes se habrían detenido, los conflictos sociales enmudecido, un universal armisticio habría amordazado las guerras y contiendas. Cristo habría sido así, no un hombre pleno y total, sino un huésped de lujo, que vive unos años de paso en un tiempo y una tierra de lujo. Pero el acercarnos a su tiempo nos descubre que tampoco fue una época preservada por mágicos privilegios. Fueron tiempos de muerte, de llanto y de injusticia, tiempos de amor y sangre como todos. Y el calendario no se quedó inmóvil mientras él moraba en esta tierra»[5].
Jesús, vivió en un lugar y un tiempo determinado. Él fue un hombre que respondió a la realidad en la que vivió. Siendo Dios, asume nuestra naturaleza con una manera de ser propia. Y siendo como es, se hace cercano a cada persona, para comprenderla y amarla. Se hizo cercano a un San Pablo como a una Santa Teresita del Niño Jesús y de la misma manera quiere hacerse cercano a cada uno de nosotros.
Jesús nos trata con mucha reverencia al acercarse a cada uno de nosotros. Considera quiénes somos, lo que hemos vivido en el pasado y lo que vivimos en este momento: nuestras alegrías y sufrimientos, nuestras decepciones y nuestras anhelos; y de esta manera su amor toma una forma concreta que responde a nuestra realidad.
3. Encuentro con el corazón de Jesús
Podemos entender el encuentro con Jesús como el encuentro de nuestro corazón con su corazón[6]. Es en este contacto cuando se da el encuentro de lo más íntimo mío y lo más íntimo Suyo, es la experiencia de encontrarnos con alguien no con algo ni con algún concepto. En este encuentro uno queda rendido ante su presencia y amor. Encuentro de corazones que es transformador; transformación que podemos ver en su encuentro con Zaqueo (Lc 19,1-10), con la pecadora arrepentida (Lc 7,36-50), con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) y con tantos otros.
En el encuentro con el corazón de Jesús encontramos un corazón humano cercano a nosotros:
«Todo el evangelio es un testimonio de ese corazón maternal con el que aparece retratado el Padre que espera al hijo pródigo o el buen pastor que busca a la oveja perdida […] Así le encontraremos compadeciéndose del pueblo y de sus problemas (Mt 9,36); contemplando con cariño a un joven que parece interesado en seguirle (Mc 10,21); mirando con ira a los hipócritas, entristecido por la dureza de su corazón (Mc 3,5); estallando ante la incomprensión de sus apóstoles (Mc 8,17); lleno de alegría cuando éstos regresan satisfechos de predicar (Lc 10,21); entusiasmado por la fe de un pagano (Lc 7,9); conmovido ante la figura de una madre que llora a su hijo muerto (Lc 7,13); indignado por la falta de fe del pueblo (Mc 9,19); dolorido por la ingratitud de los nueve leprosos curados (Lc 17,17); preocupado por las necesidades materiales de sus apóstoles (Lc 22,35). Le veremos participar de los más comunes sentimientos humanos: tener hambre (Mt 4,2); sed y cansancio (Jn 4,6s); frío y calor ante la inseguridad de la vida sin techo (Lc 9,58); llanto (Lc 19,41); tristeza (Mt 26,37); tentaciones (Mt 4,1)»[7].
4. Jesús nos busca para estar con Él
En los Evangelios podemos ver cómo Jesús busca a las personas para invitarlas a tener una relación personal y de amistad con ellas: elige a los doce apóstoles “para que estuviesen con él” (Mc 3,14); Juan y Andrés lo siguen y le preguntan ¿dónde vives? y Él los invita a su casa, “Venid y lo veréis” (Jn 1,39); Él se invita a la casa de Zaqueo al verlo subido en el sicómoro diciéndole que baje de prisa, pues, “… es necesario que hoy me quede en tu casa”(Lc 19,5).
En todos los casos, la llamada de Jesús es personal y para estar con Él. Es decir, para mantener una relación cercana y de amistad. Cada uno de nosotros vive una situación personal distinta y es según esa situación particular que el Señor se pone delante nuestro y nos da la gracia para que lo reconozcamos y acojamos en nuestro corazón.
5. Nuestra respuesta
La llamada de Jesús invita a una respuesta de nuestra parte[8]. Podemos aprender mucho de quiénes han sabido responder: los doce apóstoles: “… vinieron a él” (Mc 3,13); Juan y Andrés “se quedaron con Él aquel día” (Jn 1,39); Zaqueo “descendió aprisa, y le recibió gozoso” (Lc 19,6) y el ciego fue a su presencia para pedirle lo que necesitaba, “Señor, que reciba la vista” (Lc 18,40). En todos los casos la respuesta fue inmediata, como quien reconoce en la invitación una esperanza a la búsqueda que tenían en sus corazones y a las inquietudes que vivían.
Jesús nos invita a tener una relación de amistad con Él que dure para siempre. Y es así como toda nuestra vida será una permanente historia de nuestra relación de amor con Él, en la que podemos constatar que sin tener en cuenta nuestra fragilidad, Él va a seguir siempre buscándonos, pues aunque nosotros nos alejemos, Él permanece fiel.
Por eso se hace el “encontradizo” en muchas y diversas ocasiones, en las cuales nos da la oportunidad de encontrarnos o reencontrarnos con Él. Puede ser un encuentro inesperado como en el caso de Leví (Mc 2,14) o del Cireneo (Mt 27,32); puede ser propiciado por otros como en el caso de Pedro (Jn 1,41) o del paralítico (Mc 2,3-4); puede ser tras el mal cometido como en el caso de la mujer adúltera (Jn 8,3) o el buen ladrón (Lc 23,39ss); puede ocurrir en un momento de desesperanza como con los discípulos de Emaús (Lc 24,15); puede suceder fruto de nuestro esfuerzo[9] como la hemorroísa (Mt 9,20) o Zaqueo (Lc 19,15); o puede que sea la Virgen quien lo traiga a nuestra presencia como lo hizo con su prima Santa Isabel (Lc 1,41).
En cada una de las ocasiones de encuentro que se nos presentan en nuestra vida el Señor anhela y nos da la oportunidad de una respuesta positiva a su gracia, a su misericordia, a su amor.
6. Conversión y anuncio
Todo encuentro con Jesús nos transforma. Él va transformando toda nuestra vida y nos lleva a comunicar aquel rostro con que nos hemos encontrado y que hace arder nuestros corazones de gozo y plenitud. El anuncio del Evangelio con nuestra vida y palabra es la consecuencia de nuestro encuentro con Jesús, encuentro que nos renueva y nos invita a una mayor conversión, a una conversión pastoral y misionera como bien nos recuerda el Papa Francisco[10].
Esto ha sucedido a lo largo de la historia con personas de todos los tiempos y todas las latitudes: Andrés y Juan lo anuncian a Pedro (Jn 1,41), Felipe lo anuncia a Natanael (Jn 1,45), la samaritana lo anuncia en su pueblo (Jn 4,7), las mujeres anuncian a Cristo resucitado a los apóstoles (Lc 24,9), Zaqueo repara las injusticias que había cometido (Lc 19,8); el ciego de Jericó recobrada la vista lo empezó a seguir dándole gloria, moviendo al pueblo, con su testimonio a alabar a Dios (Lc 18,43). Los doce apóstoles sabemos que lo siguieron en la misión que les dio de predicar el Evangelio (Mc 3,14) hasta el fin de sus vidas, incluso con el martirio.
Conclusión
Estamos llamados al encuentro personal con Jesús, encuentro que se da en nuestro interior y que colma y da significado a nuestra vida. Este encuentro que requiere de nosotros una escucha a su llamado —para encontrar nuestra vocación personal y, para anunciarlo a los demás— debemos buscarlo especialmente en el silencio de la oración personal y en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, donde Jesús nos espera[11].
«Él, que murió por los pecados de todos, desea entrar en comunión con cada uno de vosotros, llama a la puerta de vuestro corazón para daros su gracia. Id a su encuentro en la santa Eucaristía, id a adorarlo en las iglesias y permaneced arrodillados ante el Sagrario: Jesús os colmará de su amor y os manifestará los sentimientos de su Corazón».[12]
1º DE ESO
COMO DIOS
1. La iniciativa del encuentro con Jesús la tiene Él
Dios es siempre quien sale a nuestro encuentro, Él es quien toma la iniciativa, aunque en ocasiones pensemos que fuimos nosotros quienes nos acercamos a Él, es Él quien se ha hecho el “encontradizo” con nosotros, propiciando este encuentro. Lo vemos en diversas ocasiones en los Evangelios: le pide a la Samaritana que le dé de beber (Jn 4,7), se sube a la barca de Pedro para predicar desde allí (Lc 5,3), se acerca al mostrador donde Leví cobraba impuestos (Mc 2,14), entra a enseñar en la sinagoga cuando estaba allí un hombre que tenía una mano atrofiada (Lc 6,7); en todo momento vemos a Jesús que sale día tras día por las calles de Palestina buscando encontrarse con la gente, dando ocasión para que todo el que quiera pueda acercarse a Él.
«Dios es quien primero llama al hombre. Olvide el hombre a su Creador o se esconda lejos de su faz, corra detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberlo abandonado, el Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo primero en la oración, la actitud del hombre es siempre una respuesta»[2].
Jesús quiere encontrarse con cada uno y este encuentro que se da en el corazón[3], es anterior a cualquier método o forma de oración. Él nos habla en un lenguaje en el que cada uno puede comprenderlo, sea con mociones, a través de su Palabra, en una meditación o contemplación, Él se hace presente y nos ilumina, sorprendiéndonos siempre cuando menos lo esperamos[4].
El Señor Jesús desea el encuentro con cada persona, nadie le es indiferente, todo lo contrario. Él siempre busca acercarse, como con la samaritana, a cada uno de nosotros. Estamos llamados a responderle con amor y abrir nuestros corazones a su luz y verdad.
2. Dios se hace cercano a mí
Jesús es Dios y es hombre de verdad. ¡Cuántas veces nos olvidamos de esta realidad, en nuestra vida cotidiana y al relacionarnos con Él; y cuánto nos ayuda tener en nuestra conciencia que Aquel que nos llama para entrar en relación con nosotros, conoce nuestra realidad humana plenamente no sólo porque es Dios, sino porque como hombre la conoce de cerca!
«Encarnándose en Palestina entra de lleno en la torpeza humana, se hace hombre sin remilgos, tan desamparado como cualquier otro miembro de nuestra raza. Palestina es, por ello, todo menos una tierra «de lujo» […] La frase de san Pablo: «Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo» (Gal 4,4), nos hace pensar que Cristo vino al mundo en una especie de «supertiempo», en un maravilloso siglo de oro. Al venir él, los relojes se habrían detenido, los conflictos sociales enmudecido, un universal armisticio habría amordazado las guerras y contiendas. Cristo habría sido así, no un hombre pleno y total, sino un huésped de lujo, que vive unos años de paso en un tiempo y una tierra de lujo. Pero el acercarnos a su tiempo nos descubre que tampoco fue una época preservada por mágicos privilegios. Fueron tiempos de muerte, de llanto y de injusticia, tiempos de amor y sangre como todos. Y el calendario no se quedó inmóvil mientras él moraba en esta tierra»[5].
Jesús, vivió en un lugar y un tiempo determinado. Él fue un hombre que respondió a la realidad en la que vivió. Siendo Dios, asume nuestra naturaleza con una manera de ser propia. Y siendo como es, se hace cercano a cada persona, para comprenderla y amarla. Se hizo cercano a un San Pablo como a una Santa Teresita del Niño Jesús y de la misma manera quiere hacerse cercano a cada uno de nosotros.
Jesús nos trata con mucha reverencia al acercarse a cada uno de nosotros. Considera quiénes somos, lo que hemos vivido en el pasado y lo que vivimos en este momento: nuestras alegrías y sufrimientos, nuestras decepciones y nuestras anhelos; y de esta manera su amor toma una forma concreta que responde a nuestra realidad.
3. Encuentro con el corazón de Jesús
Podemos entender el encuentro con Jesús como el encuentro de nuestro corazón con su corazón[6]. Es en este contacto cuando se da el encuentro de lo más íntimo mío y lo más íntimo Suyo, es la experiencia de encontrarnos con alguien no con algo ni con algún concepto. En este encuentro uno queda rendido ante su presencia y amor. Encuentro de corazones que es transformador; transformación que podemos ver en su encuentro con Zaqueo (Lc 19,1-10), con la pecadora arrepentida (Lc 7,36-50), con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) y con tantos otros.
En el encuentro con el corazón de Jesús encontramos un corazón humano cercano a nosotros:
«Todo el evangelio es un testimonio de ese corazón maternal con el que aparece retratado el Padre que espera al hijo pródigo o el buen pastor que busca a la oveja perdida […] Así le encontraremos compadeciéndose del pueblo y de sus problemas (Mt 9,36); contemplando con cariño a un joven que parece interesado en seguirle (Mc 10,21); mirando con ira a los hipócritas, entristecido por la dureza de su corazón (Mc 3,5); estallando ante la incomprensión de sus apóstoles (Mc 8,17); lleno de alegría cuando éstos regresan satisfechos de predicar (Lc 10,21); entusiasmado por la fe de un pagano (Lc 7,9); conmovido ante la figura de una madre que llora a su hijo muerto (Lc 7,13); indignado por la falta de fe del pueblo (Mc 9,19); dolorido por la ingratitud de los nueve leprosos curados (Lc 17,17); preocupado por las necesidades materiales de sus apóstoles (Lc 22,35). Le veremos participar de los más comunes sentimientos humanos: tener hambre (Mt 4,2); sed y cansancio (Jn 4,6s); frío y calor ante la inseguridad de la vida sin techo (Lc 9,58); llanto (Lc 19,41); tristeza (Mt 26,37); tentaciones (Mt 4,1)»[7].
4. Jesús nos busca para estar con Él
En los Evangelios podemos ver cómo Jesús busca a las personas para invitarlas a tener una relación personal y de amistad con ellas: elige a los doce apóstoles “para que estuviesen con él” (Mc 3,14); Juan y Andrés lo siguen y le preguntan ¿dónde vives? y Él los invita a su casa, “Venid y lo veréis” (Jn 1,39); Él se invita a la casa de Zaqueo al verlo subido en el sicómoro diciéndole que baje de prisa, pues, “… es necesario que hoy me quede en tu casa”(Lc 19,5).
En todos los casos, la llamada de Jesús es personal y para estar con Él. Es decir, para mantener una relación cercana y de amistad. Cada uno de nosotros vive una situación personal distinta y es según esa situación particular que el Señor se pone delante nuestro y nos da la gracia para que lo reconozcamos y acojamos en nuestro corazón.
5. Nuestra respuesta
La llamada de Jesús invita a una respuesta de nuestra parte[8]. Podemos aprender mucho de quiénes han sabido responder: los doce apóstoles: “… vinieron a él” (Mc 3,13); Juan y Andrés “se quedaron con Él aquel día” (Jn 1,39); Zaqueo “descendió aprisa, y le recibió gozoso” (Lc 19,6) y el ciego fue a su presencia para pedirle lo que necesitaba, “Señor, que reciba la vista” (Lc 18,40). En todos los casos la respuesta fue inmediata, como quien reconoce en la invitación una esperanza a la búsqueda que tenían en sus corazones y a las inquietudes que vivían.
Jesús nos invita a tener una relación de amistad con Él que dure para siempre. Y es así como toda nuestra vida será una permanente historia de nuestra relación de amor con Él, en la que podemos constatar que sin tener en cuenta nuestra fragilidad, Él va a seguir siempre buscándonos, pues aunque nosotros nos alejemos, Él permanece fiel.
Por eso se hace el “encontradizo” en muchas y diversas ocasiones, en las cuales nos da la oportunidad de encontrarnos o reencontrarnos con Él. Puede ser un encuentro inesperado como en el caso de Leví (Mc 2,14) o del Cireneo (Mt 27,32); puede ser propiciado por otros como en el caso de Pedro (Jn 1,41) o del paralítico (Mc 2,3-4); puede ser tras el mal cometido como en el caso de la mujer adúltera (Jn 8,3) o el buen ladrón (Lc 23,39ss); puede ocurrir en un momento de desesperanza como con los discípulos de Emaús (Lc 24,15); puede suceder fruto de nuestro esfuerzo[9] como la hemorroísa (Mt 9,20) o Zaqueo (Lc 19,15); o puede que sea la Virgen quien lo traiga a nuestra presencia como lo hizo con su prima Santa Isabel (Lc 1,41).
En cada una de las ocasiones de encuentro que se nos presentan en nuestra vida el Señor anhela y nos da la oportunidad de una respuesta positiva a su gracia, a su misericordia, a su amor.
6. Conversión y anuncio
Todo encuentro con Jesús nos transforma. Él va transformando toda nuestra vida y nos lleva a comunicar aquel rostro con que nos hemos encontrado y que hace arder nuestros corazones de gozo y plenitud. El anuncio del Evangelio con nuestra vida y palabra es la consecuencia de nuestro encuentro con Jesús, encuentro que nos renueva y nos invita a una mayor conversión, a una conversión pastoral y misionera como bien nos recuerda el Papa Francisco[10].
Esto ha sucedido a lo largo de la historia con personas de todos los tiempos y todas las latitudes: Andrés y Juan lo anuncian a Pedro (Jn 1,41), Felipe lo anuncia a Natanael (Jn 1,45), la samaritana lo anuncia en su pueblo (Jn 4,7), las mujeres anuncian a Cristo resucitado a los apóstoles (Lc 24,9), Zaqueo repara las injusticias que había cometido (Lc 19,8); el ciego de Jericó recobrada la vista lo empezó a seguir dándole gloria, moviendo al pueblo, con su testimonio a alabar a Dios (Lc 18,43). Los doce apóstoles sabemos que lo siguieron en la misión que les dio de predicar el Evangelio (Mc 3,14) hasta el fin de sus vidas, incluso con el martirio.
Conclusión
Estamos llamados al encuentro personal con Jesús, encuentro que se da en nuestro interior y que colma y da significado a nuestra vida. Este encuentro que requiere de nosotros una escucha a su llamado —para encontrar nuestra vocación personal y, para anunciarlo a los demás— debemos buscarlo especialmente en el silencio de la oración personal y en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, donde Jesús nos espera[11].
«Él, que murió por los pecados de todos, desea entrar en comunión con cada uno de vosotros, llama a la puerta de vuestro corazón para daros su gracia. Id a su encuentro en la santa Eucaristía, id a adorarlo en las iglesias y permaneced arrodillados ante el Sagrario: Jesús os colmará de su amor y os manifestará los sentimientos de su Corazón».[12]
1º DE ESO
COMO DIOS
Las tres tentaciones
Reflexionar sobre las tentaciones a las que Jesús fue sometido en el desierto es una invitación para cada uno de nosotros a responder a una pregunta fundamenta: ¿qué es importante realmente en mi vida? En la primera tentación el diablo propone a Jesús convertir la piedra en pan para saciar el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar (cfr vv. 3-4).
En la segunda tentación, el demonio propone a Jesús la vía del poder: lo conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es este el camino de Dios: Jesús tiene muy claro que no es el poder mundano el que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor (cfr vv. 5-8).
En la tercera tentación, el demonio propone a Jesús de tirarse del pináculo del Templo de Jerusalén y que lo salve Dios mediante sus ángeles, de hacer algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo (cfr vv. 9-12).
¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufrió Jesús? Es la propuesta de instrumentalización de Dios, de usarlo para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y por lo tanto, en definitiva, de ponerse al en lugar de Dios, sacándolo de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo. Cada uno debería preguntarse ahora: ¿qué lugar tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o soy yo?
Superar la tentación de someter Dios a sí y a los propios intereses o de ponerlo en un rincón y convertirse al justo orden de prioridad, dar a Dios el primer puesto, es un camino que cada cristiano tiene que recorrer siempre de nuevo. «Convertirse», una invitación que escucharemos muchas veces en Cuaresma, significa seguir a Jesús de forma que su Evangelio se guía concreta de la vida; significa dejar que Dios nos transforme, dejar de pensar que somos nosotros los únicos constructores de nuestra existencia; significa reconocer que somos criaturas, que dependemos de Dios, de su amor, y solamente «perdiendo» nuestra vida en Él podemos ganarla.
Esto exige trabajar nuestras elecciones a la luz de la Palabra de Dios. Hoy no se puede ser cristiano como simple consecuencia del hecho de vivir en una sociedad que tiene raíces cristianas: también quien nace de una familia cristiana y es educado religiosamente debe, cada día, renovar la elección de ser cristiano, es decir dar a Dios el primer puesto, frente a las tentaciones que una cultura secularizada le propone continuamente, frente al juicio crítico de muchos contemporáneos.
Las pruebas a las que la sociedad actual pone al cristiano, de hecho, son muchas y tocan la vida personal y social. No es fácil ser fiel al matrimonio cristiano, practicar la misericordia en la vida cotidiana, dejar espacio a la oración y al silencio interior; no es fácil oponerse públicamente a elecciones que muchos consideran obvias, como el aborto en caso de embarazo no deseado, la eutanasia en caso de enfermedades graves, o la selección de embriones para prevenir enfermedades hereditarias. La tentación de poner la fe a parte está siempre presente y la conversión se convierte en una respuesta a Dios que debe ser confirmada más veces en la vida.
1º DE ESO
COMO DIOS
Las tres tentaciones
Reflexionar sobre las tentaciones a las que Jesús fue sometido en el desierto es una invitación para cada uno de nosotros a responder a una pregunta fundamenta: ¿qué es importante realmente en mi vida? En la primera tentación el diablo propone a Jesús convertir la piedra en pan para saciar el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar (cfr vv. 3-4).
En la segunda tentación, el demonio propone a Jesús la vía del poder: lo conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es este el camino de Dios: Jesús tiene muy claro que no es el poder mundano el que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor (cfr vv. 5-8).
En la tercera tentación, el demonio propone a Jesús de tirarse del pináculo del Templo de Jerusalén y que lo salve Dios mediante sus ángeles, de hacer algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo (cfr vv. 9-12).
¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufrió Jesús? Es la propuesta de instrumentalización de Dios, de usarlo para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y por lo tanto, en definitiva, de ponerse al en lugar de Dios, sacándolo de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo. Cada uno debería preguntarse ahora: ¿qué lugar tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o soy yo?
Superar la tentación de someter Dios a sí y a los propios intereses o de ponerlo en un rincón y convertirse al justo orden de prioridad, dar a Dios el primer puesto, es un camino que cada cristiano tiene que recorrer siempre de nuevo. «Convertirse», una invitación que escucharemos muchas veces en Cuaresma, significa seguir a Jesús de forma que su Evangelio se guía concreta de la vida; significa dejar que Dios nos transforme, dejar de pensar que somos nosotros los únicos constructores de nuestra existencia; significa reconocer que somos criaturas, que dependemos de Dios, de su amor, y solamente «perdiendo» nuestra vida en Él podemos ganarla.
Esto exige trabajar nuestras elecciones a la luz de la Palabra de Dios. Hoy no se puede ser cristiano como simple consecuencia del hecho de vivir en una sociedad que tiene raíces cristianas: también quien nace de una familia cristiana y es educado religiosamente debe, cada día, renovar la elección de ser cristiano, es decir dar a Dios el primer puesto, frente a las tentaciones que una cultura secularizada le propone continuamente, frente al juicio crítico de muchos contemporáneos.
Las pruebas a las que la sociedad actual pone al cristiano, de hecho, son muchas y tocan la vida personal y social. No es fácil ser fiel al matrimonio cristiano, practicar la misericordia en la vida cotidiana, dejar espacio a la oración y al silencio interior; no es fácil oponerse públicamente a elecciones que muchos consideran obvias, como el aborto en caso de embarazo no deseado, la eutanasia en caso de enfermedades graves, o la selección de embriones para prevenir enfermedades hereditarias. La tentación de poner la fe a parte está siempre presente y la conversión se convierte en una respuesta a Dios que debe ser confirmada más veces en la vida.
1º DE ESO
COMO DIOS
Las tres tentaciones
Reflexionar sobre las tentaciones a las que Jesús fue sometido en el desierto es una invitación para cada uno de nosotros a responder a una pregunta fundamenta: ¿qué es importante realmente en mi vida? En la primera tentación el diablo propone a Jesús convertir la piedra en pan para saciar el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar (cfr vv. 3-4).
En la segunda tentación, el demonio propone a Jesús la vía del poder: lo conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es este el camino de Dios: Jesús tiene muy claro que no es el poder mundano el que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor (cfr vv. 5-8).
En la tercera tentación, el demonio propone a Jesús de tirarse del pináculo del Templo de Jerusalén y que lo salve Dios mediante sus ángeles, de hacer algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo (cfr vv. 9-12).
¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufrió Jesús? Es la propuesta de instrumentalización de Dios, de usarlo para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y por lo tanto, en definitiva, de ponerse al en lugar de Dios, sacándolo de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo. Cada uno debería preguntarse ahora: ¿qué lugar tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o soy yo?
Superar la tentación de someter Dios a sí y a los propios intereses o de ponerlo en un rincón y convertirse al justo orden de prioridad, dar a Dios el primer puesto, es un camino que cada cristiano tiene que recorrer siempre de nuevo. «Convertirse», una invitación que escucharemos muchas veces en Cuaresma, significa seguir a Jesús de forma que su Evangelio se guía concreta de la vida; significa dejar que Dios nos transforme, dejar de pensar que somos nosotros los únicos constructores de nuestra existencia; significa reconocer que somos criaturas, que dependemos de Dios, de su amor, y solamente «perdiendo» nuestra vida en Él podemos ganarla.
Esto exige trabajar nuestras elecciones a la luz de la Palabra de Dios. Hoy no se puede ser cristiano como simple consecuencia del hecho de vivir en una sociedad que tiene raíces cristianas: también quien nace de una familia cristiana y es educado religiosamente debe, cada día, renovar la elección de ser cristiano, es decir dar a Dios el primer puesto, frente a las tentaciones que una cultura secularizada le propone continuamente, frente al juicio crítico de muchos contemporáneos.
Las pruebas a las que la sociedad actual pone al cristiano, de hecho, son muchas y tocan la vida personal y social. No es fácil ser fiel al matrimonio cristiano, practicar la misericordia en la vida cotidiana, dejar espacio a la oración y al silencio interior; no es fácil oponerse públicamente a elecciones que muchos consideran obvias, como el aborto en caso de embarazo no deseado, la eutanasia en caso de enfermedades graves, o la selección de embriones para prevenir enfermedades hereditarias. La tentación de poner la fe a parte está siempre presente y la conversión se convierte en una respuesta a Dios que debe ser confirmada más veces en la vida.
1º DE ESO
COMO DIOS
Las tres tentaciones
Reflexionar sobre las tentaciones a las que Jesús fue sometido en el desierto es una invitación para cada uno de nosotros a responder a una pregunta fundamenta: ¿qué es importante realmente en mi vida? En la primera tentación el diablo propone a Jesús convertir la piedra en pan para saciar el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar (cfr vv. 3-4).
En la segunda tentación, el demonio propone a Jesús la vía del poder: lo conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es este el camino de Dios: Jesús tiene muy claro que no es el poder mundano el que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor (cfr vv. 5-8).
En la tercera tentación, el demonio propone a Jesús de tirarse del pináculo del Templo de Jerusalén y que lo salve Dios mediante sus ángeles, de hacer algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo (cfr vv. 9-12).
¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufrió Jesús? Es la propuesta de instrumentalización de Dios, de usarlo para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y por lo tanto, en definitiva, de ponerse al en lugar de Dios, sacándolo de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo. Cada uno debería preguntarse ahora: ¿qué lugar tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o soy yo?
Superar la tentación de someter Dios a sí y a los propios intereses o de ponerlo en un rincón y convertirse al justo orden de prioridad, dar a Dios el primer puesto, es un camino que cada cristiano tiene que recorrer siempre de nuevo. «Convertirse», una invitación que escucharemos muchas veces en Cuaresma, significa seguir a Jesús de forma que su Evangelio se guía concreta de la vida; significa dejar que Dios nos transforme, dejar de pensar que somos nosotros los únicos constructores de nuestra existencia; significa reconocer que somos criaturas, que dependemos de Dios, de su amor, y solamente «perdiendo» nuestra vida en Él podemos ganarla.
Esto exige trabajar nuestras elecciones a la luz de la Palabra de Dios. Hoy no se puede ser cristiano como simple consecuencia del hecho de vivir en una sociedad que tiene raíces cristianas: también quien nace de una familia cristiana y es educado religiosamente debe, cada día, renovar la elección de ser cristiano, es decir dar a Dios el primer puesto, frente a las tentaciones que una cultura secularizada le propone continuamente, frente al juicio crítico de muchos contemporáneos.
Las pruebas a las que la sociedad actual pone al cristiano, de hecho, son muchas y tocan la vida personal y social. No es fácil ser fiel al matrimonio cristiano, practicar la misericordia en la vida cotidiana, dejar espacio a la oración y al silencio interior; no es fácil oponerse públicamente a elecciones que muchos consideran obvias, como el aborto en caso de embarazo no deseado, la eutanasia en caso de enfermedades graves, o la selección de embriones para prevenir enfermedades hereditarias. La tentación de poner la fe a parte está siempre presente y la conversión se convierte en una respuesta a Dios que debe ser confirmada más veces en la vida.
1º DE ESO
COMO DIOS
7 . La película habla de las «señales» de Dios, cuando por ejemplo Bruce le pide a Dios alguna señal y cuando le envía «señales» a Grace para que vuelva con él… ¿cómo crees que son las «señales» de Dios? ¿te parece que son muy claras o hay que saber leerlas? Busca en la Biblia las señales que pidieron los discípulos de Juan Bautista para saber si Jesús era el Mesías
8. ¿Por qué se emociona Bruce con la oración de Grace? ¿Qué pide Grace a Dios? ¿Qué le pide entonces Bruce a Dios?
ComoDiosOracionGrace from SusanaG on Vimeo.
9. Comenta la frase Bruce–«¿Cómo puedo hacer que me quiera sin interferir en su voluntad?» Dios- «Bienvenido a mi mundo, si encuentras la respuesta avísame» ¿Qué quiere decir Dios? ¿Por qué crees que nos hizo libres?
ComoDiosoracionBruce from SusanaG on Vimeo.
10. Al final de la película Bruce cree que ha muerto y reza una oración «auténtica», ha aprendido a amar de verdad y ya no es egoísta:
– Dios – «Pideme lo que quieras»
– Bruce – «Que se acabe el hambre en el mundo, que se acaben las guerras, que haya paz… ¿qué te parece?
– Dios – «Está bien si lo que quieres es ser Miss América… ¿qué te importa de verdad?
– Bruce – Grace…
– Dios – «¿Quieres que vuelva?»
– Bruce – «No, quiero que sea feliz, que encuentre un hombre que la quiera de verdad y que la haga feliz, que la vea como la veo yo a través de tus ojos»
¿Por qué sabemos que Bruce ahora quiere de verdad a Grace?
Para concluir ¿qué cosas crees que ha aprendido Bruce con esta «aventura»? ¿En qué aspectos ha madurado? ¿Qué lección has aprendido tú?
1º DE ESO
COMO DIOS
7 . La película habla de las «señales» de Dios, cuando por ejemplo Bruce le pide a Dios alguna señal y cuando le envía «señales» a Grace para que vuelva con él… ¿cómo crees que son las «señales» de Dios? ¿te parece que son muy claras o hay que saber leerlas? Busca en la Biblia las señales que pidieron los discípulos de Juan Bautista para saber si Jesús era el Mesías
8. ¿Por qué se emociona Bruce con la oración de Grace? ¿Qué pide Grace a Dios? ¿Qué le pide entonces Bruce a Dios?
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9. Comenta la frase Bruce–«¿Cómo puedo hacer que me quiera sin interferir en su voluntad?» Dios- «Bienvenido a mi mundo, si encuentras la respuesta avísame» ¿Qué quiere decir Dios? ¿Por qué crees que nos hizo libres?
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10. Al final de la película Bruce cree que ha muerto y reza una oración «auténtica», ha aprendido a amar de verdad y ya no es egoísta:
– Dios – «Pideme lo que quieras»
– Bruce – «Que se acabe el hambre en el mundo, que se acaben las guerras, que haya paz… ¿qué te parece?
– Dios – «Está bien si lo que quieres es ser Miss América… ¿qué te importa de verdad?
– Bruce – Grace…
– Dios – «¿Quieres que vuelva?»
– Bruce – «No, quiero que sea feliz, que encuentre un hombre que la quiera de verdad y que la haga feliz, que la vea como la veo yo a través de tus ojos»
¿Por qué sabemos que Bruce ahora quiere de verdad a Grace?
Para concluir ¿qué cosas crees que ha aprendido Bruce con esta «aventura»? ¿En qué aspectos ha madurado? ¿Qué lección has aprendido tú?
1º DE ESO
COMO DIOS
7 . La película habla de las «señales» de Dios, cuando por ejemplo Bruce le pide a Dios alguna señal y cuando le envía «señales» a Grace para que vuelva con él… ¿cómo crees que son las «señales» de Dios? ¿te parece que son muy claras o hay que saber leerlas? Busca en la Biblia las señales que pidieron los discípulos de Juan Bautista para saber si Jesús era el Mesías
8. ¿Por qué se emociona Bruce con la oración de Grace? ¿Qué pide Grace a Dios? ¿Qué le pide entonces Bruce a Dios?
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9. Comenta la frase Bruce–«¿Cómo puedo hacer que me quiera sin interferir en su voluntad?» Dios- «Bienvenido a mi mundo, si encuentras la respuesta avísame» ¿Qué quiere decir Dios? ¿Por qué crees que nos hizo libres?
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10. Al final de la película Bruce cree que ha muerto y reza una oración «auténtica», ha aprendido a amar de verdad y ya no es egoísta:
– Dios – «Pideme lo que quieras»
– Bruce – «Que se acabe el hambre en el mundo, que se acaben las guerras, que haya paz… ¿qué te parece?
– Dios – «Está bien si lo que quieres es ser Miss América… ¿qué te importa de verdad?
– Bruce – Grace…
– Dios – «¿Quieres que vuelva?»
– Bruce – «No, quiero que sea feliz, que encuentre un hombre que la quiera de verdad y que la haga feliz, que la vea como la veo yo a través de tus ojos»
¿Por qué sabemos que Bruce ahora quiere de verdad a Grace?
Para concluir ¿qué cosas crees que ha aprendido Bruce con esta «aventura»? ¿En qué aspectos ha madurado? ¿Qué lección has aprendido tú?
1º DE ESO
COMO DIOS
7 . La película habla de las «señales» de Dios, cuando por ejemplo Bruce le pide a Dios alguna señal y cuando le envía «señales» a Grace para que vuelva con él… ¿cómo crees que son las «señales» de Dios? ¿te parece que son muy claras o hay que saber leerlas? Busca en la Biblia las señales que pidieron los discípulos de Juan Bautista para saber si Jesús era el Mesías
8. ¿Por qué se emociona Bruce con la oración de Grace? ¿Qué pide Grace a Dios? ¿Qué le pide entonces Bruce a Dios?
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9. Comenta la frase Bruce–«¿Cómo puedo hacer que me quiera sin interferir en su voluntad?» Dios- «Bienvenido a mi mundo, si encuentras la respuesta avísame» ¿Qué quiere decir Dios? ¿Por qué crees que nos hizo libres?
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10. Al final de la película Bruce cree que ha muerto y reza una oración «auténtica», ha aprendido a amar de verdad y ya no es egoísta:
– Dios – «Pideme lo que quieras»
– Bruce – «Que se acabe el hambre en el mundo, que se acaben las guerras, que haya paz… ¿qué te parece?
– Dios – «Está bien si lo que quieres es ser Miss América… ¿qué te importa de verdad?
– Bruce – Grace…
– Dios – «¿Quieres que vuelva?»
– Bruce – «No, quiero que sea feliz, que encuentre un hombre que la quiera de verdad y que la haga feliz, que la vea como la veo yo a través de tus ojos»
¿Por qué sabemos que Bruce ahora quiere de verdad a Grace?
Para concluir ¿qué cosas crees que ha aprendido Bruce con esta «aventura»? ¿En qué aspectos ha madurado? ¿Qué lección has aprendido tú?
1º DE ESO
COMO DIOS
3. ¿Por qué no fue buena idea conceder a todas las personas lo que pedían? ¿Es tan fácil ser Dios? ¿Estás de acuerdo con la frase de Dios – «¿Desde cuándo la gente sabe lo que quiere?» Pon algún ejemplo
ComoDiosMiraralcielo from SusanaG on Vimeo.
4. En la escena anterior hay una frase con un doble sentido… ¿A qué crees que se refiere Dios con esta frase: «Por mucho que se ensucie una cosa siempre puedes limpiarla de arriba abajo»?
5. Bruce empieza a cambiar y se da cuenta que es difícil ser Dios y contentar a todo el mundo. Y le dice que lo difícil no es hacer milagros precisamente Dios dice que la gente confunde lo que son los verdaderos milagros… «Separar la sopa no es un milagro, es un truco de magia, una madre soltera que combina dos trabajos y encuentra tiempo para llevar a su hijo al entrenamiento de futbol eso es un milagro. Un adolescente que dice No a las drogas y Si a los estudios eso si es un milagro…» Pon tú algún ejemplo de «milagro» que conozcas de tu entorno
6 ¿Por qué ha cambiado la actitud de Bruce hacia Evan? ¿Crees que eso hace que también cambie la actitud de Evan hacia Bruce?
ComoDiosCambioBruce from SusanaG on Vimeo.
1º DE ESO
COMO DIOS
3. ¿Por qué no fue buena idea conceder a todas las personas lo que pedían? ¿Es tan fácil ser Dios? ¿Estás de acuerdo con la frase de Dios – «¿Desde cuándo la gente sabe lo que quiere?» Pon algún ejemplo
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4. En la escena anterior hay una frase con un doble sentido… ¿A qué crees que se refiere Dios con esta frase: «Por mucho que se ensucie una cosa siempre puedes limpiarla de arriba abajo»?
5. Bruce empieza a cambiar y se da cuenta que es difícil ser Dios y contentar a todo el mundo. Y le dice que lo difícil no es hacer milagros precisamente Dios dice que la gente confunde lo que son los verdaderos milagros… «Separar la sopa no es un milagro, es un truco de magia, una madre soltera que combina dos trabajos y encuentra tiempo para llevar a su hijo al entrenamiento de futbol eso es un milagro. Un adolescente que dice No a las drogas y Si a los estudios eso si es un milagro…» Pon tú algún ejemplo de «milagro» que conozcas de tu entorno
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3. ¿Por qué no fue buena idea conceder a todas las personas lo que pedían? ¿Es tan fácil ser Dios? ¿Estás de acuerdo con la frase de Dios – «¿Desde cuándo la gente sabe lo que quiere?» Pon algún ejemplo
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4. En la escena anterior hay una frase con un doble sentido… ¿A qué crees que se refiere Dios con esta frase: «Por mucho que se ensucie una cosa siempre puedes limpiarla de arriba abajo»?
5. Bruce empieza a cambiar y se da cuenta que es difícil ser Dios y contentar a todo el mundo. Y le dice que lo difícil no es hacer milagros precisamente Dios dice que la gente confunde lo que son los verdaderos milagros… «Separar la sopa no es un milagro, es un truco de magia, una madre soltera que combina dos trabajos y encuentra tiempo para llevar a su hijo al entrenamiento de futbol eso es un milagro. Un adolescente que dice No a las drogas y Si a los estudios eso si es un milagro…» Pon tú algún ejemplo de «milagro» que conozcas de tu entorno
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4. En la escena anterior hay una frase con un doble sentido… ¿A qué crees que se refiere Dios con esta frase: «Por mucho que se ensucie una cosa siempre puedes limpiarla de arriba abajo»?
5. Bruce empieza a cambiar y se da cuenta que es difícil ser Dios y contentar a todo el mundo. Y le dice que lo difícil no es hacer milagros precisamente Dios dice que la gente confunde lo que son los verdaderos milagros… «Separar la sopa no es un milagro, es un truco de magia, una madre soltera que combina dos trabajos y encuentra tiempo para llevar a su hijo al entrenamiento de futbol eso es un milagro. Un adolescente que dice No a las drogas y Si a los estudios eso si es un milagro…» Pon tú algún ejemplo de «milagro» que conozcas de tu entorno
6 ¿Por qué ha cambiado la actitud de Bruce hacia Evan? ¿Crees que eso hace que también cambie la actitud de Evan hacia Bruce?
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COMO DIOS
Escenas para dialogar y trabajar en el aula
1. ¿Por qué culpaba Bruce a Dios de todo lo que le pasa? ¿Por qué cree que Dios le puede solucionar sus problemas?
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2. ¿Qué condiciones le puso Dios a Bruce para «ejercer su trabajo»? ¿Crees que Bruce lo hizo bien?
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1. ¿Por qué culpaba Bruce a Dios de todo lo que le pasa? ¿Por qué cree que Dios le puede solucionar sus problemas?
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2. ¿Qué condiciones le puso Dios a Bruce para «ejercer su trabajo»? ¿Crees que Bruce lo hizo bien?
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1. ¿Por qué culpaba Bruce a Dios de todo lo que le pasa? ¿Por qué cree que Dios le puede solucionar sus problemas?
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2. ¿Qué condiciones le puso Dios a Bruce para «ejercer su trabajo»? ¿Crees que Bruce lo hizo bien?
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Escenas para dialogar y trabajar en el aula
1. ¿Por qué culpaba Bruce a Dios de todo lo que le pasa? ¿Por qué cree que Dios le puede solucionar sus problemas?
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2. ¿Qué condiciones le puso Dios a Bruce para «ejercer su trabajo»? ¿Crees que Bruce lo hizo bien?
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1º DE ESO
1º DE ESO
1º DE ESO
1º DE ESO
1º DE ESO
En esta primera clase nos presentamos y presentamos la asignatura. Para la mayoría de vosotros, la asignatura de Religión no es nada nuevo, pero si que lo será la forma en la que se desarrollarán las clases y las diferentes actividades que llevaremos a cabo durante el curso. Este será un curso un poco diferente, en el que tendremos que adaptar nuestra metodología y nuestras actividades a la nueva situación, que supone un reto tanto para el profesor como para los alumnos, pero seguro que entre todos conseguiremos afrontarlo.
1. PRESENTACIÓN
Comenzamos la clase presentándonos. Para ello nos ayudaremos de una actividad que vamos a llamar «La mano».
La actividad se desarrollará de la siguiente forma:
– Cada alumno dibuja su mano y en cada dedo debe poner:
1. Un adjetivo que cree que le describe.
2. Una persona que sea muy importante para él.
3. Actividad, aficción, hobby. Alque que le guste mucho hacer y a lo que dedica tiempo
4. Película, programa de televisión o serie favorita.
5. Una canción que le guste y que estuche habitualmente.
– Una vez escrito, cada alumno leerá lo que ha escrito y dará una pequeña explicación.
2. LA ASIGNATURA
Por la experiencia de otros cursos, el paso de primara a la ESO supone cambios importantes en el desarrollo de la asignatura de Religión. Vamos a explicar ahora brevemente cómo van a ser las clases y cómo se va a evaluar.
A) Desarrollo de las clases:
Las actividades que vamos a realizar en clase de Religión son básicamente TRES:
Películas. Comenzaremos cada trimestre con una película, sobre la que trabajaremos posteriormente. La temática de las películas no tiene que ser específicamente religiosa (algunas sí), puesto que ser creyente es una forma de vivir y de situarse ante el mundo, por lo que cualquier tema importante para la vida es importante para el creyente. Se trata de aprender a enfrentarse a diferentes situaciones desde el punto de vista de un creyente. El cine es una muy buena herramienta para descubrir nuevos puntos de vista, para aprender lecciones importantes y para desarrollar nuestra empatía. Las películas que veremos nos ayudarán a plantearnos preguntas importantes sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre la vida.
En la sección «Películas 1º de ESO» de esta página, aparecen las películas que vamos a trabajar durante el curso, sección que se irá completando poco a poco (se aceptan sugerencias).
Una vez vista la película, la trabajaremos de diferentes formas, fundamentalmente a través de una ficha de trabajo y a través del diálogo y los comentarios sobre diferentes escénas de la película.
Powerpoint. Otra actividad importante será la realización de un trabajo en Powerpoint. Habitualmente se realiza por parejas y se hace en horas de clase, pero dadas las circunstancias habrá que hacerlo en casa. Se puede plantear de manera individual o por parejas, haciéndose en todo caso el reparto del trabajo de forma telemática. Los temas serán los correspondientes al temario de Religión de 1º de ESO. Una vez realizados, habrá que exponerlos en clase y el profesor explicará cada tema según se va exponiendo. Para realizar el trabajo, nos ayudaremos de los apuntes que hay en la sección «Apuntes 1º de ESO» de esta página, y de diferentes recursos que podemos encontrar en internet.
Actividades complementarias. Además de estas dos actividades básicas, sobre las que recae el mayor peso de la nota, realizaremos algunas otras adaptadas a la nueva situación. Por poner algún ejemplo, cada día comenzaremos la clase con un cuento o con una canción. Entre todos comentaremos el significado del cuento o de la letra de la canción. También realizaremos algún juego, siempre adaptado a las nuevas circunstancias.
3. EL TEMARIO.
La relación de temas que trataremos durante este curso es la siguiente:
1. La realidad creada y los acontecimientos son
signo de Dios
2. La historia de Israel: elección, alianza, monarquía
y profetismo
3. La divinidad y humanidad de Jesús
4. Los evangelios: testimonio y anuncio
5. Composición de los evangelios.
6. La Iglesia, presencia de Jesucristo en la historia
7. El Espíritu Santo edifica continuamente la Iglesia
Los diferentes temas se abordarán a través de las actividades propuestas anteriormente, acercándose a ellos y profundizando a través de las películas vistas, los trabajos en Powerpoint y las actividades complementarias.
4. EVALUACIÓN
La nota de la asignatura de religión dependerá fundamentalmente de dos cosas:
1. Actitud en clase y comportamiento. el 50% de la nota depende de la actitud en clase y del comportamiento. No se realizarán exámenes ni orales ni escritos, por lo que es fundamental el desarrollo de las clases y el trabajo realizado en las mismas para la evaluación. Una buena actitud en clase implica realizar las tareas que se encomiendan en cada momento y comportarse de manera adecuada.
2. Actividades realizadas. El otro 50% de la nota de la asignatura, procederá de la corrección de los diferentes trabajos realizados en clase o en casa a lo largo de cada trimestre.
5. CREACIÓN DE EQUIPOS TEAMS
Dadas las circunstancias que estamos viviendo, cabría la posibilidad de que alguno de nosotros, o todos, tuvieramos que trabajar desde casa en algún momento, por lo que es bueno tener previsto cómo hacerlo. La herramienta que usaremos para ello será TEAMS. En los primeros días de clase formaremos los equipos y explicaremos la forma de trabajar. Esta página, RELI S. XXI, será integrada en cada uno de los equipos y se podrá nevegar por ella desde TEAMS. En esta página el profesor colgará el diario de cada clase para que los alumnos que estén en casa puedan seguir la clase sin problemas.
1º DE ESO
En esta primera clase nos presentamos y presentamos la asignatura. Para la mayoría de vosotros, la asignatura de Religión no es nada nuevo, pero si que lo será la forma en la que se desarrollarán las clases y las diferentes actividades que llevaremos a cabo durante el curso. Este será un curso un poco diferente, en el que tendremos que adaptar nuestra metodología y nuestras actividades a la nueva situación, que supone un reto tanto para el profesor como para los alumnos, pero seguro que entre todos conseguiremos afrontarlo.
1. PRESENTACIÓN
Comenzamos la clase presentándonos. Para ello nos ayudaremos de una actividad que vamos a llamar «La mano».
La actividad se desarrollará de la siguiente forma:
– Cada alumno dibuja su mano y en cada dedo debe poner:
1. Un adjetivo que cree que le describe.
2. Una persona que sea muy importante para él.
3. Actividad, aficción, hobby. Alque que le guste mucho hacer y a lo que dedica tiempo
4. Película, programa de televisión o serie favorita.
5. Una canción que le guste y que estuche habitualmente.
– Una vez escrito, cada alumno leerá lo que ha escrito y dará una pequeña explicación.
2. LA ASIGNATURA
Por la experiencia de otros cursos, el paso de primara a la ESO supone cambios importantes en el desarrollo de la asignatura de Religión. Vamos a explicar ahora brevemente cómo van a ser las clases y cómo se va a evaluar.
A) Desarrollo de las clases:
Las actividades que vamos a realizar en clase de Religión son básicamente TRES:
Películas. Comenzaremos cada trimestre con una película, sobre la que trabajaremos posteriormente. La temática de las películas no tiene que ser específicamente religiosa (algunas sí), puesto que ser creyente es una forma de vivir y de situarse ante el mundo, por lo que cualquier tema importante para la vida es importante para el creyente. Se trata de aprender a enfrentarse a diferentes situaciones desde el punto de vista de un creyente. El cine es una muy buena herramienta para descubrir nuevos puntos de vista, para aprender lecciones importantes y para desarrollar nuestra empatía. Las películas que veremos nos ayudarán a plantearnos preguntas importantes sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre la vida.
En la sección «Películas 1º de ESO» de esta página, aparecen las películas que vamos a trabajar durante el curso, sección que se irá completando poco a poco (se aceptan sugerencias).
Una vez vista la película, la trabajaremos de diferentes formas, fundamentalmente a través de una ficha de trabajo y a través del diálogo y los comentarios sobre diferentes escénas de la película.
Powerpoint. Otra actividad importante será la realización de un trabajo en Powerpoint. Habitualmente se realiza por parejas y se hace en horas de clase, pero dadas las circunstancias habrá que hacerlo en casa. Se puede plantear de manera individual o por parejas, haciéndose en todo caso el reparto del trabajo de forma telemática. Los temas serán los correspondientes al temario de Religión de 1º de ESO. Una vez realizados, habrá que exponerlos en clase y el profesor explicará cada tema según se va exponiendo. Para realizar el trabajo, nos ayudaremos de los apuntes que hay en la sección «Apuntes 1º de ESO» de esta página, y de diferentes recursos que podemos encontrar en internet.
Actividades complementarias. Además de estas dos actividades básicas, sobre las que recae el mayor peso de la nota, realizaremos algunas otras adaptadas a la nueva situación. Por poner algún ejemplo, cada día comenzaremos la clase con un cuento o con una canción. Entre todos comentaremos el significado del cuento o de la letra de la canción. También realizaremos algún juego, siempre adaptado a las nuevas circunstancias.
3. EL TEMARIO.
La relación de temas que trataremos durante este curso es la siguiente:
1. La realidad creada y los acontecimientos son
signo de Dios
2. La historia de Israel: elección, alianza, monarquía
y profetismo
3. La divinidad y humanidad de Jesús
4. Los evangelios: testimonio y anuncio
5. Composición de los evangelios.
6. La Iglesia, presencia de Jesucristo en la historia
7. El Espíritu Santo edifica continuamente la Iglesia
Los diferentes temas se abordarán a través de las actividades propuestas anteriormente, acercándose a ellos y profundizando a través de las películas vistas, los trabajos en Powerpoint y las actividades complementarias.
4. EVALUACIÓN
La nota de la asignatura de religión dependerá fundamentalmente de dos cosas:
1. Actitud en clase y comportamiento. el 50% de la nota depende de la actitud en clase y del comportamiento. No se realizarán exámenes ni orales ni escritos, por lo que es fundamental el desarrollo de las clases y el trabajo realizado en las mismas para la evaluación. Una buena actitud en clase implica realizar las tareas que se encomiendan en cada momento y comportarse de manera adecuada.
2. Actividades realizadas. El otro 50% de la nota de la asignatura, procederá de la corrección de los diferentes trabajos realizados en clase o en casa a lo largo de cada trimestre.
5. CREACIÓN DE EQUIPOS TEAMS
Dadas las circunstancias que estamos viviendo, cabría la posibilidad de que alguno de nosotros, o todos, tuvieramos que trabajar desde casa en algún momento, por lo que es bueno tener previsto cómo hacerlo. La herramienta que usaremos para ello será TEAMS. En los primeros días de clase formaremos los equipos y explicaremos la forma de trabajar. Esta página, RELI S. XXI, será integrada en cada uno de los equipos y se podrá nevegar por ella desde TEAMS. En esta página el profesor colgará el diario de cada clase para que los alumnos que estén en casa puedan seguir la clase sin problemas.
1º DE ESO
En esta primera clase nos presentamos y presentamos la asignatura. Para la mayoría de vosotros, la asignatura de Religión no es nada nuevo, pero si que lo será la forma en la que se desarrollarán las clases y las diferentes actividades que llevaremos a cabo durante el curso. Este será un curso un poco diferente, en el que tendremos que adaptar nuestra metodología y nuestras actividades a la nueva situación, que supone un reto tanto para el profesor como para los alumnos, pero seguro que entre todos conseguiremos afrontarlo.
1. PRESENTACIÓN
Comenzamos la clase presentándonos. Para ello nos ayudaremos de una actividad que vamos a llamar «La mano».
La actividad se desarrollará de la siguiente forma:
– Cada alumno dibuja su mano y en cada dedo debe poner:
1. Un adjetivo que cree que le describe.
2. Una persona que sea muy importante para él.
3. Actividad, aficción, hobby. Alque que le guste mucho hacer y a lo que dedica tiempo
4. Película, programa de televisión o serie favorita.
5. Una canción que le guste y que estuche habitualmente.
– Una vez escrito, cada alumno leerá lo que ha escrito y dará una pequeña explicación.
2. LA ASIGNATURA
Por la experiencia de otros cursos, el paso de primara a la ESO supone cambios importantes en el desarrollo de la asignatura de Religión. Vamos a explicar ahora brevemente cómo van a ser las clases y cómo se va a evaluar.
A) Desarrollo de las clases:
Las actividades que vamos a realizar en clase de Religión son básicamente TRES:
Películas. Comenzaremos cada trimestre con una película, sobre la que trabajaremos posteriormente. La temática de las películas no tiene que ser específicamente religiosa (algunas sí), puesto que ser creyente es una forma de vivir y de situarse ante el mundo, por lo que cualquier tema importante para la vida es importante para el creyente. Se trata de aprender a enfrentarse a diferentes situaciones desde el punto de vista de un creyente. El cine es una muy buena herramienta para descubrir nuevos puntos de vista, para aprender lecciones importantes y para desarrollar nuestra empatía. Las películas que veremos nos ayudarán a plantearnos preguntas importantes sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre la vida.
En la sección «Películas 1º de ESO» de esta página, aparecen las películas que vamos a trabajar durante el curso, sección que se irá completando poco a poco (se aceptan sugerencias).
Una vez vista la película, la trabajaremos de diferentes formas, fundamentalmente a través de una ficha de trabajo y a través del diálogo y los comentarios sobre diferentes escénas de la película.
Powerpoint. Otra actividad importante será la realización de un trabajo en Powerpoint. Habitualmente se realiza por parejas y se hace en horas de clase, pero dadas las circunstancias habrá que hacerlo en casa. Se puede plantear de manera individual o por parejas, haciéndose en todo caso el reparto del trabajo de forma telemática. Los temas serán los correspondientes al temario de Religión de 1º de ESO. Una vez realizados, habrá que exponerlos en clase y el profesor explicará cada tema según se va exponiendo. Para realizar el trabajo, nos ayudaremos de los apuntes que hay en la sección «Apuntes 1º de ESO» de esta página, y de diferentes recursos que podemos encontrar en internet.
Actividades complementarias. Además de estas dos actividades básicas, sobre las que recae el mayor peso de la nota, realizaremos algunas otras adaptadas a la nueva situación. Por poner algún ejemplo, cada día comenzaremos la clase con un cuento o con una canción. Entre todos comentaremos el significado del cuento o de la letra de la canción. También realizaremos algún juego, siempre adaptado a las nuevas circunstancias.
3. EL TEMARIO.
La relación de temas que trataremos durante este curso es la siguiente:
1. La realidad creada y los acontecimientos son
signo de Dios
2. La historia de Israel: elección, alianza, monarquía
y profetismo
3. La divinidad y humanidad de Jesús
4. Los evangelios: testimonio y anuncio
5. Composición de los evangelios.
6. La Iglesia, presencia de Jesucristo en la historia
7. El Espíritu Santo edifica continuamente la Iglesia
Los diferentes temas se abordarán a través de las actividades propuestas anteriormente, acercándose a ellos y profundizando a través de las películas vistas, los trabajos en Powerpoint y las actividades complementarias.
4. EVALUACIÓN
La nota de la asignatura de religión dependerá fundamentalmente de dos cosas:
1. Actitud en clase y comportamiento. el 50% de la nota depende de la actitud en clase y del comportamiento. No se realizarán exámenes ni orales ni escritos, por lo que es fundamental el desarrollo de las clases y el trabajo realizado en las mismas para la evaluación. Una buena actitud en clase implica realizar las tareas que se encomiendan en cada momento y comportarse de manera adecuada.
2. Actividades realizadas. El otro 50% de la nota de la asignatura, procederá de la corrección de los diferentes trabajos realizados en clase o en casa a lo largo de cada trimestre.
5. CREACIÓN DE EQUIPOS TEAMS
Dadas las circunstancias que estamos viviendo, cabría la posibilidad de que alguno de nosotros, o todos, tuvieramos que trabajar desde casa en algún momento, por lo que es bueno tener previsto cómo hacerlo. La herramienta que usaremos para ello será TEAMS. En los primeros días de clase formaremos los equipos y explicaremos la forma de trabajar. Esta página, RELI S. XXI, será integrada en cada uno de los equipos y se podrá nevegar por ella desde TEAMS. En esta página el profesor colgará el diario de cada clase para que los alumnos que estén en casa puedan seguir la clase sin problemas.
1º DE ESO
En esta primera clase nos presentamos y presentamos la asignatura. Para la mayoría de vosotros, la asignatura de Religión no es nada nuevo, pero si que lo será la forma en la que se desarrollarán las clases y las diferentes actividades que llevaremos a cabo durante el curso. Este será un curso un poco diferente, en el que tendremos que adaptar nuestra metodología y nuestras actividades a la nueva situación, que supone un reto tanto para el profesor como para los alumnos, pero seguro que entre todos conseguiremos afrontarlo.
1. PRESENTACIÓN
Comenzamos la clase presentándonos. Para ello nos ayudaremos de una actividad que vamos a llamar «La mano».
La actividad se desarrollará de la siguiente forma:
– Cada alumno dibuja su mano y en cada dedo debe poner:
1. Un adjetivo que cree que le describe.
2. Una persona que sea muy importante para él.
3. Actividad, aficción, hobby. Alque que le guste mucho hacer y a lo que dedica tiempo
4. Película, programa de televisión o serie favorita.
5. Una canción que le guste y que estuche habitualmente.
– Una vez escrito, cada alumno leerá lo que ha escrito y dará una pequeña explicación.
2. LA ASIGNATURA
Por la experiencia de otros cursos, el paso de primara a la ESO supone cambios importantes en el desarrollo de la asignatura de Religión. Vamos a explicar ahora brevemente cómo van a ser las clases y cómo se va a evaluar.
A) Desarrollo de las clases:
Las actividades que vamos a realizar en clase de Religión son básicamente TRES:
Películas. Comenzaremos cada trimestre con una película, sobre la que trabajaremos posteriormente. La temática de las películas no tiene que ser específicamente religiosa (algunas sí), puesto que ser creyente es una forma de vivir y de situarse ante el mundo, por lo que cualquier tema importante para la vida es importante para el creyente. Se trata de aprender a enfrentarse a diferentes situaciones desde el punto de vista de un creyente. El cine es una muy buena herramienta para descubrir nuevos puntos de vista, para aprender lecciones importantes y para desarrollar nuestra empatía. Las películas que veremos nos ayudarán a plantearnos preguntas importantes sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre la vida.
En la sección «Películas 1º de ESO» de esta página, aparecen las películas que vamos a trabajar durante el curso, sección que se irá completando poco a poco (se aceptan sugerencias).
Una vez vista la película, la trabajaremos de diferentes formas, fundamentalmente a través de una ficha de trabajo y a través del diálogo y los comentarios sobre diferentes escénas de la película.
Powerpoint. Otra actividad importante será la realización de un trabajo en Powerpoint. Habitualmente se realiza por parejas y se hace en horas de clase, pero dadas las circunstancias habrá que hacerlo en casa. Se puede plantear de manera individual o por parejas, haciéndose en todo caso el reparto del trabajo de forma telemática. Los temas serán los correspondientes al temario de Religión de 1º de ESO. Una vez realizados, habrá que exponerlos en clase y el profesor explicará cada tema según se va exponiendo. Para realizar el trabajo, nos ayudaremos de los apuntes que hay en la sección «Apuntes 1º de ESO» de esta página, y de diferentes recursos que podemos encontrar en internet.
Actividades complementarias. Además de estas dos actividades básicas, sobre las que recae el mayor peso de la nota, realizaremos algunas otras adaptadas a la nueva situación. Por poner algún ejemplo, cada día comenzaremos la clase con un cuento o con una canción. Entre todos comentaremos el significado del cuento o de la letra de la canción. También realizaremos algún juego, siempre adaptado a las nuevas circunstancias.
3. EL TEMARIO.
La relación de temas que trataremos durante este curso es la siguiente:
1. La realidad creada y los acontecimientos son
signo de Dios
2. La historia de Israel: elección, alianza, monarquía
y profetismo
3. La divinidad y humanidad de Jesús
4. Los evangelios: testimonio y anuncio
5. Composición de los evangelios.
6. La Iglesia, presencia de Jesucristo en la historia
7. El Espíritu Santo edifica continuamente la Iglesia
Los diferentes temas se abordarán a través de las actividades propuestas anteriormente, acercándose a ellos y profundizando a través de las películas vistas, los trabajos en Powerpoint y las actividades complementarias.
4. EVALUACIÓN
La nota de la asignatura de religión dependerá fundamentalmente de dos cosas:
1. Actitud en clase y comportamiento. el 50% de la nota depende de la actitud en clase y del comportamiento. No se realizarán exámenes ni orales ni escritos, por lo que es fundamental el desarrollo de las clases y el trabajo realizado en las mismas para la evaluación. Una buena actitud en clase implica realizar las tareas que se encomiendan en cada momento y comportarse de manera adecuada.
2. Actividades realizadas. El otro 50% de la nota de la asignatura, procederá de la corrección de los diferentes trabajos realizados en clase o en casa a lo largo de cada trimestre.
5. CREACIÓN DE EQUIPOS TEAMS
Dadas las circunstancias que estamos viviendo, cabría la posibilidad de que alguno de nosotros, o todos, tuvieramos que trabajar desde casa en algún momento, por lo que es bueno tener previsto cómo hacerlo. La herramienta que usaremos para ello será TEAMS. En los primeros días de clase formaremos los equipos y explicaremos la forma de trabajar. Esta página, RELI S. XXI, será integrada en cada uno de los equipos y se podrá nevegar por ella desde TEAMS. En esta página el profesor colgará el diario de cada clase para que los alumnos que estén en casa puedan seguir la clase sin problemas.
En esta primera clase nos presentamos y presentamos la asignatura. Para la mayoría de vosotros, la asignatura de Religión no es nada nuevo, pero si que lo será la forma en la que se desarrollarán las clases y las diferentes actividades que llevaremos a cabo durante el curso. Este será un curso un poco diferente, en el que tendremos que adaptar nuestra metodología y nuestras actividades a la nueva situación, que supone un reto tanto para el profesor como para los alumnos, pero seguro que entre todos conseguiremos afrontarlo.
1. PRESENTACIÓN
Comenzamos la clase presentándonos. Para ello nos ayudaremos de una actividad que vamos a llamar «La mano».
La actividad se desarrollará de la siguiente forma:
– Cada alumno dibuja su mano y en cada dedo debe poner:
1. Un adjetivo que cree que le describe.
2. Una persona que sea muy importante para él.
3. Actividad, aficción, hobby. Alque que le guste mucho hacer y a lo que dedica tiempo
4. Película, programa de televisión o serie favorita.
5. Una canción que le guste y que estuche habitualmente.
– Una vez escrito, cada alumno leerá lo que ha escrito y dará una pequeña explicación.
2. LA ASIGNATURA
Por la experiencia de otros cursos, el paso de primara a la ESO supone cambios importantes en el desarrollo de la asignatura de Religión. Vamos a explicar ahora brevemente cómo van a ser las clases y cómo se va a evaluar.
A) Desarrollo de las clases:
Las actividades que vamos a realizar en clase de Religión son básicamente TRES:
Películas. Comenzaremos cada trimestre con una película, sobre la que trabajaremos posteriormente. La temática de las películas no tiene que ser específicamente religiosa (algunas sí), puesto que ser creyente es una forma de vivir y de situarse ante el mundo, por lo que cualquier tema importante para la vida es importante para el creyente. Se trata de aprender a enfrentarse a diferentes situaciones desde el punto de vista de un creyente. El cine es una muy buena herramienta para descubrir nuevos puntos de vista, para aprender lecciones importantes y para desarrollar nuestra empatía. Las películas que veremos nos ayudarán a plantearnos preguntas importantes sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre la vida.
En la sección «Películas 1º de ESO» de esta página, aparecen las películas que vamos a trabajar durante el curso, sección que se irá completando poco a poco (se aceptan sugerencias).
Una vez vista la película, la trabajaremos de diferentes formas, fundamentalmente a través de una ficha de trabajo y a través del diálogo y los comentarios sobre diferentes escénas de la película.
Powerpoint. Otra actividad importante será la realización de un trabajo en Powerpoint. Habitualmente se realiza por parejas y se hace en horas de clase, pero dadas las circunstancias habrá que hacerlo en casa. Se puede plantear de manera individual o por parejas, haciéndose en todo caso el reparto del trabajo de forma telemática. Los temas serán los correspondientes al temario de Religión de 1º de ESO. Una vez realizados, habrá que exponerlos en clase y el profesor explicará cada tema según se va exponiendo. Para realizar el trabajo, nos ayudaremos de los apuntes que hay en la sección «Apuntes 1º de ESO» de esta página, y de diferentes recursos que podemos encontrar en internet.
Actividades complementarias. Además de estas dos actividades básicas, sobre las que recae el mayor peso de la nota, realizaremos algunas otras adaptadas a la nueva situación. Por poner algún ejemplo, cada día comenzaremos la clase con un cuento o con una canción. Entre todos comentaremos el significado del cuento o de la letra de la canción. También realizaremos algún juego, siempre adaptado a las nuevas circunstancias.
3. EL TEMARIO.
La relación de temas que trataremos durante este curso es la siguiente:
1. La realidad creada y los acontecimientos son
signo de Dios
2. La historia de Israel: elección, alianza, monarquía
y profetismo
3. La divinidad y humanidad de Jesús
4. Los evangelios: testimonio y anuncio
5. Composición de los evangelios.
6. La Iglesia, presencia de Jesucristo en la historia
7. El Espíritu Santo edifica continuamente la Iglesia
Los diferentes temas se abordarán a través de las actividades propuestas anteriormente, acercándose a ellos y profundizando a través de las películas vistas, los trabajos en Powerpoint y las actividades complementarias.
4. EVALUACIÓN
La nota de la asignatura de religión dependerá fundamentalmente de dos cosas:
1. Actitud en clase y comportamiento. el 50% de la nota depende de la actitud en clase y del comportamiento. No se realizarán exámenes ni orales ni escritos, por lo que es fundamental el desarrollo de las clases y el trabajo realizado en las mismas para la evaluación. Una buena actitud en clase implica realizar las tareas que se encomiendan en cada momento y comportarse de manera adecuada.
2. Actividades realizadas. El otro 50% de la nota de la asignatura, procederá de la corrección de los diferentes trabajos realizados en clase o en casa a lo largo de cada trimestre.
5. CREACIÓN DE EQUIPOS TEAMS
Dadas las circunstancias que estamos viviendo, cabría la posibilidad de que alguno de nosotros, o todos, tuvieramos que trabajar desde casa en algún momento, por lo que es bueno tener previsto cómo hacerlo. La herramienta que usaremos para ello será TEAMS. En los primeros días de clase formaremos los equipos y explicaremos la forma de trabajar. Esta página, RELI S. XXI, será integrada en cada uno de los equipos y se podrá nevegar por ella desde TEAMS. En esta página el profesor colgará el diario de cada clase para que los alumnos que estén en casa puedan seguir la clase sin problemas.