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TEMA 1: EL SENTIDO RELIGIOSO DEL HOMBRE
1. La realidad creada y los acontecimientos son signo de Dios
Una de las primeras preguntas que tenemos que hacernos en nuestra
asignatura es ¿existe Dios? Lo cierto es que nadie puede responder a esta
pregunta con un sí o con un no, solamente se puede decir que se cree o que no se
cree en Dios, pero de la respuesta que demos a esta pregunta condicionamos en
gran parte nuestra vida.
No podemos demostrar la existencia de Dios, pero sí analizar unos elementos
que nos plantean su posible existencia y que pueden ayudarnos para nuestra
reflexión:
1. A través de la historia, en todas las culturas del mundo, cada civilización
ha tenido su religión
2. La complejidad de nuestro planeta señala un diseñador intencional que no
sólo creó el universo sino que también lo sustenta hoy en día
3. La mera casualidad no es una explicación adecuada de la creación
4. El sentido de lo bueno y lo malo, interiorizado en los seres humanos, no
puede ser explicado solamente con la biología.
5. Dios no solamente se ha revelado a Sí mismo en la naturaleza, y en la vida
humana, sino que también se ha dado a conocer en la Biblia.
6. Jesús se ha mostrado como Hijo de Dios.
Si una persona se opone hasta a la posibilidad de que hay un Dios,
entonces cualquier evidencia puede ser descartada.
2. Lo que nos aporta la ciencia
La Biblia utiliza un lenguaje que no es científico, ni pretende serlo. La Biblia es
un libro religioso, no científico. Algunas de sus enseñanzas tienen que ver con
experiencias religiosas que el hombre actual puede sentir como propias en la
actualidad. Se trata también de unas enseñanzas que tienen que ver con el
comportamiento de cada persona, que podemos aceptar o rechazar desde la
libertad.
Hay que analizar bien el planteamiento de la ciencia y el de la fe para
comprobar que ese enfrentamiento es ficticio e interesado. No hay contraposición
entre ciencia y fe cristiana. La ciencia puede presentar sus hipótesis sobre el origen
del universo y, si son correctas, nunca afectarán a la fe. ¿Por qué? Por que son
dos órdenes de conocimientos distintos. Lo que la ciencia explica es un cómo, que
el creyente expresa como una experiencia: ser creado.
Otro ejemplo que muchas veces se presenta como excluyente es la evolución.
La doctrina sobre la creación no excluye la posibilidad de que un ser vivo se
desarrolle, cambie, evolucione… a lo largo del tiempo.
Un creyente ha de ser una persona que busque la verdad y no tenga miedo a
lo que encuentre, buscando y aprendiendo de todos los saberes. Así podemos
entender que ambos saberes se complementan, ya que hay elementos que la ciencia no puede estudiar y hay elementos en los que la fe pregunta a la ciencia para sacar sus conclusiones.
3. Los relatos míticos
Todos los pueblos antiguos han tenido su propia visión de la tierra y de cómo
ésta fue creada.
Por ejemplo, para los hebreos,
en Israel, su reflexión sobre el
universo se desarrolló en el contacto
con el pensamiento babilónico, en el
periodo del exilio. A tierra es una
plataforma rodeada de pilares
hundidos en el abismo. El firmamento
forma una bóveda donde los astros
están suspendidos. La bóveda que
retiene las aguas superiores tiene
unas compuertas que cuando se
abren permiten la lluvia.
Para los egipcios, Su, que es el
dios del aire y de la luz, separa a Nut,
diosa del cielo, de Geb, dios de la tierra.
Durante el día, el dios sol, Ra, navega
en su barca entre el cielo y la tierra,
descansando durante la noche en el
cuerpo de Nut, para renacer de nuevo
cada mañana.
Los hindúes, en la India, una de
las tribus creía que estaba sostenida
por elefantes y que sus movimientos
provocaban los terremotos.
Los vikingos, algunos de los
pueblos nórdicos, representaban el
universo como un árbol gigante,
situado en medio de un disco redondo
puesto en medio del océano. El árbol
tiene tres raíces que penetran en tres
reinos diferentes: el del género
humano, el de los gigantes del frío y el
de los muertos. El recorrido del sol
está representado durante el día por
un carro y la noche por un barco que
atraviesa el mundo subterráneo.
4. Dios creador.
Hay que recordar, en primer lugar que, el relato de la Creación que nos narra la
Biblia, no está escrito desde un punto de vista científico. La intención del autor fue
describir de manera atrayente, una experiencia religiosa personal, que quien la lee
también puede hacer suya.
Quiere responder a las preguntas ¿de dónde venimos?, y, ¿a dónde vamos?
Para dar sentido a la vida. Los relatos de la creación tienen su lógica y también su
sabiduría. El mundo y el universo no han surgido por casualidad. Para el creyente,
el mundo tiene un principio antes del cual no existía nada.
Además, lo creado tiene unas características especiales: hay un orden en la
naturaleza, lo creado es bueno y hermoso…
El hombre es creado a imagen y semejanza de Dios. Esto significa que el
hombre sigue creando, que es dueño de la naturaleza, pero no para destruirla sino
para protegerla y que comparte cualidades divinas como la inteligencia.
5. Dios sale al encuentro del hombre.
En todas las civilizaciones se puede estudiar el hecho religioso. El hombre ha
ido en busca de Dios. Pero Dios también se ha ido dando a conocer a los hombres.
En la religión cristiana, enlazando con la religión judía y todas sus enseñanzas,
mediante la figura de Jesús y de todo lo que aconteció después de su muerte,
mediante la predicación de los Apóstoles.
Todo este periodo ha sido recopilado en el libro de la Biblia.
Fuente:
http://iessantotomasdeaquino.centros.educa.jcyl.es/sitio/upload/Tema_1_para_1_ESO.pdf
Ejercicio: Escribe tres cosas que pretendas ser o realizar o conseguir a:
- Plazo inmediato (dos semanas)
- Corto plazo (4 meses)
- Medio plazo (5 años)
- Largo plazo (30 años)
Analiza junto con toda la clase los resultados.
1. La vida es para vivirla
Hemos pasado de la escuela al instituto. Podríamos poner el ejemplo de que la vida es como un camino que hay que recorrer. Cada día que pasa vamos andando, creciendo y haciendo cosas nuevas. Unas fracasan y otras triunfan. Es lo que llamamos experiencia vital. Algunas de estas experiencias fijan nuestro modo de ser nuestra personalidad. En la película “Inside Out” vemos como algunas de las experiencias de cada día se convierten en fundamentales y nos hacen ser de un modo determinado.
En este camino la salida es clara. Fuimos engendrados, nacimos y desde entonces estamos caminando. Pero el camino es incierto y más aun la meta ¿Por dónde caminamos? ¿Hacia dónde caminamos? En cada momento vamos dando pasos por el camino de nuestra vida ¿Los damos en la dirección correcta?
2. Es necesario conocer la meta
Es necesario conocer la meta para no perder tiempo en el camino. Antonio Machado, el poeta, decía: “Caminante no hay camino. Se hace camino al andar”. Podemos estar de acuerdo con la segunda sentencia. Pero debemos hacer un análisis de la primera. Es cierto que solo se camina si se anda. Si me quedo quieto no llegaré a ninguna parte. Si nos distraemos con las flores del borde del camino y nos anclamos en su presencia no llegaremos a ninguna parte. Si tropezamos con una piedra y no nos levantamos no caminaremos. Si los perros que nos ladran nos asustan y el miedo nos paraliza o nos hace huir no llegaremos a la meta (no nos acerquemos a ellos que nos comen). En todo camino hay cosas bellas de las que hay que disfrutar en su medida y peligros y amenazas que hay que afrontar o evitar. Todo esto para llegar a la meta.
Debemos marcarnos metas a corto, medio o largo plazo. Eso nos ayudará a vivir la vida con una orientación adecuada. Estas metas deben marcarse en función de lo que queremos ser. Alguien dijo “actúa como piensas o acabarás pensando como actúas”. Es importante marcarse metas que puedan ser alcanzadas de manera adecuada a nuestras capacidades. Pero estas siempre deben estar un poco más allá, para poder crecer y mejorar. Cuando aprendíamos a leer si nos hubieran dicho que teníamos que leer un libro de 120 páginas nos habríamos desanimado y no lo habríamos hecho nunca. Por otro lado ahora que ya sabemos leer si nos anclamos en leer libros de 12 página y letra grande no desarrollaremos nunca nuestra capacidad lectora.
Ejercicio Pinta un mapa del tesoro en folio y escribe (pon tu nombre por detrás ¡pero que no se vea!) tres cosas:
- Que puedan distraerte en tu camino.
- Que sean piedras en tu camino.
- Que sean perros en tu camino.
Barajad los mapas, exponedlos en la clase, levantaos y observadlos dos minutos. Luego poned en común las cosas que os llamado la atención.
3. Una carrera de orientación
¿Os habéis sentido alguna vez perdidos en mitad del campo sin saber cómo volver a casa? Machado nos decía que no había camino fijado, que no había meta a la que caminar. Por lo que daba igual por donde caminar. Supongamos que queremos ir a casa (ya tenemos una meta). Y que está al este. Si caminamos en otra dirección jamás llegaremos allí. Saber cuál es la meta y orientarse bien hacia ella es fundamental para llegar.
En nuestra vida es necesario conocer nuestra meta y disponer de una brújula que nos encamine a ella. Cuando hemos analizado nuestras intenciones para el futuro en casi todas vemos grandes sueños y deseos. Tenemos que concluir que hemos sido creados para hacer algo grande con nuestra vida, con nosotros mismos. Nuestra meta es la grandeza. Otros la llaman plenitud, perfección, salvación, realización, santidad, etc. Concretaremos en qué consiste nuestra meta a lo largo del curso. Ya sabemos más o menos donde ir.
4. Vivir con sentido
Pero nos queda encontrar la brújula que indique el camino correcto para no desperdiciar tiempo y esfuerzo. Debemos aprender a leer en nuestro corazón las mociones o intenciones que nos dicen quién soy yo y para qué estoy aquí. Si estamos atentos a los verdaderos signos de lo yo soy puedo ir descubriendo como ya tengo en mí una brújula que me orienta por el camino correcto. Podemos leer los deseos de nuestro corazón, escuchar la voz de nuestra conciencia, elegir el bien y rechazar el mal, evitar el dolor, disfrutar de la belleza, luchar por la justicia, buscar la verdad, etc. Todas estas cosas nos orientan en el caminar de cada día hacia nuestra meta. El cristianismo se ofrece como una brújula para el camino… y funciona muy bien. Es cierto que no concreta tu camino pero te da todas las herramientas necesarias para orientarse, para hacer una buena travesía.
A esto lo llamamos vivir con sentido. Saber quién soy, de dónde vengo, a dónde voy y por donde he de ir. Diversas religiones y pensamientos filosóficos ofrecen propuestas de sentido para el ser humano. En este curso os vamos a presentar la propuesta cristiana: La meta del ser humano es su plena felicidad. ¿Quién no quiere ser plenamente feliz?
¿Queréis que os cuente dos secretos? El primero es que la vida, en cierto sentido, realmente no es como un camino sino como unas escaleras mecánicas: si te quedas quieto retrocedes ¿Nunca habéis querido recorrerlas en dirección contraria? Hay gente que vive así. El segundo y más importante es que no estamos solos en el camino. Caminamos en compañía y sin los otros no podemos caminar. Vivir encerrado en mí egoísmo es una tentación muy potente, pero no conduce a nada sensato. Solo caminamos si lo hacemos juntos. Jesús enviaba a los apóstoles de dos en dos y los enviaba a todos los seres humanos que vivían en el mundo. Caminamos con los demás y para los demás.
Ejercicio: Rellena las frases con las palabras que faltan:
- La vida es como un ………………………………………………………………………….
- Las ……………………………………………………….. fijan nuestro modo de ser.
- En cada momento …………………………..………………………… por el camino de nuestra vida.
- Si me quedo quieto ……………………………………………………………………………………………
- Si caminamos ………………………………………………………………………. jamás llegaremos.
- Debemos marcarnos …………………………….
- Saber cuál es …………………… y ……….…………………… hacia ella es fundamental para llegar.
- Nuestra meta es ……………………………… Otros la llaman …………………. , …………………………. , ………………………… , ……………………………. , ………………………….. , etc.
- Debemos aprender a ……………………………………………………………… las mociones o intenciones que nos dicen …………………………………………………………………………
- El cristianismo […] te da …………………………………………………………………………………….
- La propuesta cristiana : La meta del ser humano es …………………………………………………….
- Dos secretos: La vida es como unas ……………………………………………….. y el segundo y más importante es ……………………………………………………………………………………….
- Caminamos con ………………………… y para …………………………
Ejercicio: Habla con uno de tus abuelos y pregúntale que supuesto vivir tantos años y qué te recomienda para que tengas una buena vida. Luego escribe en máximo 10 líneas un resumen de la conversación
5. ¿Qué pinta Dios en todo esto?
Parece que dejamos a Dios de lado. ¡Nada más lejos de la realidad! Jesús ha querido ser desde el principio nuestro compañero de viaje. Ha querido salir a nuestro encuentro, como la mañana de Resurrección cuando acompañó a los dos discípulos hasta Emaús (Lc 24, 13-35). Ha querido que permaneciéramos con Él todo el día y viéramos (Jn 1,39). Porque Jesús es el camino, la verdad y la vida y nadie va al Padre si no es por Él (Jn 14,6). En este breve versículo del evangelio se nos ofrece la brújula y la meta para el camino.
Ejercicio. Copia Jn 14,6 en tu cuaderno y escribe cuáles son la meta y el camino.
Por cierto ¿Te acuerdas cómo se buscaban citas en la Biblia? Puedes ver el anexo 1 para refrescar la memoria. Para reconocer la verdad del primer párrafo de este tema hemos de hacer un largo recorrido. A nosotros nos gusta ir de abajo a arriba, de nuestra experiencia cotidiana a los misterios de Dios. En las catequesis suele hacerse al revés. Parten de lo que Dios ha revelado y de ahí sacan consecuencias.
Como decía Dios no es algo pegoteado en nuestra humanidad. Él se presenta como nuestra meta porque estaba en nuestro principio. En el momento de la concepción del ser humano Dios crea una nueva criatura que destina a su amor. Es decir en el principio ya pone la meta: estar con Él. Sólo podemos ser plenamente felices y vivir esta vida con sentido si estamos con Él. ¿Por qué entonces no vemos esto con claridad? Porque el pecado nos ha oscurecido. Pero realicemos bien nuestro recorrido (de abajo a arriba) y dejemos las conclusiones para el final.
A todos nos dieron a luz. Pero ya existíamos antes de ver la luz. Desde el momento que fuimos engendrados por nuestros padres y Dios (tradicionalmente se dice que los padres originan el cuerpo y Dios infunde el alma), aquellos, sus familiares y amigos vivieron ese embazo lleno de esperanzas y miedos. Los esfuerzos, energías, malestares, aguante y dedicación de las madres por los hijos que llevan en su vientre es tan grande que creo que deberíamos catalogarlo como milagroso (no digo nada del apoyo, compasión y paciencia que ha de afanar el padre). La preocupación de ambos por la salud y desarrollo del bebé no nacido es momento especial de crecimiento que les acompañará toda la vida. Ya con vuestra edad estarán preocupados de que seáis buenas personas, personas de provecho, con las capacidades para vivir adecuadamente la vida (esto llegará pronto) y se seguirán preocupando cuando no estéis bajo su regazo. Sus desvelos no acabarán nunca pues están comprometidos con vosotros. Supongo que su mayor deseo es veros felices y para ello os procuran alimento, vestido, educación, sanidad, etc. Es el modo en que los padres nos demuestran su amor. Quieren vernos felices y saben que para eso es necesaria cierta seguridad y cierta capacidad de riesgo, de aventura.
6. ¿Qué quieres de mí?
En todo este cúmulo de sentimientos y deseos Dios Padre también se preocupa de sus hijos y les acompaña, mima y educa (que no castiga). Desde nuestro comienzo como seres humanos Dios ya había inscrito en nuestros corazones ese deseo ilimitado de ser felices y los caminos adecuados para saciarlo. Dios nos llamó y llama a estar con Él, único que puede saciar plenamente nuestro deseo de felicidad plena.
A veces cuando uno dice que quiere ser tal o cual cosa decimos que tiene una vocación. Que posee como una cierta llamada a ser o hacer algo con su vida en el futuro. ¿A qué te sientes tú llamado? ¿Qué quieres ser de mayor?
Ejercicio: Contesta a estas dos preguntas ¿A qué te sientes tú llamado? ¿Qué quieres ser de mayor?
También Dios nos ha llamado desde nuestro bautismo a ser sus hijos, a vivir con Él, a ser ciudadanos del cielo. Esta llamada de Dios es nuestra vocación cristiana. Dios nos ha llamado a ser santos, a ser plenamente felices, a estar junto a Él. Esta llamada está inserta en el corazón del hombre desde sus inicios. Es por esto por lo que tenemos este insaciable deseo de plena felicidad. Es por ello que necesitamos vivir una existencia con sentido. No queremos caminar a ciegas. Dios es nuestra brújula, nuestra orientación. Queremos vivir nuestro destino siendo los protagonistas. Y, como en las películas, queremos que todo acabe bien (a mí particularmente me gustan los finales abiertos, la vida que sigue.). Dios quiere esto para nosotros y nos ha dado todas las herramientas necesarias para conseguirlo. De hecho Él mismo se ha hecho hombre para abrirnos todos los caminos que llevan a la salvación, a estar con Él. Estos videos de Dong Haeng nos muestran como Dios quiere nuestro bien y nos muestra el camino para alcanzarlo (Way; the journey; Waiting; Footprints; Rubber band). Dios quiere nuestra felicidad.
Click aquí para ver presentación en Powerpoint
1. La creación en la biblia
Los primeros capítulos de la Biblia nos cuentan en una serie de narraciones el origen y el
sentido del mundo y de la vida humana. Son narraciones fantásticas, cuyo objetivo no es contarnos
exactamente cómo ocurrieron las cosas, ni pretenden darnos una respuesta científica a la pregunta del
origen del mundo y del ser humano, sino que su intención es transmitirnos que todo procede de Dios.
El primer libro de la Biblia en su primer capítulo lo cuenta así:
GÉNESIS 1.
1En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de
las aguas.
3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.
4 Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad;
5 y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero.
6 Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.»
7 E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del
firmamento. Y así fue.
8 Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo.
9 Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y
así fue.10 Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares»; y vio Dios que estaba
bien.
11 Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su
especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue.
12 La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla
dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban bien.
13 Y atardeció y amaneció: día tercero.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para
solemnidades, días y años;
15 y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue.16 Hizo Dios los dos
luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las
estrellas;
17y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra,
18 y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien.
19 Y atardeció y amaneció: día cuarto.
20 Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento
celeste.»
21Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las
aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien;
22 y los bendijo Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas en los mares, y las aves
crezcan en la tierra.»
23Y atardeció y amaneció: día quinto.
24 Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de
cada especie.» Y así fue.
25Hizo Dios las alimañas terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del suelo de
cada especie: y vio Dios que estaba bien.
La primera conclusión que sacamos al leer el relato de la creación es, que todo lo que existe, el
universo, la tierra, la vida, la naturaleza… todo procede de Dios; Dios es el origen de todo lo que
conocemos y de lo que nos es todavía desconocido. Dios lo crea todo y es su Palabra la que hace surgir
todas las cosas. También, que Dios lo crea todo a partir de la nada. Sólo Él tiene el poder de dar la
vida y existencia a todas las criaturas. Por lo tanto podemos decir que el mundo no surgió por
casualidad, sino que tiene un principio, antes del cual no existía nada.
Nada existe que no deba su existencia a Dios creador. El mundo comenzó cuando fue sacado
de la nada por la Palabra de Dios; todos los seres existentes, toda la naturaleza, toda la historia humana
están enraizados en este acontecimiento primordial: (Dios) es el origen gracias al cual el mundo es
constituido, y el tiempo ha comenzado. (Catecismo de la Iglesia Católica nº 338)
Toda la creación es un don y un regalo de Dios, fruto de su amor y su bondad, que hizo
para que la vida se desarrollara y creciera en abundancia. Dios es señor del universo, de la tierra, de la
naturaleza y de la vida. Dios crea la vida y apuesta por la vida, Dios quiere la vida; no la muerte y
destrucción.
Otra conclusión que podemos sacar después de leer el texto del Génesis es que todo lo creado
es bueno, lo repite constantemente, y todo es bueno porque procede de Dios, que lo ha hecho todo por
amor, un amor que se derrama por toda la creación y por todas las criaturas.
El amor de Dios es el origen de todas las cosas y la creación es el primer acto de amor de Dios. La
persona que es creyente, descubre en todas las cosas creadas la mano amorosa de Dios.
Si los seres humanos contemplamos la naturaleza y somos capaces de admirar su belleza,
podemos descubrir la presencia de Dios, que nos da su amor y que nos regala la vida. Cuanto más
descubramos la grandeza y la inmensidad del universo, su perfección y belleza, más descubriremos la
grandeza, inmensidad, perfección y belleza de Dios, la creación es fiel reflejo de su creador.
2. El hombre y la mujer creados a imagen y semejanza de Dios
La creación, quedó terminada cuando Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y
semejanza, los bendijo y les entregó todo cuanto había creado.
Así nos lo cuenta el libro del Génesis:
Génesis 1.
26. Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los
peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas
las sierpes que serpean por la tierra.
27. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, hombre y mujer los creó.
28. Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla;
mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»
29. Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así
como todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento.
30. Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de
vida, toda la hierba verde les doy de alimento.» Y así fue.
31. Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto.
Génesis 2.
1. Se concluyeron, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato,
2. y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda
la labor que hiciera.
3. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que
Dios había hecho.
4. Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh
Dios la tierra y los cielos.
La creación de Adán. Miguel Ángel. Capilla Sixtina. S. XVI
La primera conclusión que sacamos de este texto sobre la creación del ser humano es que
somos imagen y semejanza de Dios. Esto quiere decir que todas las personas, en todas sus
dimensiones (corporal, espiritual, religiosa, afectiva, intelectual, social…) poseen una simiente de lo
que Dios es. Esto es lo que nos diferencia del resto de las criaturas de la creación y lo que nos hace
únicos sobre los demás seres vivos.
De todas las criaturas visibles sólo el hombre es «capaz de conocer y amar a su Creador» (GS12,3); es
la «única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma» (GS 24,3); sólo él está llamado a
participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la
razón fundamental de su dignidad. (Catecismo de la Iglesia Católica nº 356)
También podemos afirmar que los seres humanos, que hemos nacido del amor que Dios nos
tiene y que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, somos por lo tanto, iguales en
dignidad. Esto es, que todo ser humano, sólo por el hecho de serlo, nos debe exigir un respeto
absoluto. Las personas no somos algo, sino alguien.
Hombre y mujer los creó. Gn 1. 27
Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente
algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con
otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de
fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar. (Catecismo de la Iglesia Católica nº 357)
Dios también entrega al ser humano la responsabilidad de cuidar su creación:
a) Cuidar la naturaleza. El mundo es la casa de todos, tenemos la obligación de cuidarlo,
conservarlo, protegerlo y no explotarlo indiscriminadamente agotando sus recursos y su vida.
Debemos cuidar el regalo que Dios nos ha dado que es la tierra.
b) Cuidar a los demás. Crear lazos de unión entre todos los seres humanos, da igual cual sea su
raza, sexo, cultura o lugar de procedencia. Desarrollar sistemas que permitan el crecimiento
pleno de todas las personas.
En definitiva las personas somos colaboradores de Dios y de su obra, así lo ha querido Él.
Tenemos que transformar y cuidar la tierra. Tenemos que trabajar por construir un mundo mejor
cada día, cada uno de nosotros desde el lugar y el momento que le ha tocado vivir está llamado por
Dios a hacer un mundo más fraterno, justo y pacífico, donde la injusticia, la violencia y el odio
desaparezcan para siempre.
3. El origen del mal
Ya hemos aprendido que Dios lo creó todo y que Dios vio que todo era bueno, pero si echamos
un vistazo a nuestro mundo, vemos que hay muchas cosas que no marchan bien. El dolor y el
sufrimiento son una constante, y continúan existiendo: hambre, violencia, guerras, discriminación,
desigualdad, injusticia, esclavitud, pobreza, muerte de personas inocentes… Todo este mal hace
que nos hagamos preguntas, incluso que nos cuestionemos que si Dios es bueno y es amor ¿cómo
es posible que pueda permitir todo esto?
La respuesta también la tenemos en la Biblia en el libro del Génesis:
Génesis, capítulo 2.
8 El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.
9 Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y
apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal.
Capítulo 3
1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo
a la mujer: «¿Así que Dios os ordenó que no comierais de ningún árbol del jardín?».
2 La mujer le respondió: «Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín.
3 Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: «No comáis de él, porque de
lo contrario moriréis».
4 La serpiente dijo a la mujer: «No, no moriréis.
5 Dios sabe muy bien que cuando comáis de ese árbol, se os abrirán los ojos y seréis como dioses,
conocedores del bien y del mal».
6 Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para
adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él
también comió.
7 Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Entretejiendo hojas de
higuera se las ciñeron.
8 Al oír la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín, a la hora en que sopla la brisa, se ocultaron
de él, entre los árboles del jardín.
9 Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?».
10 «Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí».
11 Él replicó: «¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te
prohibí?».
12 El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él».
13 El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Cómo hiciste semejante cosa?». La mujer respondió: «La serpiente
me sedujo y comí».
14 Y el Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales
domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo
todos los días de tu vida.
15 Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Ella te aplastará la cabeza cuando tú
la hieras en el talón».
16 Y el Señor Dios dijo a la mujer: «Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus
hijos con dolor».
17 Y dijo al hombre: «Porque hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol que yo te prohibí, maldito sea
el suelo por tu culpa. Con fatiga sacarás de él tu alimento todos los días de tu vida.
18 Él te producirá cardos y espinas y comerás la hierba del campo.
19 Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado.
¡Porque eres polvo y al polvo volverás!».
20 El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.
23 Entonces expulsó al hombre del jardín de Edén, para que trabajara la tierra de la que había sido
sacado.
El texto que acabamos de leer nos muestra cual era la verdadera voluntad de Dios: la armonía
en las relaciones entre el hombre y la mujer y la de ambos con la naturaleza y con Dios. Pero frente a
esa voluntad de Dios el hombre decide romper con Él. El ser humano quiere sustituir a Dios y ponerse
él mismo en su lugar.
Al crearnos Dios nos concedió el don de la libertad, es uno de los mayores regalos que nos
hizo, pero la libertad no es sólo un derecho del ser humano, también es una responsabilidad. Si
tenemos la opción de elegir qué camino seguir en nuestra vida porque somos libres, debemos utilizar
esa libertad que Dios nos concedió para precisamente elegir el camino que Dios nos propone a las
personas, un camino de amor, solidaridad, de entrega y cuidado de los demás, especialmente de los
más pobres y necesitados. Si no usamos correctamente nuestra libertad y caemos en la tentación de
inclinarnos hacia el mal y entre el bien y el mal, elegimos hacer el mal, desobedecemos la voluntad de
Dios y pecamos y al pecar y hacer el mal, rompemos nuestra relación con Dios, con los demás, incluso
rompemos con nosotros mismos.
TEMA 4: LA HISTORIA DEL PUEBLO DE DIOS
POWERPOINT: TEMA 4 La historia de Israel
1. Introducción
Muchas veces encontramos amigos o conocidos que tienen cierta prevención a la lectura del Antiguo Testamento, en parte por aparente aridez, en parte por cierto ¿miedo? de encontrarse con un Dios terrible, un Dios con decisiones arbitrarias; a esa prevención también contribuye la imaginada vejez de su contenido y lo poco que en las homilías se explica.
En todo caso, el Antiguo Testamento es el lento proceso de una conciencia religiosa, el tremendo esfuerzo de humanización de todo un pueblo. Una a una fueron cayendo las deformaciones para ir dejando espacio a la verdadera y salvadora presencia de Dios.
La intención es recorrer la historia de Israel y la maravillosa presencia de Dios acompañando a este pueblo escogido a lo largo de la Ley y los Profetas, lo cual nos llevará a analizar los diversos libros de que se compone.
2. La creación y el universo antes de Abraham
Antes de introducirse en la vida e historia de Israel, el Antiguo Testamento va a establecer los parámetros en los que nuestra vida se va a mover. Resumiendo se trata de la creación del universo, el origen del mal en el mundo, la violencia por el protagonismo, el hartazgo de Dios con el hombre y a la vez su misericordia con Noé (el diluvio), la descripción de Babilonia, del imperio predominante que el Señor desbarata.
Trata de establecer los orígenes de la humanidad, un nexo desde la creación hasta la aparición del primer Patriarca. Las genealogías van mezcladas con los relatos, en un hilo conductor desde los primeros seres humanos hasta la nueva familia escogida por Dios
3. Nos introducimos
“Por su palabra surgieron los cielos, y por su aliento todas las estrellas” (Sal 33,6). Las escenas de la Creación son verdaderamente bellas y llenas de simbolismo.
Hay varias cosas destacables:
- Dios dijo, lo leemos ahora y lo leeremos a lo largo de la Biblia. Y es que Dios nos habla. Tendremos que estar a la escucha.
- Dios, su Palabra (el Verbo), el Espíritu (aleteaba sobre la superficie de las aguas)
- Dominad la tierra; deja al hombre la autoridad sobre el mundo
- Del Edén salía un río que regaba el jardín se dividía en cuatro brazos. Ya estaba presente el agua viva
- Dios da la libertad al hombre; frente al árbol del bien y del mal, el hombre se encuentra ante la opción de aceptar o rechazar el plan de Dios. En el Salmo 1 vemos los dos caminos: el del hombre que no va a reuniones de malvados ni se sienta en la junta de burlones y, por el contrario, el del hombre impío que se pierde en el sendero de los malos.
4. La tentación
Pronto entra la tentación a intervenir en la vida del hombre, al que, como acabamos de decir, Dios ha dado la libertad completa: otra actitud divina hubiera sido contra natura.
Y la serpiente pone a la pareja en el borde de la decisión; ¡cuántas veces en nuestra vida nos habrá pasado algo similar, aunque no fuera frente a un árbol! Y ahora que está tan de moda pensar que cualquier cosa que nos viene mal “es un tabú religioso”. Fidelidad ante oportunidad. Y la pareja elige la oportunidad, cree que le va a llevar a la felicidad inmediata, y no se da cuenta de que una vez comida la manzana volverá a la fase de deseo, pero con el pensamiento de haber faltado a la fidelidad. “Se dieron cuenta de que estaban desnudos”.
Esta especie de parábola nos lleva a reconocer que el pecado está en el origen del hombre, antes de que lo reconozcamos claramente, está en nuestra cultura ciega ante Dios, que hace la vista gorda frente a todo lo que significa embrutecimiento del ser humano
5. Caín y Abel
El abuso del más fuerte es algo que todos conocemos; y el ansia de venganza tampoco está lejano al mundo moderno, sin darnos cuenta de que la violencia engendra más violencia y no es una solución. Y la realidad es que la víctima, en cuanto puede, se convierte a su vez en opresor.
Hay sin embargo en este episodio bíblico un punto importante, y es que Dios se niega a que se dé muerte al asesino o a sus hijos: entrega una ley fundamental: ni muerte ni venganza. Así, cuando más adelante leamos leyes y sucesos que justifican el dar muerte, este episodio nos advierte de antemano que son leyes adaptadas a una humanidad muy imperfecta que vistas desde hoy, desde nuestra sensibilidad educada por la revolución religiosa de Jesús, conforman el lento proceso de una conciencia religiosa, el tremendo esfuerzo de humanización de todo un pueblo. Una a una fueron cayendo las deformaciones para ir dejando espacio a la verdadera y salvadora presencia de Dios.
6. El diluvio
Para llegar a Abraham, el hombre de la Biblia va avanzando tratando de enlazar tiempos remotos con otros más actuales. Aquí, la paciencia de Dios para con el hombre ha alcanzado un límite. Dios que había creado al hombre para que fuera feliz y disfrutara de los bienes de la tierra, ve que tiene el pecado en su mismo origen y que “todos sus pensamientos tendían siempre al mal”. Y en efecto, la historia del hombre está dominada por personas dominantes que tratan de reunir dinero, propiedades, vida cómoda…, sin que el prójimo les preocupe demasiado, más bien nada.
Pero Noé trabaja por el futuro, no se amilana y construye su barca. El arco iris final será la señal de la alianza de Dios. Pero Su conclusión final es harto pesimista: “Nunca más maldeciré la tierra por causa del hombre, pues veo que sus pensamientos están inclinados al mal ya desde la infancia. Nunca más volverá a castigar a todo ser viviente como acabo de hacerlo”.El mal de origen que antes hablábamos aparece de nuevo, esta vez en la Palabra del Señor.
7. La torre de Babel
La Babilonia conquistadora y agresiva para los hebreos también encuentra cabida en este previo a la historia de Israel. De nuevo el hombre quiere ser dios sin Dios. La gran ciudad totalmente de ladrillos entre los ríos Tigres y Eúfrates, con sus templos en forma de pirámides. La diversidad de las lenguas intrigaba a las gentes. Así que el Señor siembra la confusión. ¿Será una confesión parecida a la crisis actual? Lo malo de ahora es que los perjudicados han sido los más necesitados.
Entre estos relatos con los que el Señor empieza a hablarnos, van apareciendo varias generaciones hasta llegar a Terá que es el padre de Abram, que se casa con Saray.
Abram y Abraham. La primera Alianza
“Sal de tu país y anda a la tierra que yo te mostraré”. Abram hace lo que le pide el Señor; aparece nuestra fe, la fe en el Señor. Abram entra en Canaán.
El Señor le asegura que hará de él una gran nación; “en ti serán bendecidas todas las naciones de la tierra”. Empieza el nacimiento de un pueblo elegido.
Curiosamente antes de la Alianza con el Señor Abram tiene un misterioso encuentro con el rey de Salem (Jerusalén) Melquisedec, que trae pan y vino, única vez mencionado en el Antiguo Testamento, que lo bendice y pide para él la bendición del Señor. Melquisedec representa un nuevo estilo de sacerdocio distinto al hereditario de la tribu de Leví.
Es importante el sacerdote a la manera de Melquisedec, con el pan y el vino signos de la Eucaristía y las primeras comunidades así lo entendieron sin templos, con los presbíteros o ancianos siguiendo la tónica de las sinagogas. Cristo era “sacerdote” y la Iglesia no tenía más que presbíteros. El sacerdocio de Cristo está en todos los bautizados en la medida que se comprometen con la vida de la Iglesia en el apostolado, la predicación, el servicio al prójimo.
Las promesas del Señor a Abraham son tres, con las cuales establece su alianza con él y pasa de Abram, Padre Venerado, a Abraham, Padre de una muchedumbre. Las promesas son: Yo seré tu Dios, te daré descendencia sin límites y una tierra rica y fecunda.
Yahvé visita a Abraham y asegura la descendencia del viejo matrimonio; Sara, incrédula, se ríe; nace Isaac, “el que ríe”. Milagro del Señor para asegurar una de sus promesas.
Y nueva prueba de fe para Abraham: “Ofréceme a Isaac en holocausto”, le pide Yahvé. Entre los cananeos, habitantes de aquellas tierras, el sacrificio de los hijos era una costumbre religiosa. Seguramente Abraham aprobaba aquellas costumbres y por ello el sacrificio de su hijo no le parecía inhumano como nos parece a nosotros; pero sí era el sacrificio de todas sus esperanzas. Ya sabemos el resultado.
8. Isaac y Rebeca
El relato de la elección de Rebeca es verdaderamente bonito y en todo momento se ve la mano del Señor en tan importante asunto, que incide directamente en el futuro de la promesa de Yahvé.
Yahvé reafirma su alianza con Isaac que se establece en la tierra indicada por el Señor y termina con su nomadismo.
Nacen Esaú y Jacob; Esaú, el primogénito, pierde ese privilegio por el engaño de Jacob. A partir de aquí éste será el protagonista del principio del pueblo de Israel.
9. Jacob y su descendencia
De nuevo Yahvé reafirma su Alianza con Jacob. Éste tiene sus hijos con las hijas de Labán para el que está trabajando. En el viaje de regreso a su tierra “alguien luchó con él hasta el amanecer”– Y el otro le preguntó: “¿cómo te llamas? Jacob, respondió. “en adelante ya no te llamarás Jacob, sino Israel, o sea Fuerza de Dios, porque has peleado con Dios y con los hombres y has salido vencedor”
Jacob tuvo doce hijos, las doce tribus de Israel.
10. La familia de Jacob
El más pequeño de los hijos de Jacob era José. La extensa y maravillosa historia de José cierra el Libro del Génesis. Expresa una de las grandes líneas de conducta de Dios: Él salva a los pueblos mediante el sufrimiento de quienes han menospreciado y rechazado; la envidia de los hermanos de José, al que creían el favorito de su padre les lleva a venderlo a unos mercaderes y hacer ver a su padre que había muerto.
José es vendido de nuevo por los mercaderes en Egipto y, por una serie de hechos en los cuales podemos ver la mano de Dios, llega a ser primer ministro del faraón, siendo un excelente administrador.
Hay un extenso periodo de hambre y la familia de Jacob tiene que recurrir a comprar trigo a Egipto, donde se encuentran con su hermano, el cual, después de algunos entresijos, se da a conocer a sus hermanos, los perdona y trae a Egipto a toda la familia. Crecieron y se multiplicaron formando las distintas tribus de Israel. Doce tribus, una por cada hermano, aunque realmente la de José se dividió en dos, de sus dos hijos Efraín y Manasés.
11. El Éxodo y la entrada en Canaán
“Murió José y también todos sus hermanos, mientras los hijos de Israel seguían siendo muy fecundos, se multiplicaban y se hacían fuertes, y eran tan numerosos que los había en todo el país”. El caldo de cultivo está listo para la primera expulsión del pueblo israelita. Expulsión, éxodo, guiado por Yahvé.
La liberación de los esclavos es el tema central de la salida de Egipto y el éxodo que vino a continuación. Y esto incide directamente en nuestra inteligencia de la fe y en nuestra manera de vivir esa fe. Un Dios libertador en todas las ocasiones de la vida.
El recorrido de Moisés y su gente hacia la tierra prometida es perfectamente asimilable a nuestro recorrido por la vida con sus altibajos, sus momentos de ver al Señor en nuestras vidas y sus momentos de egoísmo sin dejarnos acompañar por el Señor. El cuestionamiento de la misericordia del Señor en momentos duros de la vida, y la acción de gracias en tiempos favorables.
Otra lección que podemos sacar de este recorrido es, como siempre, aprender a ver la intervención constante del Señor en nuestra vida; El siempre navega con nosotros, alegrándose en nuestras alegrías y sufriendo con nosotros.
Todo se ubica hacia el año 1240 a. C., unos cinco siglos después de Abraham. Moisés es un varón israelita salvado de las aguas, que huye de Egipto y se convierte en pastor. El Señor lo elige para guiar a su pueblo y sacarlo de la esclavitud en que los egipcios lo han sumido; Moisés duda, se resiste, pero el Señor insiste y Moisés va al Faraón a pedirle que deje salir de Egipto al pueblo de Yahvé.
Faraón se niega; mano de obra barata no se puede despreciar. Vienen las plagas: Sangre en el Nilo, las ranas, los piojos, los tábanos, la peste, las úlceras, el granizo, las langostas, las tinieblas.
La última plaga es la más terrible: la muerte de todos los primogénitos de Egipto. Y ahí nace la celebración de la Pascua, a partir de una costumbre ya existente. Los israelitas mataban un cordero en la primera luna de la primavera, periodo especialmente crítico para las ovejas recién paridas en vísperas de las migraciones primaverales.
Así pues, se anuncia el Paso del Señor, la Pascua. “En las casas donde estéis vosotros, yo pasaré de largo y la plaga no os alcanzará mientras golpeo a Egipto”. La fiesta de la Pascua, con el cordero y el pan sin levadura se institucionalizará en el pueblo de Israel
El Señor da en esta ocasión instrucciones concretas de cómo celebrar esta Pascua del Cordero, que en adelante será la fiesta de la independencia de Israel, y Dios hará que Jesús muera y resucite en la Pascua.
El siguiente milagro del Señor es el paso del mar Rojo, que bien se conoce; los israelitas cantan a Yahvé en acción de gracias. Y comienza la travesía del desierto.
Primera queja: Hambre; preferían estar esclavos en Egipto con la tripa llena. El Señor, solícito, les manda el maná. “Danos hoy nuestro pan de cada día”.
Segunda queja: Sed; de la roca sale agua al toque del bastón de Moisés. Aquel lugar se llamó Masá (la tentación) y Meribá (la querella), a causa de las quejas de los israelitas que allí tentaron a Yahvé diciendo: “Está Yahvé entre nosotros, o no?” ¿Nos lo preguntamos nosotros a veces ahora?
Al llegar al Sinaí, Moisés sube al monte y recibe las tablas de la ley y el código de la Alianza; allí estuvo cuarenta días y cuarenta noches. A los israelitas la ausencia de Moisés les parece demasiado prolongada y recurren al becerro de oro. El Señor dice a Moisés “deja que estalle mi furor”. Moisés intercede y el Señor perdona a su pueblo, y firma con él una nueva Alianza.
El Libro del Éxodo termina con “la construcción de la Morada, su Tienda y su cubierta… el Arca y sus varas… el Lugar del Perdón…, precursores del futuro Templo.
En el libro de los Números continúa la aventura del pueblo de Israel por el desierto.
Yahvé dijo a Moisés: “He elegido a los levitas de entre los demás hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos de Israel: los Levitas serán pues para mí”. (Precursores de los sacerdotes dedicados al Templo)
Toda la comunidad de Israel llegó al desierto de Sin. El pueblo se instaló en Cadés. Quisieron seguir atravesando el territorio de Edom, a lo que éste se negó, por lo que tuvieron que dar un rodeo. Nuevamente se manifiesta el problema del agua, y acaece la aventura de las serpientes ardientes que matan a muchos con sus mordeduras. Hay que mirar a la serpiente de bronce que hace Moisés para curarse. Jesús lo recordará para dar a entender el significado de su propia muerte en la cruz: “el que crea en él tendrá vida eterna”.
También el agua provoca la reacción de Yahvé; les dice a Moisés y Aarón: “Vosotros no habeis tenido confianza en mi. Ya que no me glorificasteis ante los israelitas, no haréis entrar a esta comunidad en la tierra que os daré”.
Con Josué ya al frente el pueblo de Israel cruza el Jordán: “Apenas llegaron al Jordán los que llevaban el Arca, y apenas tocaron el agua los pies de los sacerdotes que transportaban el Arca, el caudal que bajaba de arriba se detuvo y se amontonó a una gran distancia… de tal manera que el pueblo atravesó frente a Jericó”
Y ya tenemos al pueblo de Israel iniciando su aventura en Canaán, la tierra prometida. Yahvé limita en Nm 34, este territorio y manda repartirlo entre las tribus de Israel.
12. La ocupación y el reparto
El libro de Josué narra las luchas por la ocupación del país. Tres acciones litúrgicas tienen lugar antes de iniciar la conquista: la circuncisión de todo el pueblo, la celebración de la Pascua y la consagración de Josué.
La milagrosa toma de Jericó, con la caída de las murallas por la acción del Señor. Vienen después las conquistas del Sur del país y del Norte, siempre con la ayuda de Yahvé, el Señor. Entonces el territorio de divide entre las diversas tribus.
Josué renueva la alianza con Yahvé y entrega al pueblo un estatuto, lo escribió en “el libro de la Ley de Dios” Es la profesión de fe imagen y anuncio de las profesiones de fe a que serán invitados los israelitas en tiempos posteriores. Anuncia igualmente la profesión de fe que la Iglesia pide a los cristianos la noche de Pascua.
13. El gobierno de Israel: Los jueces
En la Biblia el poder de juzgar no se distingue netamente del poder de gobernar: la misma palabra significa las dos cosas. Y esto viene desde el Éxodo que es donde se narra la institución de los jueces (Ex 18, 13 – 21)).
El pueblo liberado puede contar con la asistencia de Dios, pero necesita una estructura comunitaria que le proteja del poder personal. Representarán a los ancianos, jefes reconocidos por sus clanes que serán los que los gobiernen.
El libro de los Jueces muestra diversas cosas interesantes.
La primera, son dos palabras que muestran que una renovación profunda está teniendo lugar:“Heredad”; el que era nómada tiene ahora una tierra, que deberá considerar como un don de Dios, cultivarla y transmitirla a sus hijos. “Santuario”; los israelitas que nunca tuvieron un templo en el desierto, descubren los lugares de culto de los cananeos y se van a acostumbrar a agruparse también en lugares de culto con los levitas (sacerdotes) al frente.
El libro también nos describe la acción de varios jueces, entre los más nombrados Débora, Gedeón y Sansón.
Narrada la instalación del pueblo de Israel en Canaán, lo cual tiene lugar a través de tradiciones orales, en las que Dios actúa de forma autoritaria y actúa de manera fantástica, los libros que vienen a continuación nos hablan de acontecimientos más cercanos con testimonios más fiables.
14. La monarquía: los Libros de Samuel
Los libros de Samuel y los de los Reyes nos van a llevar desde finales del siglo XI a. C. hasta el final de la monarquía en el año 587 a. C., con una imagen de Dios tal y como Samuel, David y sus contemporáneos lo han conocido y experimentado, y nos cuentan los acontecimientos a través de los cuales estos personajes han conocido su voluntad. Es la fe del pueblo, la experiencia de fe mediante la cual también nosotros veremos, notaremos la presencia de Dios en nuestras vidas. Y es también lo que nos llevará a la salvación aquí y ahora.
Samuel es el último de los Jueces de Israel, tal y como los hemos presentado anteriormente. Como otras veces hemos visto, Samuel es hijo de una mujer, Ana, que era estéril. Ana, en acción de gracias pronuncia un precioso canto (1 Sam 2) de la que el Magnificat de María parece descendiente.
Por esos tiempos, los filisteos atacaban con frecuencia a los israelitas y éstos piden a Samuel que les nombre un Rey. “Un rey que nos gobierne como se hace en otras naciones”. Samuel no está muy de acuerdo con esta petición y Yahvé tampoco lo está: curiosamente se siente rechazado.
Así es Saúl el primer rey seleccionado, ungido como jefe de Israel, del pueblo elegido por Yahvé. Después de varias luchas, y alguna mala decisión por parte de Saúl, Yahvé decide cambiar al rey, y se elige a David, pastor, hijo de Jesé. La primera proeza de David es la muy conocida de la pelea con Goliat. El primer libro de Samuel termina con la muerte de Saúl.
El segundo libro de Samuel va a narrar el reinado de David. Tiene un algo muy próximo a la vida de nuestros días: Dios quiere el bien para Israel, pero Israel es infiel y se deja continuamente seducir por los dioses de los demás. (¿Poder, prestigio, dinero?). Será perdonado si reconoce sus errores, pero solo será capaz de tal conversión cuando haya sufrido.
La otra nota sobresaliente es la promesa que David recibe de Dios: sus descendientes reinarán por siempre en el trono de Israel.
Viendo la historia que contiene hay movimientos importantes por parte de David: a) Se impone en todo el territorio de Israel, eliminando las viejas rencillas Norte-Sur; b) Toma Jerusalén, ciudad que se llamaba Jebus, nombre muy antiguo que puede significar la ciudad, fundación de la paz, fundación de Salem(una divinidad). La toma de Jerusalén es un hito decisivo en la historia de Israel y en toda la revelación bíblica. Dios la designa como centro visible de su presencia entre los hombres y desde entonces el único templo de Dios estará en Jerusalén.
Logra la unidad de las tribus y derrota a los pueblos vecinos. Comete el grave pecado de adulterio, del que se arrepiente ante Dios. El hijo de la unión adúltera morirá, y sucederá a David el hijo de la unión ya legal con Betsabé: Salomón
15. La Monarquía: los Libros de los Reyes.
Salomón es el segundo hijo, ya legal, de la unión de David y Betsabé. Los libros de los Reyes nos narran no solo el reinado de Salomón, sino que incluyen lo que constituye la tercera etapa de la historia de Israel, después del tiempo de los Patriarcas, en los años 1750 a. C. y del Éxodo y la conquista de la tierra prometida, con los Jueces como primeros gobernantes.
David había tomado Jerusalén hacia el año 1000 a. C., pero el reino tan costosamente reunido, se dividirá a la muerte de Salomón (932 a. C.) y sufrirá los envites asirio, que terminará con el reino del Norte (853 a. C.), Israel, y babilonio, que terminará con el reino del sur, Judá (586 a. C.).
Cuatro siglos muy importantes para la historia sagrada de este pueblo, y, realmente, para todo el universo, ya que:
En este periodo aparecerán los profetas, con su “nueva” visión de la fe, y la presentación de un Dios fiel a la Alianza, con mayor muestra de misericordia y justicia.
Se escriben la mayor de los libros de la Biblia; la mayor parte del Génesis, Levítico y Éxodo, así como Jueces, Samuel y Reyes. Sobre esto diremos más cosas posteriormente
El periodo de los Reyes es el que conocemos con mayor precisión histórica
Son cuatro siglos en los que la fe de Israel enfrentada a tentaciones, persecuciones y dificultades de todas clases maduró hasta alcanzar con los profetas, la lucidez que sólo Cristo podría llevar más adelante.
Aparece el Templo como centro de la presencia de Dios; el Templo pasa a ser el eje central sobre el cual se articula el conjunto del universo
Salomón es, por supuesto, el primer protagonista de estos libros.
Como rey, lo primero que hace es pedir al Señor la Sabiduría, y la ejerce.
Gobierna en todo Israel, con gran pompa y subida de impuestos al pueblo. Construye el templo, el palacio real y otras muchas grandes obras.
“El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras”. Y al final de su vida se deja arrastrar hacia otros dioses, y el Señor le indica que su hijo perderá el Reino, dejándole solamente una tribu. Será el Cisma del reino de Israel.
16. El cisma de los dos Reinos
Tras la novedad de los reyes, viene el cisma de los dos reinos y una etapa de la historia (siglos IX y VIII) marcada por la separación de Israel y de Judá. Es una época que pasa por fuertes experiencias y que cuenta con grandes profetas: Elías, Eliseo, Amós, Oseas, Isaías. Veamos qué lecciones de ayer encontramos y qué experiencias de hoy tenemos.
¿Cuáles son las causas principales del cisma? La política de prestigio y grandes obras de Salomón fue causa de que se impusieran trabajos forzados al pueblo, especialmente a las tribus del Norte. En materia religiosa Rey y pueblo iban muy al unísono: Salomón construía santuarios a los dioses de sus mujeres, y el pueblo se iba a los bosques sagrados a prostituirse.
Elías, Eliseo, Amós y Oseas son profetas del Reino del Norte, Israel
Isaías y Jeremías son profetas del Reino del Sur, Judá
Al morir Salomón, el año 931, le sucede su hijo Roboán. En Judá es aceptado sin problemas. Sin embargo, en Israel le ponen una condición: aliviar el yugo que les puso su padre. La condición es rechazada y se produce el cisma. Entonces Jeroboán es proclamado rey de Israel (1 Re 12,20). Acusado de rebeldía y amenazado de muerte por Salomón, se había refugiado en Egipto. Al volver del destierro, es recibido con los brazos abiertos. El nuevo rey corta los lazos con Judá. Israel no tiene por qué ir al templo de Jerusalén a venerar el arca de la alianza. Como símbolo de unidad religiosa, recurre al toro y coloca uno en Betel y otro en Dan (1 Re 12,26-33). El toro tenía un significado idolátrico. En los descubrimientos arqueológicos, el toro aparece como un importante símbolo de Baal, dios de la fertilidad.
Jeroboam era jefe de los trabajadores de la casa de Salomón; era de la tribu de Efraim e hijo de una viuda. El profeta Ajías lo encuentra en el campo y le comunica la decisión de Dios de quitarle el reino a Salomón y de darle a Jeroboam diez tribus, dejando dos a Salomón en consideración a su padre David. La justificación era que Salomón había aceptado otros dioses. Pero la realizará cuando muera Salomón. Jeroboam fabricó dos terneros de oro y los colocó uno en Betel, muy cerca de Jerusalén, es decir al Sur de su Reino y otro en Dan en el extremo opuesto. Hizo sus altares e instituyó sus fiestas.
Van apareciendo los profetas antes citados.
Tenemos primero a Elías. Elí-ya quiere decir: Yahvé-mi-Dios. Frente a la apostasía, a la infidelidad de todo su pueblo, se enfrenta solo. Se siente responsable de la causa de Dios y actúa sin esperar que otros empiecen. Su primera palabra es una amenaza, pero como viene de Dios se cumple: No lloverá estos años.
Elías tiene varios episodios destacados: Resucita al hijo de la viuda de sarepta, muestra al Señor como Dios verdadero en el sacrificio del monte Carmelo; el relato de su encuentro con Dios es precioso, cuando delante de su cueva pasa el terremoto, el fuego y después una sueva brisa, que la traducción literal expresa como “el sonido de un silencio muy fino”. Santa Teresa hablaba del “silbido del pastor”.
Igual que Jesús se eleva al cielo, también Elías es arrebatado “en un torbellino, un carro de fuego con sus caballos de fuego los separó.
Moisés y Elías son los que rodearán a Jesús el día de su transfiguración
En el Israel de aquel tiempo la pequeña propiedad ha ido desapareciendo y las riquezas se concentran en unos pocos ricos; el lujo de unos pocos insulta la miseria de los pobres. El profeta Amós empieza a recorrer las ciudades del reino de Israel denunciando las injusticias y una religión que se contenta solo con ritos externos. Amós es el profeta de la justicia social; nos revela un Dios que defiende el derecho de los pobres. Amós es un seglar, un laico al que Dios encargó una misión. ¿Será nuestra la lucha contra las verdades que tratan de imponer los medios de comunicación? El sacerdote lo echa, le manda irse a su tierra que es Judá en el Sur. Dice Amós: “Buscad el bien y no el mal, si queréis vivir, para que así Yahvé esté con vosotros. Aborreced el mal y amad el bien, imponed la justicia en los tribunales y quizá Yahvé se apiade del resto de José”. Esta constante yo creo que todavía está vigente; o está de nuevo vigente: El cristianismo es una religión de masas o está (o somos) destinados a ser minorías
Oseas denuncia las traiciones a la Alianza. Y las denuncia sufriéndolas en carne propia, engañado por su esposa a la que, a pesar de sus infidelidades no dejó de amar. Es el primer profeta del Dios-amante, nueva visión de la Alianza, unión y comunión de Dios con la humanidad, base de la fe judía y luego de la cristiana. ¿Queremos hacer razonable esa fe?, o la cultivamos y profundizamos en ella.
El rey asirio Sargón II intenta tomar Samaría, la capital de Israel. La ciudad resiste tres años (2 Re 17,1-6), pero hacia el 721 se rinde. Parte de la población es asesinada. Se calcula en 27.290 el número de israelitas deportados. Así acaba el reino de Israel. La cifra suponía una décima parte de la población. Parece que en Afganistán cierto número de apellidos recuerdan todavía la presencia de núcleos de israelitas deportados en aquel tiempo. La Escritura dice: “Esto sucedió porque los hijos de Israel habían pecado contra Yahvé, quien los había hecho subir del territorio de Egipto y los había librado de las manos del Faraón. Ellos se habían vuelto hacia otros dioses”. Da cuatro razones: 1. Imitación de las costumbres extranjeras; 2. Fabricaron ídolos; 3. Se negaron a escuchar a los profeta; 4. Cometieron los pecados y crímenes que la Palabra de dios había denunciado entre los habitantes del país. ¿Alguna de estas razones está ahora presente en nuestra convivencia?
A su vez, el rey de Asiria trasladó gente de Babilonia y alrededores (2 Re 17, 24) y la instaló en las ciudades de Samaria en lugar de los israelitas; en Samaria también estaban los cananeos que nunca habían entrado en la fe de Yahvé. Este conglomerado sólo mantendrá relaciones de desconfianza o de hostilidad con la gente del Sur, los judeos que luego serán los judíos, sentimientos que sabemos se dejan ver en los evangelios.
En el 597 y el 586 a. C. Nabucodonosor invade Judá y conquista Jerusalén destruyendo su templo y llevándose a Babilonia a una gran parte de los habitantes más conspicuos de Judá.
Aparece aquí el profeta Ezequiel. En un primer asedio (597) Nabucodonosor, rey de Babilonia, toma Jerusalén: muchos habitantes son deportados, queda la gente pobre del país (2 Re 24,14). En un segundo asedio (586) el ejército babilonio incendia el templo y la ciudad, derriba sus murallas: parte de la población es deportada, quedan los pobres del país (25,12). Desaparece el reino de Judá.
Estos dos intervalos dividen el Libro del Profeta Ezequiel, que tiene también una primera parte en la que el sacerdote Ezequiel recibe su misión de profeta. La predicación de Ezequiel en cuanto se refiere primero al exilio y después a la restauración de Judá y Jerusalén está contenida en las respectivas secciones de los caps. 4–24 y 33–39. Entre ellas se intercala una serie de profecías dirigidas contra ciudades y naciones paganas relacionadas con Israel (caps. 25–32); porque si bien en algún momento Dios se sirvió de los paganos como instrumentos de su ira, la soberbia y la crueldad con que se condujeron los hizo acreedores al castigo que habrían de sufrir. De un lado tiene que hacer frente al falso optimismo —hijo de la presunción— de los exiliados, que no creen en la destrucción de la ciudad santa, y por otro, cuando ya la catástrofe se ha consumado, debe levantar los ánimos deprimidos, dando esperanzas luminosas sobre un porvenir mejor.
Un gran profeta, que vive entre los desterrados de Babilonia, anuncia el final del destierro. Será un nuevo éxodo, llegará como la primavera. Esta buena noticia aparece en la segunda parte de Isaías (40-55), en el Libro de la Consolación, atribuido al Segundo Isaías. Entender su mensaje implica identificar una situación (el destierro), unos destinatarios (Jerusalén, los desterrados), una voz que clama (el profeta que está al servicio de la palabra de Dios).
Los capítulos 40-55 del libro del profeta Isaías -que se suele conocer como Deuteroisaías o Segundo Isaías- podían ser particularmente iluminadores para nuestros días. Aunque median muchos siglos entre él y nosotros, hay una situación bastante común: A él le tocó predicar en tiempo del exilio, en medio del decaimiento general y la desesperanza más absoluta, anunciando al pueblo elegido la liberación del destierro y su renovación como pueblo de la alianza; a nosotros nos toca vivir en una época difícil, de «exilio espiritual» -en medio de un paganismo cada vez más avasallador-, en que somos llamados a una nueva evangelización que tropieza sobre todo con el escollo del desencanto y la desesperanza de los propios creyentes. En este sentido, el Segundo Isaías puede ofrecernos las claves más profundas para una renovación personal y comunitaria con vistas a poder cumplir la difícil misión que tenemos encomendada
El año 553, en que el rey persa Ciro (Is 45,1-8; 41,1-5; 48,12-15) empieza sus campañas, y el 539, en que se rinde Babilonia, indican el fin del exilio. Ciro permitirá los judeos volver a su tierra. El profeta anuncia el retorno a Judá, a Jerusalén, que está habitada por aquellos habitantes “más humildes” que veíamos en Ezequiel. Dice (51, 11): “Así volverán los que ha salvado Yahvé. Entrarán a Sión entre gritos de alegría, una dicha imperecedera hará brillar sus rostros. ¡Alegría y felicidad los acompañarán y lejos quedarán las penas y los suspiros!”.
17. El regreso. La organización del Estado
¡Y por fin el regreso a la tierra de Judá! El regreso del “Resto de Israel”, los que quisieron y pudieron volver, después de 50 años de destierro, de exilio. La historia de Israel en Palestina será en adelante la de la provincia de Judá, y de la palabra “judeo” se derivará la palabra “judío”. La reconstrucción del pueblo de Dios será fruto de la pedagogía de Dios y las circunstancias previstas por El en la historia mundial
La organización del nuevo Estado judío requiere hacer un inciso sobre el Pentateuco, la Ley judía. En el año 622 a. C. habían aparecido en unas reparaciones en el Templo, unos documentos que resultaron ser parte del Génesis, del Éxodo y la parte más importante del Deuteronomio. Podemos hacer las siguientes consideraciones:
Su base general es la afirmación contenida en los versículos 6, 4 – 8, del Deuteronomio, que rezan así: “Escucha Israel, Yahvé nuestro Dios es Dios único. Y tú amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy, repíteselos a tus hijos, habla de ellos tanto en casa como cuando estés de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes. Grábalos en tu mano como una señal y póntelos en la frente como tu distintivo; escríbelos en los postes de tu puerta y a la entrada de tus ciudades”.
El pueblo israelí era consciente de ser depositario de leyes sorprendentes para aquel tiempo (¿y para ahora?) (entre paréntesis citas del libro del Deuteronomio):
– La afirmación de Yahvé, Dios único, al que no se puede representar (4, 16)
– La fe en el Dios justo que exige fidelidad interior y la práctica de la justicia por encima de cualquier otra forma de culto (16, 18)
– La obligación rigurosa del sábado como el medio para preservar la libertad y la dignidad de las personas (5, 12)
– La protección de la vida humana y el respeto al extranjero, que a menudo era un israelita viviendo en el territorio de una tribu que no era la suya (24, 17)
– El rechazo a cualquier licencia sexual. (5, 18.21)
En cuanto a su composición, podemos decir lo siguiente:
1.- Son cinco rollos. En cada rollo antiguo solamente cabía la quinta parte de la Ley o Torá.
2.- En el exilio se redacta mucha documentación que se va integrando en lo ya escrito.
3.- Hemos dicho que en el 622 a.C. aparecen el Génesis y el Éxodo, y lo más importante del Deuteronomio.
4.- Pero el Éxodo, que sigue al Génesis, sólo relata la salida de Egipto y el trayecto del pueblo de Israel hasta el monte Sinaí.
5.- Surge entonces Números que relata el resto del viaje por el desierto.
6.- Hay que enlazar con el hecho de que Moisés no va a entrar en la tierra prometida; hay que nombrarle un sucesor; es necesario que el pueblo tenga clara su conducta en la Tierra Prometida a la que va a acceder de inmediato.
7.- Y también es necesario que en el exilio Israel permanezca unido y que, si alguna vez se produce el regreso, cosa que el israelí creyente no duda, el pueblo tenga un código de conducta.
8.- Entonces el bloque que compone ahora el Deuteronomio es continuación de Números a partir de Nm 27, 22.
9.- De este bloque de doctrina o legislación, la tribu de Leví, encargada del Arca de la alianza, extrae sus normas y surge el Levítico, que comprende solamente los servicios religiosos en sus sacerdotes, los sacrificios, tipos, días santos y rituales.
10.- El destierro termina con el edicto de Ciro en el 538 que permite el regreso de los judeos a Judá; los que quedaban, claro, “el resto de Israel”. El regreso se produce paulatinamente y surgen dos figuras decisivas en la reorganización de la comunidad, basada, sobre todo con Esdras, en la Ley contenida en los actuales libros del Pentateuco
11.- Históricamente probado, la división en cinco libros aparece por primera vez en la Septuginta, traducción al griego de la Biblia por parte de setenta y dos sabios judíos, a mediados del siglo III a.C.
La organización del Estado lleva tiempo. En primer lugar el regreso se produce en varias etapas, y así pasamos por Zorobabel, que pretende reconstruir el Templo, aunque hace una pobre construcción. El entusiasmo de los repatriados decae y vuelven a aparecer los cultos cananeos y los sacrificios de los niños. Los profetas Zacarías, Malaquías y el tercer Isaías denuncian las mismas fechorías que los profetas anteriores.
Nehemías, que tiene un puesto relevante en la corte persa, se siente llamado por la necesidad de llevar a su pueblo por el camino de Dios; nombrado gobernador de la nueva provincia persa de Judá, organiza la comunidad, empezando por una larga oración al Señor: “Ay, Yahvé, Dios del Cielo, que mantienes tu Alianza y la fidelidad con los que te aman y cumplen tus mandamientos!. Escucha con atención, abre los ojos, atiende la plegaria de tu servidor…” Reconstruye la muralla de Jerusalén y hace ver a los ricos que deben compartir los sacrificios del pueblo
Hacia el año 398 a. C. se produce el hecho que va a determinar la vida del pueblo, que reunido, le pide a Esdras, sacerdote, que les lea el libro de la Ley; aquí empieza de judaísmo, con dos consecuencias: a) La teocracia, o gobierno de los sacerdotes, se va a implantar en Judá durante casi cuatro siglos. b) El lanzamiento de un libro que, además, inaugura una nueva etapa en la vida religiosa de la comunidad; en adelante la comunidad se reunirá en torno a la lectura, meditación e interpretación de la Biblia, que tendrá lugar en las sinagogas de todas las ciudades.
Así pues, tenemos un Estado, el judío, integrado en el imperio persa, organizado como teocracia y articulado en torno a las sinagogas con centro en la Palabra de la Escritura.
18. Las consecuencias de la invasión griega
El año 336 a. C. el macedonio Alejandro Magno accede a la corona de Macedonia. En 13 años de reinado altera todo el equilibrio de la zona, desde su estado hasta el Eúfrates. A su muerte el inmenso imperio es dividido entre los generales de Alejandro.
Durante todo el siglo II a.C. Israel había estado en manos de la gestión más bien tolerante de la dinastía tolemaica de los Lágidas, una de las ramas en las que se había dividido el gran imperio de Alejandro Magno. Con la batalla de Panion, en el 198 a.C., Palestina quedó bajo el protectorado de la dinastía de los seléucidas de Siria, regida entonces por Antíoco III el Grande y llena de manías expansionistas. Del 175 al 164 reinará Antíoco IV Epífanes que quiere unificar los pueblos de su reino en lengua, religión y calendario: Ordena no llevar a cabo sacrificios ni holocaustos, no respetar el sábado, profanar las fiestas, inmolar cerdo, instalar altares paganos, ídolos de los invasores (abominación de la desolación), no circuncisión, quemar los libros de la Ley, pena de muerte para los que no obedecieran. En general los pueblos se someten, pero Israel no puede renegar de su identidad sin renegar de Dios. La “abominación de la dominación” es el ídolo de los invasores.
Surge la rebelión de Matatías, sacerdote. Matatías reza: “No permita Dios que abandonemos la Ley y las tradiciones. No oiremos las órdenes del rey y no nos apartaremos de la religión. El que tenga celo por la Ley y quiera mantener la Alianza que me siga”. Como veis la Alianza sigue vigente y nombrada como base de la relación con Dios. Mucha gente se va con él a las montañas. (1Mc 1, 41).
Cuando Matatías iba a morir les dijo a sus hijos: “Sabed pues que de generación en generación los que esperan en Dios no serán vencidos. No temed las amenazas de un hombre que va en contra de Dios, porque su gloria terminará en la basura y en la podredumbre; hoy lo honran pero mañana ya nadie lo conoce; volverá al polvo de donde salió y nada quedará de sus proyectos”.
Le sucede su hijo Judas Macabeo, de donde viene el título de los libros de los macabeos. Macabeo = Maqqaba = martillo. Se enfrenta a las fuerzas de Antíoco y purifica el templo. Corre el año 164 a. C. y Antíoco IV Epífanes concede autonomía a la provincia judía.
Judas purifica el templo, decidiendo que los días de la consagración del templo fueran celebrados anualmente durante ocho días. Es la fiesta de la Dedicación que se cita en Jn 10,22.
A lo largo de los dos libros de los Macabeos el Dios salvador interviene por medio de salvadores visibles que son los hermanos Macabeos.
19. Y llegamos al Imperio Romano
Los enfrentamientos internos entre los asmoneos Hircano II y Aristóbulo II son el pretexto para la intervención de Roma en Palestina. Pompeyo llega a Jerusalén en el año 63. Mientras Aristóbulo II se refugia en el monte del Templo, Hircano II le abre las puertas de la ciudad. La independencia tan difícilmente lograda por los asmoneos termina así. A Hircano II se le concede el gobierno de Jerusalén y Judea y conserva el título de Sumo Sacerdote. Los restantes territorios pasan a formar parte de Siria.
Palestina no es anexionada, pero se convierte en Estado vasallo, obligado a pagar tributo dentro del sistema romano de percepción de impuestos y parte del cinturón que Roma construye para frenar la presión de los partos.
La llegada de Julio César al poder supone una mejora en la situación de los judíos. Hircano II, Sumo Sacerdote como sucesor de la dinastía asmonea, y Antípatro, su ministro Idumeol, apoyaron a César y lograron que se reconstruyeran las murallas de Jerusalén y se devolviera el puerto de Jaffa a los judíos. Hircano y sus hijos fueron confirmados como sumos sacerdotes y etnarcas de Judea y los hijos de Antípatro lograron puestos de importancia: Fasael fue nombrado gobernador de Jerusalén y Herodes gobernador de Galilea.
20. Finalización
Aquí terminamos esta breve historia, que, al final, no es tan breve como sería de desear, pero que puede resultar interesante, sobre todo si se producen observaciones de los lectores que permitan mejorar el texto
Dios ha ido y sigue guiando a su pueblo; su Palabra en la Biblia es también nuestra guía. Al término de esta Historia Sagrada, preparatoria de la llegada de Jesús, ya llega nuestro Salvador que representa el cumplimiento. Es el centro de la Biblia.
Palestina, nombre que los romanos dieron a ese territorio derivándolo de Philistinus de los filisteos, está en el medio de la llamada Media Luna Fértil, territorio siempre apetecido por facilitar el acceso Egipto-Eúfrates y viceversa, históricamente en juego. Los sueños de Daniel, el profeta que parece aparecer en el imperio babilónico, nos describen muy bien los imperios por los que hemos pasado de puntillas: Babilónico, Persa, Griego y Romano, con el pueblo de Yahvé en medio de las luchas.
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JESÚS DE NAZARET
(PRIMERA PARTE: LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS. DIOS SE
HACE HOMBRE).
A. EL PAÍS DE JESÚS
1.- Época en la que vive Jesús:
En el momento del nacimiento de Jesús, Palestina era una provincia romana. Las tropas de
Pompeyo entran en Jerusalén en el año 63 a.C. En el año 30 a.C. Augusto, emperador de Roma,
confirma a Herodes “el Grande”, también conocido como Herodes “el Viejo”, como rey de Palestina.
En el año 6 a.C. Augusto dicta un decreto imperial mandando realizar un censo en todo el
imperio. Según nos cuenta el evangelio de Lucas, siendo Quirino gobernador de Siria (Lc 2, 2).
El sentido del censo era conocer el número de habitantes del imperio para poder establecer de
forma adecuada los impuestos, o conocer qué cantidad tendría que entregar a las arcas imperiales los
reyes que gobernaban en nombre de Roma las tierras del Imperio.
Palestina, al ser una de las zonas más ricas del Imperio, por la cantidad de mercancías que
pasaban desde Oriente hasta las antiguas ciudades fenicias de Tiro, Sidón y Biblos, fue uno de los
lugares en los que comenzó a realizarse este censo, que se tuvo que realizar entre el año 5 y 4 a.C.;
Herodes muere en el año 4 a.C., lo que nos indica que Jesús no pudo nacer nunca antes del año 6 ni
después del año 4 a.C. La zona de Belén donde nace Jesús está situada a pocas jornadas de Jerusalén,
la capital. Belén es la aldea de donde era Jesé, el padre del rey David (1Sm 16).
Una curiosidad: En el siglo VI, un monje Dionisio el Exiguo, nacido en
la actual Rumanía, fue el encargado de calcular el año en que nació Jesús.
Se equivocó. No sabemos con exactitud el año de nacimiento de Jesús,
pero seguramente tuvo lugar en el año 5 a. C.
2.- El medio en el que vive Jesús
Palestina, está dividida en cuatro zonas, diferenciadas una de otras por su aspecto geofísico y
económico. Ha sido escenario principal de la historia del pueblo elegido. Es también el marco
geográfico en el que se desarrolla la vida entera de Jesús.
Palestina a lo largo de su historia ha tenido numerosos nombres: Canaán, tierra de filisteos,
tierra de cananeos, tierra de Israel, tierra de hebreos, tierra prometida, tierra santa.
Los judíos siempre hablan de Israel, el nombre que Yahwéh les dio, según se recoge en la
Biblia. Los límites de este país vienen determinados al norte con los montes de Siria, al sur con las
estepas de Negueb; al este tenemos el gran desierto siro-arábigo; al oeste, el mar Mediterráneo.
La extensión de su territorio es tan solo de 24.124 kilómetros cuadrados. Es algo mayor que la
provincia de Badajoz. Es una franja estrecha extendida a lo largo de la costa mediterránea. Israel se
divide en cuatro regiones naturales, paralelas de norte a sur y muy diferentes.
La primera región natural es la costa mediterránea, una llanura que limita con el mar y
dividida en dos secciones desiguales por el monte Carmelo. Es la región más rica. En ella edificó
Herodes el Grande la ciudad de Cesarea, que era la residencia oficial del gobernador romano y tenía un
puerto importante, desde el cual navegaban hacia Roma.
La segunda región natural es la cordillera central, de montañas no muy altas, que atraviesa
Palestina de norte a sur. Este yugo montañoso está partido en dos secciones por la célebre llanura de
Esdrelón o Jerael, que cruza Palestina desde el Jordán hasta el Mediterráneo. El macizo que queda al
norte lleva el nombre de Montes de Galilea; la otra sección se reparte entre las montañas de Samaría y
los montes de Judá. Aquí los terrenos son áridos y pedregosos, sin vegetación.
La tercera región natural es el valle del Jordán. Aquí está la mayor depresión de toda la
tierra. Dentro de ella interesa hablar de tres elementos. El primero es el lago de Genesaret o
Tiberíades, llamado también mar de Galilea. Tiene forma de corazón. Las medidas principales son
éstas: 260 metros bajo el nivel del mar, 48 metros de profundidad máxima, 21 kilómetros de largo y 12
de ancho. El segundo es el río Jordán, que nace a los pies del monte Hermón, es el único río
importante de Palestina; su largo curso de 360 kilómetros, se debe a que forma muchos meandros; es la
línea divisoria entre Cisjordania y Transjordania y desemboca en el mar Muerto, también conocido
como mar de sal, que es el tercer elemento.
La cuarta región natural es la meseta de Trasjordania. Este territorio se consideraba como
tierra extranjera, aunque alguna vez perteneció a los dominios de Israel.
Las tres regiones más importantes del país de Jesús para nosotros, porque en ellas Jesús
realizó su misión son:
1.- Galilea: Está al norte, y nunca llevó fama de ser muy fiel a la religión judía. Allí pasa
Jesús la mayor parte de su vida y comienza su predicación. En esta región se encuentra Nazaret, un
pequeño pueblo. También el mar de Galilea y otras ciudades que Jesús recorrió con sus discípulos
durante su predicación, Cafarnaúm, Betsaida, Caná …
2.- Samaría: Situada en el centro. La enemistad entre judíos y samaritanos era muy grande
por cuestiones políticas y religiosas, además de por la mezcolanza de razas y que los samaritanos
tenían su propio templo en el monte Garizín, despreciando el templo de Jerusalén. Eran blanco del
desprecio por parte de los judíos piadosos.
3.- Judea: Situada en el sur, era el lugar donde se concentraban los dirigentes políticos y
religiosos del país y los judíos más fervorosos. En esta región se encontraba Jerusalén, la capital. Y en
Jerusalén estaba el templo. En Judea también estaba el pueblo de Belén.
Las otras tres regiones, Traconítide-Gaulantide, Decápolis y Perea, situadas en la
Transjordania, sólo tienen significado político.
3.- La situación política
En el siglo I de nuestra era, Palestina es una provincia del imperio romano. En los años del
nacimiento e infancia de Jesús quien gobierna en todo el territorio es el rey Herodes el Grande. Con su
habilidad y falta de escrúpulos, haciéndose amigo del emperador, había conseguido que Roma le
reconociera un estatuto especial.
Herodes, que no tenía sangre judía en sus venas, ya que descendía de una familia de
prosélitos, fue un tirano con su pueblo llegando a una crueldad máxima. Los crímenes que cometió
fueron espantosos, y entre las víctimas hubo hasta miembros de su familia. El sobrenombre de Grande
guarda relación con las grandes construcciones que hizo, entre las cuales, y para congraciarse con los
judíos, la reedificación del templo de Jerusalén. A su muerte los romanos respetaron su testamento,
según el cual el reino quedaba repartido entre tres hijos suyos: Filipo ocupó Gaulantide, territorio del
norte del Jordán, Arquelao heredó el dominio de Judea y Samaría; y Herodes Antipas se quedó con
Galilea y Perea.
Este segundo Herodes interviene en la vida del Bautista y de Jesús, y es el segundo Herodes
que aparece en el Nuevo Testamento. Juan le echó en cara los desórdenes de su vida conyugal; la
consecuencia fue meterle en la cárcel y hacerle decapitar. Arquelao, que gobernaba las regiones de
Judea y Samaría, fue depuesto por Roma, y desde entonces ejerció el gobierno directo un procurador
romano.
En tiempos de Jesús desempeñaba ese cargo Poncio Pilato. Él era quien llevaba los asuntos
financieros y administraba también la justicia. Disponía de un tribunal propio y era el único que podía
ejecutar las sentencias de muerte.
Era comandante militar de la región; para ello tenía unos 3.000 soldados de tropas auxiliares,
no de legiones romanas, con los que vigilaba cualquier movimiento judío que pudiera alterar el orden
público. Su residencia habitual era Cesarea del Mar en la costa mediterránea; pero subía muchas veces
a Jerusalén, sobre todo en los días de fiesta cuando los muchos peregrinos judíos, quizá fanáticos y
violentos, podían armar cualquier sublevación.
4.- Los grupos religiosos.
a- Fariseos: No se conoce con exactitud el origen de los fariseos. Es fácil que procedan de los
asideos o piadosos de la época macabea. En los evangelios aparecen unidos a los escribas, con los que
tienen una estrecha relación. Estos escribas eran los intelectuales judíos, los doctores de la Ley, los
teólogos herederos de los sabios de Israel; eran hombres de carrera y de sólida formación; por esta
ciencia teológica eran los dirigentes de los fariseos.
Lo característico de los fariseos era su espiritualidad: son hombres muy fervorosos, que
encarnan el ideal de la santidad. El eje que taladra su vida religiosa es la fidelidad a la Ley. La
estudian, tanto la escrita como la oral, hasta conocer la minucia más insignificante y las
interpretaciones que daban los escribas. No lo hacían por tener erudición, sino para no incurrir en
pecado por su ignorancia. Con el estudio juntan la más estricta observancia: pago escrupuloso de los
diezmos, que la mayoría de la gente no pagaba; cumplimiento riguroso del sábado; fidelidad a las
leyes de los sacrificios, guarda de las normas de pureza ritual,… Esta práctica de la Ley era lo que,
ante la gente, los hacía justos.
Era un grupo muy influyente ante el pueblo llano, pero no políticamente. Mantenían una
actitud moderada: no compartían las aspiraciones de los zelotes, que se oponían por la fuerza de las
armas a los romanos, ni apoyaban esta dominación extranjera, como hacían los saduceos.
En el terreno religioso y debido a sus ayunos, oraciones y limosnas, gozaban de mucho
prestigio delante de la gente. Eran solamente unos 6.000 pero los conocimientos que tenían sobre la
Ley hacían que el pueblo sencillo los admirara y hasta amplios sectores les prestaran simpatía y
adhesión.
También tenían fallos, daban una importancia exagerada a la ley, en ocasiones en contra del
bien del hombre; guardaban minucias sin trascendencia al mismo tiempo que descuidaban la justicia y
la misericordia; al creerse por su santidad, superiores a los demás, se volvían orgullosos y se
distanciaban de los ignorantes y de los pecadores. Por todo esto tenían que chocar con Jesús. Aunque
probablemente no fue el grupo al que se opuso más radicalmente Jesús, sino que fue con los saduceos.
b- Saduceos: En el siglo II antes de Cristo se perfila ya con claridad la silueta de los
saduceos. En el terreno político habían apoyado a los helenistas, aceptando su cultura y sus formas de
vida, y ahora mantenían muy buenas relaciones con los gobernantes de Roma, la cual, en
agradecimiento a esa política colaboracionista, favorecía su situación privilegiada y les ayudaba a
mantener toda su fuerza sobre el pueblo.
En lo social los saduceos representaban la nobleza de Palestina en tres dimensiones: son la
aristocracia sacerdotal, ya que a este grupo pertenecen las grandes familias sacerdotales de Jerusalén
y, por supuesto, los sumos pontífices; son la aristocracia del dinero, pues los saduceos son los
propietarios latifundistas y grandes comerciantes; son la aristocracia civil, pues al tener en sus manos
el sumo pontificado y la mayor parte del sanedrín, su influencia y su dominio en el templo y en la
nación eran casi absolutos. En lo religioso son muy conservadores; se aferran a la ley escrita en el
Pentateuco, reservándose la interpretación auténtica de la misma como un monopolio exclusivo.
Esta es la razón de que no se llevaran bien con los fariseos; pues éstos también interpretaban
la Ley, acomodándola a las nuevas circunstancias; además, los saduceos vivían más metidos en el
mundo del culto, mientras los fariseos eran los fidelísimos cumplidores de la ley. Los saduceos no
tenían demasiado espíritu religioso; pensaban demasiado en la vida diaria, en el mundo, en la que a
ellos les iba bien; no creen en la resurrección ni en el más allá.
La relación con Jesús tuvo que ser de enfrentamiento. Quizá porque él sí admitía la vida
futura y ellos la negaban o probablemente por la libertad e independencia frente al poder romano, al
que los saduceos, por interés y cálculo, se sometían complacidos. Ellos fueron los que más parte
tuvieron en la condena de Jesús. Después de la destrucción de Jerusalén, en el año 70, desaparecieron.
c- Los zelotes: La principal característica de este grupo es su nacionalismo a ultranza.
Defienden la teocracia en Israel y abogan por el dominio único de Dios en su pueblo; hay que odiar a
los ocupantes romanos y expulsar a estos gentiles que manchan la tierra sagrada de Palestina. Para
lograrlo se constituyen en movimiento de resistencia armada, haciendo incursiones sangrientas contra
Roma. Pero su talante revolucionario y su táctica terrorista tiene también como blanco a los mismos
judíos, cuando sospechan que traicionan el ideal religioso al casarse con extranjeros o ser
colaboradores con la potencia ocupante. Todo lo cual les granjeaba la simpatía de las clases más
humildes y populares. De ellos provienen los sicarios (sicar = puñal).
d- Los esenios: Es un grupo que no aparecen directamente en los Evangelios, aunque sí
indirectamente al hablar de los herodianos. El movimiento esenio nace como renovación religiosa el
año 167 antes de Cristo. Querían ser una protesta contra la casta sacerdotal dominante, que tenía la
responsabilidad del culto en el templo y a la que ellos consideraban corrompida.
Esta situación los lleva a romper con el templo y sus ministros, a retirarse de la vida civil y a
instalarse en el desierto de Judá, en el célebre lugar de Qumrán. La vida de ellos es comunitaria, con
uno que actúa de superior de ellos, El Maestro de Justicia. Comen juntos, viven juntos, se dedican al
trabajo manual para alimentarse, al estudio y a la oración. Renuncian a la riqueza, viven en castidad y
mantienen la jerarquía de obediencia. Jesús pudo tener en algún momento relación con los esenios, a
través de su tiempo en el desierto.
5.- La sociedad en el país de Jesús.
La mayoría de la población de Palestina se componía de trabajadores pobres, que se
dedicaban a la agricultura, ganadería o pesca, en caso de enfermedad o ancianidad, sino tenían familia
que les cuidara o les ayudara, tenían muchas posibilidades de caer en la marginación, destacaban especialmente por su alto riesgo de caer en la marginación las viudas y los huérfanos. Por otro lado
había una minoría muy rica y con grandes privilegios.
B. LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS.
En Nazaret, una aldea de Galilea, habitaba una joven de nombre María, que estaba prometida
con un carpintero llamado José, según nos cuenta el evangelio de Lucas, recibió la visita del ángel
Gabriel, que le pidió en nombre de Dios, ser la madre del Mesías.
María aceptó, dijo que sí (Hágase en mí según tu palabra. Lc 1, 38) y a partir de ese
momento, el Hijo de Dios se hizo hombre y empezó a crecer en su vientre (porque no hay nada
imposible para Dios. Lc 1, 37), este hecho se conoce como el misterio de la encarnación, por el cual
Jesús, la segunda persona de la Santísima Trinidad, se hizo hombre en las entrañas de la Virgen María.
«Dios envió a su Hijo» (Ga 4, 4), pero para «formarle un cuerpo» (cf. Hb 10, 5) quiso la libre
cooperación de una criatura. Para eso desde toda la eternidad, Dios escogió para ser la Madre de su
Hijo a una hija de Israel, una joven judía de Nazaret en Galilea, a «una virgen desposada con un
hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María» (Lc 1, 26-27) .
Catecismo de la Iglesia Católica nº 488.
La Anunciación, retablo realizado por el pintor toscano del Renacimiento Fra Angelico,
sobrenombre de Guido di Pietro da Mugello y fue pintado hacia 1426.
El evangelio de Lucas nos lo cuenta así:
Lc 1, 26- 38.
26 En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado
José. El nombre de la virgen era María.
28 El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».
29 Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
30 Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
32 él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
34 María dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».
35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
36 También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya
se encuentra en su sexto mes,
37 porque no hay nada imposible para Dios».
38 María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el
ángel se alejó.
Este hecho que pasó inadvertido para casi todo el mundo cambió la historia de la humanidad, Dios se
había hecho hombre.
Volviendo a tomar la frase de san Juan («El Verbo se encarnó»: Jn 1, 14), la Iglesia llama
«Encarnación» al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo
por ella nuestra salvación. Catecismo de la Iglesia Católica nº 461.
EL HIJO DE DIOS SE HIZO HOMBRE (Extracto del Catecismo de la Iglesia Católica)
I. Por qué el Verbo se hizo carne
456 Con el Credo respondemos confesando: «Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó
del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre» (DS 150).
457 El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: «Dios nos amó y nos envió a su
Hijo como propiciación por nuestros pecados» (1 Jn 4, 10). «El Padre envió a su Hijo para ser salvador
del mundo» (1 Jn 4, 14). «Él se manifestó para quitar los pecados» (1 Jn 3, 5):
458 El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: «En esto se manifestó
el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio
de él» (1 Jn 4, 9). «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea
en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16).
459 El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y
aprended de mí … «(Mt 11, 29). «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por
mí» (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la Transfiguración, ordena: «Escuchadle» (Mc 9, 7;cf. Dt 6,
4-5). Él es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la Ley nueva: «Amaos los unos
a los otros como yo os he amado» (Jn 15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva
de sí mismo (cf. Mc 8, 34).
460 El Verbo se encarnó para hacernos «partícipes de la naturaleza divina» (2 P 1, 4): «Porque tal es
la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al
entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios» (San
Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 19, 1). «Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos
Dios» (San Atanasio de Alejandría, De Incarnatione, 54, 3: PG 25, 192B). Unigenitus […] Dei Filius,
suae divinitatis volens nos esse participes, naturam nostram assumpsit, ut homines deos faceret factus
homo («El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra
naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres») (Santo Tomás de
Aquino, Oficio de la festividad del Corpus, Of. de Maitines, primer Nocturno, Lectrua I).
C. EL NACIMIENTO DE JESÚS.
Como ya hemos comentado antes, Augusto dicta un decreto imperial mandando realizar un
censo en todo el imperio, José que era descendiente de la tribu del rey David, se fue con María que
estaba embarazada, al pueblo de sus antepasados, Belén, en Judea, cerca de Jerusalén, estando allí
se cumplió el tiempo y María engendró a su hijo primogénito y le puso por nombre Jesús, que
significa, Dios salva.
Lc 1, 1- 18
1 En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo
en todo el mundo.
2 Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.
3 Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
4 José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de
Judea, la ciudad de David,
5 para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
6 Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;
7 y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el albergue.
8 En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
9 De pronto, se les apareció el ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos
sintieron un gran temor,
10 pero el ángel les dijo: «No temáis, porque os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el
pueblo:
11 Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
12 Y esto os servirá de señal: encontraréis a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en
un pesebre».
13 Y junto con el ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo:
14 ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él».
15 Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos a Belén,
y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado».
16 Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
17 Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,
18 y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre (cf. Lc 2, 6-7); unos sencillos pastores
son los primeros testigos del acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo.
Catecismo de la Iglesia Católica nº 525.
D. LOS REYES MAGOS
Según la tradición cristiana, los reyes magos son Melchor, Gaspar y Baltasar, tenían edades
diferentes y distinto color de piel, simbolizando que eran de un continente distinto cada uno
(Europa, África, Asia, que eran los continentes que se conocían en aquella época), y que ofrecieron
unos dones al niño Jesús: oro, incienso y mirra. Surgen a partir de la Edad Media.
El evangelio de Mateo, no dice nada que fueran tres ni que fueran reyes, sólo habla de unos
magos, es decir, sabios, personas dedicadas al estudio de las estrellas y los astros, que fueron a
adorar al niño Jesús. En cuanto a los presentes que entregaron al niño, tienen un carácter simbólico,
el oro, reconoce a Jesús como rey, el incienso como Dios y la mirra reconoce a Jesús como hombre
y es una premonición de su futura muerte.
El evangelio de Mateo nos lo cuenta así:
Mt 2, 1- 12
1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se
presentaron en Jerusalén
2 y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en
Oriente y hemos venido a adorarlo».
3 Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.
4 Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué
lugar debía nacer el Mesías.
5 «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta:
6 «Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá,
porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel»».
7 Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en
que había aparecido la estrella,
8 los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo
hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».
9 Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que
se detuvo en el lugar donde estaba el niño.
10 Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría,
11 y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron
homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.
12 Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su
tierra por otro camino.
E. LA HUIDA A EGIPTO
Poco después del nacimiento, José, María y el niño, tuvieron que huir a Egipto a causa de la
persecución del rey Herodes el Grande. Cuando el peligro pasó, regresaron a Nazaret.
Mt 2, 13- 21
13 Después de la partida de los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque
Herodes va a buscar al niño para matarlo».
14 José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
15 Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado
por medio del Profeta: «Desde Egipto llamé a mi hijo».
16 Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores,
a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado.
17 Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:
18 «En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere
que la consuelen, porque ya no existen».
19 Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto,
20 y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto
los que atentaban contra la vida del niño».
21 José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
Una vez Jesús hubo regresado a Nazaret, pasó lo que se denomina “vida oculta” de Jesús, un largo
periodo de tiempo, según la tradición cristiana, de aproximadamente treinta años, de los que no
sabemos casi nada hasta que comenzó su predicación.
Los misterios de la vida oculta de Jesús. Jesús compartió, durante la mayor parte de su vida, la
condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de
trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios (cf. Ga 4, 4), vida en la comunidad. De
todo este período se nos dice que Jesús estaba «sometido» a sus padres y que «progresaba en sabiduría,
en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2, 51-52). Catecismo de la Iglesia Católica nº 531.
F. LA NAVIDAD
La Navidad es una de las fiestas cristianas más importantes, celebramos el nacimiento de Jesús.
En el calendario de la Iglesia (calendario litúrgico) se celebra el 25 de diciembre desde el s. IV. No
sabemos con exactitud el día de nacimiento de Jesús, el hecho de celebrarlo el día 25 es, porque en
la antigua Roma se celebraba el solsticio de invierno, una fiesta religiosa pagana en honor al sol
invictus – sol vencedor. Cuando el Imperio Romano se cristianizó, se dejó el día de fiesta y se
cambió el motivo de la celebración, es decir, se cristianizó y se puso como motivo de celebración
el nacimiento de Jesús.
JESÚS DE NAZARET
(TERCERA PARTE: PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN)
(APUNTES COMPLETOS)
Jesús ya contaba con 33 años desde aquel día en el que nació en un humilde portal de Belén. Una estrella había anunciado que Él era el rey que esperaban, el hijo de Dios. Y desde entonces, creció y se convirtió en portavoz de los mandatos y principales mensajes de su Padre. Su misión no era otra que la de predicar y dar ejemplo de cuáles debían ser los principales valores de convivencia entre las personas y por qué debían creer en Dios y en la resurrección.
– Es un peligro para nosotros- decían algunos- ¡Está consiguiendo que la gente se ponga en contra nuestra!
Por eso, idearon un plan para conseguir que el procurador, Poncio Pilato, le condenara a muerte.
Y así, los sumos sacerdotes, consiguieron convencer a uno de los discípulos de Jesús para que entregara a su maestro y les dijera dónde estaba a cambio de dinero. Su nombre era Judas Iscariote.
1. La última cena y el anuncio de Jesús a sus amigos de su inminente muerte
Jesús ya sabía cuál iba a ser su final. Sabía que debía entregarse a la muerte, que pronto le mandarían capturar. Todo lo que decía enfadaba a los más poderosos y era consciente de ello.
En plena Pascua, Jesús decidió celebrar con sus discípulos una última cena para despedirse de ellos. Así que invitó a sus amigos y todos se sentaron alrededor de una mesa. También estaba Judas Iscariote, el discípulo que acababa de decir a un sacerdote dónde encontrar a Jesús a cambio de 30 monedas de plata.
– En verdad os digo que esta noche uno de vosotros va a entregarme.
Todos se alteraron y comenzaron a preguntar:
– ¿Soy yo?
– ¿No seré yo, Jesús?
Hasta que preguntó Judas:
Y Jesús contestó, mirándole:
– Eres tú quien lo ha dicho.
Después de la cena, se retiraron a una zona repleta de olivos. Allí, Jesús les dijo:
– Pronto moriré, pero después resucitaré y me encontraré con vosotros en Galilea.
– Jesús, yo no te dejaré nunca- le dijo entonces Pedro.
– Pedro- contestó Jesús- Te aseguro que tú también me negarás. Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces.
– No, eso nunca- protestó Pedro.
2. El arresto de Jesús en Getsemaní y el primer juicio ante los sacerdotes
Jesús se dirigió entonces con sus discípulos a una finca llamada Getsemaní. Allí les pidió que estuvieran orando con él hasta que le apresaran, pero los discípulos, muertos de cansancio, se durmieron, y Jesús se quedó solo y angustiado hasta que comprendió que era así como debían cumplirse las escrituras.
En plena madrugada, llegó Judas Iscariote, acompañado de un grupo de gente armada con palos y espadas. Entonces se acercó y le dio un beso diciendo:
– Saludos, maestro.
El beso era la señal para indicar a la muchedumbre quién era Jesús.
Llevaron a Jesús hasta el Sanedrín (Consejo supremo de los judíos) ante el sumo sacerdote, Caifás, y Pedro les siguió para sentarse junto a varias personas y ver lo que sucedía.
Los sacerdotes le increparon, buscando la forma de condenarlo a muerte. Cuando Jesús aseguró que era el Mesías, el hijo de Dios, los sumos sacerdotes lo consideraron una ofensa muy grave y comenzaron a escupirle. Acordaron entonces llevarle ante Poncio Pilato.
3. Las tres negaciones de Pedro
En medio de la algarabía, una mujer reconoció a Pedro, pero éste negó conocer a Jesús, porque tenía mucho miedo. Una segunda mujer dijo:
– Ese de ahí está con Jesús. Yo le conozco…
Y él volvió a decir:
– Me confundes con otro. Yo no conozco de nada a ese Jesús.
Y ya cuando iba a salir por la puerta, otros le dijeron:
– ¿No eres tú uno de los discípulos de Jesús?
– Os juro que no le conozco de nada- volvió a decir Pedro.
Justo en ese momento se escuchó el canto del gallo, y Pedro, que recordó lo que le había dicho Jesús en el monte de los olivos, rompió a llorar amargamente.
4. El juicio de Poncio Pilato a Jesús
Los sacerdotes llevaron maniatado a Jesús ante el procurador, Poncio Pilato.
– Dicen que tú mismo te presentas como rey de los judíos. ¿Es eso cierto?- preguntó el procurador.
– Sí, lo soy- contestó Jesús.
Pero desde esa respuesta, por más que Poncio Pilato preguntaba a Jesús, Él no respondía nada, y el procurador no encontraba razones de peso para crucificarlo. Entonces, recordó que según mandaba la tradición, durante esos días debía perdonar a un preso.
Tenía a Barrabás, un asesino muy conocido en la zona. Así que se acercó a la muchedumbre que se agolpaba fuera del recinto y les preguntó:
– ¿A quién queréis que perdone la vida, a Jesús que dice ser el rey de los judíos o al asesino Barrabás?
Los sacerdotes incitaron a la gente para que gritará:
– ¡A Barrabás! ¡Suelta a Barrabás!
Poncio Pilato no estaba conforme y siguió preguntando:
– ¿De verdad queréis que crucifique al que dice llamarse Jesús?
Y todos contestaron:
– ¡Crucifícale!
Entonces, Poncio Pilato mandó traer una vasija con agua y, lavándose las manos dijo:
– Vosotros lo habéis decidido. Yo me lavo las manos porque no tengo nada que ver con la ejecución de este inocente.
Y entregó a Jesús a los soldados para que le crucificaran.
5. De cómo Jesús fue crucificado
Los soldados azotaron a Jesús, le cubrieron con un manto púrpura e hicieron una corona de espinas para reírse de Él:
– Salve, rey de los judíos- decían burlándose y riendo.
Después le hicieron cargar con su pesada cruz hasta el Gólgota un monte que estaba a las afueras de Jerusalén y que también se conocía como ‘Monte de las calaveras’. Y allí fue crucificado Jesús entre dos ladrones, con un cartel que decía: ‘Rey de los judíos’.
De los dos ladrones que le acompañaban a los lados, uno le increpó:
– ¿Por qué no te salvas? ¡Todo lo que dices son mentiras!
Sin embargo, el otro ladrón le dijo:
– ¡Déjale en paz! Señor, acuérdate de mí cuando estés en el cielo.
Y Jesús le contestó:
– En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo.
Muchas personas se acercaban a insultarle y a reírse de Él:
– Vamos, baja de la Cruz si tanto poder tienes.
– ¿No eres el hijo de Dios? ¿Cómo dejas que te maten?
Cuando Jesús murió, le bajaron de la cruz y le llevaron hasta un sepulcro que había preparado para él un miembro ilustre del sanedrín que no apoyaba a sus compañeros y era justo y noble: José de Arimatea.
El sepulcro fue cerrado con una enorme piedra y algunos soldados de Poncio Pilato vigilaron su entrada para evitar que ningún discípulo de Jesús se llevara el cuerpo.
6. Cómo fue la resurrección de Jesús
Pero al tercer día, un estruendo parecido al de un terremoto, sacudió la tierra. Y un ángel se posó sobre la piedra que tapaba el sepulcro de Jesús, anunciando a todos que había resucitado.
Los soldados palidecieron al ver aquello y dijeron: ‘En verdad era el hijo de Dios’.
Allí estaban dos mujeres: María madre de Santiago y Salomé y María Magdalena, y ambas comprobaron que el sepulcro estaba vacío. A mitad de camino de vuelta se encontraron con Jesús, ya resucitado, quien les dijo:
– Id y avisad a todos. La palabra de mi Padre se ha cumplido. Me encontraré con todos en Galilea.
Y ya allí, en Galilea, se encontró con sus 11 discípulos (ya que Judas, preso de remordimientos por entregar a Jesús, se había quitado la vida). Sus discípulos apenas podían creer lo que veían: su maestro estaba frente a ellos, tres días después de muerto. Aún tenía las heridas de los clavos en las manos y pies, y la que dejó una lanza de un soldado romano en su costado.
El apostol Tomás tocó sus heridas para cerciorarse que eran reales. Y Jesús dijo entonces:
– Tú, Tomás, necesitas ver para creer. Dichosos aquellos que crean sin ver.
Jesús les indicó que su misión ahora era la de predicar sus enseñanzas. Después de este encuentro, Jesús ascendió al cielo.
7. Reflexiones sobre la Pasión de Cristo
La Pasión de Cristo es sin duda la parte más importante de la Biblia, ya que anuncia la existencia de la vida después de la muerte. La religión católica cree en la resurrección, tal y como vino a demostrar Jesús. Esta historia resume para los niños cómo fue el arresto y la muerte de Jesús en la cruz, pero sobre todo, cómo fue su resurrección.
Cada año, durante la Semana Santa que sigue a la Pascua, se escenifica este momento tan importante, que sirve de reflexión sobre los valores y el testimonio que Jesús dejó en vida y sobre todo sobre la noticia tan importante que tenía que dejarnos sobre la vida más allá de la muerte.
También podemos sacar todas estas reflexiones de la historia que acabas de leer:
– La humildad en la figura de Jesús: A pesar de que Jesús era un joven rebelde ante las normas que imperaban en la época, siempre tuvo clara su misión y su papel ante Dios, su Padre. Su humildad le hizo acatar una difícil decisión, que al principio no conseguía entender:la de entregar su vida en la cruz. Jesús era poderoso y sin embargo, escogió la sencillez y la humildad como forma de vida y como ejemplo ante los hombres.
8. Más reflexiones sobre este relato de Cristo
– El miedo del hombre en la negación de Pedro: Pedro era uno de los grandes seguidores de Cristo, uno de los más fieles. Y sin embargo, a la hora de la verdad, cuando tenía la oportunidad de mostrar ante todos sus ideales, tuvo miedo, y prefirió negar su amistad con Jesús. El miedo es una emoción presente en todas las personas. Es difícil dar la cara por otra persona si existe el riesgo de perder la vida por ello.
– La avaricia de los hombres en la figura de Judas: Judas prefirió unas cuantas monedas de plata antes de salvar a Jesús. La avaricia le pudo y pensó que la carga no sería después tan grande. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que había vendido una vida tan valiosa a cambio de unas míseras monedas, se sintió tan miserable que decidió acabar él mismo con su vida.
– Jesús tuvo miedo, pero siguió adelante, en una muestra de amor y entrega absoluta: Jesús tuvo que vivir un momento realmente horrible. Sabía que iba a morir, y tenía la opción de huir, de esconderse, pero no lo hizo, sino que se entregó, de forma valiente, venciendo a su angustia, su miedo y sus dudas. Y todo porque sabía que era lo que su Padre quería que hiciera. Confió al final en Él y tuvo su recompensa.