DIARIO DE AULA 3º DE ESO

TRASH. LADRONES DE ESPERANZA

Dos niños de las favelas de Río de Janeiro encuentran una cartera en el vertedero donde buscan a diario, pero no se imaginan que este descubrimiento podría cambiar sus vidas. Cuando la policía local aparece para ofrecerles una generosa recompensa por la cartera, los dos chicos, Rafael y Gardo, comprenden que han encontrado algo importante. Deciden recurrir a su amigo Rata y los tres se lanzan a una extraordinaria aventura para intentar quedarse con la cartera y descubrir el secreto que esconde.

TRASH. LADRONES DE ESPERANZA

Dos niños de las favelas de Río de Janeiro encuentran una cartera en el vertedero donde buscan a diario, pero no se imaginan que este descubrimiento podría cambiar sus vidas. Cuando la policía local aparece para ofrecerles una generosa recompensa por la cartera, los dos chicos, Rafael y Gardo, comprenden que han encontrado algo importante. Deciden recurrir a su amigo Rata y los tres se lanzan a una extraordinaria aventura para intentar quedarse con la cartera y descubrir el secreto que esconde.

TRASH. LADRONES DE ESPERANZA

Dos niños de las favelas de Río de Janeiro encuentran una cartera en el vertedero donde buscan a diario, pero no se imaginan que este descubrimiento podría cambiar sus vidas. Cuando la policía local aparece para ofrecerles una generosa recompensa por la cartera, los dos chicos, Rafael y Gardo, comprenden que han encontrado algo importante. Deciden recurrir a su amigo Rata y los tres se lanzan a una extraordinaria aventura para intentar quedarse con la cartera y descubrir el secreto que esconde.

HISTORIA DE LA SALVACION

EL RELATO DE LA CAÍDA

Adán y Eva y los dos árboles

La historia de Adán y Eva es una de las primeras en la Biblia y una de las más conocidas. Sin embargo, la mayoría no entiende su significado.

La historia de Adán y Eva y su decisión de comer del único árbol prohibido por Dios es una de las más conocidas de la Biblia. Este relato describe el trágico evento que afectó la vida de todo ser humano que ha existido desde entonces.

Analicemos esta historia de la vida real y su importancia para nosotros en la actualidad.

Personajes principales

Esta historia tiene cuatro personajes principales: uno bueno, uno malo y dos que debían tomar una decisión muy importante.

  • Dios: el Creador de todo.
  • Adán: el primer ser humano, creado por Dios.
  • Eva: la mujer que Dios creó usando una costilla de Adán.
  • La serpiente: la astuta y locuaz serpiente que era el diablo disfrazado. La Biblia describe a Satanás el diablo como “la serpiente antigua” (Apocalipsis 12:9).

La creación de Adán y Eva

La historia comienza con Dios, que había decidido crear seres semejantes a Él y con la capacidad de convertirse en sus hijos (1 Juan 3:1). Dios creó a Adán del polvo de la tierra y le dio al ser humano el potencial de pertenecer a su familia divina si toma las decisiones correctas y se esfuerza por pensar y comportarse como Él.

Del polvo de la tierra formó a Adán y luego sopló aliento de vida en él, y Adán vivió. Luego, Dios puso a su cuidado un hermoso jardín lleno de todos los árboles y frutas que podamos imaginar, pero también le dio una regla importante:

“Y mandó el Eterno Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17).

Una de las tareas que Adán tuvo que realizar fue nombrar a los animales que Dios había creado. Mientras lo hacía, probablemente vio a cada uno con su pareja y se dio cuenta de que él no tenía una. Al parecer, fue así como Dios le mostró a Adán la importancia de estar acompañado antes de darle una hermosa compañera.

Dios creó a Eva de una de las costillas de Adán luego de hacerlo dormir profundamente. Así, unió a los primeros humanos como esposo y esposa y creó el primer matrimonio —una relación especial que, al igual que todo lo creado por Dios, fue muy buena.

Pero, aunque quisiéramos terminar esta idílica historia con un “fueron felices para siempre”, todo cambió cuando el enemigo de Dios entró en la escena. Dios quería que Adán y Eva escogieran una vida de felicidad, pero Satanás no quería lo mismo.

La tentación

Satanás el diablo odia a Dios y a los seres humanos por tener el potencial de ser hijos del Creador. Inspirado por este odio, un día se acercó a Eva en el jardín para engañarla. Aunque ella probablemente nunca había visto a una serpiente hablar, al parecer no había aprendido a temer a los animales en tan pacífico lugar y le prestó oído.

La astuta serpiente le preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1) —quería hacerle pensar que Dios era injusto.

Pero Eva dijo: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (vv. 2-3).

Entonces, Satanás —disfrazado de serpiente— le respondió con una mentira: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (vv. 4-5).

En otras palabras, llamó a Dios mentiroso. Hizo creer a Eva que Dios no era de fiar y que los estaba privando de cosas buenas. Logró que el fruto llamara su atención, y cuando ella lo vio, le pareció bueno y delicioso. Poco a poco Eva comenzó a creer que la serpiente tenía razón —tal vez era cierto que si comía del fruto prohibido sería como Dios.

Fotografía: Haga clic en la imagen para descargar la hoja para colorear ampliada.

Lo tocó y no pasó nada. Luego le dio una mordida y terminó de convencerse de que la serpiente tenía razón. Dio a probar del fruto a su esposo y él lo comió aun sin haber sido engañado por la serpiente.

Las consecuencias

Obviamente, Dios decía la verdad y la decisión de Adán y Eva los llevó a la muerte.

Escoger el camino del obtener, de tomar lo que querían egoístamente y decidir por sí mismos lo que está bien y lo que está mal no los hizo más parecidos al Creador en lo absoluto. Sólo Dios puede definir lo bueno y lo malo. Esto es lo que la humanidad —influenciada por el diablo— a menudo no entiende. La historia de Adán y Eva comprueba que ignorar las instrucciones de Dios y seguir el camino que nosotros creemos correcto tiene graves consecuencias (Proverbios 14:12).

Tras desobedecer, Adán y Eva sintieron vergüenza de sus cuerpos y se escondieron de Dios. Se sentían culpables y habían perdido su cercanía con Él.

Cuando Dios les preguntó por lo sucedido, Adán culpó a Eva (y básicamente culpó a Dios por habérsela dado) y Eva culpó a la serpiente.

Su pecado les trajo muchos otras consecuencias negativas además de la muerte. Tuvieron fuertes conflictos y tragedias familiares, perdieron su hogar en el hermoso jardín y se vieron en la necesidad de trabajar muy duro para sobrevivir.

Su decisión los llevó a una vida de miseria que, en su misericordia, Dios no quería prolongar “para siempre” (Génesis 3:22). Por lo tanto, decidió poner ángeles con espadas de fuego en la entrada al jardín para que guardasen “el camino del árbol de la vida” (v. 24). El pecado de Adán y Eva los alejó de Dios y del regalo de vida eterna que Él desea darnos.

En otras palabras, escogieron el camino que los condujo a la muerte tanto a ellos como a toda su descendencia.

Afortunadamente, Dios tenía un plan para cambiar el trágico final de esta historia. Jesucristo estuvo dispuesto a morir para pagar la pena de muerte que toda la humanidad merece y dar acceso al árbol de la vida a quienes rechacen el árbol de la ciencia del bien y del mal y reconozcan que Dios es quien define lo malo y lo bueno.

Los dos árboles y nosotros

Desde Adán y Eva, todo ser humano ha escogido el camino del obtener. Todos hemos querido decidir lo que está bien y lo que está mal, hemos escuchado las mentiras de Satanás y hemos pecado. Como consecuencia de esto, todos merecemos la pena de muerte.

Pero la Biblia revela que Cristo, el segundo Adán (1 Corintios 15:22, 45), vino a la tierra para pagar la pena de todo el que se arrepienta —que de un giro radical a su vida y rechace el camino del obtener de Satanás para comenzar a seguir el camino del dar de Dios, el camino del amor.

No en vano el apóstol Pedro nos dice “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

Cuando Dios perdona nuestros pecados, también nos da la ayuda del Espíritu Santo para cambiar nuestra vida. Aceptar este regalo y producir el fruto de Espíritu es como comer del árbol de la vida —es escoger el camino del dar y de buscar el bien de los demás. Este es el árbol del que siempre deberíamos comer.

El árbol de la vida se menciona nuevamente al final de Biblia, cuando Cristo anima a quienes se esfuerzan por vencer el pecado y obedecer los mandamientos de Dios diciendo: “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7; consulte también 22:14).

Obedecer la ley de Dios lleva a la verdadera felicidad. Si buscamos a nuestro Salvador Jesucristo con verdadero arrepentimiento y escogemos el camino que trae felicidad a nuestra vida y a quienes nos rodean, Dios sin duda nos ofrecerá la vida eterna con gusto.

Para más detalles sobre el significado de los dos árboles, consulte los artículos “El árbol de la vida” y “El fruto del Espíritu”.

HISTORIA DE LA SALVACION

EL RELATO DE LA CAÍDA

Adán y Eva y los dos árboles

La historia de Adán y Eva es una de las primeras en la Biblia y una de las más conocidas. Sin embargo, la mayoría no entiende su significado.

La historia de Adán y Eva y su decisión de comer del único árbol prohibido por Dios es una de las más conocidas de la Biblia. Este relato describe el trágico evento que afectó la vida de todo ser humano que ha existido desde entonces.

Analicemos esta historia de la vida real y su importancia para nosotros en la actualidad.

Personajes principales

Esta historia tiene cuatro personajes principales: uno bueno, uno malo y dos que debían tomar una decisión muy importante.

  • Dios: el Creador de todo.
  • Adán: el primer ser humano, creado por Dios.
  • Eva: la mujer que Dios creó usando una costilla de Adán.
  • La serpiente: la astuta y locuaz serpiente que era el diablo disfrazado. La Biblia describe a Satanás el diablo como “la serpiente antigua” (Apocalipsis 12:9).

La creación de Adán y Eva

La historia comienza con Dios, que había decidido crear seres semejantes a Él y con la capacidad de convertirse en sus hijos (1 Juan 3:1). Dios creó a Adán del polvo de la tierra y le dio al ser humano el potencial de pertenecer a su familia divina si toma las decisiones correctas y se esfuerza por pensar y comportarse como Él.

Del polvo de la tierra formó a Adán y luego sopló aliento de vida en él, y Adán vivió. Luego, Dios puso a su cuidado un hermoso jardín lleno de todos los árboles y frutas que podamos imaginar, pero también le dio una regla importante:

“Y mandó el Eterno Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17).

Una de las tareas que Adán tuvo que realizar fue nombrar a los animales que Dios había creado. Mientras lo hacía, probablemente vio a cada uno con su pareja y se dio cuenta de que él no tenía una. Al parecer, fue así como Dios le mostró a Adán la importancia de estar acompañado antes de darle una hermosa compañera.

Dios creó a Eva de una de las costillas de Adán luego de hacerlo dormir profundamente. Así, unió a los primeros humanos como esposo y esposa y creó el primer matrimonio —una relación especial que, al igual que todo lo creado por Dios, fue muy buena.

Pero, aunque quisiéramos terminar esta idílica historia con un “fueron felices para siempre”, todo cambió cuando el enemigo de Dios entró en la escena. Dios quería que Adán y Eva escogieran una vida de felicidad, pero Satanás no quería lo mismo.

La tentación

Satanás el diablo odia a Dios y a los seres humanos por tener el potencial de ser hijos del Creador. Inspirado por este odio, un día se acercó a Eva en el jardín para engañarla. Aunque ella probablemente nunca había visto a una serpiente hablar, al parecer no había aprendido a temer a los animales en tan pacífico lugar y le prestó oído.

La astuta serpiente le preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1) —quería hacerle pensar que Dios era injusto.

Pero Eva dijo: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (vv. 2-3).

Entonces, Satanás —disfrazado de serpiente— le respondió con una mentira: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (vv. 4-5).

En otras palabras, llamó a Dios mentiroso. Hizo creer a Eva que Dios no era de fiar y que los estaba privando de cosas buenas. Logró que el fruto llamara su atención, y cuando ella lo vio, le pareció bueno y delicioso. Poco a poco Eva comenzó a creer que la serpiente tenía razón —tal vez era cierto que si comía del fruto prohibido sería como Dios.

Fotografía: Haga clic en la imagen para descargar la hoja para colorear ampliada.

Lo tocó y no pasó nada. Luego le dio una mordida y terminó de convencerse de que la serpiente tenía razón. Dio a probar del fruto a su esposo y él lo comió aun sin haber sido engañado por la serpiente.

Las consecuencias

Obviamente, Dios decía la verdad y la decisión de Adán y Eva los llevó a la muerte.

Escoger el camino del obtener, de tomar lo que querían egoístamente y decidir por sí mismos lo que está bien y lo que está mal no los hizo más parecidos al Creador en lo absoluto. Sólo Dios puede definir lo bueno y lo malo. Esto es lo que la humanidad —influenciada por el diablo— a menudo no entiende. La historia de Adán y Eva comprueba que ignorar las instrucciones de Dios y seguir el camino que nosotros creemos correcto tiene graves consecuencias (Proverbios 14:12).

Tras desobedecer, Adán y Eva sintieron vergüenza de sus cuerpos y se escondieron de Dios. Se sentían culpables y habían perdido su cercanía con Él.

Cuando Dios les preguntó por lo sucedido, Adán culpó a Eva (y básicamente culpó a Dios por habérsela dado) y Eva culpó a la serpiente.

Su pecado les trajo muchos otras consecuencias negativas además de la muerte. Tuvieron fuertes conflictos y tragedias familiares, perdieron su hogar en el hermoso jardín y se vieron en la necesidad de trabajar muy duro para sobrevivir.

Su decisión los llevó a una vida de miseria que, en su misericordia, Dios no quería prolongar “para siempre” (Génesis 3:22). Por lo tanto, decidió poner ángeles con espadas de fuego en la entrada al jardín para que guardasen “el camino del árbol de la vida” (v. 24). El pecado de Adán y Eva los alejó de Dios y del regalo de vida eterna que Él desea darnos.

En otras palabras, escogieron el camino que los condujo a la muerte tanto a ellos como a toda su descendencia.

Afortunadamente, Dios tenía un plan para cambiar el trágico final de esta historia. Jesucristo estuvo dispuesto a morir para pagar la pena de muerte que toda la humanidad merece y dar acceso al árbol de la vida a quienes rechacen el árbol de la ciencia del bien y del mal y reconozcan que Dios es quien define lo malo y lo bueno.

Los dos árboles y nosotros

Desde Adán y Eva, todo ser humano ha escogido el camino del obtener. Todos hemos querido decidir lo que está bien y lo que está mal, hemos escuchado las mentiras de Satanás y hemos pecado. Como consecuencia de esto, todos merecemos la pena de muerte.

Pero la Biblia revela que Cristo, el segundo Adán (1 Corintios 15:22, 45), vino a la tierra para pagar la pena de todo el que se arrepienta —que de un giro radical a su vida y rechace el camino del obtener de Satanás para comenzar a seguir el camino del dar de Dios, el camino del amor.

No en vano el apóstol Pedro nos dice “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

Cuando Dios perdona nuestros pecados, también nos da la ayuda del Espíritu Santo para cambiar nuestra vida. Aceptar este regalo y producir el fruto de Espíritu es como comer del árbol de la vida —es escoger el camino del dar y de buscar el bien de los demás. Este es el árbol del que siempre deberíamos comer.

El árbol de la vida se menciona nuevamente al final de Biblia, cuando Cristo anima a quienes se esfuerzan por vencer el pecado y obedecer los mandamientos de Dios diciendo: “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7; consulte también 22:14).

Obedecer la ley de Dios lleva a la verdadera felicidad. Si buscamos a nuestro Salvador Jesucristo con verdadero arrepentimiento y escogemos el camino que trae felicidad a nuestra vida y a quienes nos rodean, Dios sin duda nos ofrecerá la vida eterna con gusto.

Para más detalles sobre el significado de los dos árboles, consulte los artículos “El árbol de la vida” y “El fruto del Espíritu”.

HISTORIA DE LA SALVACION

EL RELATO DE LA CAÍDA

Adán y Eva y los dos árboles

La historia de Adán y Eva es una de las primeras en la Biblia y una de las más conocidas. Sin embargo, la mayoría no entiende su significado.

La historia de Adán y Eva y su decisión de comer del único árbol prohibido por Dios es una de las más conocidas de la Biblia. Este relato describe el trágico evento que afectó la vida de todo ser humano que ha existido desde entonces.

Analicemos esta historia de la vida real y su importancia para nosotros en la actualidad.

Personajes principales

Esta historia tiene cuatro personajes principales: uno bueno, uno malo y dos que debían tomar una decisión muy importante.

  • Dios: el Creador de todo.
  • Adán: el primer ser humano, creado por Dios.
  • Eva: la mujer que Dios creó usando una costilla de Adán.
  • La serpiente: la astuta y locuaz serpiente que era el diablo disfrazado. La Biblia describe a Satanás el diablo como “la serpiente antigua” (Apocalipsis 12:9).

La creación de Adán y Eva

La historia comienza con Dios, que había decidido crear seres semejantes a Él y con la capacidad de convertirse en sus hijos (1 Juan 3:1). Dios creó a Adán del polvo de la tierra y le dio al ser humano el potencial de pertenecer a su familia divina si toma las decisiones correctas y se esfuerza por pensar y comportarse como Él.

Del polvo de la tierra formó a Adán y luego sopló aliento de vida en él, y Adán vivió. Luego, Dios puso a su cuidado un hermoso jardín lleno de todos los árboles y frutas que podamos imaginar, pero también le dio una regla importante:

“Y mandó el Eterno Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17).

Una de las tareas que Adán tuvo que realizar fue nombrar a los animales que Dios había creado. Mientras lo hacía, probablemente vio a cada uno con su pareja y se dio cuenta de que él no tenía una. Al parecer, fue así como Dios le mostró a Adán la importancia de estar acompañado antes de darle una hermosa compañera.

Dios creó a Eva de una de las costillas de Adán luego de hacerlo dormir profundamente. Así, unió a los primeros humanos como esposo y esposa y creó el primer matrimonio —una relación especial que, al igual que todo lo creado por Dios, fue muy buena.

Pero, aunque quisiéramos terminar esta idílica historia con un “fueron felices para siempre”, todo cambió cuando el enemigo de Dios entró en la escena. Dios quería que Adán y Eva escogieran una vida de felicidad, pero Satanás no quería lo mismo.

La tentación

Satanás el diablo odia a Dios y a los seres humanos por tener el potencial de ser hijos del Creador. Inspirado por este odio, un día se acercó a Eva en el jardín para engañarla. Aunque ella probablemente nunca había visto a una serpiente hablar, al parecer no había aprendido a temer a los animales en tan pacífico lugar y le prestó oído.

La astuta serpiente le preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1) —quería hacerle pensar que Dios era injusto.

Pero Eva dijo: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (vv. 2-3).

Entonces, Satanás —disfrazado de serpiente— le respondió con una mentira: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (vv. 4-5).

En otras palabras, llamó a Dios mentiroso. Hizo creer a Eva que Dios no era de fiar y que los estaba privando de cosas buenas. Logró que el fruto llamara su atención, y cuando ella lo vio, le pareció bueno y delicioso. Poco a poco Eva comenzó a creer que la serpiente tenía razón —tal vez era cierto que si comía del fruto prohibido sería como Dios.

Fotografía: Haga clic en la imagen para descargar la hoja para colorear ampliada.

Lo tocó y no pasó nada. Luego le dio una mordida y terminó de convencerse de que la serpiente tenía razón. Dio a probar del fruto a su esposo y él lo comió aun sin haber sido engañado por la serpiente.

Las consecuencias

Obviamente, Dios decía la verdad y la decisión de Adán y Eva los llevó a la muerte.

Escoger el camino del obtener, de tomar lo que querían egoístamente y decidir por sí mismos lo que está bien y lo que está mal no los hizo más parecidos al Creador en lo absoluto. Sólo Dios puede definir lo bueno y lo malo. Esto es lo que la humanidad —influenciada por el diablo— a menudo no entiende. La historia de Adán y Eva comprueba que ignorar las instrucciones de Dios y seguir el camino que nosotros creemos correcto tiene graves consecuencias (Proverbios 14:12).

Tras desobedecer, Adán y Eva sintieron vergüenza de sus cuerpos y se escondieron de Dios. Se sentían culpables y habían perdido su cercanía con Él.

Cuando Dios les preguntó por lo sucedido, Adán culpó a Eva (y básicamente culpó a Dios por habérsela dado) y Eva culpó a la serpiente.

Su pecado les trajo muchos otras consecuencias negativas además de la muerte. Tuvieron fuertes conflictos y tragedias familiares, perdieron su hogar en el hermoso jardín y se vieron en la necesidad de trabajar muy duro para sobrevivir.

Su decisión los llevó a una vida de miseria que, en su misericordia, Dios no quería prolongar “para siempre” (Génesis 3:22). Por lo tanto, decidió poner ángeles con espadas de fuego en la entrada al jardín para que guardasen “el camino del árbol de la vida” (v. 24). El pecado de Adán y Eva los alejó de Dios y del regalo de vida eterna que Él desea darnos.

En otras palabras, escogieron el camino que los condujo a la muerte tanto a ellos como a toda su descendencia.

Afortunadamente, Dios tenía un plan para cambiar el trágico final de esta historia. Jesucristo estuvo dispuesto a morir para pagar la pena de muerte que toda la humanidad merece y dar acceso al árbol de la vida a quienes rechacen el árbol de la ciencia del bien y del mal y reconozcan que Dios es quien define lo malo y lo bueno.

Los dos árboles y nosotros

Desde Adán y Eva, todo ser humano ha escogido el camino del obtener. Todos hemos querido decidir lo que está bien y lo que está mal, hemos escuchado las mentiras de Satanás y hemos pecado. Como consecuencia de esto, todos merecemos la pena de muerte.

Pero la Biblia revela que Cristo, el segundo Adán (1 Corintios 15:22, 45), vino a la tierra para pagar la pena de todo el que se arrepienta —que de un giro radical a su vida y rechace el camino del obtener de Satanás para comenzar a seguir el camino del dar de Dios, el camino del amor.

No en vano el apóstol Pedro nos dice “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

Cuando Dios perdona nuestros pecados, también nos da la ayuda del Espíritu Santo para cambiar nuestra vida. Aceptar este regalo y producir el fruto de Espíritu es como comer del árbol de la vida —es escoger el camino del dar y de buscar el bien de los demás. Este es el árbol del que siempre deberíamos comer.

El árbol de la vida se menciona nuevamente al final de Biblia, cuando Cristo anima a quienes se esfuerzan por vencer el pecado y obedecer los mandamientos de Dios diciendo: “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7; consulte también 22:14).

Obedecer la ley de Dios lleva a la verdadera felicidad. Si buscamos a nuestro Salvador Jesucristo con verdadero arrepentimiento y escogemos el camino que trae felicidad a nuestra vida y a quienes nos rodean, Dios sin duda nos ofrecerá la vida eterna con gusto.

Para más detalles sobre el significado de los dos árboles, consulte los artículos “El árbol de la vida” y “El fruto del Espíritu”.

JESÚS Y LA SALVACIÓN

Semana Santa: cómo fueron los últimos días de Jesús en la Tierra

Domingo de Ramos (Enrique Breccia)Domingo de Ramos (Enrique Breccia)

La Semana Santa es la culminación de un recorrido fascinante. Para los cristianos, Jesús tenía una doble naturaleza, era el Hijo de Dios hecho hombre que vino al mundo a expiar los pecados de la humanidad y a dejar un mensaje de paz y esperanza. Y un mandato de amor y servicio al prójimo.

El sacerdocio de Jesús en la tierra fue breve; 3 años bastaron para cambiar la Historia y modelar nuestra civilización

Ahora bien, se crea o no en la doble naturaleza -divina y humana- de Jesucristo, lo innegable es que su vida y su martirio cambiaron la Historia. El sacerdocio de Jesús en la tierra fue breve; tres años bastaron para modelar nuestra civilización y modo de vida. Su misterio, su calvario y su prédica dejaron una huella que aún perdura y que a lo largo de los siglos ha inspirado a los hombres en sus pensamientos y acciones. Y no sólo a los creyentes.

Cuando Jesús llegó a Jerusalén con sus discípulos. aquel día que hoy es recordado como Domingo de Ramos, tenía tras de sí tres años de predicación, que se iniciaron cuando, con 30 de edad, fue bautizado en el Jordán por su primo Juan el Bautista. Tras reclutar a doce discípulos, a los que promete convertir en «pescadores de hombres», empieza una vida errante por toda Galilea, predicando, haciendo milagros y «pescando» almas. A su paso, los enfermos sanan, los pecadores se arrepienten, los ricos renuncian a su riqueza, los descartados de la sociedad se sienten convocados. Él deja un rosario de enseñanzas simples que todos hemos escuchado alguna vez y que ya constituyen un acervo universal: «No sólo de pan vive el hombre»; «si te pegan en una mejilla, ofréceles la otra»; «los últimos serán los primeros», «es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al Reino de los Cielos»; «ámense los unos a los otros».  Y, ya en la cruz, «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».

Fueron también tres años de una vida en rebeldía contra el orden establecido, tanto el político como el religioso; Jesús será celebrado por la mayoría, pero también condenado, amenazado, perseguido y sospechado por una poderosa minoría.

Para comprender lo que sucederá en aquellas Pascuas , hay que tener en cuenta que la región en la que actuó Jesús se encontraba bajo dominio del Imperio Romano. Como en otras regiones ocupadas, las autoridades designadas por Roma toleraban la religión local -judía, en este caso-, como un elemento de orden. Pero el panorama interno de esta fe monoteísta era complejo. Había muchas discordancias y diversas corrientes: los saduceos, acomodados con el ocupante extranjero; los fariseos, apegados a la observancia de los rituales, a la forma antes que al fondo; los samaritanos, que no reconocían otra autoridad que la del Templo; los esenios -secta que algunos consideran antecedente del cristianismo-, que, asqueados por la corrupción, adoptaban el ascetismo; los zelotes, que querían pasar a la acción violenta, etcétera. Sus posicionamientos iban de la crítica al establishment religioso a la subversión política y la rebelión nacionalista. Estas corrientes y sectas fueron más o menos toleradas por las autoridades judías. Era una época de crisis política y moral, en la cual profetas, místicos y ascetas recorrían los caminos predicando y lanzando anatemas contra el pecado, el lujo y la falta de fe.

A diferencia de otras herejías, el cristianismo no pudo ser reabsorbido

También la de Jesús, en sus comienzos, fue una de estas tendencias; pero a diferencia de las otras, la herejía cristiana no fue tolerada y ello se debió a dos rasgos esenciales de la prédica de Cristo: la universalidad y la radicalidad. Jesús no predicaba sólo para los judíos, su mensaje iba dirigido a la humanidad entera, considerada como una unidad. No pretendía ser una secta, sino una religión universal. Por otra parte, su insistencia en que venía a dar vuelta todo lo dicho con anterioridad («Oísteis que fue dicho…. pero yo os digo…») anunciaba una nueva fe. Esto explica la coincidencia en la persecución y represión a Jesús y a los primeros discípulos entre las autoridades religiosas y civiles. Ni hebreos ni romanos podían tolerar semejante desafío.

El otro contexto de esta historia es la profecía. Los Evangelios recurren constantemente a la profecía bíblica para explicar la conducta de Jesús. Por eso, cuando decide ir a Jerusalén, donde será arrestado y juzgado, la Biblia lo relata como una instancia hacia el cual él mismo avanza, aún sabiendo lo que le espera.

DOMINGO DE RAMOS

Aquel domingo, entonces, Jesús avanza por la ruta a Jerusalén. Lo siguen sus discípulos, pero también una multitud entusiasmada por su palabra. 

El Maestro, como lo llaman, ingresa a la ciudad, precedido de su fama y montado en un burro. A su paso, la gente se quitaba los mantos y cubría con ellos y con ramas de laurel el camino que debía recorrer Jesús. Gritaban: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna (salve) en las alturas!».

Lo primero que hace Jesús en Jerusalén es echar a los mercaderes del templo

Nada como para alegrar a las autoridades. Para colmo, Jesús se dirigió al templo a echar a los mercaderes (cambistas y vendedores de palomas para los sacrificios). «Mi casa, casa de oración será llamada. Vosotros la habéis hecho cueva de ladrones», acusó.

Al día siguiente vuelve al templo y en un áspero intercambio con los sacerdotes y los ancianos les dice, por ejemplo, que «los publicanos y las rameras» irían delante de ellos «al reino de Dios».  Y explica: «Porque vino a vosotros Juan (el Bautista) en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron».

Si no lo arrestaron en ese momento, fue por temor a la multitud que rodeaba a Jesús. Había que esperar una ocasión más propicia.

Las autoridades religiosas se escandalizan con las respuestas de Jesús, que en cambio encantan a la gente. Trata de hipócritas a los fariseos que hacen «largas oraciones», pero no ayudan a nadie. Y se permite reformular los diez mandamientos de Moisés, en sólo dos, esenciales: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas».

Al irse del templo, predice que éste será destruido. Luego tiene una larga charla con sus discípulos, sembrada de analogías sobre cómo será el Reino de los Cielos. Y les adelanta lo que va a suceder. Una predicción que ellos no retienen o no quieren retener: «Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua -les dice- y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado».

En ese mismo momento, escribas y ancianos, reunidos con Caifás, que era el sumo sacerdote del templo, conspiran para sacarse de encima al molesto predicador. «No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo», decían.

JUEVES SANTO – ÚLTIMA CENA

Jesús les anuncia a sus discípulos que el jueves celebrará con ellos la cena de Pascua.

Poco antes, el discípulo Judas se pone en contacto con uno de los principales sacerdotes y le ofrece entregar a Jesús. A cambio, recibe treinta piezas de plata.

La traición de JudasLa traición de Judas

Jesús envía a sus discípulos a preparar todo para la cena del jueves y les dice que será la última. Era costumbre lavarse los pies antes de una celebración como aquella. Pero no había sirvientes en el lugar.

Jesús toma entonces el recipiente con agua, se ciñe una toalla a la cintura y se pone a lavar los pies de sus discípulos. Sorprendido, Pedro le dice: «Señor, ¿tú me lavas los pies?». Y Jesús responde: «Si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. (…) El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió».

Durante esta cena, Jesús tiene otro gesto que dará lugar a uno de los más importantes sacramentos del cristianismo: la comunión o Santa Cena. El relato de la Biblia es conciso: «Mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.»

Hay gran tensión cuando Jesús anuncia: «De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar«. Y dirigiéndose a Judas: «Lo que vas a hacer, hazlo más pronto». Éste se retira.

No es la única predicción. También les advierte que ellos no sólo se van a dispersar sino que van a renegar de Él. Y a Pedro que protesta indignado, le dice: «Esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces».

Viene a continuación uno de los pasajes donde más expuesta queda esta doble naturaleza de Jesús que, en esas horas previas a su calvario, se muestra profundamente humano, vulnerable, angustiado, ante la prueba que le espera.

No hará nada por evitarlo. Se retira con sus discípulos al jardín de Getsemaní para rezar y esperar. Les pide que permanezcan despiertos, en vigilia, para sentirse acompañado: «Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo». Pero cada vez que vuelve con ellos, los encuentra dormidos, inconscientes del drama que ya se está desatando.

Tres veces se retira Jesús a rezar y cada vez su ruego es el mismo: «Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad».

Después de ese tercer rezo, vuelve con sus discípulos y les avisa: «Se acerca el que me entrega». Viene entonces Judas y le da un beso, para que los soldados sepan cuál es Jesús de Nazaret, el hombre que deben prender.

El beso de Judas, en la versión de CaravaggioEl beso de Judas, en la versión de Caravaggio

Uno de los discípulos intenta resistir el arresto: toma una espada y le corta la oreja a un soldado. Jesús lo frena: «El que a hierro mata a hierro muere».

Si no evita su arresto no es porque no puede: «¿Acaso piensas -le dice al discípulo- que no puedo ahora orar a mi Padre, y que Él no me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras…?»

Y a sus apresadores les reprocha que vengan a prenderlo como a un criminal cuando estuvo sentado con ellos en el templo.

Los soldados se llevan a Jesús y los discípulos huyen.

VIERNES SANTO

Jesús es llevado en primer término ante el Sanedrín, que era la asamblea de sabios, presidida por Caifás, el sumo sacerdote. Es allí, mientras su Maestro comparece ante los sacerdotes, que Pedro, mezclado entre el público para seguir los acontecimientos, es interpelado por algunos que lo reconocen y le dicen: «Tú también estabas con el Galileo». Él, asustado, lo niega: «No, no lo conozco». Así, tres veces seguidas. Y entonces cantó el gallo. Recordando las palabras de Jesús, Pedro «lloró amargamente».

Frente a sus acusadores, Jesús callaba. «Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios», lo presionó el sumo sacerdote. Jesús le dijo: «Tú lo has dicho; y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo».

Entonces Caifás rasgó sus vestidura y gritó: «¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?»

Jesús ante el SanedrínJesús ante el Sanedrín

Ya era de mañana. Jesús es llevado ante Poncio Pilato, el gobernador romano. Al ver lo que había hecho, Judas se suicida.

Pilato se sorprende un poco ante la pasividad de Jesús. «¿Eres tú el Rey de los judíos?», le pregunta. «Tú lo dices», es la escueta respuesta.

¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?

Como era costumbre liberar un preso en ocasión de las fiestas importantes, Pilato manda a traer a un homicida, Barrabás. «¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?», preguntó a la multitud. «¡A Barrabás!»

«¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?»

«¡Sea crucificado!»

Entonces Pilato se lavó las manos -literalmente- frente a ellos y les dijo: «Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros».

Soltó a Barrabás, hizo azotar a Jesús y luego lo entregó para que fuese crucificado.

Para burlarse de quien se decía «Rey», le ponen a Jesús un manto rojo y una corona de espinas, lo escupen, lo golpean y se burlan: «¡Salve, Rey de los judíos!»

Llevan a Jesús al Gólgota -es el vía crucis, un largo trayecto llevando por momentos la cruz al hombro-, donde es crucificado, junto a dos reos comunes, uno a cada lado; le ponen un cartel «Este es el Rey de los Judíos». Los soldados echan a suerte la ropa del Nazareno.

Poncio Pilato pregunta a la multitud qué hacer con JesúsPoncio Pilato pregunta a la multitud qué hacer con Jesús

«Sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios», lo desafiaban.

Al pie de la cruz, asistían al martirio de Jesús, su madre, María, sus discípulos y su más fiel seguidora, María Magdalena.

Tras unas horas de agonía, un soldado lanceó a Jesús en el costado, según algunos evangelios, o simplemente expiró, según otros, luego de pronunciar sus últimas palabras: «Padre, padre, ¿por qué me has abandonado?»

Con el último aliento de Jesús, el cielo se oscureció, la tierra tembló, se abrieron sepulcros y el templo se rajó. «Verdaderamente este era el Hijo de Dios», dijo entonces uno de los centuriones romanos.

José de Arimatea, un acaudalado seguidor de Jesús, obtuvo de Pilato el permiso para retirar el cuerpo de su Señor y darle sepultura.

SÁBADO DE GLORIA – DOMINGO DE RESURRECCIÓN

El día sábado, recordando que Jesús había dicho «después de tres días, resucitaré», los sacerdotes y fariseos pidieron a Pilato que la tumba fuese sellada con una piedra y vigilada. Temían que alguien lo robara.

Pese a ello, cuando el domingo a la mañana, María Magdalena fue al sepulcro de Jesús, encontró la piedra removida y la tumba vacía. Fue a ella que Jesús se le apareció por primera vez tras su resurrección.

Cuando la noticia llegó a los discípulos, pese a que Jesús se los había anunciado varias veces, algunos de ellos se mostraron escépticos. Y hubo uno que, hasta que no puso su dedo en el agujero que el clavo había dejando en la palma de Jesús, no creyó.

Cuarenta días después de su resurrección, Jesús ascendió al cielo, dice la Biblia, no sin antes decirles a sus discípulos que les enviaría el Espíritu Santo.

Poco tiempo después, un historiador romano llamado Tácito (que vivió entre el 52 y el 118 después de Cristo) escribió en Anales, una historia de Roma, que Nerón había culpado a los cristianos del incendio de Roma; «Creó chivos expiatorios y sometió a torturas más refinadas a aquellos que el vulgo llamaba cristianos, odiados por sus abominables crímenes. Su nombre proviene de Cristo, quien bajo el reinado de Tiberio fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato. Sofocada momentáneamente, la nociva superstición se extendió de nuevo no sólo en Judea, la tierra que originó este mal, sino también en la ciudad de Roma, donde convergen y se cultivan fervorosamente prácticas horrendas y vergonzosas de todas clases y de todas partes del mundo».

Había nacido una nueva religión y, aunque sus seguidores estaban siendo implacablemente perseguidos, el cristianismo se extendería por todo el mundo -los discípulos siguieron el mandato de su Maestro de salir a llevar la buena nueva en todas las direcciones- y acabaría siendo reconocido por el propio Imperio Romano.

JESÚS Y LA SALVACIÓN

En Jerusalén el joven y ambicioso centurión romano Clavius recibe, por parte de Poncio Pilato, prefecto de Judea, la misión de investigar la misteriosa desaparición del cuerpo de Jesús, un predicador nazareno crucificado hace tres días, y los crecientes rumores sobre su resurrección.

JESÚS Y LA SALVACIÓN

TRABAJOS:

EL RELATO DE LA CAÍDA:

EL RELATO DE LA CAIDA – FÉLIX GARCÍA

EL RELATO DE LA CAÍDA IKER TORRES

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¿CUÁNTO SABES SOBRE JESÚS?

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LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

EL PERDÓN

Perdonar y pedir perdón

Pedir perdón y perdonar se perfilan como procesos terapéuticos importantes en la psicoterapia actual. En esta página se describen esos procesos de forma operativa

El perdón

Cuando nos hacen daño la reacción inmediata y lógica es ir contra quien nos lo hizo; pero esta reacción lógica y natural tiene sus problemas. A corto plazo, tratas de impedir que el daño continúes; pero si la acción sigue por mucho tiempo, te puedes ver reflejado en la siguiente metáfora:

Cuando alguien te hace daño es como si te mordiera una serpiente. Las hay que tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. Una vez que te ha dejado de morder, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero cualquier herida se cierra finalmente. Pero el problema es mucho peor si la serpiente es venenosa y, que aunque se ha ido, te deja un veneno dentro que impide que la herida se cierre. Los venenos más comunes son el de la venganza, el del ojo por ojo y el de buscar justicia y reparación por encima de todo. El veneno puede estar actuando durante muchos años y, por eso, la herida no se cierra, el dolor no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía.

Cada vez que piensas en la venganza, o la injusticia que te han hecho, la herida se abre y duele, porque recuerdas el daño que te han hecho y el recuerdo del sufrimiento te lleva a sentirlo de nuevo.
Sacar el veneno de tu cuerpo implica dejar de querer vengarse, en resumen, dejar de hacer conductas destructivas hacia quien te mordió. Como te decía, solamente pensando en la venganza el veneno se pone en marcha. Por eso, si quieres que la herida se cure, has de dejar los pensamientos voluntarios de venganza hacia quien te hizo daño.
Indudablemente tendrás que procurar que la serpiente no te vuelva a morder; pero para eso no tendrás que matarla, basta con evitarla o aprender a defenderte de ella o asegurarte de que lo que ha ocurrido ha sido una acción excepcional que no se volverá a repetir.

El proceso de perdón no implica el abandono de la búsqueda de la justicia ni de dejar de defender tus derechos, solamente se trata de no buscar en ello un desahogo emocional, que implique que la búsqueda de la justicia se convierta en el centro de tus acciones y que dificulte tu avance en otros de tus intereses, objetivos y valores.
Es una forma de presentar que el perdón es terapéutico, resaltando los procesos psicológicos que subyacen y los beneficios personales que tiene ejercerlo. De esta forma, se ven los efectos que tiene perdonar, dejando a un lado las connotaciones religiosas sociales, etc. que tiene la palabra perdón y que pueden hacer difícil entender que puede ser un proceso terapéutico.

Perdonar es un elemento relativamente nuevo en la terapia, comienza a introducirse tímidamente en los años 70; pero no es hasta los 90 cuando se empieza a considerar una herramienta terapéutica a tener en cuenta (Wade y otros, 2008), aunque sus efectos positivos en la persona son importantes.

Qué es el perdón

Hay consenso en considerar que perdonar consiste en un cambio de conductas destructivas voluntarias dirigidas contra el que ha hecho el daño, por otras constructivas. (McCullough, Worthington, y Rachal, 1997).

Algunos consideran que perdonar no solamente incluye que cesen las conductas dirigidas contra el ofensor, sino que incluye la realización de conductas positivas (Wade y otros, 2008). Como indica la metáfora anterior, es preciso dejar de pensar en las conductas destructivas; pero dejar de pensar en algo voluntaria y conscientemente lo único que consigue es incrementar su frecuencia (Wegner, 1994). En consecuencia, para perdonar, es preciso comprometerse, por el propio interés, con el pensamiento de querer lo mejor para esa persona, aunque sea solamente que recapacite y no vuelva a hacer daño a nadie o deseando que le vaya bien en la vida, etc.

Si el proceso de perdón se hace adecuadamente, se modificarán en consecuencia, los sentimientos hacia el ofensor. Aunque algunos autores consideran que son los sentimientos los que originan las conductas, desde la terapia de aceptación y compromiso se parte de que los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones no condicionan obligatoriamente la conducta y que lo importante es la modificación de la conducta, que finalmente llevará a un cambio en los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. Por eso, perdonar no es contingente con la reducción o cese total de los pensamientos o sentimientos “negativos”; no es un estado afectivo o una condición emocional ni una colección de pensamientos y sentimientos; perdonar es una conducta libremente elegida de compromiso y determinación (Zettle y Gird, 2008).

El perdón no es un acto único que se hace en un momento dado, es un proceso continuo que se puede ir profundizando y completando a lo largo del tiempo. Por eso se dan varios niveles de perdón (Case, 2005) que se pueden considerar como una serie de tareas que van completando e incrementando el proceso hasta llegar al grado más completo de perdón. El primer paso consiste en dejar de hacer conductas destructivas abiertas y explícitas (como cesar de buscar venganza o justicia, quejarse a todo el mundo, etc.) o encubiertas e implícitas (como desear conscientemente mal al agresor, rezar para que le pase algo malo, rumiar el daño que se ha recibido, etc.). El segundo nivel es hacer conductas positivas hacia él. Completando el perdón, si hay respuestas positivas por el perdonado, se puede llegar a restaurar la confianza en el agresor.

El considerar que hay distintos niveles de perdón, implica que para entender realmente en qué consiste el perdón terapéutico y hasta donde está dispuesto a llegar el paciente, sea necesario explicar con detalle el proceso que se va a seguir para perdonar.

Qué no es el perdón

Debido a que perdón es una palabra muy cargada ideológicamente, proponer los pacientes que realicen un proceso de perdón puede llevar a malos entendidos y por ello es necesario discutir con ellos qué es y qué no es el perdón que se propone. Algunos de los puntos que puede ser necesario aclarar son los siguientes:

El perdón no incluye obligatoriamente la reconciliación. Perdonar o pedir perdón son opciones personales que no necesitan de la colaboración de la otra persona. Sin embargo, la reconciliación es un proceso de dos. Por ejemplo, el perdón no supondrá nunca restaurar la relación con alguien que con mucha probabilidad pueda volver a hacer daño.

El perdón no implica olvidar lo que ha pasado. El olvido es un proceso involuntario que se irá dando, o no, en el tiempo. Solamente implica el cambio de conductas destructivas a positivas hacia el ofensor, tal y como se ha indicado. Hay ideas erróneas asociadas con el perdón como que si se perdona no se debe acordar o sentirse enfadado por lo ocurrido. Recordar algo es un proceso automático que responde a estímulos que se pueden encontrar en cualquier parte y los sentimientos que se tienen no se pueden modificar voluntariamente, las respuestas que damos cuando tenemos  esos sentimientos si pueden llegar a ser voluntarias. El perdón no supone justificar la ofensa que se ha recibido ni minimizarla. La valoración del hecho será siempre negativa e injustificable, aunque no se busque justicia o se desee venganza.

El perdón del que se trata tampoco supone obligatoriamente levantar la pena al ofensor y que no sufra las consecuencias de sus actos. Para que se dé la reconciliación es preciso que el ofensor realice una restitución del daño que ha causado, si es posible, o cumpla la pena que la sociedad le imponga. El perdón consiste en que el que perdona deja de buscar activamente que se haga justicia y es parco en las consecuencias que busca y, sobre todo, no intenta obtener una descarga emocional junto con la justicia.

Perdonar no es síntoma de debilidad, porque no se trata de dar permiso al otro para que vuelva a hacer daño, sino que se puede perdonar cuidando de que no nos hagan daño de nuevo.

El proceso de perdonar

Cuando perdonar

Si el daño que se ha recibido trasciende el hecho emocional de sentirse injustamente tratado y lo único que se va a conseguir del otro es una compensación emocional, el perdón está plenamente indicado. También, cuando la búsqueda de la reparación se ha convertido en el centro de la vida del ofendido o interfiere con el seguimiento de otros valores, el perdón le permitirá poner distancia emocional para tener en cuenta todos los valores que está dejando de atender.
Hay que tener en cuenta que no se trata de ponerse en riesgo de que el daño se pueda volver a repetir.

Primera etapa: análisis y reconocimiento del daño sufrido

El proceso comienza en la fase de análisis de lo ocurrido, incluyendo en ella el reconocimiento del daño que se ha recibido. Es preciso reconocer que se ha recibido un daño que duele, y aceptar ese dolor. Se hace de forma lo más objetiva posible, lo que va a permitir un distanciamiento emocional y los primeros pasos para entender las motivaciones del ofensor; lo que constituye un comienzo para construir una cierta empatía hacia el otro que está en la base del perdón. También han de analizarse con detalle las circunstancias que han influido para llevarle a hacernos daño, porque una atribución externa, inestable y específica del daño contribuye al perdón (Hall y Fincham, 2006) frente a la atribución interna, estable y global que lo dificulta.

Segunda etapa: elegir la opción de perdonar

El perdón para la víctima es una buena opción en cualquier caso. La metáfora del anzuelo que sugiere Steven Hayes, indica de forma clara cómo el no perdonar a alguien nos coloca en una situación permanente de sufrimiento y puede ayudar en este proceso:

Quien nos ha hecho daño nos ha clavado en un anzuelo que nos atraviesa las entrañas haciéndonos sentir un gran dolor. Queremos darle lo que se merece, tenemos ganas de hacerle sentir lo mismo y meterle a él en el mismo anzuelo, en un acto de justicia, que sufra lo mismo que nosotros. Si nos esforzamos en clavarle a él en el anzuelo, lo haremos teniendo muy presente el daño que nos ha hecho y cómo duele estar en el anzuelo donde él nos ha metido. Mientras lo metemos, o lo intentamos, nos quedaremos dentro del anzuelo. Si consiguiéramos meterle en el anzuelo, lo tendríamos entre nosotros y la punta, por lo que para salir nosotros tendremos que sacarle a él antes.

Si salimos del anzuelo, tendremos cuidado de no estar muy cerca de él porque nos puede volver a meter en el anzuelo y si alguna vez nos juntamos, tiene que ser con la confianza de que no nos va a volver a hacer daño.

Pero no es la opción de no sufrir lo que justifica una elección, sino una opción basada en los valores de la persona (Hayes y otros, 1999). Hay que tener en cuenta que se trata de valores como los define la terapia de aceptación y compromiso, es decir, como consecuencias deseadas a muy largo plazo, y no solamente como valores morales o éticos. Cuando hemos dejado a un lado esos valores para centrarnos en la venganza y se le hemos dedicado tiempo y recursos, pueden estar afectadas otras áreas de nuestra vida. Es en los valores afectados por la concentración en vengarnos en los que tenemos que encontrar los motivos para elegir perdonar.

Tercera etapa: aceptación del sufrimiento y de la rabia

El perdón no supone que se rechacen y esté mal tener sentimientos de rabia, de ira o deseos de venganza, aunque a algunos pueda parecerles que el perdón lo implica (Wade y otros, 2008). El problema no está en tener esos sentimientos o pensamientos, sino en actuar dejándose llevar por ellos en contra de los valores e intereses más importantes en ese momento (Hayes y otros, 1999). La propuesta de la terapia de aceptación y compromiso consiste en abrirse a sentir el sufrimiento, la rabia, la depresión y cualquier pensamiento, sentimiento, sensación o emoción que surja asociado al daño recibido, sin ninguna defensa; mientras nuestra acción sigue el compromiso con los valores que en ese momento sean más relevantes (Hayes y otros, 2004).

Si se ha elegido la opción del perdón, para llevarlo a cabo es preciso aceptar, en el sentido expuesto, los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. La aceptación es un proceso que finalmente lleva al cambio; pero hay que tener en cuenta que su objetivo no es la extinción del sufrimiento, sino el compromiso con los valores y el fortalecimiento de la acción comprometida con ellos (véase por ejemplo, García Higuera, 2007).

Cuarta etapa: establecer estrategias para autoprotegerse

El perdón no implica la aceptación incondicional del peligro de que ocurra de nuevo el ataque. En el análisis de lo ocurrido hay que incluir también la consideración de cómo los comportamientos de la víctima que han podido permitir o favorecer la ofensa (Case, 2005). Analizando lo que ha ocurrido, la víctima se puede dar cuenta de cuales eran los indicios que indicaban el peligro, lo que le dará más posibilidades de evitarlo en el futuro.

Quinta etapa: una expresión explícita de perdón

La expresión explícita del perdón es un paso importante aunque algunos pacientes puedan pensar que es solamente simbólico y vacío de contenido. Se pueden articular muchos ritos o maneras hacerlo. Esta acción explícita no es el final del proceso de perdón, sino la oficialización del inicio. Hay que tener en cuenta que es preciso volver a repetir el proceso siempre que sea necesario, ya que el ofendido no está libre de que le aparezcan de nuevo los, pensamientos, emociones, sensaciones y sentimientos asociados a la ofensa. Cada vez que surjan de nuevo los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones asociados a la ofensa, se tienen que repetir los pasos que sean necesarios.

El proceso de pedir perdón

Pedir perdón es uno de los elementos fundamentales de muchas religiones movimientos espirituales (Zettle y Gird, 2008); por ejemplo, en el cristianismo. Para los cristianos, Cristo vino al mundo a perdonar los pecados de todos los hombres, ya estamos perdonados por Dios y solamente hace falta pedir perdón. La petición de perdón la ha articulado la religión católica en una serie de pasos dentro de la administración clásica del sacramento de la penitencia: examen de conciencia, dolor de corazón, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Siguiendo esta pauta, el proceso de pedir perdón comenzaría en una primera etapa de análisis de lo que ha pasado, de las circunstancias, motivos y emociones que han concurrido en lo el daño que hemos hecho y de los efectos que ha causado; para pedir realmente perdón tiene que haber un arrepentimiento que incluye un dolor por el sufrimiento causado que no puede quedar solamente en palabras, sino que ha de articularse en acciones comprendidas en un plan concreto que permitan que aquello no vuelva a ocurrir y que restituyan el mal realizado.

Profundizando en esta línea y dejando a un lado las connotaciones ideológicas y religiosas del perdón, desde un punto de vista terapéutico la petición de perdón se puede hacer siguiendo los siguientes pasos:

Reconocer que lo que hizo causó daño u ofendió al otro

No es obvio que el que nos ha ofendido sea plenamente consciente del daño que ha hecho y del sufrimiento que está teniendo su víctima (Case, 2005). El proceso de reconocerlo supone un acercamiento profundo al otro, con comprensión y empatía, y un establecimiento de una comunicación que no se basará en disculparse o evitar las consecuencias o el castigo por lo que ha hecho. Esto permite al otro expresar su sufrimiento de forma plena. Este proceso es positivo cuando se hace mientras se va informando al otro de lo ocurrido.

Sentir de verdad el dolor del otro

Para pedir perdón es preciso ser consciente de que se ha hecho un daño importante al otro. Ponerse en su lugar y acercarse a sus sentimientos puede llegar a hacer sentir de verdad el dolor del otro.

Analizar su propia conducta

Para el ofensor, saber cómo y por qué hizo lo que hizo es interesante en sí mismo. Compartir ese conocimiento con la otra persona es un paso necesario para avanzar en el proceso de pedir perdón y llegar a la reconciliación. Hay montones de razones por las que alguien decide hacer algo que causa daño, ninguna será aceptable para la víctima. En consecuencia, no se trata de encontrar excusas a sus actos, sino de establecer una base para poder realizar la siguiente fase: elaborar un plan que impida que vuelva a ocurrir (Case, 2005).

Es preciso reconocer también el papel que han jugado las circunstancias, pero no para quitarse culpas y echárselas a otros.

Definir un plan de acción para que no vuelva a ocurrir

Definir un plan de acción concreto para que nunca vuelva a ocurrir y compartirlo con el otro es el siguiente paso para pedir perdón. El plan puede incluir acciones dirigidas a mejorar las debilidades propias que han propiciado el daño realizado. Todo el plan ha de hacerse indicando los objetivos operativos, el tiempo y los medios que se van a dedicar a conseguirlos. No se trata de establecer solamente buenas intenciones, las acciones han de ser concretas y se han de establecer los tiempos y los recursos necesarios para hacerlas. En resumen, es preciso comprometerse con llevar a cabo el plan.

Pedir perdón explícitamente al otro.

Los pasos anteriores han de se compartidos con el otro y han de comunicársele para que la petición de perdón sea explícita y llegue al otro, mostrando que no son palabras vanas, sino que están articuladas en un plan y en un compromiso de lucha por la relación.

Realizar un acto simbólico en el que se pida perdón al ofendido es importante para que el perdón quede muy claro.

Restituir el daño causado

Siempre que sea posible, es preciso restituir el daño causado. No sería de recibo pedir perdón y quedarse con las ventajas que se han obtenido de la ofensa.

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Cuando nos hacen daño la reacción inmediata y lógica es ir contra quien nos lo hizo; pero esta reacción lógica y natural tiene sus problemas. A corto plazo, tratas de impedir que el daño continúes; pero si la acción sigue por mucho tiempo, te puedes ver reflejado en la siguiente metáfora:

Cuando alguien te hace daño es como si te mordiera una serpiente. Las hay que tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. Una vez que te ha dejado de morder, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero cualquier herida se cierra finalmente. Pero el problema es mucho peor si la serpiente es venenosa y, que aunque se ha ido, te deja un veneno dentro que impide que la herida se cierre. Los venenos más comunes son el de la venganza, el del ojo por ojo y el de buscar justicia y reparación por encima de todo. El veneno puede estar actuando durante muchos años y, por eso, la herida no se cierra, el dolor no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía.

Cada vez que piensas en la venganza, o la injusticia que te han hecho, la herida se abre y duele, porque recuerdas el daño que te han hecho y el recuerdo del sufrimiento te lleva a sentirlo de nuevo.
Sacar el veneno de tu cuerpo implica dejar de querer vengarse, en resumen, dejar de hacer conductas destructivas hacia quien te mordió. Como te decía, solamente pensando en la venganza el veneno se pone en marcha. Por eso, si quieres que la herida se cure, has de dejar los pensamientos voluntarios de venganza hacia quien te hizo daño.
Indudablemente tendrás que procurar que la serpiente no te vuelva a morder; pero para eso no tendrás que matarla, basta con evitarla o aprender a defenderte de ella o asegurarte de que lo que ha ocurrido ha sido una acción excepcional que no se volverá a repetir.

El proceso de perdón no implica el abandono de la búsqueda de la justicia ni de dejar de defender tus derechos, solamente se trata de no buscar en ello un desahogo emocional, que implique que la búsqueda de la justicia se convierta en el centro de tus acciones y que dificulte tu avance en otros de tus intereses, objetivos y valores.
Es una forma de presentar que el perdón es terapéutico, resaltando los procesos psicológicos que subyacen y los beneficios personales que tiene ejercerlo. De esta forma, se ven los efectos que tiene perdonar, dejando a un lado las connotaciones religiosas sociales, etc. que tiene la palabra perdón y que pueden hacer difícil entender que puede ser un proceso terapéutico.

Perdonar es un elemento relativamente nuevo en la terapia, comienza a introducirse tímidamente en los años 70; pero no es hasta los 90 cuando se empieza a considerar una herramienta terapéutica a tener en cuenta (Wade y otros, 2008), aunque sus efectos positivos en la persona son importantes.

Qué es el perdón

Hay consenso en considerar que perdonar consiste en un cambio de conductas destructivas voluntarias dirigidas contra el que ha hecho el daño, por otras constructivas. (McCullough, Worthington, y Rachal, 1997).

Algunos consideran que perdonar no solamente incluye que cesen las conductas dirigidas contra el ofensor, sino que incluye la realización de conductas positivas (Wade y otros, 2008). Como indica la metáfora anterior, es preciso dejar de pensar en las conductas destructivas; pero dejar de pensar en algo voluntaria y conscientemente lo único que consigue es incrementar su frecuencia (Wegner, 1994). En consecuencia, para perdonar, es preciso comprometerse, por el propio interés, con el pensamiento de querer lo mejor para esa persona, aunque sea solamente que recapacite y no vuelva a hacer daño a nadie o deseando que le vaya bien en la vida, etc.

Si el proceso de perdón se hace adecuadamente, se modificarán en consecuencia, los sentimientos hacia el ofensor. Aunque algunos autores consideran que son los sentimientos los que originan las conductas, desde la terapia de aceptación y compromiso se parte de que los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones no condicionan obligatoriamente la conducta y que lo importante es la modificación de la conducta, que finalmente llevará a un cambio en los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. Por eso, perdonar no es contingente con la reducción o cese total de los pensamientos o sentimientos “negativos”; no es un estado afectivo o una condición emocional ni una colección de pensamientos y sentimientos; perdonar es una conducta libremente elegida de compromiso y determinación (Zettle y Gird, 2008).

El perdón no es un acto único que se hace en un momento dado, es un proceso continuo que se puede ir profundizando y completando a lo largo del tiempo. Por eso se dan varios niveles de perdón (Case, 2005) que se pueden considerar como una serie de tareas que van completando e incrementando el proceso hasta llegar al grado más completo de perdón. El primer paso consiste en dejar de hacer conductas destructivas abiertas y explícitas (como cesar de buscar venganza o justicia, quejarse a todo el mundo, etc.) o encubiertas e implícitas (como desear conscientemente mal al agresor, rezar para que le pase algo malo, rumiar el daño que se ha recibido, etc.). El segundo nivel es hacer conductas positivas hacia él. Completando el perdón, si hay respuestas positivas por el perdonado, se puede llegar a restaurar la confianza en el agresor.

El considerar que hay distintos niveles de perdón, implica que para entender realmente en qué consiste el perdón terapéutico y hasta donde está dispuesto a llegar el paciente, sea necesario explicar con detalle el proceso que se va a seguir para perdonar.

Qué no es el perdón

Debido a que perdón es una palabra muy cargada ideológicamente, proponer los pacientes que realicen un proceso de perdón puede llevar a malos entendidos y por ello es necesario discutir con ellos qué es y qué no es el perdón que se propone. Algunos de los puntos que puede ser necesario aclarar son los siguientes:

El perdón no incluye obligatoriamente la reconciliación. Perdonar o pedir perdón son opciones personales que no necesitan de la colaboración de la otra persona. Sin embargo, la reconciliación es un proceso de dos. Por ejemplo, el perdón no supondrá nunca restaurar la relación con alguien que con mucha probabilidad pueda volver a hacer daño.

El perdón no implica olvidar lo que ha pasado. El olvido es un proceso involuntario que se irá dando, o no, en el tiempo. Solamente implica el cambio de conductas destructivas a positivas hacia el ofensor, tal y como se ha indicado. Hay ideas erróneas asociadas con el perdón como que si se perdona no se debe acordar o sentirse enfadado por lo ocurrido. Recordar algo es un proceso automático que responde a estímulos que se pueden encontrar en cualquier parte y los sentimientos que se tienen no se pueden modificar voluntariamente, las respuestas que damos cuando tenemos  esos sentimientos si pueden llegar a ser voluntarias. El perdón no supone justificar la ofensa que se ha recibido ni minimizarla. La valoración del hecho será siempre negativa e injustificable, aunque no se busque justicia o se desee venganza.

El perdón del que se trata tampoco supone obligatoriamente levantar la pena al ofensor y que no sufra las consecuencias de sus actos. Para que se dé la reconciliación es preciso que el ofensor realice una restitución del daño que ha causado, si es posible, o cumpla la pena que la sociedad le imponga. El perdón consiste en que el que perdona deja de buscar activamente que se haga justicia y es parco en las consecuencias que busca y, sobre todo, no intenta obtener una descarga emocional junto con la justicia.

Perdonar no es síntoma de debilidad, porque no se trata de dar permiso al otro para que vuelva a hacer daño, sino que se puede perdonar cuidando de que no nos hagan daño de nuevo.

El proceso de perdonar

Cuando perdonar

Si el daño que se ha recibido trasciende el hecho emocional de sentirse injustamente tratado y lo único que se va a conseguir del otro es una compensación emocional, el perdón está plenamente indicado. También, cuando la búsqueda de la reparación se ha convertido en el centro de la vida del ofendido o interfiere con el seguimiento de otros valores, el perdón le permitirá poner distancia emocional para tener en cuenta todos los valores que está dejando de atender.
Hay que tener en cuenta que no se trata de ponerse en riesgo de que el daño se pueda volver a repetir.

Primera etapa: análisis y reconocimiento del daño sufrido

El proceso comienza en la fase de análisis de lo ocurrido, incluyendo en ella el reconocimiento del daño que se ha recibido. Es preciso reconocer que se ha recibido un daño que duele, y aceptar ese dolor. Se hace de forma lo más objetiva posible, lo que va a permitir un distanciamiento emocional y los primeros pasos para entender las motivaciones del ofensor; lo que constituye un comienzo para construir una cierta empatía hacia el otro que está en la base del perdón. También han de analizarse con detalle las circunstancias que han influido para llevarle a hacernos daño, porque una atribución externa, inestable y específica del daño contribuye al perdón (Hall y Fincham, 2006) frente a la atribución interna, estable y global que lo dificulta.

Segunda etapa: elegir la opción de perdonar

El perdón para la víctima es una buena opción en cualquier caso. La metáfora del anzuelo que sugiere Steven Hayes, indica de forma clara cómo el no perdonar a alguien nos coloca en una situación permanente de sufrimiento y puede ayudar en este proceso:

Quien nos ha hecho daño nos ha clavado en un anzuelo que nos atraviesa las entrañas haciéndonos sentir un gran dolor. Queremos darle lo que se merece, tenemos ganas de hacerle sentir lo mismo y meterle a él en el mismo anzuelo, en un acto de justicia, que sufra lo mismo que nosotros. Si nos esforzamos en clavarle a él en el anzuelo, lo haremos teniendo muy presente el daño que nos ha hecho y cómo duele estar en el anzuelo donde él nos ha metido. Mientras lo metemos, o lo intentamos, nos quedaremos dentro del anzuelo. Si consiguiéramos meterle en el anzuelo, lo tendríamos entre nosotros y la punta, por lo que para salir nosotros tendremos que sacarle a él antes.

Si salimos del anzuelo, tendremos cuidado de no estar muy cerca de él porque nos puede volver a meter en el anzuelo y si alguna vez nos juntamos, tiene que ser con la confianza de que no nos va a volver a hacer daño.

Pero no es la opción de no sufrir lo que justifica una elección, sino una opción basada en los valores de la persona (Hayes y otros, 1999). Hay que tener en cuenta que se trata de valores como los define la terapia de aceptación y compromiso, es decir, como consecuencias deseadas a muy largo plazo, y no solamente como valores morales o éticos. Cuando hemos dejado a un lado esos valores para centrarnos en la venganza y se le hemos dedicado tiempo y recursos, pueden estar afectadas otras áreas de nuestra vida. Es en los valores afectados por la concentración en vengarnos en los que tenemos que encontrar los motivos para elegir perdonar.

Tercera etapa: aceptación del sufrimiento y de la rabia

El perdón no supone que se rechacen y esté mal tener sentimientos de rabia, de ira o deseos de venganza, aunque a algunos pueda parecerles que el perdón lo implica (Wade y otros, 2008). El problema no está en tener esos sentimientos o pensamientos, sino en actuar dejándose llevar por ellos en contra de los valores e intereses más importantes en ese momento (Hayes y otros, 1999). La propuesta de la terapia de aceptación y compromiso consiste en abrirse a sentir el sufrimiento, la rabia, la depresión y cualquier pensamiento, sentimiento, sensación o emoción que surja asociado al daño recibido, sin ninguna defensa; mientras nuestra acción sigue el compromiso con los valores que en ese momento sean más relevantes (Hayes y otros, 2004).

Si se ha elegido la opción del perdón, para llevarlo a cabo es preciso aceptar, en el sentido expuesto, los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. La aceptación es un proceso que finalmente lleva al cambio; pero hay que tener en cuenta que su objetivo no es la extinción del sufrimiento, sino el compromiso con los valores y el fortalecimiento de la acción comprometida con ellos (véase por ejemplo, García Higuera, 2007).

Cuarta etapa: establecer estrategias para autoprotegerse

El perdón no implica la aceptación incondicional del peligro de que ocurra de nuevo el ataque. En el análisis de lo ocurrido hay que incluir también la consideración de cómo los comportamientos de la víctima que han podido permitir o favorecer la ofensa (Case, 2005). Analizando lo que ha ocurrido, la víctima se puede dar cuenta de cuales eran los indicios que indicaban el peligro, lo que le dará más posibilidades de evitarlo en el futuro.

Quinta etapa: una expresión explícita de perdón

La expresión explícita del perdón es un paso importante aunque algunos pacientes puedan pensar que es solamente simbólico y vacío de contenido. Se pueden articular muchos ritos o maneras hacerlo. Esta acción explícita no es el final del proceso de perdón, sino la oficialización del inicio. Hay que tener en cuenta que es preciso volver a repetir el proceso siempre que sea necesario, ya que el ofendido no está libre de que le aparezcan de nuevo los, pensamientos, emociones, sensaciones y sentimientos asociados a la ofensa. Cada vez que surjan de nuevo los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones asociados a la ofensa, se tienen que repetir los pasos que sean necesarios.

El proceso de pedir perdón

Pedir perdón es uno de los elementos fundamentales de muchas religiones movimientos espirituales (Zettle y Gird, 2008); por ejemplo, en el cristianismo. Para los cristianos, Cristo vino al mundo a perdonar los pecados de todos los hombres, ya estamos perdonados por Dios y solamente hace falta pedir perdón. La petición de perdón la ha articulado la religión católica en una serie de pasos dentro de la administración clásica del sacramento de la penitencia: examen de conciencia, dolor de corazón, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Siguiendo esta pauta, el proceso de pedir perdón comenzaría en una primera etapa de análisis de lo que ha pasado, de las circunstancias, motivos y emociones que han concurrido en lo el daño que hemos hecho y de los efectos que ha causado; para pedir realmente perdón tiene que haber un arrepentimiento que incluye un dolor por el sufrimiento causado que no puede quedar solamente en palabras, sino que ha de articularse en acciones comprendidas en un plan concreto que permitan que aquello no vuelva a ocurrir y que restituyan el mal realizado.

Profundizando en esta línea y dejando a un lado las connotaciones ideológicas y religiosas del perdón, desde un punto de vista terapéutico la petición de perdón se puede hacer siguiendo los siguientes pasos:

Reconocer que lo que hizo causó daño u ofendió al otro

No es obvio que el que nos ha ofendido sea plenamente consciente del daño que ha hecho y del sufrimiento que está teniendo su víctima (Case, 2005). El proceso de reconocerlo supone un acercamiento profundo al otro, con comprensión y empatía, y un establecimiento de una comunicación que no se basará en disculparse o evitar las consecuencias o el castigo por lo que ha hecho. Esto permite al otro expresar su sufrimiento de forma plena. Este proceso es positivo cuando se hace mientras se va informando al otro de lo ocurrido.

Sentir de verdad el dolor del otro

Para pedir perdón es preciso ser consciente de que se ha hecho un daño importante al otro. Ponerse en su lugar y acercarse a sus sentimientos puede llegar a hacer sentir de verdad el dolor del otro.

Analizar su propia conducta

Para el ofensor, saber cómo y por qué hizo lo que hizo es interesante en sí mismo. Compartir ese conocimiento con la otra persona es un paso necesario para avanzar en el proceso de pedir perdón y llegar a la reconciliación. Hay montones de razones por las que alguien decide hacer algo que causa daño, ninguna será aceptable para la víctima. En consecuencia, no se trata de encontrar excusas a sus actos, sino de establecer una base para poder realizar la siguiente fase: elaborar un plan que impida que vuelva a ocurrir (Case, 2005).

Es preciso reconocer también el papel que han jugado las circunstancias, pero no para quitarse culpas y echárselas a otros.

Definir un plan de acción para que no vuelva a ocurrir

Definir un plan de acción concreto para que nunca vuelva a ocurrir y compartirlo con el otro es el siguiente paso para pedir perdón. El plan puede incluir acciones dirigidas a mejorar las debilidades propias que han propiciado el daño realizado. Todo el plan ha de hacerse indicando los objetivos operativos, el tiempo y los medios que se van a dedicar a conseguirlos. No se trata de establecer solamente buenas intenciones, las acciones han de ser concretas y se han de establecer los tiempos y los recursos necesarios para hacerlas. En resumen, es preciso comprometerse con llevar a cabo el plan.

Pedir perdón explícitamente al otro.

Los pasos anteriores han de se compartidos con el otro y han de comunicársele para que la petición de perdón sea explícita y llegue al otro, mostrando que no son palabras vanas, sino que están articuladas en un plan y en un compromiso de lucha por la relación.

Realizar un acto simbólico en el que se pida perdón al ofendido es importante para que el perdón quede muy claro.

Restituir el daño causado

Siempre que sea posible, es preciso restituir el daño causado. No sería de recibo pedir perdón y quedarse con las ventajas que se han obtenido de la ofensa.

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

EL PERDÓN

Perdonar y pedir perdón

Pedir perdón y perdonar se perfilan como procesos terapéuticos importantes en la psicoterapia actual. En esta página se describen esos procesos de forma operativa

El perdón

Cuando nos hacen daño la reacción inmediata y lógica es ir contra quien nos lo hizo; pero esta reacción lógica y natural tiene sus problemas. A corto plazo, tratas de impedir que el daño continúes; pero si la acción sigue por mucho tiempo, te puedes ver reflejado en la siguiente metáfora:

Cuando alguien te hace daño es como si te mordiera una serpiente. Las hay que tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. Una vez que te ha dejado de morder, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero cualquier herida se cierra finalmente. Pero el problema es mucho peor si la serpiente es venenosa y, que aunque se ha ido, te deja un veneno dentro que impide que la herida se cierre. Los venenos más comunes son el de la venganza, el del ojo por ojo y el de buscar justicia y reparación por encima de todo. El veneno puede estar actuando durante muchos años y, por eso, la herida no se cierra, el dolor no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía.

Cada vez que piensas en la venganza, o la injusticia que te han hecho, la herida se abre y duele, porque recuerdas el daño que te han hecho y el recuerdo del sufrimiento te lleva a sentirlo de nuevo.
Sacar el veneno de tu cuerpo implica dejar de querer vengarse, en resumen, dejar de hacer conductas destructivas hacia quien te mordió. Como te decía, solamente pensando en la venganza el veneno se pone en marcha. Por eso, si quieres que la herida se cure, has de dejar los pensamientos voluntarios de venganza hacia quien te hizo daño.
Indudablemente tendrás que procurar que la serpiente no te vuelva a morder; pero para eso no tendrás que matarla, basta con evitarla o aprender a defenderte de ella o asegurarte de que lo que ha ocurrido ha sido una acción excepcional que no se volverá a repetir.

El proceso de perdón no implica el abandono de la búsqueda de la justicia ni de dejar de defender tus derechos, solamente se trata de no buscar en ello un desahogo emocional, que implique que la búsqueda de la justicia se convierta en el centro de tus acciones y que dificulte tu avance en otros de tus intereses, objetivos y valores.
Es una forma de presentar que el perdón es terapéutico, resaltando los procesos psicológicos que subyacen y los beneficios personales que tiene ejercerlo. De esta forma, se ven los efectos que tiene perdonar, dejando a un lado las connotaciones religiosas sociales, etc. que tiene la palabra perdón y que pueden hacer difícil entender que puede ser un proceso terapéutico.

Perdonar es un elemento relativamente nuevo en la terapia, comienza a introducirse tímidamente en los años 70; pero no es hasta los 90 cuando se empieza a considerar una herramienta terapéutica a tener en cuenta (Wade y otros, 2008), aunque sus efectos positivos en la persona son importantes.

Qué es el perdón

Hay consenso en considerar que perdonar consiste en un cambio de conductas destructivas voluntarias dirigidas contra el que ha hecho el daño, por otras constructivas. (McCullough, Worthington, y Rachal, 1997).

Algunos consideran que perdonar no solamente incluye que cesen las conductas dirigidas contra el ofensor, sino que incluye la realización de conductas positivas (Wade y otros, 2008). Como indica la metáfora anterior, es preciso dejar de pensar en las conductas destructivas; pero dejar de pensar en algo voluntaria y conscientemente lo único que consigue es incrementar su frecuencia (Wegner, 1994). En consecuencia, para perdonar, es preciso comprometerse, por el propio interés, con el pensamiento de querer lo mejor para esa persona, aunque sea solamente que recapacite y no vuelva a hacer daño a nadie o deseando que le vaya bien en la vida, etc.

Si el proceso de perdón se hace adecuadamente, se modificarán en consecuencia, los sentimientos hacia el ofensor. Aunque algunos autores consideran que son los sentimientos los que originan las conductas, desde la terapia de aceptación y compromiso se parte de que los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones no condicionan obligatoriamente la conducta y que lo importante es la modificación de la conducta, que finalmente llevará a un cambio en los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. Por eso, perdonar no es contingente con la reducción o cese total de los pensamientos o sentimientos “negativos”; no es un estado afectivo o una condición emocional ni una colección de pensamientos y sentimientos; perdonar es una conducta libremente elegida de compromiso y determinación (Zettle y Gird, 2008).

El perdón no es un acto único que se hace en un momento dado, es un proceso continuo que se puede ir profundizando y completando a lo largo del tiempo. Por eso se dan varios niveles de perdón (Case, 2005) que se pueden considerar como una serie de tareas que van completando e incrementando el proceso hasta llegar al grado más completo de perdón. El primer paso consiste en dejar de hacer conductas destructivas abiertas y explícitas (como cesar de buscar venganza o justicia, quejarse a todo el mundo, etc.) o encubiertas e implícitas (como desear conscientemente mal al agresor, rezar para que le pase algo malo, rumiar el daño que se ha recibido, etc.). El segundo nivel es hacer conductas positivas hacia él. Completando el perdón, si hay respuestas positivas por el perdonado, se puede llegar a restaurar la confianza en el agresor.

El considerar que hay distintos niveles de perdón, implica que para entender realmente en qué consiste el perdón terapéutico y hasta donde está dispuesto a llegar el paciente, sea necesario explicar con detalle el proceso que se va a seguir para perdonar.

Qué no es el perdón

Debido a que perdón es una palabra muy cargada ideológicamente, proponer los pacientes que realicen un proceso de perdón puede llevar a malos entendidos y por ello es necesario discutir con ellos qué es y qué no es el perdón que se propone. Algunos de los puntos que puede ser necesario aclarar son los siguientes:

El perdón no incluye obligatoriamente la reconciliación. Perdonar o pedir perdón son opciones personales que no necesitan de la colaboración de la otra persona. Sin embargo, la reconciliación es un proceso de dos. Por ejemplo, el perdón no supondrá nunca restaurar la relación con alguien que con mucha probabilidad pueda volver a hacer daño.

El perdón no implica olvidar lo que ha pasado. El olvido es un proceso involuntario que se irá dando, o no, en el tiempo. Solamente implica el cambio de conductas destructivas a positivas hacia el ofensor, tal y como se ha indicado. Hay ideas erróneas asociadas con el perdón como que si se perdona no se debe acordar o sentirse enfadado por lo ocurrido. Recordar algo es un proceso automático que responde a estímulos que se pueden encontrar en cualquier parte y los sentimientos que se tienen no se pueden modificar voluntariamente, las respuestas que damos cuando tenemos  esos sentimientos si pueden llegar a ser voluntarias. El perdón no supone justificar la ofensa que se ha recibido ni minimizarla. La valoración del hecho será siempre negativa e injustificable, aunque no se busque justicia o se desee venganza.

El perdón del que se trata tampoco supone obligatoriamente levantar la pena al ofensor y que no sufra las consecuencias de sus actos. Para que se dé la reconciliación es preciso que el ofensor realice una restitución del daño que ha causado, si es posible, o cumpla la pena que la sociedad le imponga. El perdón consiste en que el que perdona deja de buscar activamente que se haga justicia y es parco en las consecuencias que busca y, sobre todo, no intenta obtener una descarga emocional junto con la justicia.

Perdonar no es síntoma de debilidad, porque no se trata de dar permiso al otro para que vuelva a hacer daño, sino que se puede perdonar cuidando de que no nos hagan daño de nuevo.

El proceso de perdonar

Cuando perdonar

Si el daño que se ha recibido trasciende el hecho emocional de sentirse injustamente tratado y lo único que se va a conseguir del otro es una compensación emocional, el perdón está plenamente indicado. También, cuando la búsqueda de la reparación se ha convertido en el centro de la vida del ofendido o interfiere con el seguimiento de otros valores, el perdón le permitirá poner distancia emocional para tener en cuenta todos los valores que está dejando de atender.
Hay que tener en cuenta que no se trata de ponerse en riesgo de que el daño se pueda volver a repetir.

Primera etapa: análisis y reconocimiento del daño sufrido

El proceso comienza en la fase de análisis de lo ocurrido, incluyendo en ella el reconocimiento del daño que se ha recibido. Es preciso reconocer que se ha recibido un daño que duele, y aceptar ese dolor. Se hace de forma lo más objetiva posible, lo que va a permitir un distanciamiento emocional y los primeros pasos para entender las motivaciones del ofensor; lo que constituye un comienzo para construir una cierta empatía hacia el otro que está en la base del perdón. También han de analizarse con detalle las circunstancias que han influido para llevarle a hacernos daño, porque una atribución externa, inestable y específica del daño contribuye al perdón (Hall y Fincham, 2006) frente a la atribución interna, estable y global que lo dificulta.

Segunda etapa: elegir la opción de perdonar

El perdón para la víctima es una buena opción en cualquier caso. La metáfora del anzuelo que sugiere Steven Hayes, indica de forma clara cómo el no perdonar a alguien nos coloca en una situación permanente de sufrimiento y puede ayudar en este proceso:

Quien nos ha hecho daño nos ha clavado en un anzuelo que nos atraviesa las entrañas haciéndonos sentir un gran dolor. Queremos darle lo que se merece, tenemos ganas de hacerle sentir lo mismo y meterle a él en el mismo anzuelo, en un acto de justicia, que sufra lo mismo que nosotros. Si nos esforzamos en clavarle a él en el anzuelo, lo haremos teniendo muy presente el daño que nos ha hecho y cómo duele estar en el anzuelo donde él nos ha metido. Mientras lo metemos, o lo intentamos, nos quedaremos dentro del anzuelo. Si consiguiéramos meterle en el anzuelo, lo tendríamos entre nosotros y la punta, por lo que para salir nosotros tendremos que sacarle a él antes.

Si salimos del anzuelo, tendremos cuidado de no estar muy cerca de él porque nos puede volver a meter en el anzuelo y si alguna vez nos juntamos, tiene que ser con la confianza de que no nos va a volver a hacer daño.

Pero no es la opción de no sufrir lo que justifica una elección, sino una opción basada en los valores de la persona (Hayes y otros, 1999). Hay que tener en cuenta que se trata de valores como los define la terapia de aceptación y compromiso, es decir, como consecuencias deseadas a muy largo plazo, y no solamente como valores morales o éticos. Cuando hemos dejado a un lado esos valores para centrarnos en la venganza y se le hemos dedicado tiempo y recursos, pueden estar afectadas otras áreas de nuestra vida. Es en los valores afectados por la concentración en vengarnos en los que tenemos que encontrar los motivos para elegir perdonar.

Tercera etapa: aceptación del sufrimiento y de la rabia

El perdón no supone que se rechacen y esté mal tener sentimientos de rabia, de ira o deseos de venganza, aunque a algunos pueda parecerles que el perdón lo implica (Wade y otros, 2008). El problema no está en tener esos sentimientos o pensamientos, sino en actuar dejándose llevar por ellos en contra de los valores e intereses más importantes en ese momento (Hayes y otros, 1999). La propuesta de la terapia de aceptación y compromiso consiste en abrirse a sentir el sufrimiento, la rabia, la depresión y cualquier pensamiento, sentimiento, sensación o emoción que surja asociado al daño recibido, sin ninguna defensa; mientras nuestra acción sigue el compromiso con los valores que en ese momento sean más relevantes (Hayes y otros, 2004).

Si se ha elegido la opción del perdón, para llevarlo a cabo es preciso aceptar, en el sentido expuesto, los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. La aceptación es un proceso que finalmente lleva al cambio; pero hay que tener en cuenta que su objetivo no es la extinción del sufrimiento, sino el compromiso con los valores y el fortalecimiento de la acción comprometida con ellos (véase por ejemplo, García Higuera, 2007).

Cuarta etapa: establecer estrategias para autoprotegerse

El perdón no implica la aceptación incondicional del peligro de que ocurra de nuevo el ataque. En el análisis de lo ocurrido hay que incluir también la consideración de cómo los comportamientos de la víctima que han podido permitir o favorecer la ofensa (Case, 2005). Analizando lo que ha ocurrido, la víctima se puede dar cuenta de cuales eran los indicios que indicaban el peligro, lo que le dará más posibilidades de evitarlo en el futuro.

Quinta etapa: una expresión explícita de perdón

La expresión explícita del perdón es un paso importante aunque algunos pacientes puedan pensar que es solamente simbólico y vacío de contenido. Se pueden articular muchos ritos o maneras hacerlo. Esta acción explícita no es el final del proceso de perdón, sino la oficialización del inicio. Hay que tener en cuenta que es preciso volver a repetir el proceso siempre que sea necesario, ya que el ofendido no está libre de que le aparezcan de nuevo los, pensamientos, emociones, sensaciones y sentimientos asociados a la ofensa. Cada vez que surjan de nuevo los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones asociados a la ofensa, se tienen que repetir los pasos que sean necesarios.

El proceso de pedir perdón

Pedir perdón es uno de los elementos fundamentales de muchas religiones movimientos espirituales (Zettle y Gird, 2008); por ejemplo, en el cristianismo. Para los cristianos, Cristo vino al mundo a perdonar los pecados de todos los hombres, ya estamos perdonados por Dios y solamente hace falta pedir perdón. La petición de perdón la ha articulado la religión católica en una serie de pasos dentro de la administración clásica del sacramento de la penitencia: examen de conciencia, dolor de corazón, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Siguiendo esta pauta, el proceso de pedir perdón comenzaría en una primera etapa de análisis de lo que ha pasado, de las circunstancias, motivos y emociones que han concurrido en lo el daño que hemos hecho y de los efectos que ha causado; para pedir realmente perdón tiene que haber un arrepentimiento que incluye un dolor por el sufrimiento causado que no puede quedar solamente en palabras, sino que ha de articularse en acciones comprendidas en un plan concreto que permitan que aquello no vuelva a ocurrir y que restituyan el mal realizado.

Profundizando en esta línea y dejando a un lado las connotaciones ideológicas y religiosas del perdón, desde un punto de vista terapéutico la petición de perdón se puede hacer siguiendo los siguientes pasos:

Reconocer que lo que hizo causó daño u ofendió al otro

No es obvio que el que nos ha ofendido sea plenamente consciente del daño que ha hecho y del sufrimiento que está teniendo su víctima (Case, 2005). El proceso de reconocerlo supone un acercamiento profundo al otro, con comprensión y empatía, y un establecimiento de una comunicación que no se basará en disculparse o evitar las consecuencias o el castigo por lo que ha hecho. Esto permite al otro expresar su sufrimiento de forma plena. Este proceso es positivo cuando se hace mientras se va informando al otro de lo ocurrido.

Sentir de verdad el dolor del otro

Para pedir perdón es preciso ser consciente de que se ha hecho un daño importante al otro. Ponerse en su lugar y acercarse a sus sentimientos puede llegar a hacer sentir de verdad el dolor del otro.

Analizar su propia conducta

Para el ofensor, saber cómo y por qué hizo lo que hizo es interesante en sí mismo. Compartir ese conocimiento con la otra persona es un paso necesario para avanzar en el proceso de pedir perdón y llegar a la reconciliación. Hay montones de razones por las que alguien decide hacer algo que causa daño, ninguna será aceptable para la víctima. En consecuencia, no se trata de encontrar excusas a sus actos, sino de establecer una base para poder realizar la siguiente fase: elaborar un plan que impida que vuelva a ocurrir (Case, 2005).

Es preciso reconocer también el papel que han jugado las circunstancias, pero no para quitarse culpas y echárselas a otros.

Definir un plan de acción para que no vuelva a ocurrir

Definir un plan de acción concreto para que nunca vuelva a ocurrir y compartirlo con el otro es el siguiente paso para pedir perdón. El plan puede incluir acciones dirigidas a mejorar las debilidades propias que han propiciado el daño realizado. Todo el plan ha de hacerse indicando los objetivos operativos, el tiempo y los medios que se van a dedicar a conseguirlos. No se trata de establecer solamente buenas intenciones, las acciones han de ser concretas y se han de establecer los tiempos y los recursos necesarios para hacerlas. En resumen, es preciso comprometerse con llevar a cabo el plan.

Pedir perdón explícitamente al otro.

Los pasos anteriores han de se compartidos con el otro y han de comunicársele para que la petición de perdón sea explícita y llegue al otro, mostrando que no son palabras vanas, sino que están articuladas en un plan y en un compromiso de lucha por la relación.

Realizar un acto simbólico en el que se pida perdón al ofendido es importante para que el perdón quede muy claro.

Restituir el daño causado

Siempre que sea posible, es preciso restituir el daño causado. No sería de recibo pedir perdón y quedarse con las ventajas que se han obtenido de la ofensa.

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

EL MAL EN LA BIBLIA: UNA BREVE INTRODUCCIÓN

JUSTIN SIMS

La caída del hombre, Miguel Angel

La caída del hombre, Miguel Angel

Introducción 

Todos hemos sido afectados por el. Es como una dolorosa enfermedad universal sin tratamiento, una fuerza invisible detrás de los acontecimientos más atroces de la historia, la fuente de los problemas más graves en la sociedad, como la pobreza y la violencia, hasta las «pequeñas» dificultades que padecemos todos como el engaño y la indiferencia. Lo vemos claramente en los demás, pero a veces somos ciegos para verlo dentro de nosotros. Sin embargo, se glorifica en la cultura popular como si fuera algo mágico, la entrada principal a los placeres secretos más deliciosos, quizás por ser prohibidos. Cuando sirve a tu favor, es un juego de niños. Pero cuando sos la victima, es un arma masiva de destrucción. Me refiero al mal.

A pesar de que todos estamos familiarizados con el mal, habiendo experimentado tanto sus dolores como sus delicias, hay mucha confusión con respeto a este tema importantísimo. ¿Cuál es el origen del mal? ¿Cómo entendemos su presencia en la vida cotidiana? ¿Quién o qué es el diablo, y qué papel juega él en el drama continuo del mal? ¿Cuál es la solución para este problema? Además, descartando por un momento la torcida perspectiva del mal como fuente de placeres, el mal representa un fuerte argumento contra la existencia de Dios. No hay ningún argumento contra la existencia de Dios, específicamente el Dios la Biblia cristiana, que sea tan persuasivo y que tenga tanta potencia para derrumbar la fe de uno en un Dios de amor. «El problema del mal», como se titula en la teología, es muy fácil de enunciar. Si Dios es todo poderoso y bondadoso, ¿cómo es posible que exista el mal? Si Dios fuera todo poderoso pero malo, podría aniquilar el mal, pero quizás no querría hacerlo. Y si Dios fuera bondadoso, pero no todo poderoso, querría eliminarlo, pero no podría. Sin embargo, el mal existe y seguimos creyendo que Dios es todo poderoso (puede aniquilar el mal) y bondadoso (quiere aniquilar el mal). ¿Cómo reconciliamos esta paradoja espinosa?

Obviamente, el mal es un tema tremendamente amplio y profundo, además de ser muy personal, que no se puede agotar ni siquiera con una biblioteca entera dedicada al tema, mucho menos en un ensayo corto como este. Aun así, déjame tratar de introducirnos al tema con dos enfoques específicos: el origen del mal en la Biblia, y como se manifiesta en la vida cotidiana.

El mal en la Biblia

Según la biblia, el mal se manifiesta generalmente de tres maneras: el mal que ocasionan los seres humanos cuando se rebelan contra Dios; el mal que producen las fuerzas malignas no humanas (y el diablo entre ellos), y el mal del pecado que vive en los seres humanos como una enfermedad. Para ver todo esto, miremos los primeros capítulos de la Biblia, textos que tratan, a veces de manera mitológica, los temas fundamentales sobre nuestro universo y el creador de todo ello, y consideremos tres símbolos como representantes de las tres manifestaciones del mal: un árbol, una serpiente, y un león.

Cuando abrimos la primera página de la Biblia y leemos el primer capítulo, un relato teológico sobre la creación del universo, observamos algo curioso. A saber, que el mal no se encuentra por ningún lado. Al contrario, mientras el autor va contándonos de los días de la creación, seis veces repite la frase «y era bueno» hasta que capítulo concluye diciendo, «Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno!» (Génesis 1:31). Vemos aquí algo muy importante, que en el principio el mal no existía. Toda la creación, incluso los seres humanos, era muy buena. Contra el neoplatonismo que denigra el mundo material como una cárcel de la cuál nos tenemos que liberar, la Biblia muestra que la creación tiene mucho valor. En vez de ser una cárcel, el relato de la creación en Génesis 1 describe el mundo original como el templo de Dios y el séptimo como su coronación. Es más, el diseño del tabernáculo y luego del templo evocan el orden y los símbolos de la creación. Muy lejos de ser una prisión, la creación está llena de la presencia de Dios y reflejaba la belleza y bondad de su creador. Quizás sea sorprendente, pero el mundo, según la Biblia, es intrínsecamente bueno y libre de maldad. Entonces, ¿cómo se quebró nuestro mundo?

Un árbol

 

La primera vez que el mal asoma la cara en la Biblia, aparece como un fruto delicioso colgando de un árbol. Después de que Dios puso a Adán en el jardín del Edén, le advirtió que podía comer de cualquier árbol del jardín menos el árbol del conocimiento del bien y del mal. Comiendo su fruto, le explicó Dios, terminaría indudablemente en la muerte. Adán y Eva se encuentran en un jardín hermosísimo, comen la rica comida de los árboles, disfrutan la presencia de Dios en la frescura del atardecer, pero en el medio del jardín hay algo prohibido y altamente peligroso. He allí una parte significativa del origen del mal, específicamente la capacidad que tenemos todos los seres humanos para elegir entre el bien y el mal, entre el camino de Dios y nuestro propio camino. Dios nos ofrece miles de árboles con frutos deliciosos que se pueden comer, pero nosotros no confiamos en nuestro creador y probamos el fruto del árbol que nos dará poder («en cuanto coman el fruto, serán como Dios», Génesis 3:5) y placer («el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso», Génesis 3:6). Dios quiere una relación con sus criaturas, y una relación verdaderamente amorosa no puede ser obligada. Por lo tanto, Dios nos da una alternativa legítima. Nos da la libertad de elegir entre amarlo a él o amar cualquier otra cosa que pretende tomar el lugar de Dios. Entonces, ¿cuál es el origen del mal? En gran parte, viene del libre albedrío de los seres humanos para hacer bien o hacer mal, para confiar en Dios o confiar en nosotros mismos. Y siempre cuando elegimos lo segundo resulta en muerte, sufrimiento, y destrucción.

La serpiente

 

«Un momento», alguien dirá, «los seres humanos no fueron las únicas partes responsables en ese primordial crimen. ¿Qué de esa taimada serpiente?» Adán y Eva parecen ser víctimas de la travesura o pura maldad de un tercero, una criatura «astuta»que más adelante se conocerá como «el diablo» o «Satanás» (Apocalipsis 12:9). ¿De dónde viene este malhechor y qué parte tiene en el mal que existe en el mundo?

En la cosmovisión judía, como la de casi todos los pueblos del Antiguo Oriente y la de muchas personas hoy en todas partes del mundo, el universo está lleno de fuerzas espirituales activas y pasivas que intervienen en nuestro mundo material para bien o para mal. Tanto la existencia como el origen de estos espíritus o fuerzas se asumía, no se explicaba. Negar o dudar su existencia y su obra en el mundo en aquel entonces habría sido tan absurdo como cuestionar la existencia del átomo hoy. Aunque nos frustra mucho dos milenios después, la Biblia no habla mucho del origen de estos espíritus, ni de la serpiente que se le apareció a Eva en Génesis 3, ni del«Adversario» (Satanás en hebreo) que puso a prueba la fe de Job, ni del diablo que tentó a Jesús en el desierto después de su bautismo (Lucas 4). Para bien o para mal, todos forman parte del gran misterio del universo y de la Biblia cuyo origen y propósito no se sabe bien. Lo que sí afirma la Biblia acerca de estos espíritus es por lo menos que existen (Santiago 2:19), que quieren destruir a los hijos de Dios (1 Pedro 5:8-9; Apocalipsis 12:17), que ejercen poder sobre los seres humanos que buscan rebelarse a Dios (Efesios 2:2), que pueden ser vencidos por los hijos de Dios (Efesios 6:11), y que al final serán derrotados por Dios y lanzados al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).

Un león 

 

Hasta aquí, hemos visto dos fuentes del mal que hay en el mundo, la rebelión de los seres humanos (representado por el árbol) y las influencias de las fuerzas malvadas (representadas por la serpiente). Pero más allá de eso, la Biblia también nos revela que el mal no solamente nace de las decisiones de los seres humanos, sino que existe otro poder que nos afecta a todos y que nos lleva a tomar esas malas decisiones. Se llama pecado, y vive dentro de cada ser humano dándonos una inclinación hacia el mal sin destruir nuestra capacidad para hacer bien. En Génesis 4 aparece como un león.

Poco tiempo después del primer pecado, Dios expulsa a Adán y Eva del jardín del Edén y conocemos a la segunda generación de seres humanos, Caín y Abel. Resulta que un día Caín y Abel ofrecieron sacrificios al Señor, y el Señor aceptó el sacrificio de Abel, pero rechazó la ofrenda de Caín. Al ver que su ofrenda fue rechazada por Dios, Caín se enojó mucho y el Señor se le apareció y le dijo, «¿Por qué estás tan enojado? . . . El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo» (Génesis 4:6-7). En el capítulo tres de Génesis una serpiente ejerció su influencia sobre las acciones de Adán y Eva, y en el capítulo cuatro encontramos a una nueva fuerza mala que trata de meterse en la historia, el pecado. El relato lo describe como un predador, como un león al acecho listo para devorar a Caín. Pero no es como el diablo que se les apareció a Adán y Eva, sino que parece ser una influencia que vive dentro de Caín y sobre el cual puede ejercer su voluntad pero que termina ganando la batalla: Caín asesina a su hermano.

En resumen, esta es la doctrina bíblica del pecado en su forma más simple. El pecado no es solamente el resultado de nuestras malas decisiones (cometí un pecado), sino que es un poder, una enfermedad, un león feroz que vive en nosotros, contra el que luchamos diariamente, y que nos lleva a pecar de miles de maneras. «Todos han pecado», dijo Pablo, «y están privados de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). La existencia del pecado explica porque todos nos rebelamos contra Dios, incluso cuando no sabemos por que y cuando quisiéramos actuar de otra forma (Romanos 7), y por ende, por que el mundo está tan lleno de tanta maldad.

Conclusión 

Entonces, ¿cuáles son algunas conclusiones tentativas que podemos sacar de esta introducción a vuelo de pájaro del mal? Primero, si bien la Biblia no resuelve «el problema del mal», nos ayuda entender que la causa de la gran parte del mal que vemos y sufrimos en el mundo somos todos nosotros cuando elegimos seguir nuestros propios deseos y caprichos en vez de someternos a la voluntad de Dios. Sin duda ninguna, hay una diferencia enorme y significativa entre la violación y la indiferencia, entre el asesinato y la avaricia. Sin embargo, cada acción (o inacción) que no refleja el amor, bondad, y justicia de nuestro creador, por pequeña que sea, contribuye al quebrantamiento de la creación. Somos cómplices todos. Si quisiéramos que Dios aniquilara todos los malvados que existe en este mundo, ¡seríamos destruidos nosotros también!

Segundo, aunque la Biblia enseña que la mayoría del mal que nos aflige en este mundo es una consecuencia del pecado, no es toda la historia. No explica por qué hay tanta maldad sin sentido, atrocidades que desafían todo razonamiento, como el holocausto judío, el comercio de esclavos (que aún existe), las innumerables dictaduras que han asesinado a miles de sus propios ciudadanos, el genocidio y feminicidio, etc. Es allí donde se ve el escaso poder explicativo del pecado como la única fuente del mal. Obviamente, son seres humanos que realizan tales barbaridades. Pero la Biblia nos revela otra dimensión invisible detrás del mundo visible en que las incontables fuerzas malvadas operan para agravar el quebrantamiento del mundo. Su funcionamiento es un misterio, pero el caos que siembran es demasiado real. Por eso, Pablo nos recuerda en su carta a los Efesios, «Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales» (Efesios 6:11-12).

Por último, sería un error hablar del mal y del diablo sin hablar de él que los ha derrotado. La respuesta más poderosa y eficaz que Dios nos da frente el problema del mal es la vida, muerte, y resurrección de su hijo, Jesucristo. Dios no solamente nos rescató del mal y el sufrimiento de este mundo, bajó del cielo para sufrir con nosotros en la persona de Jesús. En la cruz, Jesús recibió el golpe más fuerte del mal, la muerte, y la venció el tercer día por su resurrección. Como dice el autor de hebreos, «Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida» (Hebreos 2:14-15). Cuando nuestra experiencia del mal nos abruma y somos tentados desesperar frente su magnitud, picadura, y profunda oscuridad, Jesús nos ofrece solidaridad por qué él también experimentó sus dolores. Pero más que eso, Jesús nos da esperanza en medio de tanta maldad por qué ha ganado la victoria contra el mal. Aunque nos cueste creerlo, «la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera» (1 Juan 2:8).

 

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

EL MAL EN LA BIBLIA: UNA BREVE INTRODUCCIÓN

JUSTIN SIMS

La caída del hombre, Miguel Angel

La caída del hombre, Miguel Angel

Introducción 

Todos hemos sido afectados por el. Es como una dolorosa enfermedad universal sin tratamiento, una fuerza invisible detrás de los acontecimientos más atroces de la historia, la fuente de los problemas más graves en la sociedad, como la pobreza y la violencia, hasta las «pequeñas» dificultades que padecemos todos como el engaño y la indiferencia. Lo vemos claramente en los demás, pero a veces somos ciegos para verlo dentro de nosotros. Sin embargo, se glorifica en la cultura popular como si fuera algo mágico, la entrada principal a los placeres secretos más deliciosos, quizás por ser prohibidos. Cuando sirve a tu favor, es un juego de niños. Pero cuando sos la victima, es un arma masiva de destrucción. Me refiero al mal.

A pesar de que todos estamos familiarizados con el mal, habiendo experimentado tanto sus dolores como sus delicias, hay mucha confusión con respeto a este tema importantísimo. ¿Cuál es el origen del mal? ¿Cómo entendemos su presencia en la vida cotidiana? ¿Quién o qué es el diablo, y qué papel juega él en el drama continuo del mal? ¿Cuál es la solución para este problema? Además, descartando por un momento la torcida perspectiva del mal como fuente de placeres, el mal representa un fuerte argumento contra la existencia de Dios. No hay ningún argumento contra la existencia de Dios, específicamente el Dios la Biblia cristiana, que sea tan persuasivo y que tenga tanta potencia para derrumbar la fe de uno en un Dios de amor. «El problema del mal», como se titula en la teología, es muy fácil de enunciar. Si Dios es todo poderoso y bondadoso, ¿cómo es posible que exista el mal? Si Dios fuera todo poderoso pero malo, podría aniquilar el mal, pero quizás no querría hacerlo. Y si Dios fuera bondadoso, pero no todo poderoso, querría eliminarlo, pero no podría. Sin embargo, el mal existe y seguimos creyendo que Dios es todo poderoso (puede aniquilar el mal) y bondadoso (quiere aniquilar el mal). ¿Cómo reconciliamos esta paradoja espinosa?

Obviamente, el mal es un tema tremendamente amplio y profundo, además de ser muy personal, que no se puede agotar ni siquiera con una biblioteca entera dedicada al tema, mucho menos en un ensayo corto como este. Aun así, déjame tratar de introducirnos al tema con dos enfoques específicos: el origen del mal en la Biblia, y como se manifiesta en la vida cotidiana.

El mal en la Biblia

Según la biblia, el mal se manifiesta generalmente de tres maneras: el mal que ocasionan los seres humanos cuando se rebelan contra Dios; el mal que producen las fuerzas malignas no humanas (y el diablo entre ellos), y el mal del pecado que vive en los seres humanos como una enfermedad. Para ver todo esto, miremos los primeros capítulos de la Biblia, textos que tratan, a veces de manera mitológica, los temas fundamentales sobre nuestro universo y el creador de todo ello, y consideremos tres símbolos como representantes de las tres manifestaciones del mal: un árbol, una serpiente, y un león.

Cuando abrimos la primera página de la Biblia y leemos el primer capítulo, un relato teológico sobre la creación del universo, observamos algo curioso. A saber, que el mal no se encuentra por ningún lado. Al contrario, mientras el autor va contándonos de los días de la creación, seis veces repite la frase «y era bueno» hasta que capítulo concluye diciendo, «Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno!» (Génesis 1:31). Vemos aquí algo muy importante, que en el principio el mal no existía. Toda la creación, incluso los seres humanos, era muy buena. Contra el neoplatonismo que denigra el mundo material como una cárcel de la cuál nos tenemos que liberar, la Biblia muestra que la creación tiene mucho valor. En vez de ser una cárcel, el relato de la creación en Génesis 1 describe el mundo original como el templo de Dios y el séptimo como su coronación. Es más, el diseño del tabernáculo y luego del templo evocan el orden y los símbolos de la creación. Muy lejos de ser una prisión, la creación está llena de la presencia de Dios y reflejaba la belleza y bondad de su creador. Quizás sea sorprendente, pero el mundo, según la Biblia, es intrínsecamente bueno y libre de maldad. Entonces, ¿cómo se quebró nuestro mundo?

Un árbol

 

La primera vez que el mal asoma la cara en la Biblia, aparece como un fruto delicioso colgando de un árbol. Después de que Dios puso a Adán en el jardín del Edén, le advirtió que podía comer de cualquier árbol del jardín menos el árbol del conocimiento del bien y del mal. Comiendo su fruto, le explicó Dios, terminaría indudablemente en la muerte. Adán y Eva se encuentran en un jardín hermosísimo, comen la rica comida de los árboles, disfrutan la presencia de Dios en la frescura del atardecer, pero en el medio del jardín hay algo prohibido y altamente peligroso. He allí una parte significativa del origen del mal, específicamente la capacidad que tenemos todos los seres humanos para elegir entre el bien y el mal, entre el camino de Dios y nuestro propio camino. Dios nos ofrece miles de árboles con frutos deliciosos que se pueden comer, pero nosotros no confiamos en nuestro creador y probamos el fruto del árbol que nos dará poder («en cuanto coman el fruto, serán como Dios», Génesis 3:5) y placer («el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso», Génesis 3:6). Dios quiere una relación con sus criaturas, y una relación verdaderamente amorosa no puede ser obligada. Por lo tanto, Dios nos da una alternativa legítima. Nos da la libertad de elegir entre amarlo a él o amar cualquier otra cosa que pretende tomar el lugar de Dios. Entonces, ¿cuál es el origen del mal? En gran parte, viene del libre albedrío de los seres humanos para hacer bien o hacer mal, para confiar en Dios o confiar en nosotros mismos. Y siempre cuando elegimos lo segundo resulta en muerte, sufrimiento, y destrucción.

La serpiente

 

«Un momento», alguien dirá, «los seres humanos no fueron las únicas partes responsables en ese primordial crimen. ¿Qué de esa taimada serpiente?» Adán y Eva parecen ser víctimas de la travesura o pura maldad de un tercero, una criatura «astuta»que más adelante se conocerá como «el diablo» o «Satanás» (Apocalipsis 12:9). ¿De dónde viene este malhechor y qué parte tiene en el mal que existe en el mundo?

En la cosmovisión judía, como la de casi todos los pueblos del Antiguo Oriente y la de muchas personas hoy en todas partes del mundo, el universo está lleno de fuerzas espirituales activas y pasivas que intervienen en nuestro mundo material para bien o para mal. Tanto la existencia como el origen de estos espíritus o fuerzas se asumía, no se explicaba. Negar o dudar su existencia y su obra en el mundo en aquel entonces habría sido tan absurdo como cuestionar la existencia del átomo hoy. Aunque nos frustra mucho dos milenios después, la Biblia no habla mucho del origen de estos espíritus, ni de la serpiente que se le apareció a Eva en Génesis 3, ni del«Adversario» (Satanás en hebreo) que puso a prueba la fe de Job, ni del diablo que tentó a Jesús en el desierto después de su bautismo (Lucas 4). Para bien o para mal, todos forman parte del gran misterio del universo y de la Biblia cuyo origen y propósito no se sabe bien. Lo que sí afirma la Biblia acerca de estos espíritus es por lo menos que existen (Santiago 2:19), que quieren destruir a los hijos de Dios (1 Pedro 5:8-9; Apocalipsis 12:17), que ejercen poder sobre los seres humanos que buscan rebelarse a Dios (Efesios 2:2), que pueden ser vencidos por los hijos de Dios (Efesios 6:11), y que al final serán derrotados por Dios y lanzados al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).

Un león 

 

Hasta aquí, hemos visto dos fuentes del mal que hay en el mundo, la rebelión de los seres humanos (representado por el árbol) y las influencias de las fuerzas malvadas (representadas por la serpiente). Pero más allá de eso, la Biblia también nos revela que el mal no solamente nace de las decisiones de los seres humanos, sino que existe otro poder que nos afecta a todos y que nos lleva a tomar esas malas decisiones. Se llama pecado, y vive dentro de cada ser humano dándonos una inclinación hacia el mal sin destruir nuestra capacidad para hacer bien. En Génesis 4 aparece como un león.

Poco tiempo después del primer pecado, Dios expulsa a Adán y Eva del jardín del Edén y conocemos a la segunda generación de seres humanos, Caín y Abel. Resulta que un día Caín y Abel ofrecieron sacrificios al Señor, y el Señor aceptó el sacrificio de Abel, pero rechazó la ofrenda de Caín. Al ver que su ofrenda fue rechazada por Dios, Caín se enojó mucho y el Señor se le apareció y le dijo, «¿Por qué estás tan enojado? . . . El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo» (Génesis 4:6-7). En el capítulo tres de Génesis una serpiente ejerció su influencia sobre las acciones de Adán y Eva, y en el capítulo cuatro encontramos a una nueva fuerza mala que trata de meterse en la historia, el pecado. El relato lo describe como un predador, como un león al acecho listo para devorar a Caín. Pero no es como el diablo que se les apareció a Adán y Eva, sino que parece ser una influencia que vive dentro de Caín y sobre el cual puede ejercer su voluntad pero que termina ganando la batalla: Caín asesina a su hermano.

En resumen, esta es la doctrina bíblica del pecado en su forma más simple. El pecado no es solamente el resultado de nuestras malas decisiones (cometí un pecado), sino que es un poder, una enfermedad, un león feroz que vive en nosotros, contra el que luchamos diariamente, y que nos lleva a pecar de miles de maneras. «Todos han pecado», dijo Pablo, «y están privados de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). La existencia del pecado explica porque todos nos rebelamos contra Dios, incluso cuando no sabemos por que y cuando quisiéramos actuar de otra forma (Romanos 7), y por ende, por que el mundo está tan lleno de tanta maldad.

Conclusión 

Entonces, ¿cuáles son algunas conclusiones tentativas que podemos sacar de esta introducción a vuelo de pájaro del mal? Primero, si bien la Biblia no resuelve «el problema del mal», nos ayuda entender que la causa de la gran parte del mal que vemos y sufrimos en el mundo somos todos nosotros cuando elegimos seguir nuestros propios deseos y caprichos en vez de someternos a la voluntad de Dios. Sin duda ninguna, hay una diferencia enorme y significativa entre la violación y la indiferencia, entre el asesinato y la avaricia. Sin embargo, cada acción (o inacción) que no refleja el amor, bondad, y justicia de nuestro creador, por pequeña que sea, contribuye al quebrantamiento de la creación. Somos cómplices todos. Si quisiéramos que Dios aniquilara todos los malvados que existe en este mundo, ¡seríamos destruidos nosotros también!

Segundo, aunque la Biblia enseña que la mayoría del mal que nos aflige en este mundo es una consecuencia del pecado, no es toda la historia. No explica por qué hay tanta maldad sin sentido, atrocidades que desafían todo razonamiento, como el holocausto judío, el comercio de esclavos (que aún existe), las innumerables dictaduras que han asesinado a miles de sus propios ciudadanos, el genocidio y feminicidio, etc. Es allí donde se ve el escaso poder explicativo del pecado como la única fuente del mal. Obviamente, son seres humanos que realizan tales barbaridades. Pero la Biblia nos revela otra dimensión invisible detrás del mundo visible en que las incontables fuerzas malvadas operan para agravar el quebrantamiento del mundo. Su funcionamiento es un misterio, pero el caos que siembran es demasiado real. Por eso, Pablo nos recuerda en su carta a los Efesios, «Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales» (Efesios 6:11-12).

Por último, sería un error hablar del mal y del diablo sin hablar de él que los ha derrotado. La respuesta más poderosa y eficaz que Dios nos da frente el problema del mal es la vida, muerte, y resurrección de su hijo, Jesucristo. Dios no solamente nos rescató del mal y el sufrimiento de este mundo, bajó del cielo para sufrir con nosotros en la persona de Jesús. En la cruz, Jesús recibió el golpe más fuerte del mal, la muerte, y la venció el tercer día por su resurrección. Como dice el autor de hebreos, «Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida» (Hebreos 2:14-15). Cuando nuestra experiencia del mal nos abruma y somos tentados desesperar frente su magnitud, picadura, y profunda oscuridad, Jesús nos ofrece solidaridad por qué él también experimentó sus dolores. Pero más que eso, Jesús nos da esperanza en medio de tanta maldad por qué ha ganado la victoria contra el mal. Aunque nos cueste creerlo, «la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera» (1 Juan 2:8).

 

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

EL MAL EN LA BIBLIA: UNA BREVE INTRODUCCIÓN

JUSTIN SIMS

La caída del hombre, Miguel Angel

La caída del hombre, Miguel Angel

Introducción 

Todos hemos sido afectados por el. Es como una dolorosa enfermedad universal sin tratamiento, una fuerza invisible detrás de los acontecimientos más atroces de la historia, la fuente de los problemas más graves en la sociedad, como la pobreza y la violencia, hasta las «pequeñas» dificultades que padecemos todos como el engaño y la indiferencia. Lo vemos claramente en los demás, pero a veces somos ciegos para verlo dentro de nosotros. Sin embargo, se glorifica en la cultura popular como si fuera algo mágico, la entrada principal a los placeres secretos más deliciosos, quizás por ser prohibidos. Cuando sirve a tu favor, es un juego de niños. Pero cuando sos la victima, es un arma masiva de destrucción. Me refiero al mal.

A pesar de que todos estamos familiarizados con el mal, habiendo experimentado tanto sus dolores como sus delicias, hay mucha confusión con respeto a este tema importantísimo. ¿Cuál es el origen del mal? ¿Cómo entendemos su presencia en la vida cotidiana? ¿Quién o qué es el diablo, y qué papel juega él en el drama continuo del mal? ¿Cuál es la solución para este problema? Además, descartando por un momento la torcida perspectiva del mal como fuente de placeres, el mal representa un fuerte argumento contra la existencia de Dios. No hay ningún argumento contra la existencia de Dios, específicamente el Dios la Biblia cristiana, que sea tan persuasivo y que tenga tanta potencia para derrumbar la fe de uno en un Dios de amor. «El problema del mal», como se titula en la teología, es muy fácil de enunciar. Si Dios es todo poderoso y bondadoso, ¿cómo es posible que exista el mal? Si Dios fuera todo poderoso pero malo, podría aniquilar el mal, pero quizás no querría hacerlo. Y si Dios fuera bondadoso, pero no todo poderoso, querría eliminarlo, pero no podría. Sin embargo, el mal existe y seguimos creyendo que Dios es todo poderoso (puede aniquilar el mal) y bondadoso (quiere aniquilar el mal). ¿Cómo reconciliamos esta paradoja espinosa?

Obviamente, el mal es un tema tremendamente amplio y profundo, además de ser muy personal, que no se puede agotar ni siquiera con una biblioteca entera dedicada al tema, mucho menos en un ensayo corto como este. Aun así, déjame tratar de introducirnos al tema con dos enfoques específicos: el origen del mal en la Biblia, y como se manifiesta en la vida cotidiana.

El mal en la Biblia

Según la biblia, el mal se manifiesta generalmente de tres maneras: el mal que ocasionan los seres humanos cuando se rebelan contra Dios; el mal que producen las fuerzas malignas no humanas (y el diablo entre ellos), y el mal del pecado que vive en los seres humanos como una enfermedad. Para ver todo esto, miremos los primeros capítulos de la Biblia, textos que tratan, a veces de manera mitológica, los temas fundamentales sobre nuestro universo y el creador de todo ello, y consideremos tres símbolos como representantes de las tres manifestaciones del mal: un árbol, una serpiente, y un león.

Cuando abrimos la primera página de la Biblia y leemos el primer capítulo, un relato teológico sobre la creación del universo, observamos algo curioso. A saber, que el mal no se encuentra por ningún lado. Al contrario, mientras el autor va contándonos de los días de la creación, seis veces repite la frase «y era bueno» hasta que capítulo concluye diciendo, «Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno!» (Génesis 1:31). Vemos aquí algo muy importante, que en el principio el mal no existía. Toda la creación, incluso los seres humanos, era muy buena. Contra el neoplatonismo que denigra el mundo material como una cárcel de la cuál nos tenemos que liberar, la Biblia muestra que la creación tiene mucho valor. En vez de ser una cárcel, el relato de la creación en Génesis 1 describe el mundo original como el templo de Dios y el séptimo como su coronación. Es más, el diseño del tabernáculo y luego del templo evocan el orden y los símbolos de la creación. Muy lejos de ser una prisión, la creación está llena de la presencia de Dios y reflejaba la belleza y bondad de su creador. Quizás sea sorprendente, pero el mundo, según la Biblia, es intrínsecamente bueno y libre de maldad. Entonces, ¿cómo se quebró nuestro mundo?

Un árbol

 

La primera vez que el mal asoma la cara en la Biblia, aparece como un fruto delicioso colgando de un árbol. Después de que Dios puso a Adán en el jardín del Edén, le advirtió que podía comer de cualquier árbol del jardín menos el árbol del conocimiento del bien y del mal. Comiendo su fruto, le explicó Dios, terminaría indudablemente en la muerte. Adán y Eva se encuentran en un jardín hermosísimo, comen la rica comida de los árboles, disfrutan la presencia de Dios en la frescura del atardecer, pero en el medio del jardín hay algo prohibido y altamente peligroso. He allí una parte significativa del origen del mal, específicamente la capacidad que tenemos todos los seres humanos para elegir entre el bien y el mal, entre el camino de Dios y nuestro propio camino. Dios nos ofrece miles de árboles con frutos deliciosos que se pueden comer, pero nosotros no confiamos en nuestro creador y probamos el fruto del árbol que nos dará poder («en cuanto coman el fruto, serán como Dios», Génesis 3:5) y placer («el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso», Génesis 3:6). Dios quiere una relación con sus criaturas, y una relación verdaderamente amorosa no puede ser obligada. Por lo tanto, Dios nos da una alternativa legítima. Nos da la libertad de elegir entre amarlo a él o amar cualquier otra cosa que pretende tomar el lugar de Dios. Entonces, ¿cuál es el origen del mal? En gran parte, viene del libre albedrío de los seres humanos para hacer bien o hacer mal, para confiar en Dios o confiar en nosotros mismos. Y siempre cuando elegimos lo segundo resulta en muerte, sufrimiento, y destrucción.

La serpiente

 

«Un momento», alguien dirá, «los seres humanos no fueron las únicas partes responsables en ese primordial crimen. ¿Qué de esa taimada serpiente?» Adán y Eva parecen ser víctimas de la travesura o pura maldad de un tercero, una criatura «astuta»que más adelante se conocerá como «el diablo» o «Satanás» (Apocalipsis 12:9). ¿De dónde viene este malhechor y qué parte tiene en el mal que existe en el mundo?

En la cosmovisión judía, como la de casi todos los pueblos del Antiguo Oriente y la de muchas personas hoy en todas partes del mundo, el universo está lleno de fuerzas espirituales activas y pasivas que intervienen en nuestro mundo material para bien o para mal. Tanto la existencia como el origen de estos espíritus o fuerzas se asumía, no se explicaba. Negar o dudar su existencia y su obra en el mundo en aquel entonces habría sido tan absurdo como cuestionar la existencia del átomo hoy. Aunque nos frustra mucho dos milenios después, la Biblia no habla mucho del origen de estos espíritus, ni de la serpiente que se le apareció a Eva en Génesis 3, ni del«Adversario» (Satanás en hebreo) que puso a prueba la fe de Job, ni del diablo que tentó a Jesús en el desierto después de su bautismo (Lucas 4). Para bien o para mal, todos forman parte del gran misterio del universo y de la Biblia cuyo origen y propósito no se sabe bien. Lo que sí afirma la Biblia acerca de estos espíritus es por lo menos que existen (Santiago 2:19), que quieren destruir a los hijos de Dios (1 Pedro 5:8-9; Apocalipsis 12:17), que ejercen poder sobre los seres humanos que buscan rebelarse a Dios (Efesios 2:2), que pueden ser vencidos por los hijos de Dios (Efesios 6:11), y que al final serán derrotados por Dios y lanzados al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).

Un león 

 

Hasta aquí, hemos visto dos fuentes del mal que hay en el mundo, la rebelión de los seres humanos (representado por el árbol) y las influencias de las fuerzas malvadas (representadas por la serpiente). Pero más allá de eso, la Biblia también nos revela que el mal no solamente nace de las decisiones de los seres humanos, sino que existe otro poder que nos afecta a todos y que nos lleva a tomar esas malas decisiones. Se llama pecado, y vive dentro de cada ser humano dándonos una inclinación hacia el mal sin destruir nuestra capacidad para hacer bien. En Génesis 4 aparece como un león.

Poco tiempo después del primer pecado, Dios expulsa a Adán y Eva del jardín del Edén y conocemos a la segunda generación de seres humanos, Caín y Abel. Resulta que un día Caín y Abel ofrecieron sacrificios al Señor, y el Señor aceptó el sacrificio de Abel, pero rechazó la ofrenda de Caín. Al ver que su ofrenda fue rechazada por Dios, Caín se enojó mucho y el Señor se le apareció y le dijo, «¿Por qué estás tan enojado? . . . El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo» (Génesis 4:6-7). En el capítulo tres de Génesis una serpiente ejerció su influencia sobre las acciones de Adán y Eva, y en el capítulo cuatro encontramos a una nueva fuerza mala que trata de meterse en la historia, el pecado. El relato lo describe como un predador, como un león al acecho listo para devorar a Caín. Pero no es como el diablo que se les apareció a Adán y Eva, sino que parece ser una influencia que vive dentro de Caín y sobre el cual puede ejercer su voluntad pero que termina ganando la batalla: Caín asesina a su hermano.

En resumen, esta es la doctrina bíblica del pecado en su forma más simple. El pecado no es solamente el resultado de nuestras malas decisiones (cometí un pecado), sino que es un poder, una enfermedad, un león feroz que vive en nosotros, contra el que luchamos diariamente, y que nos lleva a pecar de miles de maneras. «Todos han pecado», dijo Pablo, «y están privados de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). La existencia del pecado explica porque todos nos rebelamos contra Dios, incluso cuando no sabemos por que y cuando quisiéramos actuar de otra forma (Romanos 7), y por ende, por que el mundo está tan lleno de tanta maldad.

Conclusión 

Entonces, ¿cuáles son algunas conclusiones tentativas que podemos sacar de esta introducción a vuelo de pájaro del mal? Primero, si bien la Biblia no resuelve «el problema del mal», nos ayuda entender que la causa de la gran parte del mal que vemos y sufrimos en el mundo somos todos nosotros cuando elegimos seguir nuestros propios deseos y caprichos en vez de someternos a la voluntad de Dios. Sin duda ninguna, hay una diferencia enorme y significativa entre la violación y la indiferencia, entre el asesinato y la avaricia. Sin embargo, cada acción (o inacción) que no refleja el amor, bondad, y justicia de nuestro creador, por pequeña que sea, contribuye al quebrantamiento de la creación. Somos cómplices todos. Si quisiéramos que Dios aniquilara todos los malvados que existe en este mundo, ¡seríamos destruidos nosotros también!

Segundo, aunque la Biblia enseña que la mayoría del mal que nos aflige en este mundo es una consecuencia del pecado, no es toda la historia. No explica por qué hay tanta maldad sin sentido, atrocidades que desafían todo razonamiento, como el holocausto judío, el comercio de esclavos (que aún existe), las innumerables dictaduras que han asesinado a miles de sus propios ciudadanos, el genocidio y feminicidio, etc. Es allí donde se ve el escaso poder explicativo del pecado como la única fuente del mal. Obviamente, son seres humanos que realizan tales barbaridades. Pero la Biblia nos revela otra dimensión invisible detrás del mundo visible en que las incontables fuerzas malvadas operan para agravar el quebrantamiento del mundo. Su funcionamiento es un misterio, pero el caos que siembran es demasiado real. Por eso, Pablo nos recuerda en su carta a los Efesios, «Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales» (Efesios 6:11-12).

Por último, sería un error hablar del mal y del diablo sin hablar de él que los ha derrotado. La respuesta más poderosa y eficaz que Dios nos da frente el problema del mal es la vida, muerte, y resurrección de su hijo, Jesucristo. Dios no solamente nos rescató del mal y el sufrimiento de este mundo, bajó del cielo para sufrir con nosotros en la persona de Jesús. En la cruz, Jesús recibió el golpe más fuerte del mal, la muerte, y la venció el tercer día por su resurrección. Como dice el autor de hebreos, «Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida» (Hebreos 2:14-15). Cuando nuestra experiencia del mal nos abruma y somos tentados desesperar frente su magnitud, picadura, y profunda oscuridad, Jesús nos ofrece solidaridad por qué él también experimentó sus dolores. Pero más que eso, Jesús nos da esperanza en medio de tanta maldad por qué ha ganado la victoria contra el mal. Aunque nos cueste creerlo, «la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera» (1 Juan 2:8).

 

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

 

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

 

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

 

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

1. El origen del mal en la Biblia 
2. El relato de la caída 
3. Cain y Abel 
4. Los profetas  anuncian la salvación 
5. Jesús, el mesías
6. Los evangelios, la buena noticia de la salvación 
7. Las Parábolas de Jesús 
8. Los milagros de Jesús 
9. Muerte y Resurrección de Jesús 
10. Las Bienaventuranzas
11. Apocalipsis. El triunfo del bien sobre el mal
Cada alumno debe escoger un tema para realizar un powerpoint que será expuesto posteriormente en clase. 

SPIDERMAN 3

Tercera entrega de las aventuras del joven Peter Parker (Maguire). Parece que Parker ha conseguido por fin el equilibrio entre su devoción por Mary Jane y sus deberes como superhéroe. Pero, de repente, su traje se vuelve negro y adquiere nuevos poderes; también él se transforma, mostrando el lado más oscuro y vengativo de su personalidad. Bajo la influencia del nuevo traje, Peter se convierte en un ser egoísta que sólo se preocupa por sí mismo.

 

JESÚS Y LA SALVACIÓN

LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

1. El origen del mal en la Biblia 
2. El relato de la caída 
3. Cain y Abel 
4. Los profetas  anuncian la salvación 
5. Jesús, el mesías
6. Los evangelios, la buena noticia de la salvación 
7. Las Parábolas de Jesús 
8. Los milagros de Jesús 
9. Muerte y Resurrección de Jesús 
10. Las Bienaventuranzas
11. Apocalipsis. El triunfo del bien sobre el mal
Cada alumno debe escoger un tema para realizar un powerpoint que será expuesto posteriormente en clase. 

SPIDERMAN 3

Tercera entrega de las aventuras del joven Peter Parker (Maguire). Parece que Parker ha conseguido por fin el equilibrio entre su devoción por Mary Jane y sus deberes como superhéroe. Pero, de repente, su traje se vuelve negro y adquiere nuevos poderes; también él se transforma, mostrando el lado más oscuro y vengativo de su personalidad. Bajo la influencia del nuevo traje, Peter se convierte en un ser egoísta que sólo se preocupa por sí mismo.

 

SPIDERMAN 3

Tercera entrega de las aventuras del joven Peter Parker (Maguire). Parece que Parker ha conseguido por fin el equilibrio entre su devoción por Mary Jane y sus deberes como superhéroe. Pero, de repente, su traje se vuelve negro y adquiere nuevos poderes; también él se transforma, mostrando el lado más oscuro y vengativo de su personalidad. Bajo la influencia del nuevo traje, Peter se convierte en un ser egoísta que sólo se preocupa por sí mismo.

 

SPIDERMAN 3

 

Tercera entrega de las aventuras del joven Peter Parker (Maguire). Parece que Parker ha conseguido por fin el equilibrio entre su devoción por Mary Jane y sus deberes como superhéroe. Pero, de repente, su traje se vuelve negro y adquiere nuevos poderes; también él se transforma, mostrando el lado más oscuro y vengativo de su personalidad. Bajo la influencia del nuevo traje, Peter se convierte en un ser egoísta que sólo se preocupa por sí mismo.

 

SPIDERMAN 3

Tercera entrega de las aventuras del joven Peter Parker (Maguire). Parece que Parker ha conseguido por fin el equilibrio entre su devoción por Mary Jane y sus deberes como superhéroe. Pero, de repente, su traje se vuelve negro y adquiere nuevos poderes; también él se transforma, mostrando el lado más oscuro y vengativo de su personalidad. Bajo la influencia del nuevo traje, Peter se convierte en un ser egoísta que sólo se preocupa por sí mismo.

 

SPIDERMAN 3

Tercera entrega de las aventuras del joven Peter Parker (Maguire). Parece que Parker ha conseguido por fin el equilibrio entre su devoción por Mary Jane y sus deberes como superhéroe. Pero, de repente, su traje se vuelve negro y adquiere nuevos poderes; también él se transforma, mostrando el lado más oscuro y vengativo de su personalidad. Bajo la influencia del nuevo traje, Peter se convierte en un ser egoísta que sólo se preocupa por sí mismo.

 

3º DE ESO 

FAMILY MAN

Jack Campbell (Nicolas Cage) es un egocéntrico broker de Wall Street cuya única obsesión es el trabajo y una vida llena de lujo. Un día, tras un incidente en una tienda el día de Nochebuena, se despierta viviendo otra vida: es un humilde vendedor de neumáticos de Nueva Jersey, casado con su antigua novia Kate (Téa Leoni), a la que había abandonado hacía años para que no obstaculizara su carrera en el mundo de las finanzas.

3º DE ESO 

FAMILY MAN

Jack Campbell (Nicolas Cage) es un egocéntrico broker de Wall Street cuya única obsesión es el trabajo y una vida llena de lujo. Un día, tras un incidente en una tienda el día de Nochebuena, se despierta viviendo otra vida: es un humilde vendedor de neumáticos de Nueva Jersey, casado con su antigua novia Kate (Téa Leoni), a la que había abandonado hacía años para que no obstaculizara su carrera en el mundo de las finanzas.

3º DE ESO 

FAMILY MAN

Jack Campbell (Nicolas Cage) es un egocéntrico broker de Wall Street cuya única obsesión es el trabajo y una vida llena de lujo. Un día, tras un incidente en una tienda el día de Nochebuena, se despierta viviendo otra vida: es un humilde vendedor de neumáticos de Nueva Jersey, casado con su antigua novia Kate (Téa Leoni), a la que había abandonado hacía años para que no obstaculizara su carrera en el mundo de las finanzas.

3º DE ESO 

FAMILY MAN

Jack Campbell (Nicolas Cage) es un egocéntrico broker de Wall Street cuya única obsesión es el trabajo y una vida llena de lujo. Un día, tras un incidente en una tienda el día de Nochebuena, se despierta viviendo otra vida: es un humilde vendedor de neumáticos de Nueva Jersey, casado con su antigua novia Kate (Téa Leoni), a la que había abandonado hacía años para que no obstaculizara su carrera en el mundo de las finanzas.

3º DE ESO 

3º DE ESO 

LA HISTORIA DE ALBA

T03xP03: Alba - Telecinco

Alba: la víctima más joven de violencia de género

Alba, la víctima de violencia de género más joven de España, tenía 14 años y toda la vida por delante. Su novio  era cuatro años mayor que ella. Tras siete meses juntos, Alba puso fin a su relación de pareja, pero él no lo aceptó. Maite, su madre, se enfrentará de nuevo al más doloroso de sus recuerdos, para tratar de concienciar a las chicas jóvenes del importante peligro que supone no detectar una conducta violenta, ni denunciar ante la policía una relación tóxica.

3º DE ESO 

3º DE ESO 

LA HISTORIA DE ALBA

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Alba: la víctima más joven de violencia de género

Alba, la víctima de violencia de género más joven de España, tenía 14 años y toda la vida por delante. Su novio  era cuatro años mayor que ella. Tras siete meses juntos, Alba puso fin a su relación de pareja, pero él no lo aceptó. Maite, su madre, se enfrentará de nuevo al más doloroso de sus recuerdos, para tratar de concienciar a las chicas jóvenes del importante peligro que supone no detectar una conducta violenta, ni denunciar ante la policía una relación tóxica.

3º DE ESO 

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LA HISTORIA DE ALBA

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Alba: la víctima más joven de violencia de género

Alba, la víctima de violencia de género más joven de España, tenía 14 años y toda la vida por delante. Su novio  era cuatro años mayor que ella. Tras siete meses juntos, Alba puso fin a su relación de pareja, pero él no lo aceptó. Maite, su madre, se enfrentará de nuevo al más doloroso de sus recuerdos, para tratar de concienciar a las chicas jóvenes del importante peligro que supone no detectar una conducta violenta, ni denunciar ante la policía una relación tóxica.

3º DE ESO 

DEPENDE

El relativismo moral

Sin embargo, existe otro paradigma que propone que no existe una moral en cada cultura. Desde el relativismo moral se propone que cada persona tiene una moral diferente (Lukes, 2011). Imagina que cada círculo del esquema anterior es la moral de una persona en lugar de la moral de una cultura. Desde esta creencia se aceptan todas las morales sin importar de quién proceden ni en qué situación se den. Dentro del relativismo moral existen tres posiciones diferentes:

  • El relativismo moral descriptivo (Swoyer, 2003): esta posición defiende que existen desacuerdos en cuanto a los comportamientos que se consideran correctos, incluso cuando las consecuencias de tales comportamientos son las mismas. Los relativistas descriptivos no defienden necesariamente la tolerancia de todo comportamiento a la luz de tal desacuerdo.

 

  • El relativismo moral meta-ético (Gowans, 2015): según esta posición la verdad o falsedad de un juicio no es la misma universalmente con lo que no se puede decir que sea objetiva. Los juicios van a ser relativos al ser comparados con las tradiciones, convicciones, creencias o prácticas de una comunidad humana.

 

  • El relativismo moral normativo (Swoyer, 2003): desde esta posición se entiende que no existen estándares morales universales, por ello, no se puede juzgar a las demás personas. Todo comportamiento debe ser tolerado incluso cuando sea contrario a las creencias que poseemos.

El hecho de que una moral explique un mayor rango de comportamientos o de que más personas estén de acuerdo con una moral específica no implica que sea la correcta, pero tampoco que no lo sea. Desde el relativismo moral se asume que hay diversas morales que van a dar lugar a desacuerdos, que no darán lugar a un conflicto solo si se produce el diálogo y la comprensión (Santos, 2002). Así, encontrar puntos en común es la mejor forma de establecer una relación sana, tanto entre personas como entre culturas.

… Sin embargo hay cosas que siempre son malas…

LA HISTORIA DE ALBA

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Alba: la víctima más joven de violencia de género

Alba, la víctima de violencia de género más joven de España, tenía 14 años y toda la vida por delante. Su novio  era cuatro años mayor que ella. Tras siete meses juntos, Alba puso fin a su relación de pareja, pero él no lo aceptó. Maite, su madre, se enfrentará de nuevo al más doloroso de sus recuerdos, para tratar de concienciar a las chicas jóvenes del importante peligro que supone no detectar una conducta violenta, ni denunciar ante la policía una relación tóxica.

Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?

Desde JC nos invitan a pensar en una de las preguntas que se hacen los cristianos y los no cristianos: «Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?»

 

Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?

En Religión COPE seguimos colaborando con nuestros amigos de ‘Jóvenes Católicos’ que podéis visitar en este enlace. Un portal que quiere transmitir historias que inspiren a los jóvenes de hoy en día. ¿y qué podemos decir? Pues que ¡Bendita Juventud! Hoy, Myriam Ponce nos presenta esta reflexión sobre un tema, como siempre, para la reflexión de jóvenes y no tan jóvenes:

La existencia del mal ha sido un debate sumamente profundo a lo largo del tiempo. Sabemos que Dios es bueno, pero muchos escépticos han descartado Su existencia argumentando la presencia del “mal” en el mundo.

A la luz de las constantes guerras, el terrorismo extremista, el hambre, la pobreza persistente, el abandono social y la enfermedad recurrente, es natural preguntarnos: ¿por qué Dios permite el mal? Estas experiencias del sufrimiento del inocente constituyen un argumento existencialmente muy fuerte sobre la creencia en Dios, basándose en la teoría del conocimiento, las ciencias y algunas ideologías. El mismo Juan Pablo II, en su catequesis sobre el Credo (1986), indicó que la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo “constituyen para muchos la dificultad principal para aceptar la verdad la Providencia Divina”Después de todo, Él, siendo Dios, sería capaz de erradicarlo.

Pero, la verdad es que la existencia del mal exhibe, de manera indirecta, la existencia de Dios

Considera real, por un minuto, el argumento ateo que dice: “si el mal existe entonces Dios no puede existir”. Sólo por un minuto. Si así fuera, la existencia del ser humano sería un “accidente cósmico”, sin sentido y sin ningún valor más allá que un producto de la materia y el azar. De ser así, ¿cómo fundamentaríamos nuestros valores morales? ¿cómo podemos afirmar que algo está mal? ¿bajo qué fundamento consideramos que el Holocausto fue un evento terrible, o que el tráfico de humanos daña la voluntad personal? ¿qué rige el bien o el mal?

Entendemos que estas acciones son universalmente degradantes porque agreden el valor mismo del ser humano. Por ende, comprendemos que el ser humano tiene un valor por sí mismo, regido por su voluntad y su libertad. Pero, ¿cómo justificamos ese valor si somos un mero accidente sin propósito? En la ausencia de Dios, nuestro “valor” carece de sentido, por lo que nuestros principios sociales son meras construcciones que difieren incluso de persona a persona. Lo que es bueno para ti, podría no ser tan bueno para otro. Siendo así, los conceptos del bien y el mal carecerían de mera objetividad. Como mencionó el novelista ruso Fyodor Dostoyevsky: “si Dios no existe, todo es permitido”.

Y, ¡cuánta razón tenía!

Muchos podrán decir que el bien y el mal son meras edificaciones sociales, pero nadie vive bajo ese principio. Nadie ve un ataque terrorista y piensa: “Vaya, no importa. Sólo es resultado de una construcción social”. En el fondo todos reconocemos, a través de nuestra experiencia moral, que el mal existe y es todo aquello que no debe ser (1Jn 3, 4). Pero, si hay algo que no debe ser, entonces tendría que haber un estándar de lo que debe ser. Es decir, irónicamente, el mal solo puede existir si Dios existe, siendo Él el ejemplo máximo del bien.

Ahora, Si Dios es bueno, ¿por qué permite el mal? La respuesta se esconde en dos palabras:

 Libre albedrío

Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, dotado de voluntad e inteligencia. Hemos sido creados con la capacidad de hacer el auténtico bien moral, en semejanza a Dios, que es bueno.

No obstante, la libertad de hacer el bien también tiene su contraparte. Todos podemos decidir entre seguir los designios de Dios y atender Su Voluntad, o no hacerlo. Por tanto, el origen del mal moral es el mal uso de nuestra libertad. Los males físicos, son sólo consecuencias de este primer mal.

Ahora bien, ¿por qué Dios no evita el mal? Por qué cualquier intervención en nuestras decisiones significaría corromper nuestra libertad, eliminando nuestro individualismo y humanidad. En esencia, Dios permite el mal, aunque no lo desea, porque quiere una relación con nosotros.

Es importante recordar que Dios siempre extrae bienes de los males y, por sobre todo, siempre hará brillar Su justicia. El mismo Catecismo de la Iglesia Católica (272) afirma que “la fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento”. Entonces, Dios permite el mal, sí, pero su fin siempre será un bien mayor. Así, la cruel muerte de Cristo fue un terrible sufrimiento a través del cual se consiguió el mayor bien concebible: la salvación de todos.

Es posible que, como le sucedió a Job, nos sea difícil comprender el porqué de muchas situaciones en nuestra vida y en el mundo. Pero, una cosa es segura: el amor de Dios es inmenso y fue garantizado en la Cruz. Dios no nos ha dejado abandonados en medio de la aflicción, Él nos ha mostrado el camino de la verdad.

Un día Dios erradicará todo mal, eso es verdad y en la Biblia está. Pero, en su increíble bondad y paciencia, nos permite volver a Él y ser salvos, en nuestra propia libertad para seguirlo. Aunque, estoy plenamente convencida que espera con ansia que volvamos a casa.

Puedes ver el artículo original en este enlace y visitar esta web de ‘Jóvenes Católicos’ que hace tanto bien.

3º DE ESO 

DEPENDE

El relativismo moral

Sin embargo, existe otro paradigma que propone que no existe una moral en cada cultura. Desde el relativismo moral se propone que cada persona tiene una moral diferente (Lukes, 2011). Imagina que cada círculo del esquema anterior es la moral de una persona en lugar de la moral de una cultura. Desde esta creencia se aceptan todas las morales sin importar de quién proceden ni en qué situación se den. Dentro del relativismo moral existen tres posiciones diferentes:

  • El relativismo moral descriptivo (Swoyer, 2003): esta posición defiende que existen desacuerdos en cuanto a los comportamientos que se consideran correctos, incluso cuando las consecuencias de tales comportamientos son las mismas. Los relativistas descriptivos no defienden necesariamente la tolerancia de todo comportamiento a la luz de tal desacuerdo.

 

  • El relativismo moral meta-ético (Gowans, 2015): según esta posición la verdad o falsedad de un juicio no es la misma universalmente con lo que no se puede decir que sea objetiva. Los juicios van a ser relativos al ser comparados con las tradiciones, convicciones, creencias o prácticas de una comunidad humana.

 

  • El relativismo moral normativo (Swoyer, 2003): desde esta posición se entiende que no existen estándares morales universales, por ello, no se puede juzgar a las demás personas. Todo comportamiento debe ser tolerado incluso cuando sea contrario a las creencias que poseemos.

El hecho de que una moral explique un mayor rango de comportamientos o de que más personas estén de acuerdo con una moral específica no implica que sea la correcta, pero tampoco que no lo sea. Desde el relativismo moral se asume que hay diversas morales que van a dar lugar a desacuerdos, que no darán lugar a un conflicto solo si se produce el diálogo y la comprensión (Santos, 2002). Así, encontrar puntos en común es la mejor forma de establecer una relación sana, tanto entre personas como entre culturas.

… Sin embargo hay cosas que siempre son malas…

LA HISTORIA DE ALBA

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Alba: la víctima más joven de violencia de género

Alba, la víctima de violencia de género más joven de España, tenía 14 años y toda la vida por delante. Su novio  era cuatro años mayor que ella. Tras siete meses juntos, Alba puso fin a su relación de pareja, pero él no lo aceptó. Maite, su madre, se enfrentará de nuevo al más doloroso de sus recuerdos, para tratar de concienciar a las chicas jóvenes del importante peligro que supone no detectar una conducta violenta, ni denunciar ante la policía una relación tóxica.

Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?

Desde JC nos invitan a pensar en una de las preguntas que se hacen los cristianos y los no cristianos: «Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?»

 

Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?

En Religión COPE seguimos colaborando con nuestros amigos de ‘Jóvenes Católicos’ que podéis visitar en este enlace. Un portal que quiere transmitir historias que inspiren a los jóvenes de hoy en día. ¿y qué podemos decir? Pues que ¡Bendita Juventud! Hoy, Myriam Ponce nos presenta esta reflexión sobre un tema, como siempre, para la reflexión de jóvenes y no tan jóvenes:

La existencia del mal ha sido un debate sumamente profundo a lo largo del tiempo. Sabemos que Dios es bueno, pero muchos escépticos han descartado Su existencia argumentando la presencia del “mal” en el mundo.

A la luz de las constantes guerras, el terrorismo extremista, el hambre, la pobreza persistente, el abandono social y la enfermedad recurrente, es natural preguntarnos: ¿por qué Dios permite el mal? Estas experiencias del sufrimiento del inocente constituyen un argumento existencialmente muy fuerte sobre la creencia en Dios, basándose en la teoría del conocimiento, las ciencias y algunas ideologías. El mismo Juan Pablo II, en su catequesis sobre el Credo (1986), indicó que la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo “constituyen para muchos la dificultad principal para aceptar la verdad la Providencia Divina”Después de todo, Él, siendo Dios, sería capaz de erradicarlo.

Pero, la verdad es que la existencia del mal exhibe, de manera indirecta, la existencia de Dios

Considera real, por un minuto, el argumento ateo que dice: “si el mal existe entonces Dios no puede existir”. Sólo por un minuto. Si así fuera, la existencia del ser humano sería un “accidente cósmico”, sin sentido y sin ningún valor más allá que un producto de la materia y el azar. De ser así, ¿cómo fundamentaríamos nuestros valores morales? ¿cómo podemos afirmar que algo está mal? ¿bajo qué fundamento consideramos que el Holocausto fue un evento terrible, o que el tráfico de humanos daña la voluntad personal? ¿qué rige el bien o el mal?

Entendemos que estas acciones son universalmente degradantes porque agreden el valor mismo del ser humano. Por ende, comprendemos que el ser humano tiene un valor por sí mismo, regido por su voluntad y su libertad. Pero, ¿cómo justificamos ese valor si somos un mero accidente sin propósito? En la ausencia de Dios, nuestro “valor” carece de sentido, por lo que nuestros principios sociales son meras construcciones que difieren incluso de persona a persona. Lo que es bueno para ti, podría no ser tan bueno para otro. Siendo así, los conceptos del bien y el mal carecerían de mera objetividad. Como mencionó el novelista ruso Fyodor Dostoyevsky: “si Dios no existe, todo es permitido”.

Y, ¡cuánta razón tenía!

Muchos podrán decir que el bien y el mal son meras edificaciones sociales, pero nadie vive bajo ese principio. Nadie ve un ataque terrorista y piensa: “Vaya, no importa. Sólo es resultado de una construcción social”. En el fondo todos reconocemos, a través de nuestra experiencia moral, que el mal existe y es todo aquello que no debe ser (1Jn 3, 4). Pero, si hay algo que no debe ser, entonces tendría que haber un estándar de lo que debe ser. Es decir, irónicamente, el mal solo puede existir si Dios existe, siendo Él el ejemplo máximo del bien.

Ahora, Si Dios es bueno, ¿por qué permite el mal? La respuesta se esconde en dos palabras:

 Libre albedrío

Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, dotado de voluntad e inteligencia. Hemos sido creados con la capacidad de hacer el auténtico bien moral, en semejanza a Dios, que es bueno.

No obstante, la libertad de hacer el bien también tiene su contraparte. Todos podemos decidir entre seguir los designios de Dios y atender Su Voluntad, o no hacerlo. Por tanto, el origen del mal moral es el mal uso de nuestra libertad. Los males físicos, son sólo consecuencias de este primer mal.

Ahora bien, ¿por qué Dios no evita el mal? Por qué cualquier intervención en nuestras decisiones significaría corromper nuestra libertad, eliminando nuestro individualismo y humanidad. En esencia, Dios permite el mal, aunque no lo desea, porque quiere una relación con nosotros.

Es importante recordar que Dios siempre extrae bienes de los males y, por sobre todo, siempre hará brillar Su justicia. El mismo Catecismo de la Iglesia Católica (272) afirma que “la fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento”. Entonces, Dios permite el mal, sí, pero su fin siempre será un bien mayor. Así, la cruel muerte de Cristo fue un terrible sufrimiento a través del cual se consiguió el mayor bien concebible: la salvación de todos.

Es posible que, como le sucedió a Job, nos sea difícil comprender el porqué de muchas situaciones en nuestra vida y en el mundo. Pero, una cosa es segura: el amor de Dios es inmenso y fue garantizado en la Cruz. Dios no nos ha dejado abandonados en medio de la aflicción, Él nos ha mostrado el camino de la verdad.

Un día Dios erradicará todo mal, eso es verdad y en la Biblia está. Pero, en su increíble bondad y paciencia, nos permite volver a Él y ser salvos, en nuestra propia libertad para seguirlo. Aunque, estoy plenamente convencida que espera con ansia que volvamos a casa.

Puedes ver el artículo original en este enlace y visitar esta web de ‘Jóvenes Católicos’ que hace tanto bien.

3º DE ESO 

DEPENDE

El relativismo moral

Sin embargo, existe otro paradigma que propone que no existe una moral en cada cultura. Desde el relativismo moral se propone que cada persona tiene una moral diferente (Lukes, 2011). Imagina que cada círculo del esquema anterior es la moral de una persona en lugar de la moral de una cultura. Desde esta creencia se aceptan todas las morales sin importar de quién proceden ni en qué situación se den. Dentro del relativismo moral existen tres posiciones diferentes:

  • El relativismo moral descriptivo (Swoyer, 2003): esta posición defiende que existen desacuerdos en cuanto a los comportamientos que se consideran correctos, incluso cuando las consecuencias de tales comportamientos son las mismas. Los relativistas descriptivos no defienden necesariamente la tolerancia de todo comportamiento a la luz de tal desacuerdo.

 

  • El relativismo moral meta-ético (Gowans, 2015): según esta posición la verdad o falsedad de un juicio no es la misma universalmente con lo que no se puede decir que sea objetiva. Los juicios van a ser relativos al ser comparados con las tradiciones, convicciones, creencias o prácticas de una comunidad humana.

 

  • El relativismo moral normativo (Swoyer, 2003): desde esta posición se entiende que no existen estándares morales universales, por ello, no se puede juzgar a las demás personas. Todo comportamiento debe ser tolerado incluso cuando sea contrario a las creencias que poseemos.

El hecho de que una moral explique un mayor rango de comportamientos o de que más personas estén de acuerdo con una moral específica no implica que sea la correcta, pero tampoco que no lo sea. Desde el relativismo moral se asume que hay diversas morales que van a dar lugar a desacuerdos, que no darán lugar a un conflicto solo si se produce el diálogo y la comprensión (Santos, 2002). Así, encontrar puntos en común es la mejor forma de establecer una relación sana, tanto entre personas como entre culturas.

… Sin embargo hay cosas que siempre son malas…

LA HISTORIA DE ALBA

T03xP03: Alba - Telecinco

Alba: la víctima más joven de violencia de género

Alba, la víctima de violencia de género más joven de España, tenía 14 años y toda la vida por delante. Su novio  era cuatro años mayor que ella. Tras siete meses juntos, Alba puso fin a su relación de pareja, pero él no lo aceptó. Maite, su madre, se enfrentará de nuevo al más doloroso de sus recuerdos, para tratar de concienciar a las chicas jóvenes del importante peligro que supone no detectar una conducta violenta, ni denunciar ante la policía una relación tóxica.

Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?

Desde JC nos invitan a pensar en una de las preguntas que se hacen los cristianos y los no cristianos: «Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?»

 

Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal?

En Religión COPE seguimos colaborando con nuestros amigos de ‘Jóvenes Católicos’ que podéis visitar en este enlace. Un portal que quiere transmitir historias que inspiren a los jóvenes de hoy en día. ¿y qué podemos decir? Pues que ¡Bendita Juventud! Hoy, Myriam Ponce nos presenta esta reflexión sobre un tema, como siempre, para la reflexión de jóvenes y no tan jóvenes:

La existencia del mal ha sido un debate sumamente profundo a lo largo del tiempo. Sabemos que Dios es bueno, pero muchos escépticos han descartado Su existencia argumentando la presencia del “mal” en el mundo.

A la luz de las constantes guerras, el terrorismo extremista, el hambre, la pobreza persistente, el abandono social y la enfermedad recurrente, es natural preguntarnos: ¿por qué Dios permite el mal? Estas experiencias del sufrimiento del inocente constituyen un argumento existencialmente muy fuerte sobre la creencia en Dios, basándose en la teoría del conocimiento, las ciencias y algunas ideologías. El mismo Juan Pablo II, en su catequesis sobre el Credo (1986), indicó que la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo “constituyen para muchos la dificultad principal para aceptar la verdad la Providencia Divina”Después de todo, Él, siendo Dios, sería capaz de erradicarlo.

Pero, la verdad es que la existencia del mal exhibe, de manera indirecta, la existencia de Dios

Considera real, por un minuto, el argumento ateo que dice: “si el mal existe entonces Dios no puede existir”. Sólo por un minuto. Si así fuera, la existencia del ser humano sería un “accidente cósmico”, sin sentido y sin ningún valor más allá que un producto de la materia y el azar. De ser así, ¿cómo fundamentaríamos nuestros valores morales? ¿cómo podemos afirmar que algo está mal? ¿bajo qué fundamento consideramos que el Holocausto fue un evento terrible, o que el tráfico de humanos daña la voluntad personal? ¿qué rige el bien o el mal?

Entendemos que estas acciones son universalmente degradantes porque agreden el valor mismo del ser humano. Por ende, comprendemos que el ser humano tiene un valor por sí mismo, regido por su voluntad y su libertad. Pero, ¿cómo justificamos ese valor si somos un mero accidente sin propósito? En la ausencia de Dios, nuestro “valor” carece de sentido, por lo que nuestros principios sociales son meras construcciones que difieren incluso de persona a persona. Lo que es bueno para ti, podría no ser tan bueno para otro. Siendo así, los conceptos del bien y el mal carecerían de mera objetividad. Como mencionó el novelista ruso Fyodor Dostoyevsky: “si Dios no existe, todo es permitido”.

Y, ¡cuánta razón tenía!

Muchos podrán decir que el bien y el mal son meras edificaciones sociales, pero nadie vive bajo ese principio. Nadie ve un ataque terrorista y piensa: “Vaya, no importa. Sólo es resultado de una construcción social”. En el fondo todos reconocemos, a través de nuestra experiencia moral, que el mal existe y es todo aquello que no debe ser (1Jn 3, 4). Pero, si hay algo que no debe ser, entonces tendría que haber un estándar de lo que debe ser. Es decir, irónicamente, el mal solo puede existir si Dios existe, siendo Él el ejemplo máximo del bien.

Ahora, Si Dios es bueno, ¿por qué permite el mal? La respuesta se esconde en dos palabras:

 Libre albedrío

Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, dotado de voluntad e inteligencia. Hemos sido creados con la capacidad de hacer el auténtico bien moral, en semejanza a Dios, que es bueno.

No obstante, la libertad de hacer el bien también tiene su contraparte. Todos podemos decidir entre seguir los designios de Dios y atender Su Voluntad, o no hacerlo. Por tanto, el origen del mal moral es el mal uso de nuestra libertad. Los males físicos, son sólo consecuencias de este primer mal.

Ahora bien, ¿por qué Dios no evita el mal? Por qué cualquier intervención en nuestras decisiones significaría corromper nuestra libertad, eliminando nuestro individualismo y humanidad. En esencia, Dios permite el mal, aunque no lo desea, porque quiere una relación con nosotros.

Es importante recordar que Dios siempre extrae bienes de los males y, por sobre todo, siempre hará brillar Su justicia. El mismo Catecismo de la Iglesia Católica (272) afirma que “la fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento”. Entonces, Dios permite el mal, sí, pero su fin siempre será un bien mayor. Así, la cruel muerte de Cristo fue un terrible sufrimiento a través del cual se consiguió el mayor bien concebible: la salvación de todos.

Es posible que, como le sucedió a Job, nos sea difícil comprender el porqué de muchas situaciones en nuestra vida y en el mundo. Pero, una cosa es segura: el amor de Dios es inmenso y fue garantizado en la Cruz. Dios no nos ha dejado abandonados en medio de la aflicción, Él nos ha mostrado el camino de la verdad.

Un día Dios erradicará todo mal, eso es verdad y en la Biblia está. Pero, en su increíble bondad y paciencia, nos permite volver a Él y ser salvos, en nuestra propia libertad para seguirlo. Aunque, estoy plenamente convencida que espera con ansia que volvamos a casa.

Puedes ver el artículo original en este enlace y visitar esta web de ‘Jóvenes Católicos’ que hace tanto bien.

3º DE ESO 

 

En este especial, Brown organiza una situación “meticulosamente planeada y ensayada”, con la ayuda de 70 actores y la idea de forzar a su víctima, Chris, hasta lograr quebrar su voluntad. “Chris se ve envuelto en una red de mentiras, y eso es importante”, explica Brown en el tráiler. “Quiero que sienta que solo hay una salida”. ¿Que qué salida? La de el asesinato de otra persona.

https://www.netflix.com/es/title/80220000

3º DE ESO 

 

En este especial, Brown organiza una situación “meticulosamente planeada y ensayada”, con la ayuda de 70 actores y la idea de forzar a su víctima, Chris, hasta lograr quebrar su voluntad. “Chris se ve envuelto en una red de mentiras, y eso es importante”, explica Brown en el tráiler. “Quiero que sienta que solo hay una salida”. ¿Que qué salida? La de el asesinato de otra persona.

3º DE ESO 

 

En este especial, Brown organiza una situación “meticulosamente planeada y ensayada”, con la ayuda de 70 actores y la idea de forzar a su víctima, Chris, hasta lograr quebrar su voluntad. “Chris se ve envuelto en una red de mentiras, y eso es importante”, explica Brown en el tráiler. “Quiero que sienta que solo hay una salida”. ¿Que qué salida? La de el asesinato de otra persona.

3º DE ESO 

 

En este especial, Brown organiza una situación “meticulosamente planeada y ensayada”, con la ayuda de 70 actores y la idea de forzar a su víctima, Chris, hasta lograr quebrar su voluntad. “Chris se ve envuelto en una red de mentiras, y eso es importante”, explica Brown en el tráiler. “Quiero que sienta que solo hay una salida”. ¿Que qué salida? La de el asesinato de otra persona.

3º DE ESO 

 

En este especial, Brown organiza una situación “meticulosamente planeada y ensayada”, con la ayuda de 70 actores y la idea de forzar a su víctima, Chris, hasta lograr quebrar su voluntad. “Chris se ve envuelto en una red de mentiras, y eso es importante”, explica Brown en el tráiler. “Quiero que sienta que solo hay una salida”. ¿Que qué salida? La de el asesinato de otra persona.

3º DE ESO 

 

En este especial, Brown organiza una situación “meticulosamente planeada y ensayada”, con la ayuda de 70 actores y la idea de forzar a su víctima, Chris, hasta lograr quebrar su voluntad. “Chris se ve envuelto en una red de mentiras, y eso es importante”, explica Brown en el tráiler. “Quiero que sienta que solo hay una salida”. ¿Que qué salida? La de el asesinato de otra persona.

3º DE ESO 

Curiosidades sobre la Iglesia: cómo se elige al Papa.

¿Cómo se elige a un nuevo papa? Secretos revelados

Cardenales asisten a la misa votiva «Pro eligendo Pontífice» previa al comienzo del cónclave, en la basílica de San Pedro del Vaticano, este martes 12 de marzo de 2013.

Con casi nueve siglos de existencia, los cónclaves cardenalicios para elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica mantienen una aureola de misterio. Pero algunas preguntas ya tienen respuesta.

Los 115 cardenales católicos se encerraron este martes en la célebre Capilla Sixtina de El Vaticano, iniciando un nuevo cónclave para elegir al Papa que reemplazará a Benedicto XVI. El pontífice número 265 renunció argumentando que no se sentía lo bastante fuerte, a sus 85 años, para desempeñar la responsabilidad de una institución que convoca a más de mil millones de seres humanos.

Como los cardenales tienen el deber de guardar silencio sobre lo que suceda durante el cónclave, y no pueden salir del Palacio Vaticano hasta que hayan elegido a un nuevo papa, esta tradición se ha revestido de misterio a a través de los siglos.

Entre las preguntas que muchos nos hacemos, las siguientes son algunas de las que han dejado de ser parte del misterio.

¿Desde cuándo se celebra el cónclave?

La primera asamblea cardenalicia tuvo lugar en el año 1118 en el monasterio de Santa María in Pallara, en el Palatino. En el primer milenio, eran el clero y el pueblo los que elegían al obispo de Roma. Entre los siglos IV y VIII, la identidad del pontífice tenía que ser confirmada por el emperador, mientras que en la Alta Edad Media eran los aristócratas romanos los que resolvían la elección.

¿Es el Cónclave una elección como cualquier otra?

Según la legislación de la Iglesia, el Cónclave debe considerarse no un mero lugar de reunión de los Cardenales con derecho a voto, sino más bien un ámbito de retiro sagrado en el que los Cardenales electores invocan al Espíritu Santo para proceder a la elección del Pontífice Romano.

¿Sólo puede ser elegido Sumo Pontífice un cardenal?

La legislación canónica no impone requisitos para ser elegido Papa: por lo tanto, se deben considerar requisitos los propios del derecho divino para ser Obispo, es decir, ser varón con pleno uso de razón. En la práctica, sin embargo, desde hace muchos siglos el elegido ha sido siempre Cardenal.

¿Los cardenales se quedan encerrados en la Capilla Sixtina hasta que sea electo el Papa?

No, los cardenales se hospedan en la Casa Santa Marta, a 700 metros de la Capilla Sixtina. Allí duermen y se les sirven las comidas, incluido el almuerzo durante un receso entre las 13:00 y las 15:00 horas. Sí permanecen encerrados durante las votaciones, que son cuatro diarias: dos en la mañana y dos en la tarde, hasta que elijan a un Papa.

¿En qué idioma hablan durante el cónclave?

El idioma predominante es el italiano. No obstante, algunas expresiones que forman parte del ritual de las votaciones se dicen en latín. Un ejemplo: “Testor Christum Dominum, qui me iudicaturus est, me eum eligere, quem secundum Deum iudico eligi debere”, lo que quiere decir: “Invoco como testigo a Cristo el Señor, quien me ha de juzgar, de que he dado mi voto a aquél que, de conformidad con Dios, juzgo que debe ser electo”.

¿Cómo se desplazan los cardenales entre la Capilla Sixtina y la Casa Santa Marta?

Como la distancia entre los dos puntos es de apenas 700 metros, los cardenales que así lo desean pueden cubrir el trayecto a pie. Pero hay vehículos al servicio del Vaticano disponibles para tales efectos.

¿El papa tiene que ser electo por unanimidad?

No. Basta con una mayoría de dos tercios de los cardenales electores.

¿Cómo están previstas las votaciones?

El primer día solo se vota por la tarde, y a partir de entonces, hay que hacerlo dos veces por la mañana y otras dos por la tarde. Si al tercer día no hay fumata blanca, se hace un descanso de un día para rezar y reflexionar. Entonces se celebran hasta tres series de siete escrutinios, con una pausa entre cada serie, hasta alcanzar el consenso necesario.

En caso de que no lo hubiera, Juan Pablo II dio validez a la mayoría absoluta. Benedicto XVI, sin embargo, desdijo a su predecesor en 2007 y estableció los dos tercios como mayoría necesaria en cualquier caso. Pero en previsión de un cónclave largo y dificultades para decidir, estableció que al concluir sin éxito esas series de siete escrutinios, se pasara a elegir solo entre los dos más votados previamente que, además, no pueden votar.

¿Quién propone a los candidatos para la sucesión?

No hay ningún candidato ni tampoco campaña electoral. Cada cardenal escribe en una papeleta el nombre de aquel que cree que debería salir elegido “según la voluntad de Dios”. Votación tras votación se va perfilando entonces el favorito.

¿Pueden exponer los cardenales lo que sucede dentro de la Capilla Sixtina utilizando sus teléfonos celulares o tabletas?

No. Durante el cónclave, los cardenales electores no tienen permitido telefonear, ni recibir correspondencia, ni leer el diario, ni ver la televisión. Aunque según el portavoz del vaticano, P. Federico Lombardi, sólo los funcionarios tienen que someterse a una requisa, los cardenales no. Además, los cardenales se comprometen a guardar silencio.

¿Y si algún cardenal no acatara el deber de guardar silencio?

Deberá ser castigado con la excomunión, la expulsión de la Iglesia Católica.

¿Pueden conversar los cardenales fuera de la Capilla Sixtina?

Sí. Durante los días del cónclave pueden conversar normalmente entre sí, pero fuera del Vaticano no pueden contar lo que escucharon, so pena de excomunión.

¿Es divulgado al público el número de votos recibido por cada cardenal propuesto?

No. Sólo los participantes en el cónclave pueden saberlo.

¿Cómo van vestidos los cardenales durante las votaciones?

Utilizan el llamado “hábito coral”, que incluye túnica roja, sobrepelliz blanca, mozeta o capa corta roja, cruz pectoral, y en la cabeza, solideo rojo o la birrreta cardenalicia.

¿Puede votar un cardenal si está enfermo y no puede trasladarse a la Capilla Sixtina?

Sí. En esos casos se designa a los “infirmari” (enfermeros en latín) cardenales que también son electores, para que recojan los votos de los cardenales indispuestos que no consigan llegar a la sede del cónclave.

¿Cuántas votaciones pueden efectuarse?

Pueden efectuarse durante el cónclave hasta 34 votaciones, el máximo permitido por las normas de la Iglesia.

¿Brota humo de la chimenea de la Capilla Sixtina al final de cada votación?

No. Las boletas de votación sólo se queman al final de cada período, o sea, después de la segunda votación de la mañana y de la tarde. Tradicionalmente se produce humo negro porque se queman las papeletas de las votaciones no decisivas con paja húmeda. Son las conocidas fumatas negras que suele ver el pueblo romano desde la plaza de San Pedro, hasta que la fumata blanca indica la elección de un nuevo pontífice.

¿Qué ocurre después que se elige a un nuevo papa?

Cuando uno de los purpurados recibe dos terceras partes de los votos, el decano de los cardenales le pregunta en voz alta: “¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?”. Si la respuesta es afirmativa, le sigue otra pregunta: “¿Cómo quieres ser llamado?”. El papa electo responde con el nombre que ha escogido, el cual se anota de inmediato en un documento oficial. Sólo después de esto se queman las boletas de votación junto con los eventuales apuntes de los cardenales, esta vez produciendo humo blanco.

¿Cuándo se presenta el nuevo papa en público?

Después que los cardenales le juran obediencia, se reza una oración de acción de gracias y el llamado “cardenal protodiácono” presenta al nuevo papa en la Plaza de San Pedro con la fórmula “Habemus papam”. El nuevo pontífice se presenta entonces ante la multitud e imparte su primera bendición Urbi et Orbi (“a la ciudad –de Roma– y al mundo”).

3º DE ESO 

Curiosidades sobre la Iglesia: cómo se elige al Papa.

¿Cómo se elige a un nuevo papa? Secretos revelados

Cardenales asisten a la misa votiva «Pro eligendo Pontífice» previa al comienzo del cónclave, en la basílica de San Pedro del Vaticano, este martes 12 de marzo de 2013.

Con casi nueve siglos de existencia, los cónclaves cardenalicios para elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica mantienen una aureola de misterio. Pero algunas preguntas ya tienen respuesta.

Los 115 cardenales católicos se encerraron este martes en la célebre Capilla Sixtina de El Vaticano, iniciando un nuevo cónclave para elegir al Papa que reemplazará a Benedicto XVI. El pontífice número 265 renunció argumentando que no se sentía lo bastante fuerte, a sus 85 años, para desempeñar la responsabilidad de una institución que convoca a más de mil millones de seres humanos.

Como los cardenales tienen el deber de guardar silencio sobre lo que suceda durante el cónclave, y no pueden salir del Palacio Vaticano hasta que hayan elegido a un nuevo papa, esta tradición se ha revestido de misterio a a través de los siglos.

Entre las preguntas que muchos nos hacemos, las siguientes son algunas de las que han dejado de ser parte del misterio.

¿Desde cuándo se celebra el cónclave?

La primera asamblea cardenalicia tuvo lugar en el año 1118 en el monasterio de Santa María in Pallara, en el Palatino. En el primer milenio, eran el clero y el pueblo los que elegían al obispo de Roma. Entre los siglos IV y VIII, la identidad del pontífice tenía que ser confirmada por el emperador, mientras que en la Alta Edad Media eran los aristócratas romanos los que resolvían la elección.

¿Es el Cónclave una elección como cualquier otra?

Según la legislación de la Iglesia, el Cónclave debe considerarse no un mero lugar de reunión de los Cardenales con derecho a voto, sino más bien un ámbito de retiro sagrado en el que los Cardenales electores invocan al Espíritu Santo para proceder a la elección del Pontífice Romano.

¿Sólo puede ser elegido Sumo Pontífice un cardenal?

La legislación canónica no impone requisitos para ser elegido Papa: por lo tanto, se deben considerar requisitos los propios del derecho divino para ser Obispo, es decir, ser varón con pleno uso de razón. En la práctica, sin embargo, desde hace muchos siglos el elegido ha sido siempre Cardenal.

¿Los cardenales se quedan encerrados en la Capilla Sixtina hasta que sea electo el Papa?

No, los cardenales se hospedan en la Casa Santa Marta, a 700 metros de la Capilla Sixtina. Allí duermen y se les sirven las comidas, incluido el almuerzo durante un receso entre las 13:00 y las 15:00 horas. Sí permanecen encerrados durante las votaciones, que son cuatro diarias: dos en la mañana y dos en la tarde, hasta que elijan a un Papa.

¿En qué idioma hablan durante el cónclave?

El idioma predominante es el italiano. No obstante, algunas expresiones que forman parte del ritual de las votaciones se dicen en latín. Un ejemplo: “Testor Christum Dominum, qui me iudicaturus est, me eum eligere, quem secundum Deum iudico eligi debere”, lo que quiere decir: “Invoco como testigo a Cristo el Señor, quien me ha de juzgar, de que he dado mi voto a aquél que, de conformidad con Dios, juzgo que debe ser electo”.

¿Cómo se desplazan los cardenales entre la Capilla Sixtina y la Casa Santa Marta?

Como la distancia entre los dos puntos es de apenas 700 metros, los cardenales que así lo desean pueden cubrir el trayecto a pie. Pero hay vehículos al servicio del Vaticano disponibles para tales efectos.

¿El papa tiene que ser electo por unanimidad?

No. Basta con una mayoría de dos tercios de los cardenales electores.

¿Cómo están previstas las votaciones?

El primer día solo se vota por la tarde, y a partir de entonces, hay que hacerlo dos veces por la mañana y otras dos por la tarde. Si al tercer día no hay fumata blanca, se hace un descanso de un día para rezar y reflexionar. Entonces se celebran hasta tres series de siete escrutinios, con una pausa entre cada serie, hasta alcanzar el consenso necesario.

En caso de que no lo hubiera, Juan Pablo II dio validez a la mayoría absoluta. Benedicto XVI, sin embargo, desdijo a su predecesor en 2007 y estableció los dos tercios como mayoría necesaria en cualquier caso. Pero en previsión de un cónclave largo y dificultades para decidir, estableció que al concluir sin éxito esas series de siete escrutinios, se pasara a elegir solo entre los dos más votados previamente que, además, no pueden votar.

¿Quién propone a los candidatos para la sucesión?

No hay ningún candidato ni tampoco campaña electoral. Cada cardenal escribe en una papeleta el nombre de aquel que cree que debería salir elegido “según la voluntad de Dios”. Votación tras votación se va perfilando entonces el favorito.

¿Pueden exponer los cardenales lo que sucede dentro de la Capilla Sixtina utilizando sus teléfonos celulares o tabletas?

No. Durante el cónclave, los cardenales electores no tienen permitido telefonear, ni recibir correspondencia, ni leer el diario, ni ver la televisión. Aunque según el portavoz del vaticano, P. Federico Lombardi, sólo los funcionarios tienen que someterse a una requisa, los cardenales no. Además, los cardenales se comprometen a guardar silencio.

¿Y si algún cardenal no acatara el deber de guardar silencio?

Deberá ser castigado con la excomunión, la expulsión de la Iglesia Católica.

¿Pueden conversar los cardenales fuera de la Capilla Sixtina?

Sí. Durante los días del cónclave pueden conversar normalmente entre sí, pero fuera del Vaticano no pueden contar lo que escucharon, so pena de excomunión.

¿Es divulgado al público el número de votos recibido por cada cardenal propuesto?

No. Sólo los participantes en el cónclave pueden saberlo.

¿Cómo van vestidos los cardenales durante las votaciones?

Utilizan el llamado “hábito coral”, que incluye túnica roja, sobrepelliz blanca, mozeta o capa corta roja, cruz pectoral, y en la cabeza, solideo rojo o la birrreta cardenalicia.

¿Puede votar un cardenal si está enfermo y no puede trasladarse a la Capilla Sixtina?

Sí. En esos casos se designa a los “infirmari” (enfermeros en latín) cardenales que también son electores, para que recojan los votos de los cardenales indispuestos que no consigan llegar a la sede del cónclave.

¿Cuántas votaciones pueden efectuarse?

Pueden efectuarse durante el cónclave hasta 34 votaciones, el máximo permitido por las normas de la Iglesia.

¿Brota humo de la chimenea de la Capilla Sixtina al final de cada votación?

No. Las boletas de votación sólo se queman al final de cada período, o sea, después de la segunda votación de la mañana y de la tarde. Tradicionalmente se produce humo negro porque se queman las papeletas de las votaciones no decisivas con paja húmeda. Son las conocidas fumatas negras que suele ver el pueblo romano desde la plaza de San Pedro, hasta que la fumata blanca indica la elección de un nuevo pontífice.

¿Qué ocurre después que se elige a un nuevo papa?

Cuando uno de los purpurados recibe dos terceras partes de los votos, el decano de los cardenales le pregunta en voz alta: “¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?”. Si la respuesta es afirmativa, le sigue otra pregunta: “¿Cómo quieres ser llamado?”. El papa electo responde con el nombre que ha escogido, el cual se anota de inmediato en un documento oficial. Sólo después de esto se queman las boletas de votación junto con los eventuales apuntes de los cardenales, esta vez produciendo humo blanco.

¿Cuándo se presenta el nuevo papa en público?

Después que los cardenales le juran obediencia, se reza una oración de acción de gracias y el llamado “cardenal protodiácono” presenta al nuevo papa en la Plaza de San Pedro con la fórmula “Habemus papam”. El nuevo pontífice se presenta entonces ante la multitud e imparte su primera bendición Urbi et Orbi (“a la ciudad –de Roma– y al mundo”).

3º DE ESO 

Curiosidades sobre la Iglesia: cómo se elige al Papa.

¿Cómo se elige a un nuevo papa? Secretos revelados

Cardenales asisten a la misa votiva «Pro eligendo Pontífice» previa al comienzo del cónclave, en la basílica de San Pedro del Vaticano, este martes 12 de marzo de 2013.

Con casi nueve siglos de existencia, los cónclaves cardenalicios para elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica mantienen una aureola de misterio. Pero algunas preguntas ya tienen respuesta.

Los 115 cardenales católicos se encerraron este martes en la célebre Capilla Sixtina de El Vaticano, iniciando un nuevo cónclave para elegir al Papa que reemplazará a Benedicto XVI. El pontífice número 265 renunció argumentando que no se sentía lo bastante fuerte, a sus 85 años, para desempeñar la responsabilidad de una institución que convoca a más de mil millones de seres humanos.

Como los cardenales tienen el deber de guardar silencio sobre lo que suceda durante el cónclave, y no pueden salir del Palacio Vaticano hasta que hayan elegido a un nuevo papa, esta tradición se ha revestido de misterio a a través de los siglos.

Entre las preguntas que muchos nos hacemos, las siguientes son algunas de las que han dejado de ser parte del misterio.

¿Desde cuándo se celebra el cónclave?

La primera asamblea cardenalicia tuvo lugar en el año 1118 en el monasterio de Santa María in Pallara, en el Palatino. En el primer milenio, eran el clero y el pueblo los que elegían al obispo de Roma. Entre los siglos IV y VIII, la identidad del pontífice tenía que ser confirmada por el emperador, mientras que en la Alta Edad Media eran los aristócratas romanos los que resolvían la elección.

¿Es el Cónclave una elección como cualquier otra?

Según la legislación de la Iglesia, el Cónclave debe considerarse no un mero lugar de reunión de los Cardenales con derecho a voto, sino más bien un ámbito de retiro sagrado en el que los Cardenales electores invocan al Espíritu Santo para proceder a la elección del Pontífice Romano.

¿Sólo puede ser elegido Sumo Pontífice un cardenal?

La legislación canónica no impone requisitos para ser elegido Papa: por lo tanto, se deben considerar requisitos los propios del derecho divino para ser Obispo, es decir, ser varón con pleno uso de razón. En la práctica, sin embargo, desde hace muchos siglos el elegido ha sido siempre Cardenal.

¿Los cardenales se quedan encerrados en la Capilla Sixtina hasta que sea electo el Papa?

No, los cardenales se hospedan en la Casa Santa Marta, a 700 metros de la Capilla Sixtina. Allí duermen y se les sirven las comidas, incluido el almuerzo durante un receso entre las 13:00 y las 15:00 horas. Sí permanecen encerrados durante las votaciones, que son cuatro diarias: dos en la mañana y dos en la tarde, hasta que elijan a un Papa.

¿En qué idioma hablan durante el cónclave?

El idioma predominante es el italiano. No obstante, algunas expresiones que forman parte del ritual de las votaciones se dicen en latín. Un ejemplo: “Testor Christum Dominum, qui me iudicaturus est, me eum eligere, quem secundum Deum iudico eligi debere”, lo que quiere decir: “Invoco como testigo a Cristo el Señor, quien me ha de juzgar, de que he dado mi voto a aquél que, de conformidad con Dios, juzgo que debe ser electo”.

¿Cómo se desplazan los cardenales entre la Capilla Sixtina y la Casa Santa Marta?

Como la distancia entre los dos puntos es de apenas 700 metros, los cardenales que así lo desean pueden cubrir el trayecto a pie. Pero hay vehículos al servicio del Vaticano disponibles para tales efectos.

¿El papa tiene que ser electo por unanimidad?

No. Basta con una mayoría de dos tercios de los cardenales electores.

¿Cómo están previstas las votaciones?

El primer día solo se vota por la tarde, y a partir de entonces, hay que hacerlo dos veces por la mañana y otras dos por la tarde. Si al tercer día no hay fumata blanca, se hace un descanso de un día para rezar y reflexionar. Entonces se celebran hasta tres series de siete escrutinios, con una pausa entre cada serie, hasta alcanzar el consenso necesario.

En caso de que no lo hubiera, Juan Pablo II dio validez a la mayoría absoluta. Benedicto XVI, sin embargo, desdijo a su predecesor en 2007 y estableció los dos tercios como mayoría necesaria en cualquier caso. Pero en previsión de un cónclave largo y dificultades para decidir, estableció que al concluir sin éxito esas series de siete escrutinios, se pasara a elegir solo entre los dos más votados previamente que, además, no pueden votar.

¿Quién propone a los candidatos para la sucesión?

No hay ningún candidato ni tampoco campaña electoral. Cada cardenal escribe en una papeleta el nombre de aquel que cree que debería salir elegido “según la voluntad de Dios”. Votación tras votación se va perfilando entonces el favorito.

¿Pueden exponer los cardenales lo que sucede dentro de la Capilla Sixtina utilizando sus teléfonos celulares o tabletas?

No. Durante el cónclave, los cardenales electores no tienen permitido telefonear, ni recibir correspondencia, ni leer el diario, ni ver la televisión. Aunque según el portavoz del vaticano, P. Federico Lombardi, sólo los funcionarios tienen que someterse a una requisa, los cardenales no. Además, los cardenales se comprometen a guardar silencio.

¿Y si algún cardenal no acatara el deber de guardar silencio?

Deberá ser castigado con la excomunión, la expulsión de la Iglesia Católica.

¿Pueden conversar los cardenales fuera de la Capilla Sixtina?

Sí. Durante los días del cónclave pueden conversar normalmente entre sí, pero fuera del Vaticano no pueden contar lo que escucharon, so pena de excomunión.

¿Es divulgado al público el número de votos recibido por cada cardenal propuesto?

No. Sólo los participantes en el cónclave pueden saberlo.

¿Cómo van vestidos los cardenales durante las votaciones?

Utilizan el llamado “hábito coral”, que incluye túnica roja, sobrepelliz blanca, mozeta o capa corta roja, cruz pectoral, y en la cabeza, solideo rojo o la birrreta cardenalicia.

¿Puede votar un cardenal si está enfermo y no puede trasladarse a la Capilla Sixtina?

Sí. En esos casos se designa a los “infirmari” (enfermeros en latín) cardenales que también son electores, para que recojan los votos de los cardenales indispuestos que no consigan llegar a la sede del cónclave.

¿Cuántas votaciones pueden efectuarse?

Pueden efectuarse durante el cónclave hasta 34 votaciones, el máximo permitido por las normas de la Iglesia.

¿Brota humo de la chimenea de la Capilla Sixtina al final de cada votación?

No. Las boletas de votación sólo se queman al final de cada período, o sea, después de la segunda votación de la mañana y de la tarde. Tradicionalmente se produce humo negro porque se queman las papeletas de las votaciones no decisivas con paja húmeda. Son las conocidas fumatas negras que suele ver el pueblo romano desde la plaza de San Pedro, hasta que la fumata blanca indica la elección de un nuevo pontífice.

¿Qué ocurre después que se elige a un nuevo papa?

Cuando uno de los purpurados recibe dos terceras partes de los votos, el decano de los cardenales le pregunta en voz alta: “¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?”. Si la respuesta es afirmativa, le sigue otra pregunta: “¿Cómo quieres ser llamado?”. El papa electo responde con el nombre que ha escogido, el cual se anota de inmediato en un documento oficial. Sólo después de esto se queman las boletas de votación junto con los eventuales apuntes de los cardenales, esta vez produciendo humo blanco.

¿Cuándo se presenta el nuevo papa en público?

Después que los cardenales le juran obediencia, se reza una oración de acción de gracias y el llamado “cardenal protodiácono” presenta al nuevo papa en la Plaza de San Pedro con la fórmula “Habemus papam”. El nuevo pontífice se presenta entonces ante la multitud e imparte su primera bendición Urbi et Orbi (“a la ciudad –de Roma– y al mundo”).

3º DE ESO 

LA ORGANIZACIÓN JERÁRQUICA DE LA IGLESIA

La Iglesia católica tiene una organización jerárquica, pero no se trata de un ejercicio de la autoridad al uso, como el que se puede dar en cualquier empresa o institución. La misión esencial de cualquier católico, desde el último bautizado hasta el propio Papa, es siempre la misma, el anuncio del Evangelio y el ejercicio de la caridad.

Pese a ello, dentro de la Iglesia hay una diversidad de ministerios, cuyas responsabilidades y tareas están reguladas por el Código de Derecho Canónico en el libro que se refiere al «Pueblo de Dios», en concreto, la sección II sobre «La constitución jerárquica de la Iglesia».

1. El Papa. Elegido por los cardenales electores durante el cónclave, el Papa representa a Cristo en la Tierra, por eso se le denomina el Vicario de Cristo. En el Santo Padre permanece la función que el Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los apóstoles. Además es la cabeza del colegio de obispos, que le prestan su cooperación de distintas maneras, al igual que los cardenales.

2. Los cardenales. Son «creados» por el Papa. Los que tienen menos de 80 años de edad pueden votar al nuevo Pontífice en caso de que se celebre el Cónclave. Asisten al Santo Padre tanto colegialmente, cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia, como personalmente, mediante los distintos oficios que desempeñan, ayudando al Pontífice sobre todo en su gobierno cotidiano de la Iglesia universal. Para poder ser nombrado cardenal basta con ser sacerdote, aunque el candidato deberá recibir la ordenación episcopal antes de recibir el anillo y la birreta de manos del Santo Padre.

3. Los obispos. Ejercen una triple misión: enseñar, santificar y gobernar una porción de la Iglesia con un criterio propio, como cada uno de los sucesores de los Apóstoles. Ningún obispo, aunque haya sido nombrado cardenal, tiene autoridad sobre otro, sino que cada uno depende directamente del Papa.

En sus respectivas diócesis, son responsables de atender a sus presbíteros; cuidar de que cumplan debidamente las obligaciones propias de su estado, y de que dispongan de aquellos medios e instituciones que necesitan para el incremento de su vida espiritual e intelectual.

Ayudados por los presbíteros, sus colaboradores, y por los diáconos, los obispos tienen la misión de enseñar auténticamente la fe, de celebrar el culto, sobre todo la Eucaristía, y de dirigir su Iglesia como verdaderos pastores.

Para poder ser nombrado obispo se requiere que el interesado sea: linsigne por la firmeza de su fe, tenga buenas costumbres, buena fama y cuente con al menos treinta y cinco años. También tiene que llevar al menos cinco años de presbítero y ser doctor o al menos licenciado en Sagrada Escritura, teología o derecho canónico, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas.

4. Los párrocos. Es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce el cuidado pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del obispo diocesano. Entre sus tareas está la de conocer a los fieles que se le encomiendan. Para ello, visita las familias, a los enfermos, especialmente a los moribundos, fortaleciéndoles con la administración de los sacramentos. También está pendiente de los pobres y de aquellos que sufren especiales dificultades.

5. Los fieles laicos. Son los encargados de descubrir o de idear los medios para impregnar de vida cristianas las realidades sociales, políticas y económicas. Están llamados a ser testigos de Cristo en todas las cosas, también en el interior de la sociedad.

GRADOS DEL SACERDOCIO

No muchos saben que aunque el sacerdocio de Cristo es uno solo, existen en la Iglesia 3 grados dentro de este ministerio ¿Sabes cuáles son?

Uno de los grados de orden, es el de los diáconos. Seguramente los has visto pero quizás, no los has reconocido.

Son hombres que van al seminario y antes de ordenarse sacerdotes se ordenan diáconos de forma transitoria. Estos pueden bautizar, predicar y repartir la comunión, pero no pueden celebrar la misa, consagrar, ni confesar.

Hay también unos varones solteros o casados que son ordenados diáconos para quedarse así y ayudar a los sacerdotes: son los diáconos permanentes.

En otro orden, están los presbíteros, que pueden convertir el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, pueden presidir misa y pueden perdonar los pecados. Todos los sacerdotes hacen promesas (no votos), o sea, que prometen: el celibato (esto significa que renuncian al matrimonio y a tener hijos). Además se comprometen a imitar las virtudes que vivió Cristo de oración, pobreza y obediencia.

Finalmente se encuentran los obispos. El Papa es quien los escoge y les encarga una zona o territorio específico de la Iglesia, una diócesis. El obispo vela por varios sacerdotes que a su vez cuidan de sus parroquias. Varias parroquias hacen una diócesis. Los obispos hacen las mismas cosas que cualquier sacerdote común y corriente y, además, son los que administran el Sacramento de la Confirmación y los únicos que pueden ordenar otros sacerdotes. Algo muy importante es saber que un obispo debe ser siempre fiel al Papa.

Oremos por nuestros diáconos, presbíteros y obispos para que puedan ofrecer con generosidad, fidelidad y entrega su servicio a la Iglesia.

Ahondando un poco…

Por la imposición de las manos, el cristiano puede ser llamado a servir en la Iglesia en tres grados u órdenes distintos: como obispo, como presbítero o como diácono. Los dos primeros participan del sacerdocio de Cristo cabeza mientras que el tercero está destinado a transparentar a Cristo siervo.

El episcopado

Los Apóstoles comunicaron a sus colaboradores el Don del Espíritu Santo para presidir las comunidades cristianas que nacían por la predicación de la palabra en todo el imperio romano. Así vemos cómo San Pablo mismo ordena a Timoteo y Tito: “al partir yo para Macedonia te rogué que permanecieras en Éfeso para que mandaras a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas” (1 Tim. 1,3). “El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad como yo te ordené” (Tit. 1,5).

Al saludar a los filipenses en su carta, menciona cómo desde los tiempos apostólicos, existen estos tres grados perfectamente establecidos: “Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los epíscopos y diáconos, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Fil. 1, 1).

El Concilio Vaticano II en su documento Lumen Gentium (la luz de las naciones) nos dice: “Entre los diversos ministerios que existen en la Iglesia, ocupa el primer lugar el ministerio de los obispos que, a través de una sucesión que se remonta al principio, son los transmisores de la semilla apostólica” (LG 20). Los obispos gozan “de la plenitud del Sacramento del Orden”. Es la cumbre del ministerio sagrado. El obispo está destinado para santificar, enseñar y gobernar a los fieles.

Por la Consagración Episcopal, el obispo queda constituido como miembro del colegio episcopal en comunión jerárquica con el Papa y con los demás obispos. Esta colegialidad del episcopado queda manifestado en el hecho de que para consagrar a un obispo normalmente se requiere la participación de varios obispos y la intervención especial del Papa, de quien recibe el nombramiento directamente.

El presbiterado

Ya desde el inicio, como hemos visto, los obispos se vieron en la necesidad de ayuda en diversos niveles y ordenaron presbíteros y diáconos. Los primeros están unidos al orden episcopal y participan de la autoridad y poderes con los cuales Cristo construye, santifica y gobierna a su Iglesia. Aunque no tienen la plenitud del sacerdocio, están unidos al obispo y quedan consagrados como verdaderos sacerdotes de la Nueva Alianza, a imagen de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.

Ya sea en una parroquia, capellanía, movimiento apostólico, misiones, etc. el sacerdote es ordenado para “anunciar el Evangelio a los fieles, dirigirlos y para celebrar el culto divino”.

Las oraciones de la ordenación sacerdotal expresan bellisimamente el papel del futuro presbítero:
De igual manera que diste a los Apóstoles de tu Hijo colaboradores subordinados, llenos de fe y sabiduría, para que los ayudases a predicar el Evangelio por todo el mundo, te pedimos Señor, que nos concedas también a nosotros esta misma ayuda que necesita tanto nuestra fragilidad”.

Por su parte, el Prefacio de la Misa, entre otros conceptos ora del siguiente modo:
Porque Cristo no sólo comunica la dignidad del sacerdocio a todo el pueblo redimido, sino que con especial predilección y mediante la imposición de las manos, elige a algunos de entre los hermanos y los hace partícipes de su ministerio de salvación, a fin de que renueven, en su nombre, el sacrificio redentor, preparen a tus hijos el banquete pascual, fomenten la caridad en tu pueblo santo, lo alimenten con la palabra, lo fortifiquen con los Sacramentos y consagrando su vida a Ti y a la salvación de sus hermanos, se esfuercen por reproducir en sí la imagen de Cristo y te den un constante testimonio de fidelidad y amor”.

El diaconado

Leemos en los Hechos de los Apóstoles cómo al crecer la comunidad cristiana, los Apóstoles se vieron incapaces de atender adecuadamente sobre todo a las viudas y entonces “convocaron a la asamblea de los discípulos y dijeron: No parece bien que nosotros abandonemos la palabra de Dios para servir las mesas. Por lo tanto, hermanos, buscad entre vosotros a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu y de sabiduría y los pondremos al frente de este cargo… y habiendo hecho oración, les impusieron las manos” (Hech. 6, 2-6), constituyéndolos “diáconos” o sea, servidores.

El obispo les impone las manos significando así que el diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de la diaconía. Les corresponde, entre otras cosas, asistir al obispo en la celebración de los sagrados misterios, sobre todo en la Eucaristía y en la distribución de la misma. Pueden asistir al matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir exequias, bautizar, etc.

Desde el Concilio Vaticano II la Iglesia ha restablecido el diaconado como ministerio permanente, entre varones solteros o casados, lo que viene a ser una grandísima ayuda a los presbíteros, que como los apóstoles, están normalmente abrumados de trabajo.

 

El diaconado, el presbiterado y el episcopado son grados sacramentales del Orden. No son tres sacramentos distintos, sino que los tres constituyen un único sacramento, el del Orden sacerdotal.

3º DE ESO 

EL SICARIO DE DIOS

1. Portada

Cada alumno realizará una portada para su trabajo haciendo un dibujo relacionado con la película.

2. La Iglesia

-Modelos históricos de relación entre el estado y la religión 

  • Estado ateo o ateísmo político. Es la promoción estatal del ateísmo, no admite ninguna forma de religión, iglesia o culto. La URSS fue el primer ejemplo de Estado ateo; la doctrina fue introducida en 1917 por el ideólogo de la revolución, Vladimir Lenin. Se establece a través de la destrucción de edificios religiosos (Iglesias, Mezquitas, etc..), la quema de libros sagrados (Biblia, Corán y Toráh), la persecución o el asesinato de ministros religiosos y la prohibición total de la práctica religiosa.
  • Estado laico o religiosamente neutral. El Estado admite todas las religiones pero no apoya ni financia a ninguna. Hay varios modelos, entre ellos la laïcité francesa o la Wall of Separation de EE.UU.
  • Estado aconfesional o neutro colaborativo. El Estado no tiene una iglesia oficial o religión de Estado, pero si le da importancia a las expresiones religiosas de su pueblo, y por lo tanto no sólo las protege, sino que las fomenta, de forma equitativa entre los diferentes sectores religiosos presentes en su territorio. Éste es un modelo reivindicado por los diferentes sectores religiosos que no tienen estatus de religión oficial.
  • Estado multirreligioso o con varias religiones oficiales: El Estado ayuda y llega hasta a financiar a varias religiones que reconoce estatales, mantiene a sus clérigos, sus templos y sus actividades. Aunque se den casos de tolerancia religiosa, los beneficios para las religiones oficiales resultan en detrimento de las demás religiones presentes en el territorio.
  • Estado confesional o con religión oficial. Una iglesia o religión ocupa el lugar junto al Estado en tareas de gobierno y orden público, el Estado mantiene la Iglesia dominante a través de los impuestos de la población. Aunque se den casos en que también se toleran otras iglesias, los derechos de la religión Estatal menoscaban a los demás sectores religiosos que hacen presencia entre su población.
  • Teocracia o unificado con la religión oficial. Una religión dominante es la que ocupa el poder en el gobierno, por lo general, se establece como la única religión tolerada y todas las demás son suprimidas, se aplican las leyes que conciernen a esa religión. Se mantiene en la Ciudad del Vaticano (también en el Monte Athos y la Orden de Malta en Europa) y en gran parte de oriente próximo, como en Arabia Saudí; se instauró en el poder en Irán a partir de 1979, en Marruecos el rey es a la vez líder político y religioso, y en Pakistán se aplica la sharia especialmente en zonas rurales. Afganistán en los 90 (Estado Islámico y régimen talibán) la aplicó, también se ha aplicado la sharia, aunque a nivel regional, en algunas zonas mayormente musulmanas de Nigeria y Sudán. Aunque existen algunos países islámicos seculares como Turquía e Indonesia, pero en general el islam tiene una fuerte influencia política en la mayoría de países islámicos.

– Primera palabra que se te ocurra sobre la Iglesia

– Diferencias entre la Iglesia en la película y en la realidad

– Cuestiones importantes sobre la Iglesia

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EL SICARIO DE DIOS

1. Portada

Cada alumno realizará una portada para su trabajo haciendo un dibujo relacionado con la película.

2. La Iglesia

-Modelos históricos de relación entre el estado y la religión 

  • Estado ateo o ateísmo político. Es la promoción estatal del ateísmo, no admite ninguna forma de religión, iglesia o culto. La URSS fue el primer ejemplo de Estado ateo; la doctrina fue introducida en 1917 por el ideólogo de la revolución, Vladimir Lenin. Se establece a través de la destrucción de edificios religiosos (Iglesias, Mezquitas, etc..), la quema de libros sagrados (Biblia, Corán y Toráh), la persecución o el asesinato de ministros religiosos y la prohibición total de la práctica religiosa.
  • Estado laico o religiosamente neutral. El Estado admite todas las religiones pero no apoya ni financia a ninguna. Hay varios modelos, entre ellos la laïcité francesa o la Wall of Separation de EE.UU.
  • Estado aconfesional o neutro colaborativo. El Estado no tiene una iglesia oficial o religión de Estado, pero si le da importancia a las expresiones religiosas de su pueblo, y por lo tanto no sólo las protege, sino que las fomenta, de forma equitativa entre los diferentes sectores religiosos presentes en su territorio. Éste es un modelo reivindicado por los diferentes sectores religiosos que no tienen estatus de religión oficial.
  • Estado multirreligioso o con varias religiones oficiales: El Estado ayuda y llega hasta a financiar a varias religiones que reconoce estatales, mantiene a sus clérigos, sus templos y sus actividades. Aunque se den casos de tolerancia religiosa, los beneficios para las religiones oficiales resultan en detrimento de las demás religiones presentes en el territorio.
  • Estado confesional o con religión oficial. Una iglesia o religión ocupa el lugar junto al Estado en tareas de gobierno y orden público, el Estado mantiene la Iglesia dominante a través de los impuestos de la población. Aunque se den casos en que también se toleran otras iglesias, los derechos de la religión Estatal menoscaban a los demás sectores religiosos que hacen presencia entre su población.
  • Teocracia o unificado con la religión oficial. Una religión dominante es la que ocupa el poder en el gobierno, por lo general, se establece como la única religión tolerada y todas las demás son suprimidas, se aplican las leyes que conciernen a esa religión. Se mantiene en la Ciudad del Vaticano (también en el Monte Athos y la Orden de Malta en Europa) y en gran parte de oriente próximo, como en Arabia Saudí; se instauró en el poder en Irán a partir de 1979, en Marruecos el rey es a la vez líder político y religioso, y en Pakistán se aplica la sharia especialmente en zonas rurales. Afganistán en los 90 (Estado Islámico y régimen talibán) la aplicó, también se ha aplicado la sharia, aunque a nivel regional, en algunas zonas mayormente musulmanas de Nigeria y Sudán. Aunque existen algunos países islámicos seculares como Turquía e Indonesia, pero en general el islam tiene una fuerte influencia política en la mayoría de países islámicos.

– Primera palabra que se te ocurra sobre la Iglesia

– Diferencias entre la Iglesia en la película y en la realidad

– Cuestiones importantes sobre la Iglesia

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1. Portada

Cada alumno realizará una portada para su trabajo haciendo un dibujo relacionado con la película.

2. La Iglesia

-Modelos históricos de relación entre el estado y la religión 

  • Estado ateo o ateísmo político. Es la promoción estatal del ateísmo, no admite ninguna forma de religión, iglesia o culto. La URSS fue el primer ejemplo de Estado ateo; la doctrina fue introducida en 1917 por el ideólogo de la revolución, Vladimir Lenin. Se establece a través de la destrucción de edificios religiosos (Iglesias, Mezquitas, etc..), la quema de libros sagrados (Biblia, Corán y Toráh), la persecución o el asesinato de ministros religiosos y la prohibición total de la práctica religiosa.
  • Estado laico o religiosamente neutral. El Estado admite todas las religiones pero no apoya ni financia a ninguna. Hay varios modelos, entre ellos la laïcité francesa o la Wall of Separation de EE.UU.
  • Estado aconfesional o neutro colaborativo. El Estado no tiene una iglesia oficial o religión de Estado, pero si le da importancia a las expresiones religiosas de su pueblo, y por lo tanto no sólo las protege, sino que las fomenta, de forma equitativa entre los diferentes sectores religiosos presentes en su territorio. Éste es un modelo reivindicado por los diferentes sectores religiosos que no tienen estatus de religión oficial.
  • Estado multirreligioso o con varias religiones oficiales: El Estado ayuda y llega hasta a financiar a varias religiones que reconoce estatales, mantiene a sus clérigos, sus templos y sus actividades. Aunque se den casos de tolerancia religiosa, los beneficios para las religiones oficiales resultan en detrimento de las demás religiones presentes en el territorio.
  • Estado confesional o con religión oficial. Una iglesia o religión ocupa el lugar junto al Estado en tareas de gobierno y orden público, el Estado mantiene la Iglesia dominante a través de los impuestos de la población. Aunque se den casos en que también se toleran otras iglesias, los derechos de la religión Estatal menoscaban a los demás sectores religiosos que hacen presencia entre su población.
  • Teocracia o unificado con la religión oficial. Una religión dominante es la que ocupa el poder en el gobierno, por lo general, se establece como la única religión tolerada y todas las demás son suprimidas, se aplican las leyes que conciernen a esa religión. Se mantiene en la Ciudad del Vaticano (también en el Monte Athos y la Orden de Malta en Europa) y en gran parte de oriente próximo, como en Arabia Saudí; se instauró en el poder en Irán a partir de 1979, en Marruecos el rey es a la vez líder político y religioso, y en Pakistán se aplica la sharia especialmente en zonas rurales. Afganistán en los 90 (Estado Islámico y régimen talibán) la aplicó, también se ha aplicado la sharia, aunque a nivel regional, en algunas zonas mayormente musulmanas de Nigeria y Sudán. Aunque existen algunos países islámicos seculares como Turquía e Indonesia, pero en general el islam tiene una fuerte influencia política en la mayoría de países islámicos.

– Primera palabra que se te ocurra sobre la Iglesia

– Diferencias entre la Iglesia en la película y en la realidad

– Cuestiones importantes sobre la Iglesia

VIERNESVIER3º DE ESO 

EL SICARIO DE DIOS

Modelos históricos de relación entre el Estado y la religión

  1. Estado ateo o ateísmo político. Es la promoción estatal del ateísmo, no admite ninguna forma de religión, iglesia o culto. La URSS fue el primer ejemplo de Estado ateo; la doctrina fue introducida en 1917 por el ideólogo de la revolución, Vladimir Lenin. Se establece a través de la destrucción de edificios religiosos (Iglesias, Mezquitas, etc..), la quema de libros sagrados (Biblia, Corán y Toráh), la persecución o el asesinato de ministros religiosos y la prohibición total de la práctica religiosa.
  2. Estado laico o religiosamente neutral. El Estado admite todas las religiones pero no apoya ni financia a ninguna. Hay varios modelos, entre ellos la laïcité francesa o la Wall of Separation de EE.UU.
  3. Estado aconfesional o neutro colaborativo. El Estado no tiene una iglesia oficial o religión de Estado, pero si le da importancia a las expresiones religiosas de su pueblo, y por lo tanto no sólo las protege, sino que las fomenta, de forma equitativa entre los diferentes sectores religiosos presentes en su territorio. Éste es un modelo reivindicado por los diferentes sectores religiosos que no tienen estatus de religión oficial.
  4. Estado multirreligioso o con varias religiones oficiales: El Estado ayuda y llega hasta a financiar a varias religiones que reconoce estatales, mantiene a sus clérigos, sus templos y sus actividades. Aunque se den casos de tolerancia religiosa, los beneficios para las religiones oficiales resultan en detrimento de las demás religiones presentes en el territorio.
  5. Estado confesional o con religión oficial. Una iglesia o religión ocupa el lugar junto al Estado en tareas de gobierno y orden público, el Estado mantiene la Iglesia dominante a través de los impuestos de la población. Aunque se den casos en que también se toleran otras iglesias, los derechos de la religión Estatal menoscaban a los demás sectores religiosos que hacen presencia entre su población.
  6. Teocracia o unificado con la religión oficial. Una religión dominante es la que ocupa el poder en el gobierno, por lo general, se establece como la única religión tolerada y todas las demás son suprimidas, se aplican las leyes que conciernen a esa religión. Se mantiene en la Ciudad del Vaticano (también en el Monte Athos y la Orden de Malta en Europa) y en gran parte de oriente próximo, como en Arabia Saudí; se instauró en el poder en Irán a partir de 1979, en Marruecos el rey es a la vez líder político y religioso, y en Pakistán se aplica la sharia especialmente en zonas rurales. Afganistán en los 90 (Estado Islámico y régimen talibán) la aplicó, también se ha aplicado la sharia, aunque a nivel regional, en algunas zonas mayormente musulmanas de Nigeria y Sudán. Aunque existen algunos países islámicos seculares como Turquía e Indonesia, pero en general el islam tiene una fuerte influencia política en la mayoría de países islámicos.

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EL SICARIO DE DIOS

Modelos históricos de relación entre el Estado y la religión

  1. Estado ateo o ateísmo político. Es la promoción estatal del ateísmo, no admite ninguna forma de religión, iglesia o culto. La URSS fue el primer ejemplo de Estado ateo; la doctrina fue introducida en 1917 por el ideólogo de la revolución, Vladimir Lenin. Se establece a través de la destrucción de edificios religiosos (Iglesias, Mezquitas, etc..), la quema de libros sagrados (Biblia, Corán y Toráh), la persecución o el asesinato de ministros religiosos y la prohibición total de la práctica religiosa.
  2. Estado laico o religiosamente neutral. El Estado admite todas las religiones pero no apoya ni financia a ninguna. Hay varios modelos, entre ellos la laïcité francesa o la Wall of Separation de EE.UU.
  3. Estado aconfesional o neutro colaborativo. El Estado no tiene una iglesia oficial o religión de Estado, pero si le da importancia a las expresiones religiosas de su pueblo, y por lo tanto no sólo las protege, sino que las fomenta, de forma equitativa entre los diferentes sectores religiosos presentes en su territorio. Éste es un modelo reivindicado por los diferentes sectores religiosos que no tienen estatus de religión oficial.
  4. Estado multirreligioso o con varias religiones oficiales: El Estado ayuda y llega hasta a financiar a varias religiones que reconoce estatales, mantiene a sus clérigos, sus templos y sus actividades. Aunque se den casos de tolerancia religiosa, los beneficios para las religiones oficiales resultan en detrimento de las demás religiones presentes en el territorio.
  5. Estado confesional o con religión oficial. Una iglesia o religión ocupa el lugar junto al Estado en tareas de gobierno y orden público, el Estado mantiene la Iglesia dominante a través de los impuestos de la población. Aunque se den casos en que también se toleran otras iglesias, los derechos de la religión Estatal menoscaban a los demás sectores religiosos que hacen presencia entre su población.
  6. Teocracia o unificado con la religión oficial. Una religión dominante es la que ocupa el poder en el gobierno, por lo general, se establece como la única religión tolerada y todas las demás son suprimidas, se aplican las leyes que conciernen a esa religión. Se mantiene en la Ciudad del Vaticano (también en el Monte Athos y la Orden de Malta en Europa) y en gran parte de oriente próximo, como en Arabia Saudí; se instauró en el poder en Irán a partir de 1979, en Marruecos el rey es a la vez líder político y religioso, y en Pakistán se aplica la sharia especialmente en zonas rurales. Afganistán en los 90 (Estado Islámico y régimen talibán) la aplicó, también se ha aplicado la sharia, aunque a nivel regional, en algunas zonas mayormente musulmanas de Nigeria y Sudán. Aunque existen algunos países islámicos seculares como Turquía e Indonesia, pero en general el islam tiene una fuerte influencia política en la mayoría de países islámicos.

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Modelos históricos de relación entre el Estado y la religión

  1. Estado ateo o ateísmo político. Es la promoción estatal del ateísmo, no admite ninguna forma de religión, iglesia o culto. La URSS fue el primer ejemplo de Estado ateo; la doctrina fue introducida en 1917 por el ideólogo de la revolución, Vladimir Lenin. Se establece a través de la destrucción de edificios religiosos (Iglesias, Mezquitas, etc..), la quema de libros sagrados (Biblia, Corán y Toráh), la persecución o el asesinato de ministros religiosos y la prohibición total de la práctica religiosa.
  2. Estado laico o religiosamente neutral. El Estado admite todas las religiones pero no apoya ni financia a ninguna. Hay varios modelos, entre ellos la laïcité francesa o la Wall of Separation de EE.UU.
  3. Estado aconfesional o neutro colaborativo. El Estado no tiene una iglesia oficial o religión de Estado, pero si le da importancia a las expresiones religiosas de su pueblo, y por lo tanto no sólo las protege, sino que las fomenta, de forma equitativa entre los diferentes sectores religiosos presentes en su territorio. Éste es un modelo reivindicado por los diferentes sectores religiosos que no tienen estatus de religión oficial.
  4. Estado multirreligioso o con varias religiones oficiales: El Estado ayuda y llega hasta a financiar a varias religiones que reconoce estatales, mantiene a sus clérigos, sus templos y sus actividades. Aunque se den casos de tolerancia religiosa, los beneficios para las religiones oficiales resultan en detrimento de las demás religiones presentes en el territorio.
  5. Estado confesional o con religión oficial. Una iglesia o religión ocupa el lugar junto al Estado en tareas de gobierno y orden público, el Estado mantiene la Iglesia dominante a través de los impuestos de la población. Aunque se den casos en que también se toleran otras iglesias, los derechos de la religión Estatal menoscaban a los demás sectores religiosos que hacen presencia entre su población.
  6. Teocracia o unificado con la religión oficial. Una religión dominante es la que ocupa el poder en el gobierno, por lo general, se establece como la única religión tolerada y todas las demás son suprimidas, se aplican las leyes que conciernen a esa religión. Se mantiene en la Ciudad del Vaticano (también en el Monte Athos y la Orden de Malta en Europa) y en gran parte de oriente próximo, como en Arabia Saudí; se instauró en el poder en Irán a partir de 1979, en Marruecos el rey es a la vez líder político y religioso, y en Pakistán se aplica la sharia especialmente en zonas rurales. Afganistán en los 90 (Estado Islámico y régimen talibán) la aplicó, también se ha aplicado la sharia, aunque a nivel regional, en algunas zonas mayormente musulmanas de Nigeria y Sudán. Aunque existen algunos países islámicos seculares como Turquía e Indonesia, pero en general el islam tiene una fuerte influencia política en la mayoría de países islámicos.

3º DE ESO 

EL SICARIO DE DIOS

En un mundo asolado por siglos de guerra entre el hombre y los vampiros, un legendario guerrero (Bettany) que destacó durante la última Guerra del Vampiro, se ha convertido en un sacerdote que vive en comunidad en las amuralladas ciudades controladas por la Iglesia. Sin embargo, cuando su joven sobrina es secuestrada por un grupo de vampiros que viven en los páramos, el sacerdote rompe sus sagrados votos y emprende su búsqueda decidido a vengarse de ellos, especialmente de su brutal líder (Karl Urban). En esta aventura lo acompaña el novio de la chica (Gigandet), un sheriff y una sacerdotisa (Maggie Q) que pertenece a la legión de asesinos de vampiros y posee habilidades de combate sobrenaturales.

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EL SICARIO DE DIOS

En un mundo asolado por siglos de guerra entre el hombre y los vampiros, un legendario guerrero (Bettany) que destacó durante la última Guerra del Vampiro, se ha convertido en un sacerdote que vive en comunidad en las amuralladas ciudades controladas por la Iglesia. Sin embargo, cuando su joven sobrina es secuestrada por un grupo de vampiros que viven en los páramos, el sacerdote rompe sus sagrados votos y emprende su búsqueda decidido a vengarse de ellos, especialmente de su brutal líder (Karl Urban). En esta aventura lo acompaña el novio de la chica (Gigandet), un sheriff y una sacerdotisa (Maggie Q) que pertenece a la legión de asesinos de vampiros y posee habilidades de combate sobrenaturales.

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EL SICARIO DE DIOS

En un mundo asolado por siglos de guerra entre el hombre y los vampiros, un legendario guerrero (Bettany) que destacó durante la última Guerra del Vampiro, se ha convertido en un sacerdote que vive en comunidad en las amuralladas ciudades controladas por la Iglesia. Sin embargo, cuando su joven sobrina es secuestrada por un grupo de vampiros que viven en los páramos, el sacerdote rompe sus sagrados votos y emprende su búsqueda decidido a vengarse de ellos, especialmente de su brutal líder (Karl Urban). En esta aventura lo acompaña el novio de la chica (Gigandet), un sheriff y una sacerdotisa (Maggie Q) que pertenece a la legión de asesinos de vampiros y posee habilidades de combate sobrenaturales.

3º DE ESO A

Comenzamos un nuevo año juntos, y ya van TRES!!! Este se presenta con un poco de incertidumbre, dudas, preguntas…  Será, sin duda, un curso un poco diferente, en el que tendremos que adaptar nuestra metodología y nuestras actividades a la nueva situación, que supone un reto tanto para el profesor como para los alumnos, pero seguro que entre todos conseguiremos afrontarlo.

 

1. LA ASIGNATURA. RECORDAMOS EL FUNCIONAMIENTO. NOVEDADES. 

En este curso tan diferente que se nos presenta será necesario adaptar nuestras clases a la nueva situación.  Vamos a explicar ahora brevemente cómo van a ser las clases y cómo se va a evaluar.

A) Desarrollo de las clases:

Las actividades que vamos a realizar en clase de Religión son básicamente dos:

Películas. Comenzaremos cada trimestre con una película, sobre la que trabajaremos posteriormente. La temática de las películas no tiene que ser específicamente religiosa (algunas sí), puesto que ser creyente es una forma de vivir y de situarse ante el mundo, por lo que cualquier tema importante para la vida es importante para el creyente. Se trata de aprender a enfrentarse a diferentes situaciones desde el punto de vista de un creyente. El cine es una muy buena herramienta para descubrir nuevos puntos de vista, para aprender lecciones importantes y para desarrollar nuestra empatía. Las películas que veremos nos ayudarán a plantearnos preguntas importantes sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre la vida.

En la sección “Películas 3º de ESO” de esta página, aparecen las películas que vamos a trabajar durante el curso, sección que se irá completando poco a poco (se aceptan sugerencias).

Una vez vista la película, la trabajaremos de diferentes formas, fundamentalmente a través de una ficha de trabajo y a través del diálogo y los comentarios sobre diferentes escénas de la película.

Powerpoint. Otra actividad importante será la realización de un trabajo en Powerpoint. Habitualmente se realiza por parejas y se hace en horas de clase, pero dadas las circunstancias habrá que hacerlo en casa. Se puede plantear de manera individual o por parejas, haciéndose en todo caso el reparto del trabajo de forma telemática. Los temas serán los correspondientes al temario de Religión de 3º de ESO. Una vez realizados, habrá que exponerlos en clase y el profesor explicará cada tema según se va exponiendo. Para realizar el trabajo, nos ayudaremos de los apuntes que hay en la sección “Apuntes 3º de ESO” de esta página, y de diferentes recursos que podemos encontrar en internet.

Actividades complementarias. Además de estas dos actividades básicas, sobre las que recae el mayor peso de la nota, realizaremos algunas otras adaptadas a la nueva situación. Por poner algún ejemplo, cada día comenzaremos la clase con un cuento o con una canción. Entre todos comentaremos el significado del cuento o de la letra de la canción. También realizaremos algún juego, siempre adaptado a las nuevas circunstancias.

2. EL TEMARIO. 

La relación de temas que trataremos durante este curso es la siguiente:

1. La naturaleza humana desea el infinito
2. La búsqueda de sentido en la experiencia de la enfermedad, la muerte, el dolor, etc.

3. La ruptura del hombre con Dios por el pecado
4. El relato bíblico del pecado original

5. La persona transformada por el encuentro con Jesús

6. La Iglesia, lugar de encuentro con Cristo
7. Experiencia de plenitud en el encuentro con Cristo
8. La experiencia de fe genera una cultura

 

Los diferentes temas se abordarán a través de las actividades propuestas anteriormente, acercándose a ellos y profundizando a través de las películas vistas, los trabajos en Powerpoint y las actividades complementarias.

 

3. EVALUACIÓN

La nota de la asignatura de religión dependerá fundamentalmente de dos cosas:

1. Actitud en clase y comportamiento. el 50% de la nota depende de la actitud en clase y del comportamiento. No se realizarán exámenes ni orales ni escritos, por lo que es fundamental el desarrollo de las clases y el trabajo realizado en las mismas para la evaluación. Una buena actitud en clase implica realizar las tareas que se encomiendan en cada momento y comportarse de manera adecuada.

2. Actividades realizadas. El otro 50% de la nota de la asignatura, procederá de la corrección de los diferentes trabajos realizados en clase o en casa a lo largo de cada trimestre.

4. PRIMERA ACTIVIDAD: «Es increblible!!!»

A lo largo de estos años, hemos ido tratando muchos temas en nuestra clase de Religión. A través de las diferentes actividades que hemos ido haciendo, especialmente las películas, hemos ido reflexionando sobre diferentes situaciones a las que podemos enfrentarnos como personas y como humanidad. En ocasiones, nos hemos imaginado situaciones difíciles, películas como 2012 o Los juegos del hambre, nos han presentado a la humanidad en serias dificultades, o en mundos distópicos. Hasta ahora, nuestra vida ha sido, en general, relativamente tranquila y relativamente normal. Hasta que llega la pandemia y pone todo del revés. 

Desde que empezó el estado de alarma, han circulado por diferentes redes muchos vídeos, memes, fotos, relativos a la situación que estamos viviendo. De entre estos vídeos, hay uno que me ha llamado especialmente la atención, por la gracia que tiene y por que el análisis que hace el protagonista del vídeo de lo que está pasando es demoledor, claro y conciso, y seguro que muchos de nosotros coincidiremos con su análisis.

Hoy, me gustaría que empezaramos el curso con el análisis de la situación real que estamos viviendo, porque, en esta ocasión no se trata de ficción, ni de una película.

¿Cómo habéis vivido y como estáis viviendo lo que nos toca estos días?

Periodos: PRIMERAS NOTICIAS SOBRE EL CORONAVIRUS. EL CORONAVIRUS EN ITALIA. EL CORONAVIRUS LLEGA A ESPAÑA. EL ESTADO DE ALARMA Y EL CONFINAMIENTO. LA DESESCALADA. EL VERANO. VUELTA AL COLE.

 

5. CREACIÓN DE EQUIPOS TEAMS

Dadas las circunstancias que estamos viviendo, cabría la posibilidad de que alguno de nosotros, o todos, tuvieramos que trabajar desde casa en algún momento, por lo que es bueno tener previsto cómo hacerlo. La herramienta que usaremos para ello será TEAMS. En los primeros días de clase formaremos los equipos y explicaremos la forma de trabajar. Esta página, RELI S. XXI, será integrada en cada uno de los equipos y se podrá nevegar por ella desde TEAMS. En esta página el profesor colgará el diario de cada clase para  que los alumnos que estén en casa puedan seguir la clase sin problemas.

3º DE ESO B

 

Comenzamos un nuevo año juntos, y ya van TRES!!! Este se presenta con un poco de incertidumbre, dudas, preguntas…  Será, sin duda, un curso un poco diferente, en el que tendremos que adaptar nuestra metodología y nuestras actividades a la nueva situación, que supone un reto tanto para el profesor como para los alumnos, pero seguro que entre todos conseguiremos afrontarlo.

 

1. LA ASIGNATURA. RECORDAMOS EL FUNCIONAMIENTO. NOVEDADES. 

En este curso tan diferente que se nos presenta será necesario adaptar nuestras clases a la nueva situación.  Vamos a explicar ahora brevemente cómo van a ser las clases y cómo se va a evaluar.

A) Desarrollo de las clases:

Las actividades que vamos a realizar en clase de Religión son básicamente dos:

Películas. Comenzaremos cada trimestre con una película, sobre la que trabajaremos posteriormente. La temática de las películas no tiene que ser específicamente religiosa (algunas sí), puesto que ser creyente es una forma de vivir y de situarse ante el mundo, por lo que cualquier tema importante para la vida es importante para el creyente. Se trata de aprender a enfrentarse a diferentes situaciones desde el punto de vista de un creyente. El cine es una muy buena herramienta para descubrir nuevos puntos de vista, para aprender lecciones importantes y para desarrollar nuestra empatía. Las películas que veremos nos ayudarán a plantearnos preguntas importantes sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre la vida.

En la sección “Películas 3º de ESO” de esta página, aparecen las películas que vamos a trabajar durante el curso, sección que se irá completando poco a poco (se aceptan sugerencias).

Una vez vista la película, la trabajaremos de diferentes formas, fundamentalmente a través de una ficha de trabajo y a través del diálogo y los comentarios sobre diferentes escénas de la película.

Powerpoint. Otra actividad importante será la realización de un trabajo en Powerpoint. Habitualmente se realiza por parejas y se hace en horas de clase, pero dadas las circunstancias habrá que hacerlo en casa. Se puede plantear de manera individual o por parejas, haciéndose en todo caso el reparto del trabajo de forma telemática. Los temas serán los correspondientes al temario de Religión de 3º de ESO. Una vez realizados, habrá que exponerlos en clase y el profesor explicará cada tema según se va exponiendo. Para realizar el trabajo, nos ayudaremos de los apuntes que hay en la sección “Apuntes 3º de ESO” de esta página, y de diferentes recursos que podemos encontrar en internet.

Actividades complementarias. Además de estas dos actividades básicas, sobre las que recae el mayor peso de la nota, realizaremos algunas otras adaptadas a la nueva situación. Por poner algún ejemplo, cada día comenzaremos la clase con un cuento o con una canción. Entre todos comentaremos el significado del cuento o de la letra de la canción. También realizaremos algún juego, siempre adaptado a las nuevas circunstancias.

2. EL TEMARIO. 

La relación de temas que trataremos durante este curso es la siguiente:

1. La naturaleza humana desea el infinito
2. La búsqueda de sentido en la experiencia de la enfermedad, la muerte, el dolor, etc.

3. La ruptura del hombre con Dios por el pecado
4. El relato bíblico del pecado original

5. La persona transformada por el encuentro con Jesús

6. La Iglesia, lugar de encuentro con Cristo
7. Experiencia de plenitud en el encuentro con Cristo
8. La experiencia de fe genera una cultura

 

Los diferentes temas se abordarán a través de las actividades propuestas anteriormente, acercándose a ellos y profundizando a través de las películas vistas, los trabajos en Powerpoint y las actividades complementarias.

 

3. EVALUACIÓN

La nota de la asignatura de religión dependerá fundamentalmente de dos cosas:

1. Actitud en clase y comportamiento. el 50% de la nota depende de la actitud en clase y del comportamiento. No se realizarán exámenes ni orales ni escritos, por lo que es fundamental el desarrollo de las clases y el trabajo realizado en las mismas para la evaluación. Una buena actitud en clase implica realizar las tareas que se encomiendan en cada momento y comportarse de manera adecuada.

2. Actividades realizadas. El otro 50% de la nota de la asignatura, procederá de la corrección de los diferentes trabajos realizados en clase o en casa a lo largo de cada trimestre.

4. PRIMERA ACTIVIDAD: «Es increblible!!!»

A lo largo de estos años, hemos ido tratando muchos temas en nuestra clase de Religión. A través de las diferentes actividades que hemos ido haciendo, especialmente las películas, hemos ido reflexionando sobre diferentes situaciones a las que podemos enfrentarnos como personas y como humanidad. En ocasiones, nos hemos imaginado situaciones difíciles, películas como 2012 o Los juegos del hambre, nos han presentado a la humanidad en serias dificultades, o en mundos distópicos. Hasta ahora, nuestra vida ha sido, en general, relativamente tranquila y relativamente normal. Hasta que llega la pandemia y pone todo del revés. 

Desde que empezó el estado de alarma, han circulado por diferentes redes muchos vídeos, memes, fotos, relativos a la situación que estamos viviendo. De entre estos vídeos, hay uno que me ha llamado especialmente la atención, por la gracia que tiene y por que el análisis que hace el protagonista del vídeo de lo que está pasando es demoledor, claro y conciso, y seguro que muchos de nosotros coincidiremos con su análisis.

Hoy, me gustaría que empezaramos el curso con el análisis de la situación real que estamos viviendo, porque, en esta ocasión no se trata de ficción, ni de una película.

¿Cómo habéis vivido y como estáis viviendo lo que nos toca estos días?

Periodos: PRIMERAS NOTICIAS SOBRE EL CORONAVIRUS. EL CORONAVIRUS EN ITALIA. EL CORONAVIRUS LLEGA A ESPAÑA. EL ESTADO DE ALARMA Y EL CONFINAMIENTO. LA DESESCALADA. EL VERANO. VUELTA AL COLE.

 

5. CREACIÓN DE EQUIPOS TEAMS

Dadas las circunstancias que estamos viviendo, cabría la posibilidad de que alguno de nosotros, o todos, tuvieramos que trabajar desde casa en algún momento, por lo que es bueno tener previsto cómo hacerlo. La herramienta que usaremos para ello será TEAMS. En los primeros días de clase formaremos los equipos y explicaremos la forma de trabajar. Esta página, RELI S. XXI, será integrada en cada uno de los equipos y se podrá nevegar por ella desde TEAMS. En esta página el profesor colgará el diario de cada clase para  que los alumnos que estén en casa puedan seguir la clase sin problemas.

TERCERO DE ESO A + B+ C

 

Comenzamos un nuevo año juntos, y ya van TRES!!! Este se presenta con un poco de incertidumbre, dudas, preguntas…  Será, sin duda, un curso un poco diferente, en el que tendremos que adaptar nuestra metodología y nuestras actividades a la nueva situación, que supone un reto tanto para el profesor como para los alumnos, pero seguro que entre todos conseguiremos afrontarlo.

 

1. LA ASIGNATURA. RECORDAMOS EL FUNCIONAMIENTO. NOVEDADES. 

En este curso tan diferente que se nos presenta será necesario adaptar nuestras clases a la nueva situación.  Vamos a explicar ahora brevemente cómo van a ser las clases y cómo se va a evaluar.

A) Desarrollo de las clases:

Las actividades que vamos a realizar en clase de Religión son básicamente dos:

Películas. Comenzaremos cada trimestre con una película, sobre la que trabajaremos posteriormente. La temática de las películas no tiene que ser específicamente religiosa (algunas sí), puesto que ser creyente es una forma de vivir y de situarse ante el mundo, por lo que cualquier tema importante para la vida es importante para el creyente. Se trata de aprender a enfrentarse a diferentes situaciones desde el punto de vista de un creyente. El cine es una muy buena herramienta para descubrir nuevos puntos de vista, para aprender lecciones importantes y para desarrollar nuestra empatía. Las películas que veremos nos ayudarán a plantearnos preguntas importantes sobre Dios, sobre nosotros mismos y sobre la vida.

En la sección “Películas 3º de ESO” de esta página, aparecen las películas que vamos a trabajar durante el curso, sección que se irá completando poco a poco (se aceptan sugerencias).

Una vez vista la película, la trabajaremos de diferentes formas, fundamentalmente a través de una ficha de trabajo y a través del diálogo y los comentarios sobre diferentes escénas de la película.

Powerpoint. Otra actividad importante será la realización de un trabajo en Powerpoint. Habitualmente se realiza por parejas y se hace en horas de clase, pero dadas las circunstancias habrá que hacerlo en casa. Se puede plantear de manera individual o por parejas, haciéndose en todo caso el reparto del trabajo de forma telemática. Los temas serán los correspondientes al temario de Religión de 3º de ESO. Una vez realizados, habrá que exponerlos en clase y el profesor explicará cada tema según se va exponiendo. Para realizar el trabajo, nos ayudaremos de los apuntes que hay en la sección “Apuntes 3º de ESO” de esta página, y de diferentes recursos que podemos encontrar en internet.

Actividades complementarias. Además de estas dos actividades básicas, sobre las que recae el mayor peso de la nota, realizaremos algunas otras adaptadas a la nueva situación. Por poner algún ejemplo, cada día comenzaremos la clase con un cuento o con una canción. Entre todos comentaremos el significado del cuento o de la letra de la canción. También realizaremos algún juego, siempre adaptado a las nuevas circunstancias.

2. EL TEMARIO. 

La relación de temas que trataremos durante este curso es la siguiente:

1. La naturaleza humana desea el infinito
2. La búsqueda de sentido en la experiencia de la enfermedad, la muerte, el dolor, etc.

3. La ruptura del hombre con Dios por el pecado
4. El relato bíblico del pecado original

5. La persona transformada por el encuentro con Jesús

6. La Iglesia, lugar de encuentro con Cristo
7. Experiencia de plenitud en el encuentro con Cristo
8. La experiencia de fe genera una cultura

 

Los diferentes temas se abordarán a través de las actividades propuestas anteriormente, acercándose a ellos y profundizando a través de las películas vistas, los trabajos en Powerpoint y las actividades complementarias.

 

3. EVALUACIÓN

La nota de la asignatura de religión dependerá fundamentalmente de dos cosas:

1. Actitud en clase y comportamiento. el 50% de la nota depende de la actitud en clase y del comportamiento. No se realizarán exámenes ni orales ni escritos, por lo que es fundamental el desarrollo de las clases y el trabajo realizado en las mismas para la evaluación. Una buena actitud en clase implica realizar las tareas que se encomiendan en cada momento y comportarse de manera adecuada.

2. Actividades realizadas. El otro 50% de la nota de la asignatura, procederá de la corrección de los diferentes trabajos realizados en clase o en casa a lo largo de cada trimestre.

4. PRIMERA ACTIVIDAD: «Es increblible!!!»

A lo largo de estos años, hemos ido tratando muchos temas en nuestra clase de Religión. A través de las diferentes actividades que hemos ido haciendo, especialmente las películas, hemos ido reflexionando sobre diferentes situaciones a las que podemos enfrentarnos como personas y como humanidad. En ocasiones, nos hemos imaginado situaciones difíciles, películas como 2012 o Los juegos del hambre, nos han presentado a la humanidad en serias dificultades, o en mundos distópicos. Hasta ahora, nuestra vida ha sido, en general, relativamente tranquila y relativamente normal. Hasta que llega la pandemia y pone todo del revés. 

Desde que empezó el estado de alarma, han circulado por diferentes redes muchos vídeos, memes, fotos, relativos a la situación que estamos viviendo. De entre estos vídeos, hay uno que me ha llamado especialmente la atención, por la gracia que tiene y por que el análisis que hace el protagonista del vídeo de lo que está pasando es demoledor, claro y conciso, y seguro que muchos de nosotros coincidiremos con su análisis.

 

 

 

 

Hoy, me gustaría que empezaramos el curso con el análisis de la situación real que estamos viviendo, porque, en esta ocasión no se trata de ficción, ni de una película.

¿Cómo habéis vivido y como estáis viviendo lo que nos toca estos días?

Periodos: PRIMERAS NOTICIAS SOBRE EL CORONAVIRUS. EL CORONAVIRUS EN ITALIA. EL CORONAVIRUS LLEGA A ESPAÑA. EL ESTADO DE ALARMA Y EL CONFINAMIENTO. LA DESESCALADA. EL VERANO. VUELTA AL COLE.

 

5. CREACIÓN DE EQUIPOS TEAMS

Dadas las circunstancias que estamos viviendo, cabría la posibilidad de que alguno de nosotros, o todos, tuvieramos que trabajar desde casa en algún momento, por lo que es bueno tener previsto cómo hacerlo. La herramienta que usaremos para ello será TEAMS. En los primeros días de clase formaremos los equipos y explicaremos la forma de trabajar. Esta página, RELI S. XXI, será integrada en cada uno de los equipos y se podrá nevegar por ella desde TEAMS. En esta página el profesor colgará el diario de cada clase para  que los alumnos que estén en casa puedan seguir la clase sin problemas.